domingo, 1 de junio de 2014

Epílogo.

¡Hola hola! Bueno, antes de que leais esto, deciros que debeis leer el capitulo 43 primero!! Y lo segundo, que este es el final después de muchos meses, muchas idas y venidas y mucho de todo, aquí se acaba la fic. Voy a empezar a escribir otra, que subiré en wattpad cuando acabe la selectividad. Será de Niall y será... distinta. Si queréis más info de cuando subiré o lo que sea, iré subiendo información en mi twitter @cookiestoniall. Y si teneis alguna pregunta, estoy por ask www.ask.fm/cookiestoniall
Dicho eso, disfrutad del epilogo, espero vuestros comentarios opinando sobre el final de la fic.

-¿Entonces estás segura de esto? -Asentí con ímpetu, impregnando del líquido las últimas cajas de la habitación.
-¿Has cogido los libros, los discos y las fotos?
-Sí, están en el coche.
-Genial. -Avancé hasta el salón, derramando líquido por el pasillo y toda la habitación. Abrí la puerta corredera que llevaba hasta la playa y, antes de salir, miré una última vez la casa.
-Hasta aquí. -Zayn arrebató la botella de mis manos y pasó un brazo por mis hombros. -¿Lista? -Extendí la mano y colocó un paquete de cerillas en mi palma.
-Se acabó. -Encendí una y la lancé directamente a la gasolina esparcida por todo el salón. Pronto las llamas comenzaron a comerse todo lo que había por delante.
-Vámonos. -Zayn agarró mi mano y avanzamos con rápidez hasta llegar al coche. Arrancó y desaparecimos de la calle. Desaparecimos del pueblo. Pocos meses después despareceríamos de Londres. E incluso, al año, desapareceríamos de Inglaterra.

Ahora, estamos en España, viviendo en Barcelona, en una casa cerca a la playa, parecida a la que teníamos en Inglaterra, aunque ahora todo es diferente. Nadie sabe donde estamos; ni Lea, ni Harry, ni Louis, ni si quiera los padres de Zayn, aunque ellos tampoco han preguntado, sabían que debíamos desparecer y eso hicimos, ahora, solo sabemos que ellos siguen vivos gracias al ingreso que hacen a la cuenta de Zayn cada mes.
Solo quedan unas horas para nuestra boda y, os juro, que no puedo estar más nerviosa.
Estiro mi vestido blanco, por decimo quinta vez, y sonrío al reflejo que veo en el espejo y sé que estoy lista para salir.
Fuera, en la playa, sólo está Zayn y un viejo sacerdote que accedió a casarnos en mitad de la nada.
Empiezo a andar mirando la arena, intentando no caerme. Sólo a mí se me ocurriría ponerme tacones para una boda en la playa. Entonces, levanto la mirada y ahí está Zayn, jodidamente sexy, con un traje que le queda rematadamente bien, esperándome en el improvisado altar. Su mirada me da la fuerza que necesitaba y empiezo a acelerar el paso. Antes de darme cuenta ya estoy a su lado. Y, ahora, ya estoy pronunciando las dos ansiadas palabras.
-Sí, quiero.
Pocos segundos después, él también las pronuncia.
-Puedes besar a la novia.
Y, ahí está la sonrisa torcida de Zayn antes de que sus labios capturen los míos con ganas, agarrando mi cintura.
-¿Sabes, Jenn? Cruzaba los dedos por cruzarme contigo y, al final, funcionó.

Capítulo 43

Sentí como mis párpados cada vez pesaban más, obligándome a cerrar los ojos.
-¡No te duermas, Jennifer, me cago en la puta, no te duermas! -Zayn gritaba con rabia mientras apretaba la herida. Estaba perdiendo mucha sangre, lo supe cuando se lo escuché decir a Zayn mientras hablaba por teléfono. Lo miré una última vez y cerré los ojos cayendo en un profundo sueño.

Desperté en el mismo descampado dónde me habían disparado, pero ahora ya no había nadie, solo estaba yo.
Esta vez el cielo estaba cubierto de nubes y de un momento a otro comenzaría a caer un diluvio como tan de costumbre en Inglaterra. Miré a todos lados, pero no había nadie.
-¿¡Hola!? -Grité lo más alto que pude intentando que alguien me escuchara, pero nadie me respondió, así que repetí la acción.
-No grites, Jenn, que intento dormir. -Me giré al escuchar esa voz y abrí los ojos tanto como pude cuando vi a Liam tumbado a pocos metros de mí. Se puso en pie y me sonrió.
-¿Dónde narices estoy?
-En un sueño. Bueno, siendo sincero, estás a punto de morir desangrada.
-¿Y por eso me encuentro contigo?
-Así es.
-¿Por qué?
-Por que yo estaba en la pelea y te encuentras con el "ángel" más cercano a ti. -Reí al ver como remarcaba la palabra ángel haciendo las comillas con sus manos.
-¿Habías venido a protegerme o algo por el estilo?
-Nunca he dejado de hacerlo, listilla.
-Así que estabas siendo como mi ángel de la guarda ¿no?
-Algo por el estilo, es un buen curro.
-Al menos te pagarán bien.
-Por supuesto, ser tu ángel de la guarda es el trabajo más duro en el que he estado. Eres un maldito imán para los problemas.
-Eso me han dicho. -Me reí y miré a Liam que estaba a pocos metros de mí. -Pero esta vez te has lucido. -Levanté mi camiseta donde aun se veía la herida de bala. -Vaya mierda de ángel de la guarda, deberían despedirte.
-No puedo protegerte cuando te pones como una suicida delante de una bala. -Me encogí de hombros y me senté en el suelo. Él hizo lo mismo a mi lado. -Bueno, ¿cómo estás?
-Con una bala alojada en alguna parte de mi cuerpo. ¿Tú?
-Con una bala clavada en el cerebro.
-Me ganas.
-Por goleada. -Sonreí amargamente.
-No sé si tendré alguna otra oportunidad, así que tengo que decirte algo.
-Habla.
-Lo siento mucho. Por mi culpa tú acabaste en un ataúd a unos cuantos metros bajo tierra.
-De eso quería hablar yo. -Me giré para mirarlo. -¿Cómo dejaste que un puto cura hablara en mi entierro?
-¿Qué esperabas, que te cantaran los Rolling?
-Como mínimo. -Ambos reímos. Sentí su brazo rodear mi cuerpo y me pegó a él. -Escúcha bien, Jenn. No pidas perdón. Has sido la hermana que siempre he querido. Eres la mejor persona que he podido encontrar y, además ¿qué es una bala en la cabeza?
-¿La muerte?
-Tonterías. Ahora puedo pasearme por donde quiera. ¡Entro gratis a las zonas vips de las discotecas! -Reí en su hombro y él acompañó mi sonora carcajada. -Quédate tranquila, que no te guardo rencor alguno.
-Te quiero.
-Déjate de ñoñerías. -Lo miré y suspiré pesadamente antes de clavar la mirada en el suelo.
-¿Crees que moriré? -La pregunta fue directa, pero hablé en un suave susurro, como si no quisiera que nadie me escuchara pronunciar eso.
-No lo sé, Jenn. Voy a intentar que todo salga bien, te lo prometo. Tienes una apuesta que pagar. -Guiñó el ojo y yo sonreí, sintiendo mis mejillas sonrojarse.
-Gracias, Liam. -Besé su mejilla y me apoyé en su hombro. -Eres el mejor ángel de la guarda que se pueda pedir. -Él abrazó mi cuerpo y yo cerré los ojos cayendo en un profundo sueño.

Escuchaba un irritante pitido a pocos metros de mi oído. Era molesto. Mucho. Tanto que me propuse levantarme y darle un golpe para apagarlo. Pero, cuando intenté moverme fue como si estuviera clavada a alguna superficie.
Intenté abrir los ojos pero tampoco era fácil. Aun así, a medida que pasaba el tiempo era más consciente y escuchaba a más gente hablar en mi habitación.
-Zayn, llevas aquí cinco días sin moverte. Ve a casa, dúchate, cambiate de ropa, me quedo yo con ella. Si hay novedades te aviso.
"¿Cinco días llevo durmiendo? Si para mí no ha pasado ni media hora."
-No, ni de coña.
-Como quieras. -A los pocos segundos escuché una puerta cerrarse y supuse que de nuevo estábamos Zayn y yo solos en la habitación.
"Vamos, cerebro, sé que puedes reaccionar."
Intenté abrir la boca para hablar, pero imposible. Intenté mover la mano derecha, nada. La izquierda, mismo resultado.
"Por favor."
Abrí poco a poco los ojos y supe que mi cerebro por fin se había dignado a hacerme caso.
-¿Llevas cinco días sin ducharte? Con razón hay este olor en la habitación. -Sonreí débilmente y miré a Zayn que levantó la cabeza con demasiada prisa al escuchar mi voz y rio con ganas.
-Tan graciosa como siempre.
-No lo dudes. -Se levantó de la silla, que parecía bastante incómoda por cierto, y se sentó en el borde de mi cama. Agarró con delicadeza mi mano y empezó a jugar con mis dedos. Ambos guardábamos silencio.
-¿Cómo estás?
-Genial. En un hospital y con una bala en la cadera.
-En realidad la tenías a pocos centímetros del estómago. No estás muerta de milagro, Jenn. -Tragué saliva y, lo primero que pensé, fue en Liam, quizá estaba viva por él. Por el tono de voz que estaba usando sabía que estaba enfadado conmigo. Pero una pequeña y fugaz sonrisa en su rostro desconcertó mis pensamientos. -Nunca más te pongas delante de alguien que me vaya a disparar.
-No podía dejar que te disparara. No iba a perderte.
-¿Y te arriesgas tú?
-Sí. -Suspiró con fuerza. -Zayn, lo importante es que estoy viva.
-Estás viva. -Asintió. Y de repente, me miró, como si se le fuesen a salir los ojos de las órbitas. -¡Estás viva! ¡Jenn, estás viva!
-Sí, Malik, estoy viva. -Enarqué una ceja dudando por su reacción. -¿Qué te pasa?
-Te vas a casar conmigo, Jennifer Green. Lo apostaste y has perdido.
-¿Estabas de coña, no?
-Ambos sabemos que no. -Se acercó y besó mi nariz. -Serás mi futura esposa, Jennifer Malik. -Reí con ganas y abracé su cuello, pegando sus labios a los míos.
-Nos casamos. -Murmuré antes de besarlo con ganas y lo sentí sonreír sobre mis labios.

Llegué a casa tres días después de despertarme. Zayn agarraba mi brazo, ayudándome a andar sin moverme mucho y no abrir los puntos de la herida. Miré a mi alrededor. La casa estaba tan vacía sin las cosas de Louis.
-Zayn.
-¿Qué pasa?
-¿Se acabó, verdad? -Lo miré seriamente y él me miró de la misma manera. Ambos sabíamos a que me refería.
-Marcelo sigue...
-Me da exactamente igual que Marcelo siga vivo.
-Jenn, no sabemos si podemos vivir tranquilos si Marcelo sigue vivo.
-Zayn, no pienso vivir toda mi vida esperando que me llame la policía para decirme que han encontrado el cadáver de mi prometido en una puta cuneta. -Estaba furiosa pero no con él, si no con todo. Quería acabar ya con esto y, por lo que veía, jamás acabaría. Miré al suelo y suspiré lentamente.
-Se acabó. Para siempre. Nos iremos. A cualquier sitio. Pero no volveré a la mafia. Y, más importante, no volveré a meterte a ti en la mafia.
-¿Lo dices en serio?
-Tan en serio como que te quiero.
-Cursi.
-Te encanta.
-No sabes cuanto. -Sonreí y él me abrazó besando mi frente.
-¡Tienes que llevarme a la tienda! -Frunció el ceño y yo asentí emocionada.
-Vamos, anda.

-Louis. Tengo una noticia.
-Yo otra. -Ambos sonreímos.
-Tu primero.
-No, habla.
-Me caso.
-¿Qué? -Miró a Zayn por encima del hombro y sonrió ampliamente y, antes de darme cuenta, me abrazaba con fuerza.
-Mi herida. Mi herida.
-Hostia. Perdona. -Me soltó y besó mi mejilla. -Me alegro, nena.
-En realidad, era para pedirte algo.
-¿Un striptease privado en tu despedida de soltera? Encantado. -Reí con fuerza y negué con la cabeza.
-¿Me puedes imprimir nuestras fotos del móvil?
-¡Claro! ¿Las quieres ahora? -Negué con la cabeza.
-Te las mando por email un día y tú me las mandas por correo.
-Genial.
-¿Y tu noticia?
-Me marcho a Dublín a estudiar empresariales. -Sonreí y, esta vez, fui yo la que lo abrazó con fuerza.
-Enhorabuena. ¡Lo mereces!
-Gracias. -Su sonrisa era imborrable y, eso, me encantaba. Estaba feliz, como nunca. Y se lo merecía de verdad.
-Nosotros nos vamos. ¡Nos vemos pronto! -Besé la mejilla de Louis y Zayn le estrechó la mano antes de salir.

sábado, 31 de mayo de 2014

Capítulo 42

Cuando me desató por completo, los brazos de Zayn volvieron a rodearme, aunque sentí como seguía apuntando a pesar del abrazo. Aspiré su olor y apreté con fuerza mis brazos en su espalda. Tenía que asegurarme de que no era un sueño, era él.
-Escúchame atentamente. -Sentí los susurros de Zayn en mi oído, causándome escalofríos. -Debajo del asiento trasero del coche hay una pistola, tiene tres balas, así que no puedes desaprobechar ninguna. Voy a disparar al capó de su coche para distraer la atención de Amy y Josh y tú debes ser rápida. Cógela y ponte a mi lado. Recuerda, tiene que ser un movimiento rápido, preciosa, no sé cuanto tiempo estarán distraídos y no creo que sea más de cinco segundos. ¿Lista? - Asentí pegada a su pecho y, en un rápido movimiento, me soltó y me colocó detrás de él.
Escuché el disparo de distracción y abrí la puerta trasera del coche. Encontré la pistola bajo el asiento y la cogí, cargándola y colocándome junto a Zayn, tal y cómo me había dicho.
-Bien hecho. -Zayn me sonrió y agarró su pistola con fuerza.
Tenía la sensación de que esto no iba a acabar bien. Al menos para nuestro bando, pero confiaba en Zayn más que en ninguno de los ahí presentes.
Mi padre miró a sus hombres, que arrancaron el coche y retrocedieron hasta perderse tras el puente. Observé de reojo a Zayn que miraba atónito la escena y supuse que yo tendría la misma cara que él en esos momentos.
"Eso sí que no me lo esperaba."
"Creo que ni ellos mismos lo esperaban."
-¿Qué narices ha sido eso? -Zayn expresó mis pensamientos y mi padre sonrió, comprobando el cargador de la pistola.
-No veo porque tiene que haber muertos inútiles. Con dos muertos va bien por hoy.
-Exacto, Zayn, no queremos matar a más personas. -Miré a Zayn que se giró hasta a mí, guiñándome un ojo y yo sonreí como respuesta. Al menos así, quitaría algo de tensión a la peor situación en la que había estado en mi vida.
Amy sacó una pistola de su bolso y apuntó, sin pensarselo un segundo, hacia mi pecho. La miré con rabia y dirigí el cañón de mi pistola hasta ella.
-Me da igual como lo hagas. Pero yo mato a Amy. -Hablé en voz alta, queriendo que la aludida escuchara mis palabras. Vi por el rabillo del ojo como Zayn sonreía y cargaba la pistola al mismo tiempo que lo hacía mi padre. Amy se mantenía quieta, sin hacer nada.
"¿Por qué no se mueve?"
Fruncí el ceño pero la imité y no me moví un ápice de mi posición.
Miré al cielo, más claro que nunca. Sentí una suave brizca de aire acariciar mi pelo.
-¿Dónde está Marcelo? -Zayn gritó con fuerza, haciendo que el eco de su voz rompiera el aire.
-Está de camino a Italia, debía encargarse de unos negocios. -Zayn enarcó una ceja. -Sólo te puedo decir que no creo que vuelvas a hacer transaciones con Piero.
-No puede matar a su propio hermano.
-Eso es lo que tú te crees. -Tragué saliva. Esto era una puta locura. Se matan entre ellos por unos millones que se acabarán gastando al cabo de dos meses.
-¡Es su puto hermano! -Grité con rabia. -¡No puede matar a su propio hermano!
-Querida, en el dinero y la guerra todo vale. -Una sonora carcajada salió de la garganta de Josh causando un escalofrío en mi cuerpo.
-Todos estos problemas empezaron cuando tú entraste en esto. -Sentía la rabia en la voz de Zayn. -Eres el puto cáncer de la mafia. Todo lo que tienes es gracias a mi familia y lo agradeces destrozándola. ¡Eres un hijo de puta! -El disparo repentino de Zayn perforó mis tímpanos. Miré la trayectoria de la bala y vi como se había clavado a pocos centímetros de mi padre.
-Fallaste.
-¿Quieres que pruebe otra vez mi punteria? Te aseguro que tu cabeza es una diana perfecta. -Zayn cargó la pistola y apuntó.
-Ambos sabemos que no lo harás tan sencillo. -Y disparó. Vi como mi padre lanzaba un grito de dolor y yo observé la sangre caer por su brazo.
-La próxima juro que será entre ceja y ceja. -Vi como mi padre apretaba la herida del hombro izquierdo con fuerza, pero seguía sosteniendo la pistola directamente en la dirección de Zayn.
Me había congelado. Cuando escuché a Zayn reprocharle a mi padre el haber destrozado su familia, todo mi cuerpo se había detenido. Mi padre había roto una familia y, no sé por qué no me sorprendía nada. Miré a Zayn, al que jamás lo había visto tan cabreado y dolorido al mismo tiempo. Pero cuando observé a mi padre apuntando hacia Zayn todo volvió a activarse. Miré de nuevo a Zayn que ahora me miraba con una sonrisa torcida y sin preocupación.
"Busca puntos débiles, Jenn, busca un maldito punto débil."
-Estás perdido Zayn. -Y reaccioné. Amy no sabía disparar, lo notaba por el movimiento de su mano sujetando el arma. Así que actué rápidamente y disparé en su dirección, haciendo que la bala entrara directamente en su estómago. Herida mortal. Al mismo tiempo corrí a ponerme delante de Zayn y volví a subir la pistola hacia Josh.
-¿Unas últimas palabras? -Sonreí cargando la pistola y acariciando con ganas el gatillo. Por fin iba a hacer lo que llevaba esperando tantísimo tiempo. Lo tenía todo planeado. La bala entraría por su cuello, acabando en el cristal del coche. Lo iba a disfrutar, como nunca.
-Te veo en el otro lado. -No me dio tiempo a contestar cuando sentí el plomo atravesar mi piel. Me derrumbé en el suelo, intentando tapar la herida de mi costado.
-¡Jenn! -Escuché otro disparo y con los ojos entrecerrados pude llegar a ver caer a mi padre junto al cuerpo de Amy. Una sonrisa decoró mi cara. Vi a Zayn agacharse a mi lado y cogió mi cara, obligándome a mirarle.
-No voy a salir de esta. -Mi voz era débil y la sentí romperse al final de la frase.
-No digas gilipolleces. Seguro que sí; te apuesto algo.
-Lo que quieras. -Sonreí con pocas fuerzas.
-Si sales con vida, te casas conmigo, ¿trato? -Sonrió como un maldito idiota y yo sonreí como otra idiota. Sus labios se pegaron a los míos durante escasos segundos y, cuando se separó, lo miré directamente a los ojos.
-Trato.

viernes, 23 de mayo de 2014

Capítulo 41.

Me revolví en el asiento del coche cuando vi cómo los brazos de Amy se estrechaban alrededor del cuello de Zayn.
"No puede ser."
-¿Puedes estarte quieta diez segundos? –Lancé una mirada cortante al hombre que levantó las manos y volvió a girar la cabeza hacia la escena de mi padre, Amy y Zayn. -¿Esa no es la que trabaja con Josh? –Observé al hombre y asentí lentamente. –Ni las novelas de mi mujer tienen tanta trama como esto. –Bufé, aunque se quedó en un simple resoplido. Se tomaban lo que estaba pasando como una novela de las que ves a la hora del té o antes de estudiar por el simple hecho de que no quieres estudiar.
*Narra Zayn*
Negué con la cabeza levemente, intentando alejar mis pensamientos de Amy y una duda asaltó mi mente. Lanzando la colilla lejos de mí, volví a hablar.
-¿Cómo sabes todo lo de la falsificación y cuánto me han pagado?
-Tengo controlado cada uno de tus movimientos, Zayn, incluidas tus cuentas. Desde que empezaste con tu padre haciendo pequeñas transacciones hasta la última falsificación vendida. No eres ninguna caja de sorpresas para mí, Zayn. Conozco todo de ti. Incluso tus puntos débiles. –Una amplia sonrisa se extendió por su rostro al pronunciar la última frase y sabía perfectamente a que se refería. Levanté la mirada rápidamente, estrellándola con la suya.
-Todos tenemos puntos débiles, incluso tú; estoy seguro que tu punto débil es alguno de esos coches caros, no me costaría mucho averiguarlo.
-Pero es que el tuyo, amigo, era demasiado obvio. –Vi cómo se giraba hasta el coche, y con un simple movimiento de cabeza, se abría una puerta trasera. De ella salió un hombre de poco más de treinta años. Me observó de arriba abajo y volvió a dirigir su atención hasta la parte interior del coche. En un segundo, Jenn estaba fuera del coche. Llevaba las manos atadas a la espalda y la boca tapada con un viejo pañuelo. Su mirada estaba fija en el suelo aunque la veía temblar y supe que estaba llorando o, al menos, a punto de empezar a hacerlo.
-¡Jenn! –Sus ojos se levantaron hasta los míos, mostrándome a una Jenn más destrozada que nunca. Tenía enormes ojeras, demostrándome que estas últimas semanas no había dormido, una herida en la frente y un pequeño círculo morado se formaba en su párpado inferior izquierdo. Pero aun así, me parecía la chica más preciosa que jamás había visto. Volví a mirar a Josh. –Suéltala.
-Esto no es tan fácil como tú te piensas, Zayn. –Se acercó a ella y agarró con fuerza sus mejillas. Vi en su rostro como se intentaba quejar del agarre de su padre, pero eso sólo le suponía que este apretara todavía más. –La libertad de mi hija tiene un precio que debes pagar.
-¿Cuál?
-Tu vida. –En un rápido movimiento, Jenn se soltó del agarre de su padre y clavó su mirada en mí; vi cómo sus ojos se llenaban de lágrimas mientras negaba con efusividad con la cabeza.
-Trato.
*Narra Jenn*
Al ver a Amy abrazando a Zayn, sentí como si a todas las mariposas que habían revivido en mi estómago, les arrancasen las alas lentamente, una por una. Tenía ganas de llorar. Y un cúmulo de emociones sobrecogió mi cuerpo.
Quería salir de ahí. Quería irme con Zayn. Quería matar a mi padre. Y a Amy. Quería olvidar todo.
Y entonces empecé a derrumbarme, todo esto estaba pudiendo conmigo. Sentí que iba a empezar a llorar cuando vi como mi padre se giraba hasta el coche y movía la cabeza. El hombre que estaba sentado junto a mí salió del coche unos segundos, para volver a girarse hacia a mí, agarró mi camiseta y me sacó del coche en un rápido tirón. Las manos me dolían a causa de la cuerda y, por más que intentaba quitarme el pañuelo que tapaba mi boca, lo único que conseguía era apretarlo aún más. Mantuve la mirada fija en la arena del suelo, intentando controlar las lágrimas. No quería que me vieran llorar, ninguno de ellos. Se pensaría que era débil y no quería darle esa satisfacción a mi padre.
-¡Jenn! –Levanté mis ojos llorosos hasta los de Zayn, para ver en los suyos una mezcla de tristeza y rabia. –Suéltala.
-Esto no es tan fácil como tú te piensas, Zayn. –Mi padre se acercó a mí, agarrando mi cara con demasiada fuerza. Intenté deshacerme de su agarre, pero lo único que conseguí fue que él empleara más fuerza. –La libertad de mi hija tiene un precio que debes pagar.
-¿Cuál?
-Tu vida. –Mis ojos se abrieron de par en par y me solté del agarre de mi padre con rabia. Mi atención se clavó entonces en Zayn que miraba la escena como queriendo analizar lo que mi padre acababa de pedirle. Sus ojos se clavaron en mí y negué con la cabeza con tanto ímpetu como pude. No iba a dar su vida por mí. No se lo permitiría.
-Trato. –Paré de mover la cabeza y comprobé que, con los movimientos de antes, había conseguido mover el pañuelo. Giré con brusquedad la cabeza, consiguiendo deshacerme de la mordaza.
-¡No! –Grité con tanta fuerza que pensaba que me quedaría afónica de por vida. -¡No, Zayn! ¡Ni se te ocurra aceptar ese puto trato! –Un hombre agarró mi cuerpo, pero la adrenalina del momento me ayudó a soltarme y seguí gritando. -¡No dejes que te mate, Malik! ¡Lárgate de aquí! ¡Estaré bien, lo prometo, pero vete! ¡No lo hagas!
-¿Qué más da ahora, Jenn? Tú puedes volver con Louis. Lo sentiré por Amy... –Zayn miró a su espalda y observé como Amy miraba divertida la escena.
-¡No sientas lástima por ella! –Escupí las palabras con rabia -¡Esa maldita zorra está en la mafia con mi padre! ¿La herida de su ceja? Se la hice yo. –Amy rio con ganas, se apartó del coche y pasó de largo junto a Zayn acercándose a mi padre y, por consiguiente, a mí.
-¿Estás con ellos?
-Desde el principio, cariño. –Antes de darme cuenta, Zayn había sacado de su pantalón una pistola y apuntaba directamente a Josh. Agarraba la culata con tanta fuerza que juraría que en cualquier momento podría romperla.
-Dame a Jenn. Ahora. O te juro que las balas entrarán tan rápido que no te dará tiempo ni a parpadear.
-Entera para ti. Ya tenemos lo que queríamos. –Mi padre golpeó mi espalda con fuerza, acercándome unos cuantos pasos a Zayn, que me recibió con fuerza entre sus brazos.

Me desató como pudo con una mano, mientras con la otra seguía apuntando a mi padre y a Amy alternativamente.

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Capítulo 40.

*Narra Zayn*
Me puse la camiseta, comprobé que llevaba la pistola cargada y me coloqué la chaqueta. Metí un paquete de cigarros en el bolsillo y coloqué uno en mi boca.
-Me voy. –Cogí las llaves del coche y salí hacia el garaje. Arranqué el coche y me dispuse a salir hasta que un coche aparcó a escasos metros de mi puerta.
Observé a la chica que había dentro y balbuceé un par de insultos antes de salir del coche, apoyándome en la puerta de este y observando como ella también salía de su coche y se acercaba a mí.
-Llevo algo de prisa, Amy. ¿Podemos vernos... –La miré con detenimiento y enarqué una ceja. -¿Qué te ha pasado ahí?
-Un golpe tonto. ¿A dónde vas?
-A ver a unos amigos. –La vi cruzarse de brazos y resoplar enfadada.
-No me mientas.
-Cuando tú dejes de mentirme a mí, yo haré lo mismo. –Volví a entrar en el coche y bajé la ventanilla.
-No sabes con quien te estás metiendo. –Reí con fuerza y arranqué el motor.
-Ni tú tampoco, cariño. –Aceleré y salí de mi garaje derrapando a pocos centímetros de su deportivo.
Avanzaba sorteando cómo podía a los coches, intentando llegar antes que ellos al lugar de encuentro. Quizá podía tener controladas las vías de entrada o alguna mierda que se me ocurriera; aunque lo único que tenía en mente en esos momentos era sacar con vida a Jenn de donde quisiera que estuviera.
Vi un coche negro parado a unos pocos metros de distancia de la carretera y me desvié, aparcando frente a este. No veía nada del interior del coche, pero sabía que había alguien ahí, aunque no quien buscaba.
Un chico de poco más de 23 bajó del coche y se acercó a mi ventanilla con parsimonia.
-Están esperando en el siguiente desvío. Bajo el puente hay un descampado, ahí te esperan.
-¿Está la chica? –Sentí la urgencia en mi voz y me arrepentí cuando vi al chico sonreír; les había dado lo que querían.
-Está. –Asentí y aceleré, levantando una ráfaga de polvo con mis ruedas. Tomé el desvío que el chico me había dicho y aceleré bajo el puente hasta llegar a un amplio terreno, completamente vacío. Observé por el retrovisor como el coche de Josh aparecía tras el mío. Giré poniendo mi coche frente al suyo y frené.
Salí con prisas del vehículo y me apoyé en el capó mientras daba unas últimas caladas al cigarro que me había encendido pocos minutos antes.
Josh bajó también e imitó mis movimientos. Cruzó los brazos y pude diferenciar una sonrisa en su cara.
-Quería comunicarte que tu cuadro ya está colocado en la Galería Uffizi. Nadie ha sospechado la falsificación. Y espero que tú disfrutes los 100.000 euros que te han traspasado los italianos.
-90.000 libras de nada, Josh. No habéis perdido tanto. –Sonreí.  Pero todo mi cuerpo se tensó en un instante y puedo asegurar que, cuando vi el deportivo de Amy frenar justo al de Josh, todo mi cuerpo se había congelado.
Ella salió con prisas del coche y corrió a abrazarme con fuerza. Yo, me mantenía rígido, hasta que mi cuerpo reaccionó y agarró sus brazos.
-¿Qué narices haces aquí? –Separé a Amy del abrazo y la miré cabreado.
-Pensaba que me estabas engañando con otra y te seguí. ¿Qué está pasando?
-Vete de aquí, ya te lo contaré.
-Me parece muy romántica la escena pero, ¿podemos continuar con lo nuestro? –Por el rabillo del ojo vi cómo Amy se apoyaba en mi coche a observar la escena.

*Narra Jenn*
[Unas horas antes]
-Vamos, tienes que comer algo.
-Peter, dejame en paz un rato. Plasta.
-Lo que yo diga, eres un clon de mi hermana. –Rio con fuerza y dejó el plato en el suelo. -Sé que acabarás queriéndolo, así que ahí lo tienes.
-Gracias... –Me revolví en el suelo y suspiré de manera silenciosa.
Le di los últimos mordiscos al filete que habían preparado y levanté la mirada cuando escuché a mi padre hablando con Peter en la puerta. Antes de que pudiera darme cuenta, ya estaba delante de mí, observándome con esa maldita sonrisa cínica que jamás se borraba de su cara.
-Lárgate, verte me produce ganas de vomitar. –Tensó la mandíbula y yo tragué la comida antes de mostrarle una extensa sonrisa.
-Levanta, te voy a llevar a un sitio.
-Yo contigo no iría ni a la tumba. –Aparté la mirada, centrándola en mis apretados nudillos.
-Una lástima, le diré a Zayn que no querías verlo.
-¿Zayn?
-Ahora sí te interesa, ¿no? Vamos, levanta. Es un camino largo. –Me levanté y me observé por un segundo. Estaba hecha un verdadero asco.
-Sé que es mucho pedir, pero ¿podría ponerme otra camiseta al menos?
-Sí, ¿maquillaje y peluquería también querrá la señorita?
-Sólo pido una puta camiseta, para no ir oliendo a mierda, que para eso ya estás tú. –Grité con fuerza y vi cómo mi padre elevaba la mano para golpear una vez más mi mejilla. Pero antes de recibir el impacto, alguien habló.
-Yo tengo una camiseta vieja. Se la daré para que cierre la boca. –Peter me guiñó un ojo y yo reí entre dientes.
-Rápido. –Peter agarró mi brazo y tiró de mí sacándome de aquel zulo. Atravesamos un largo e inmaculado pasillo hasta que llegamos a una habitación algo más pequeña que dónde yo había estado metida las últimas semanas.
-Toma. Quizá te esté algo grande pero...
-Es genial. ¿Dónde me cambio?
-Me salgo. Cuando estés lista sal, estaré en la puerta. –Asentí y él salió de la habitación dándome la intimidad que necesitaba.
Me quité la vieja camiseta con prisas, lanzándola a una esquina de la habitación y me puse la otra. Era como llevar un saco de patatas como ropa, pero mejor esto que nada. Anudé una de las puntas de la camiseta, haciendo que fuera más de mi talla y salí de la habitación.
-Lista.
-¿La otra? -Entré a cogerla y sonreí avergonzada. –La tiraré en menos de un segundo.
-¡Será lo mejor! –Reí débilmente y avanzamos de nuevo por el pasillo que habíamos recorrido pocos minutos antes. Nos paramos antes de llegar a la puerta. -¿Crees que saldré? –Su mirada lo decía todo. No lo creía, ni si quiera tenía esperanza de que volviera viva. Y, para ser sinceros, yo tampoco lo creía.
Entré en la habitación dónde mi padre me esperaba con los brazos cruzados.
-Venga, no podemos llegar tarde. –Dos hombres más altos que Peter agarraron mis brazos, atando mis manos a la espalda. La cuerda raspaba con fuerza mi muñeca pero no me iba a quejar, pues no serviría de nada. Un tercer hombre entró y tapó mi boca con un pañuelo, impidiendo cualquier palabra por mi parte. Mi padre comenzó a andar, seguido de los dos hombres que habían aprisionado mis muñecas, después iba yo, acompañada del que me había tapado la boca.
Peter corrió hasta colocarse a mi lado. Lo miré intrigada y él sonrió.
-Espero no volver a verte, Jenn, pero que sigas viva. –Lo miré y sonreí, pero él no pudo ver la sonrisa por culpa del pañuelo. Aceleramos el paso hasta llegar a un todoterreno negro que había parado en mitad del desolado terreno. Observé el lugar. Estaba en mitad de la nada, literalmente.

Vi pasar el coche de Zayn a través de la ventanilla y sentí como si algo en mi estómago se despertara después de estar mucho tiempo dormido.
"No empecemos, mariposas. No es el momento."
Aceleramos detrás de él y paramos colocándonos frente a su coche. Lo vi salir y una sonrisa se incrustó en mi cara. Se había afeitado, pero seguía sin conocer el término 'peinarse después de dormir'. Aun así, estaba tan guapo como siempre. Lo vi hablar con mi padre, pero no escuchaba nada. Intenté bajar las ventanas con la esperanza de escuchar algo, pero lo único que recibí es un golpe en el brazo por parte del hombre que me había tapado la boca.
"Este es gilipollas."

Observé una sonrisa en el rostro de Zayn. Pero se borró casi en el instante que mi padre volvió a abrir la boca. Vi cómo cambiaba todo el peso de su cuerpo a la pierna izquierda y, sabía que todo iba mal. Aunque supe que todo se iba a poner peor cuando vi a Amy bajarse de un coche que acababa de llegar.

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viernes, 16 de mayo de 2014

Capítulo 39.

Tragué saliva y cerré los ojos.
-Te quiero, Zayn. -Murmuré para mí misma y sentí una lágrima mojar mi mejilla. -Voy contigo, Liam. -Apreté los ojos con fuerza, pretendiendo no sentir ningun dolor cuando la bala me atravesará y esperé.
-Para, Josh. Amy ha tenido una idea mejor que esto. -Abrí los ojos y vi a Marcelo avanzar hasta dónde se encontraba mi padre y habló con él entre susurros que no llegué a escuchar.
-Te has librado. -Y ambos salieron de la habitación sin decir ni una mísera palabra más.
Sollocé con fuerza.
-¿Estás bien? -Peter volvió a estar sentado a mi lado, acariciando mi espalda, intentando confortarme.
-Peter, una pregunta, ¿por qué te preocupas tanto por mí? ¿Te han mandado ese trabajo o...?
-No, no, para nada. -Rio y volvió a negar con la cabeza. -Me recuerdas a mi hermana pequeña. -La felicidad de segundos antes se había esfumado y solo vi un intento de sonrisa en su cara y enarqué una ceja. -Tiene tu edad, quizá un año menos, pero me recuerda tanto a ti. Es tan valiente y tan atrevida como tú. Podría decir que eres tú de no ser porque ella es castaña.
-Eh, todo este pelazo rubio, es tintado. -Sonreí con pocas ganas.
-Bueno, entonces definitivamente, sois iguales.
-¿Dónde está tu hermana? -Al ver la expresión de su cara supe que jamás tendría que haber preguntado.
-En una casa de adopción. Mi padre se largó de mi casa por la droga y mi madre murió de cáncer hace dos años. No teníamos nada para vivir, sólo algo de comida que nos traían de vez en cuando los vecinos y, al ser menor, la llevaron a adopción porque yo no podía hacerme cargo de ella.
-Por eso quieres conseguir el dinero, para recuperarla.
-Exactamente. -Mojé mis labios y miré el suelo.
-Vete de la mafia. Aun puedes hacerlo. Tienes que encontrar otra forma de sacar dinero. Si no sales de aquí a tiempo, cuando llegue el momento tu hermana también estará metida en esta mierda.
-Jamás lo permitiría.
-A ellos les da igual lo que tú quieres. La cogerán y la meterán en esto. Sal de aquí, busca otro trabajo. Pero vete de este mundo. -Notaba la urgencia en mi voz y él pareció notarla porque me abrazó con fuerza.
-Gracias Jenn.
-No las des. -Sonreí.
-Tengo que irme. Descansa ¿vale? -Asentí y cerré los ojos al mismo tiempo que el ruido de la puerta penetraba con fuerza mis tímpanos.

*Narra Zayn*
Sentí un pequeño pitido bajo mi almohada y me removí en mi cama hasta que fui consciente de que era mi móvil lo que sonaba avisándome de que había recibido un nuevo mensaje.
"A las seis mañana en la carretera del desguace de Tom. Ven solo. J."
Me quedé petrificado al leer el mensaje.
No podía ser de Jenn. Así que supuse que era de Josh. Me levanté con prisas y observé el mapa.
El desguace de Tom estaba a unos cinco kilómetros de la última nave de Josh que había investigado.
Saqué un cigarro del paquete y lo encendí. Di una larga calada mientras intentaba hacer un plan lógico para la tarde siguiente. Si llevaban a Jenn con ellos podría conseguir llevarmela. Pero corría el riesgo de que fuera una trampa y, si intentaba acercarme a ella, nos fundieran a tiros.
Expulsé el humo, haciendo que ascendiera hasta el techo de mi habitación. Salí de mi cuarto y entré en la vieja buhardilla. Encendí la luz y observé las fotos una por una.
Entonces esa voz que tanto extrañaba habló en mi cabeza.
"Que ella esté secuestrada en este momento es por tu culpa y lo sabes. Tenías que empeñarte en estar con ella. No podías quedarte siendo el chico que nunca se engancha a una chica, ¿verdad? Tenías que engancharte a ella. Y no veas como te enganchaste, darías todo por ella, cualquier cosa. Hasta la dejarías para hacer que no entrase más en este mundo, aunque dejarla supusiera que te sintieras vacío. Pero te daba igual, porque sus sentimientos te importaban más que los tuyos propios. Pero no conseguiste alejarla, por que ella es tan cabezona como tú y, mientras tú querías protegerla, ella quería hacer lo mismo contigo y al final, acabásteis jodidos los dos. Pero eso sí, enamorados como ninguno."
Me senté en el suelo de la habitación y atendí a las palabras de Liam.
"Sabes lo que tienes que hacer, tío, pero yo sólo te lo voy a recordar. Antes de que me enterraran me prometiste que la ibas a cuidar siempre y sé que cumples tus promesas, Zayn. Sé que la has estado cuidando todos estos meses desde la distancia, controlando sus movimientos y salvándole el culo cuando peor estaba. Pero es ahora el momento de que des la cara. De que la cojas y la saques de este mundo de mierda para siempre. Y así, saldrás tú también."
Me levanté y cogí una foto que estaba despegada de la pared. Sólo salíamos Jenn y yo de espaldas, el último día de clase. Ella agarraba mi brazo mientras yo acariciaba con delicadeza su mano. Recordaba ese día como si fuera ayer. Sonreí.

*Flashback*
-Zayn, mi padre me va a matar si se entera de que sigo saliendo contigo. Es como, te odia. -Reí con poca fuerza, acariciando con mi dedo sus nudillos.
-Tranquila no va a pasar nada.
-No, nada, sólo nos puede pegar un tiro. -Sonrió nerviosa y yo negué con la cabeza.
-Pararía mil balas por tí, preciosa, no te preocupes por eso y disfruta, señorita graduada. -La besé con prisas justo cuando el director mencionó su apellido y se puso en pie para recibir su diploma de final de curso.
*Fin del flashback*

-Vamos a salir de esta, Jenn. Te lo prometo.

jueves, 8 de mayo de 2014

Capítulo 38.

*Narra Zayn*
Pasé una mano por mi pelo y dejé escapar de mi boca un sonoro suspiro mientras tachaba otra zona del mapa, acortando cada vez más los lugares donde Jenn podría estar.
-Zayn, hijo, ¿necesitas ayuda?
-Sólo si tienes un localizador de personas me podrías ayudar. –Torcí una sonrisa ante mi padre y él negó con la cabeza.
-Vamos a encontrarla, tranquilo. –Asentí poco convencido y volví a mirar el mapa.
-Salgo a despejarme, volveré para cenar. –Me levanté de la silla de mi escritorio, cogí un nuevo paquete de cigarrillos y salí de mi casa. Arranqué la moto con pocas ganas y le di algo de gas para avanzar con lentitud por la urbanización.
No hacía más que dar vueltas alrededor de un par de casas.
"¿Dónde narices estás, Jenn?"
Mi mente recorría cada lugar donde podía estar encerrada, pero no se me ocurría nada.
Giré al final de la calle para encontrarme el mercedes de mi abuelo aparcado frente a mi casa y todos los músculos de mi cuerpo se tensaron.
Aparqué rápidamente y entré en la casa, golpeando con fuerza la puerta. Mi madre me miraba temerosa desde el sofá principal del salón. Mi abuelo y mi padre me miraban, el primero con una mueca de desagrado y, el segundo, con una sonrisa orgullosa.
-¿Qué haces aquí? –Sentí la dureza en mi voz y fruncí el ceño.
-Ver a la familia.
-Nosotros ya no somos de la familia. –Mi madre tapó su boca, reprimiendo un sollozo. Entendía que le doliera, su propio padre la había traicionado. Tal y como Josh había hecho con Jenn.
-Vamos, Zayn. Siempre has sido mi nieto favorito. –Se acercó a mí con los brazos abiertos y yo retrocedí un paso.
-Ni te acerques, porque puede que no responda de mis actos. –Una sonrisa decoró su rostro, mientras retrocedía hasta su posición original.
-Me he enterado de que la chica que visitó contigo Italia está desaparecida. –Sentí como mi mandíbula se tensaba y clavé mis ojos en él.
-¿Qué sabes de Jenn?
-Nada, hijo, nada. Ojalá supiera algo. Me caía tan bien esa chica. –Reí irónicamente y crucé los brazos sobre mi pecho.
-Sé que trabajas con Josh, y por tanto sabes dónde está Jenn. Así que no seas tan teatrero conmigo, Marcelo, por favor. –Mis padres observaban la escena, atentos a cualquier movimiento.
-Estoy seguro que la encontrarás pronto. –Calló un segundo. –Espero que viva.
-Vete. -Mi madre se levantó del sofá con furia. –No te consiento que vengas a mi casa a amenazar a mi hijo con asesinar a su novia. Así que, por favor, saca tu maldito culo de mi casa, papá. –Reí silenciosamente ante las palabras de mi madre; mi padre miraba anonadado la escena y mi abuelo avanzó con paso ligero hasta salir por completo de la casa.
-Esa es la chica con la que me casé. –Me padre abrazó con tanta fuerza a mi madre que incluso llegué a pensar que la rompería y, por un segundo, me recordaron a Jenn y a mí.
-Que a gusto me he quedado, dios mío. –Reí con mi madre y me senté en el sofá.
-¿Creéis que sabe dónde está Jenn?
-Zayn... –mi padre agachó la cabeza y negó. –No te auto tortures más con eso, por favor.
-No lo entiendes. Sé que le va a pasar algo malo, necesito sacarla de ahí como sea.
-¿Todavía la quieres? –Miré a mi madre fijamente y observé como una pequeña sonrisa se formaba en su cara.
-Nunca dejé de hacerlo.

[Una semana después]
*Narra Jenn*
Me encontraba sentada en el frío suelo de la habitación, con las manos rodeando mis piernas. Había conseguido caerle bien a Peter y, después de mucho suplicarle, acabó por desatarme las manos, aunque sólo fuera para una partida de 'hundir la flota'.
-Entonces, A-6.
-Tocado. -Sonreí en señal de victoria. –C-9.
-Agua. Sólo me queda uno, ¿no? –Peter asintió. –A-7.
-¡Agua!
-¡Imposible! Has hecho trampa. Eres un capullo. –Ambos reímos con fuerza.
-D-5.
-Tocado. –Levanté la mirada hasta el tablero y sonreí. –B-6.
-Hundido.
-¡Sí! He ganado. –Salté en el sitio demostrando mi euforia y él solo rio desde su sitio. Volví a sentarme después de mis diez segundos de efusividad y respiré profundamente, aun dolorida por la paliza de Amy la semana anterior.
-¿Cómo tienes las costillas?
-Igual que hace una semana.
-Te dio con fuerza.
-Es una...
-Ya, Jenn, que te vas. –Asentí con desgana.
-¿Sabes... sabes algo de Zayn?
-Pues ahora mismo debe estar despertándose en mi cama. –La voz de Amy sonó en la habitación y yo me levanté con prisas.
-¿Vienes a que te reviente la otra ceja?
-Tranquilita ¿o quieres que te rompa más costillas?
-Y yo te rompo la cara. –La miré con rabia y ella solo sonreía desde la puerta.
-Amy, ¿necesitas algo? –Peter se levantó y se acercó a Amy, poniéndose entre ambas.
-Vengo a informarte de que mañana la sacaremos de aquí, que la cuides. Esta noche tendrá visita.
-¿Visita? –Levanté la voz, pero ninguno de los dos me hizo caso.
-¿A qué hora se va?
-A las ocho de la tarde.
-¿Y a qué hora viene esta noche?
-A las once estará aquí.
-¿Quién coño viene esta noche? –Siguieron ignorándome, hasta que finalmente Amy me miró por encima del hombro de Peter.
-Ve preparando unas buenas últimas palabras. No te queda mucho tiempo. –Ella rio y salió de la habitación seguida por Peter. La puerta cerró con un golpe sordo y volví a quedarme sola.
"Una semana."
"¿En serio aun piensas que Zayn está buscándote?"
"Llevo sin pensar eso desde el primer día."
"La zorra esta le habrá absorbido el poco cerebro que tenía."
"Espera. Si Amy trabaja con Josh y ella está con Zayn..."
"Le va a pasar algo. Seguro."
"No. No. No. No."
Pateé la silla con fuerza, estrellándola contra la pared.
-¡Peter! –Grité. -¡Peter! ¡Peter! –Grité de nuevo, esta vez con tanta fuerza que hasta me hice daño en la garganta, pero eso no me impidió gritar un par de veces más, hasta que por fin abrió la puerta.
-¿Qué pasa? –Me acerqué a él con rabia, encerrando su cuerpo entre la pared y el mío.
-Cómo toquéis a Zayn juro que os mataré a todos. Lentamente. Y de forma muy dolorosa. Dale ese mensaje a mi padre de mi parte. –Él tragó saliva y se marchó de la habitación de nuevo, después de volver a atarme las manos a la espalda apretando con demasiada fuerza la cuerda.

Escuché unas pisadas acercarse a mí y entrecerré los ojos, intentando averiguar quién había entrado en la habitación, aunque no fue hasta que lo tuve delante de mí cuando me di cuenta de que era mi padre el que me miraba con una sonrisa.
-¿Estás cansada, Jenn?
-Sólo de tener que aguantar tu irritante voz cada día. –Sonreí.
-Eso se acabará pronto. -Sacó la pistola y la cargó. –Siempre te tuve como la niña bien educada que jamás se separaría de su padre. –Acercó la pistola a mi cara y apartó un par de mechones con el cañón de esta.
-Lo habría hecho, de no ser porque mi padre era un verdadero cabrón. –Su pie golpeó mi espalda, haciendo que me doblara del dolor y acabara tumbada en el suelo retorciéndome.
-Sigues luchando.
-Hasta el último segundo. –Sentí mis palabras romperse a causa del dolor y tragué saliva, intentando levantarme.
-Puede que este sea tu último segundo.

¡Espero los comentarios! <3

lunes, 5 de mayo de 2014

Capítulo 37.

*Narra Zayn*
Golpeé con rabia la puerta de la casa de Josh. Una. Dos. Tres. Y así hasta diez veces.
-Vamos, cabrón, sé que estás ahí. –La punta de mi pie golpeaba impaciente el asfalto.
Giré sobre mí mismo y me monté en la moto. Aceleré.
Me salté unos cuantos semáforos en rojo, y por unos cuantos me refiero a unos diez o doce. Adelanté a decenas de coches que avanzaban con tranquilidad por la carretera. Y frené en la puerta de las oficinas de Josh.
Entré en el edificio, escuchando a mis espaldas los gritos de 'no puede pasar sin cita' de una joven secretaria que no llevaría más de dos meses trabajando. Me subí al ascensor y pulsé el botón de la última planta.
"Vamos. Vamos."
Las puertas se abrieron y jamás me parecieron tan lentas. Salí con prisas de ahí, avanzando por el gran pasillo hasta que llegué a la puerta del despacho de Josh. La abrí con fuerza, convirtiéndome en el centro de atención de su mirada.
Lo vi fruncir el ceño y yo cerré la puerta, antes de rodear su mesa y agarrar con fuerza el cuello de su camisa, levantándolo escasos centímetros del suelo.
-¿Dónde está Jenn? –Remarqué cada sílaba, analizando su rostro.
-¿Por qué me preguntas a mí? –Lo solté, haciendo que su espalda golpeara el suelo.
-Porque sé que tú tienes algo que ver con esto. Porque ella no desaparecería así como si nada.
-¿Estás completamente seguro de eso? –Me detuve un segundo. ¿Y si se había largado? Jenn no haría eso, ella no era así. ¿Pero, y si lo había hecho? Vi cómo Josh se levantaba y me observaba desde el otro lado de la mesa. –No sé nada de mi hija desde hace varios meses. Así que no tengo ni idea de dónde puede estar. –Me crucé de brazos, apoyándome en el escritorio que presidía toda la habitación. Saqué un cigarro y lo encendí con parsimonia tras colocarlo en mi boca.
-¿En serio crees que me voy a tragar que no sabes dónde está Jenn?
-Es la verdad. –Me acerqué a él, dando una larga calada al cigarro.
-Vamos, Josh. Hagamos esto fácil, dímelo. –Observé como sus ojos se clavaban en los míos y sonreía. –Si no me lo dices, acabaré encontrándola. Pero ahorrame trabajo.
-Quizá cuando la encuentres ya esté muerta. –Sonrió. Estaba hablando de matar a su propia hija. Apreté los puños con rabia y aparté el cigarro de mi boca.
-Te arrepentirás si le tocas un pelo, Josh. Te lo advierto. –Y choqué mi cigarro contra su mejilla, haciendo que gritara de dolor. Lo solté para ver la quemadura que le había dejado y sonreí. –La próxima, será en el ojo.
-Quizá Jenn sufra las consecuencias por esto. –La voz le temblaba por el dolor; pero hizo temblar cada parte de mi cuerpo. La había jodido. Ella iba a pagar por eso.
"No si antes la encuentro."
Salí tan rápido como pude de allí acelerando al máximo hasta llegar a la puerta de mi casa. Necesitaba pensar todos los lugares en donde podría estar encerrada. Necesitaba saber que podía sacarla de ahí.
Necesitaba salvarla.

*Narra Jenn*
Abrí los ojos cuando escuché a alguien abrir la puerta. El sonido de los tacones hacía eco por todo el habitáculo y, sin ver a la persona por completo, sabía que era Amy la que se paseaba de un lado a otro con parsimonia.
-¿Qué vamos a hacer contigo? –Se acercó hasta a mí y se arrodilló poniéndose a mi altura. Agarro mi cara con fuerza, obligándome a mirarla. –Habrías sido una buena ayudante si hubieras seguido con tu padre.
-¿Ayudante? ¿Tuya? –Reí, soltándome del agarre. –No me llegas ni a la punta de los zapatos, bonita. –Observé la muesca de asco en su rostro y sonreí.
-No te conviene cabrearme.
-¿Y qué vas a hacer? ¿Pintarme con tu pintalabios más caro? –Su mano volvió a agarrar mi cara, clavando sus uñas contra mis mejillas. Sentía el dolor y quería que ella también lo sintiera. Cerré los ojos y estrellé mi frente contra su ojo, haciendo que ambas soltáramos un alarido de dolor. Abrí los ojos para verla con algo de sangre en su ceja izquierda y sonreí al ver el resultado del ataque.
Sus manos tocaron con suavidad la herida y analizó con la mirada la sangre que mojaba sus dedos. Su mirada se clavó en mí e incluso pude escucharla gruñir. Se puso en pie.
-Zorra. –La punta de su bota se estrelló contra mi estómago y me mordí el labio para no gritar.
"Hija de puta."
Seguidamente de nuevo su pie golpeó mis costillas, y así un par de veces más, hasta que el dolor se adueñó de mí y me obligó a cerrar los ojos.

Sentí el suave roce de un algodón sobre mi frente y me obligué a mi misma a abrir los ojos. Un chico limpiaba con delicadeza la herida que yo misma me había hecho al golpear a Amy. Me miró un segundo a los ojos e incluso pude percibir algo de pena en esa mirada. Sentía pena por mí. Lo que me hacía suponer cual sería mi futuro aquí dentro. Un segundo roce con el algodón me hizo tensar todos mis músculos, intentando averiguar cuál sería su siguiente movimiento.
-¿Tienes alguna herida más? –Su voz era tranquilizadora, hablaba con el tono con el que se le habla a los niños pequeños, lo que me hizo relajarme y asentir con poca fuerza.
-Creo... creo que en las costillas.
-¿Puedo levantarte la camiseta? Solo quiero saber si tienes algo roto. –Afirmé y él enrolló la camiseta sobre mi cadera pero paró justo al llegar al borde del sujetador.
Tocó con poca fuerza los sitios dónde Amy había golpeado mientras yo me estremecía por el dolor. Miré por encima y comprobé como todo mi costado estaba poniéndose negro por momentos. Resoplé y el chico rio con poca fuerza.
-¿Te hace gracia? –Volvió a bajar la camiseta y se apartó encogiéndose de hombros.
-Te quedará un bonito tatuaje.
-Vaya, siempre he querido un tatuaje en el costado. –Apreté las rodillas contra mi pecho y apoyé la espalda en la pared. -¿Quién eres tú?
-Soy Peter.
-¿Última contratación de mi padre?
-Eso parece. –Suspiré.
-¿Por qué...?
-¿Por qué la mafia? –Asentí. –Necesito el dinero.
-Todos entráis en esto por lo mismo.
-¿Y tú por qué entraste? –Lo miré extrañada, preguntándome cómo podía saber que estuve en la mafia. –Vamos, eres la hija del jefe y la ex novia del famosísimo Zayn Malik. Cualquiera aquí dentro sabe tu historia. A mí solo me falta saber porque te metiste en esto.
-Entré por mantener alejada de esto a una persona. No podía permitir que siguiera aquí dentro y entré yo para sacarla. –Peter asintió, analizando mis razones.
-Pero, entrando tú, ¿no involucraste también a esa persona? –Fruncí el ceño, pero le di la razón asintiendo a los pocos segundos.
-Gracias por curarme.
-Lo que sea. Estaré en la puerta. Si necesitas algo, sólo grita. –Sonreí y él cerró la puerta con fuerza. Incluso llegaría a caerme bien si no fuera un mafioso que está trabajando con mi padre y que probablemente me pegaría un tiro si hiciera algún movimiento en falso.
Miré al techo y comencé a pensar.
Me había hecho famosa aquí dentro. ¿Por ser la hija de Josh, la ex de Zayn o la hija rebelde que se apartó de su padre para ir contra él?
Tenía el antojo de llamar a Peter para hablar con él un rato más. Parecía alguien agradable, pero jamás debes fiarte de una simple portada. Los más agradables suelen ser los más hijos de puta. Así que me puse a escuchar como las gotas de una vieja tubería se estrellaban contra el suelo. Apoyé la cabeza en la pared.
¿Cuánto tiempo llevaba aquí dentro?
Parecía que llevaba semanas, pero supuse que solo sería un par de días.
Escuché la voz de mi padre al otro lado de la puerta y a los pocos segundos se abrió para que entrara con rabia. Tenía una herida en la mejilla, era una especie de quemadura.
-¿Qué coño miras?
-Tu mejilla. –Reí al ver con claridad la quemadura que supuse se habría hecho con un cigarro.
-¿Divertido? Fue tu maldito Zayn, y ahora te toca a ti pagar por esto. –Abrí los ojos de par en par. -Tranquila, el castigo será lento. Por ahora, te quedarás aquí unos días más. –Agarró mi pelo con fuerza. -Y sé buena, ya has hecho bastante con Amy.
-Poco le he hecho a la zorra esa. –Soltó mi cabeza haciendo que se estrellara contra la pared y gruñí de dolor.
-Nos veremos en unos días. –Y salió, dejando entrar detrás de él a Peter que sonrió.
-Deja de meterte en problemas, no puedo estar curándote siempre.
-Cállate y ponme una puta venda en la herida. –Peter rio y se acercó de nuevo a mí con el botiquín.
-Te voy a llamar la chica heridas.

-Y yo a ti el enfermero pesado. Siempre tiene que haber uno, el que no calla ni debajo de agua.

¡Comentad bbys! <333

sábado, 3 de mayo de 2014

Capítulo 36.

Giré sobre mí misma para encontrarme a Amy parada a pocos metros de mí, apoyada sobre la puerta y con una pistola en su mano izquierda. Mis ojos se abrieron como platos y un único pensamiento recorría mi cabeza.
"¿Qué coño?"
-No lo esperabas ¿verdad? –Rio con fuerza. –Nadie lo esperaría de mí, por eso era la persona perfecta para este trabajo. ¿Quién sospecharía de la típica chica dulce e inocente? Tu padre tuvo una gran idea contratándome para esto.
-¿Josh?
-El mismo. –Miré intrigada a mi alrededor.
-¿Dónde está Louis?
-Información confidencial. –La miré con rabia, cogí su cuello pegándola por completo a la pared y saqué la pistola sin dudarlo un segundo, cargándola y apuntando directamente a su cabeza. Ella simplemente sonrió con ganas. –No, guapa. Te recuerdo que estoy con tu padre y, por tanto, tengo conmigo a todos los hombres que él tiene. Antes de que dispares, tendrás cien disparos en todo tu cuerpo.
-No me hagas dejarte por mentirosa, Amy. –Apreté la mandíbula y agarré con fuerza el arma, acariciando con ganas el gatillo. -¿Dónde cojones está, Louis? No lo repito más.
-Ha tenido que ir a la capital, creo haber escuchado que su padre está muy enfermo.
-¿No le habrás hecho nada a su padre, verdad? ¡Porque te juro que te mato, zorra! –Grité con ira, pegando mi cara a la suya y apretando tanto como podía el agarre de su cuello. Sin embargo, la expresión de tranquilidad no se borraba de su cara. Empujó con poca fuerza mi cuerpo y yo me separé de ella, todavía manteniendo el cañón de la pistola en dirección a su cabeza.
-Jenn, acabemos pronto. Zayn me espera. –Su risa volvió a sonar en la desierta casa y fue lo último que escuché antes de que algo golpeara mi cabeza, haciéndome caer al suelo, perdiendo por completo la conciencia.

Abrí los ojos cuando sentí unas gotas de agua golpear contra la punta de mi nariz. Parpadeé un par de veces para alcanzar a ver una pequeña habitación, únicamente iluminada por una bombilla que en cualquier segundo se apagaría. Sólo había una silla y un viejo armario de latón que ya estaría oxidado.
Yo me encontraba en medio de esta, atada fuertemente  de las manos. En los tobillos también tenía una cuerda, pero esa estaba desatada, permitiéndome moverme por el sitio. Mojé mis labios y percibí algo de sangre en el labio inferior, seguramente por algún golpe de Amy.
"Zorra."
Me levanté como pude y empecé a moverme por toda la habitación, hasta que la puerta se abrió, dejando entrar algo de más iluminación en el pequeño habitáculo.
-Vaya... eres como un león encerrado.
-Soy igual de agresiva que uno. –Josh rio con ganas. Se acercó a mí, y tocó con delicadeza la herida de mi labio provocando que girara la cabeza con rabia. –No me toques. Jamás. –Podía escuchar chirriar mis dientes y él solo se quedó allí observándome.
-Verás, esto es muy sencillo. Pórtate bien, y puede que salgas con vida de aquí.
-Que te jodan, papá. –Sonreí, antes de recibir una bofetada por su parte. La mejilla quemaba y yo contuve como pude mis ganas de llorar, hasta el punto de que volví a sonreír, provocando en él una muesca de asombro.
-Ya hablaremos. –Giró sobre sí mismo y salió de la habitación. Resoplé y volví a sentir la quemazón de mi mejilla.
Me senté en el suelo, pegando la espalda en la pared y dejé caer la cabeza entre mis piernas, cerrando los ojos.
*Flashback*
-¿Qué va a pasar cuando te marches? ¿Cuándo te hartes de mis manías, mis rarezas, de mis enfados por nada? ¿Qué va a pasar entonces? –Coloqué mi cabeza en sus piernas mientras Zayn acariciaba mi pelo con parsimonia, ambos con la mirada fija en el sol que estaba a punto de salir.
-Entonces, tú te encerrarás en tu cuarto y yo me quedaré en el salón y empezaré a pensar. –Guardó silencio un segundo, antes de sonreír y continuar hablando. –Y pensaré en todas tus manías que tanto me gustan, en cuando aprietas los puños de tu chaqueta porque estas nerviosa, o la forma de chocar las rodillas cuando te aburres. Pensaré en tus rarezas, como por qué no te gusta mirarte en el espejo cuando te despiertas ni cuando te acuestas, o por qué siempre separas las patatas de la carne. Pensaré en los enfados, pero pensaré más en los momentos buenos que hemos pasado. Y, después de todo eso, iré a tu cuarto, me tumbaré en la cama y te diré lo mucho que te quiero. –Sonreí, aun sin mirarle a la cara, hasta que él finalmente acarició mi mejilla, haciendo que centrara la mirada en él.
-Eres un maldito cursi.
-Todo por tu culpa.
-He cambiado al chico malo.
-Y yo a la chica buena.
-Eso es un mérito, mereces un premio y todo.
-Ya lo tengo. –Bajó su cara, hasta que apenas nos separaban dos centímetros y sonrió. –Tú. –Y juntó sus labios con los míos, haciéndome sonreír en mitad del beso.
*Fin flashback*
-Zayn... –Sorbí por la nariz, y seguí hablando en pequeños susurros que solo yo podía escuchar. –Te necesito. No puedo hacer esto sin ti, no puedo salir de aquí sin ti. –Gemí casi sin fuerzas y volví a dejar caer mi cabeza entre mis piernas, dejando que en la sala sólo se escucharan mis sollozos.

*Narra Zayn*
Agarré la cintura de Amy, apretándola con fuerza contra mí, mientras ella reía en mi cuello.
-¿A qué viene tanta felicidad? –Sus palabras chocaron contra mi oído y la separé para poder mirarla antes de contestar.
-A nada, estoy feliz. –Besé sus labios con rapidez.
-Me gusta. –Reí y me apoyé en el capó de su coche.
-¿De dónde venías?
-De mi casa, ¿de dónde quieres que venga?
-Por ahí no es el camino de tu casa. –Miré la carretera por donde ella había venido y me encogí de hombros.
-Es un atajo que he encontrado, tardas menos. Te lo tengo que enseñar. –Asentí y saqué un cigarro de mi pantalón.
-¿Qué haces esta noche?
-Estudiar.
-¿Crees que alguna noche podrás reservarla para mí?
-Tengo los finales en poco tiempo, cielo. –Enarqué una ceja. ¿Los finales? ¿Poco tiempo? Conocía el calendario de la facultad y los finales no comenzaban hasta dentro de dos meses. Ella seguía sonriendo.
La música de mi móvil me despertó de mis pensamientos y saqué el teléfono de mi bolsillo con rapidez. Su nombre parpadeaba con ansias en la pantalla y, sentí una sonrisa recorrer mi rostro.
-Tengo que cogerlo.
-Tranquilo, yo ya me voy. –Besó mis labios con prisas y se montó en su coche acelerando antes de darme tiempo a despedirme. Descolgué el teléfono.
-¿Qué pasa, preciosa?
-¿Zayn? –Esa voz no era de Jenn.
-¿Louis?
-Zayn tío, sé que esto es raro, pero ¿sabes dónde está Jenn?
-¿No está en la casa?
-No, acabo de llegar y estaba toda la casa patas arriba, como si hubieran robado, y ella no está aquí.
-Quizá ha ido a algún sitio y no ha vuelto aún.
-Su coche está en la puerta y su móvil estaba tirado en el suelo.
Los peores pensamientos se hicieron presentes en mi mente y un nudo se acopló en mi garganta.
No puede pasarle nada malo, no a ella. No a Jenn.
-Yo me encargo. –Y colgué, sin permitir un reproche de Louis. Entré con prisas en mi casa y subí las escaleras de tres en tres hasta llegar a mi cuarto. Registré todos los cajones hasta que encontré lo que buscaba. Cargué la pistola y guardé los demás cargadores en mi bolsillo.

-No vas a salir vivo de esta, Josh.

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domingo, 27 de abril de 2014

Capítulo 35.

Sentí como alguien golpeaba con poca fuerza mi brazo y abrí los ojos lentamente.
-No sé quién narices es, pero dile que pare con los putos mensajes, que quiero dormir. -Louis lanzó el móvil a mi cama y yo sonreí timidamente. Louis me devolvió la sonrisa y volvió al salón, donde a los pocos segundos lo escuché de nuevo roncar.
Desbloqueé el móvil para encontrarme con más de diez mensajes de la misma persona.
"Despierta, dormilona, a trabajar."
"Jenn, vamos."
"Siempre fuiste de sueño profundo."
"Si en diez segundos no te despiertas pienso coger un avion de vuelta y despertarte."
"Jenn, venga ya."
Y otros cuantos más. Me estiré en la cama y cogí el portátil que estaba bajo esta. Metí la contraseña y en medio segundo estaba en la página del banco, preparada.
Cogí los auriculares y cerré la puerta antes de llamar a Zayn y poner el manos libres.
"Por fin."
"Venga, hagámoslo rápido."
"Cuando estábamos juntos no decías eso."
"Malik."
Su risa sonó con eco en mis auriculares y yo sonreí.
"Ya están aquí, lo dejo en manos libres para que escuches todo."
"Genial."
Durante más de quince minutos estuve escuchando a Zayn hablar con alguien en italiano, así que practicamente no entendí nada de lo que decían, pero supongo que estarían hablando de la calidad del cuadro, del precio, de la localización y todas esas cosas que se suelen hablar durante un intercambio.
"Preciosa."
"Sigo aquí."
"Genial, métete en la cuenta 0009765, contraseña 000081965."
Hice lo que me pidió y en medio segundo estaba metida en la cuenta, me metí en el apartado de trasferencias y esperé la siguiente orden.
El hombre y Zayn volvieron a hablar durante unos cinco minutos más mientras yo golpeaba con poca paciencia el teclado del ordenador.
"Traspasa 90.000 libras a la cuenta 0034829."
Tosí al escuchar la cantidad de dinero que debía traspasar.
"¿90? Zayn..."
"Hazlo."
Marqué la cantidad que él me dijo con rapidez y lo mismo con el número de cuenta.
"¿Estás seguro, Malik?
"Sí."
Pulsé el botón y observé el mensaje que me decía que la transferencia había sido correcta. Suspiré aliviada.
"Hecho."
"Te debo una."
"Te la guardo."
Ambos colgamos el teléfono al segundo. Bajé la pantalla del ordenador y me tumbé en la cama mirando fijamente el techo. Un sonido me hizo desviar la mirada y Louis apareció en la puerta.
-Jenn... te buscan en la puerta. -Fruncí el ceño y él solo se encogió de hombros.
-Voy a ponerme un chándal, salgo en dos minutos. -Dejé el pelo tal y cómo lo tenía y me enfundé rápidamente una sudadera y un pantalón de chándal, cogí mis zapatillas y salí con prisa al salón, dónde solo estaba Louis sentado mirando fijamente la televisión.
-Está fuera. -Asentí y avancé hacia la puerta principal.
Todo mi cuerpo se vio atravesado por un escalofrío cuando mi mano tocó el picaporte de la puerta y un mal presentimiento golpeó mi cerebro. Respiré hondo y abrí la puerta para encontrarme de frente a Marcelo con media sonrisa. Cerré la puerta detrás de mí y di un paso hasta él, manteniendo fija mi mirada en sus ojos.
-¿Qué quieres? -Él simplemente movió la cabeza, sin borrar de su cara la sonrisa, indicándome que lo siguiera.
-Sólo serán un par de minutos. -Avanzamos hasta el pequeño bosque que había frente a la casa y, cuando habíamos andado menos de diez metros, paró en seco girándose hacia a mí.
-Marcelo, no tengo tiempo para gilipolleces.
-Tranquila, seremos rápidos. -La voz de mi padre sonó detrás de mí y me giré, colocándome de tal manera que tenía a ambos frente a mí.
"Jamás le des la espalda a tu enemigo, aunque lo veas desarmado, siempre tienen un truco bajo la manga."
Las palabras de Zayn se escucharon por toda mi cabeza y asentí interiormente, dándole la razón.
-¿Qué queréis? Ya os dije que no quería volver a esto.
-Pues eso no es lo que parece. -Enarqué una ceja ante las palabras de Marcelo y él aumentó su sonrisa.
-Pensábamos que no querías más mafia y vas, y te metes en esto con mi nieto. -Mi padre rió acompañando las palabras de Marcelo. -No has elegido el bando correcto.
-Discrepo.
-Jenn, te has metido con el enemigo.
-En este momento, solo vosotros sois mis enemigos. -En ese momento me arrepentí de no haber llevado la pistola conmigo.
"A partir de ahora, la pistola siempre encima."
-Jenn, no nos quieres tener como enemigos.
-Pero mucho menos como aliados.
-Está bien, cómo quieras, querida. -Josh asintió y Marcelo avanzó con lentitud hasta estar a su lado.
-Tendrás noticias nuestras.
-Espero que sea vuestra esquela. -Escupí las palabras con rabia y me giré para volver a casa, hasta que un sonido me hizo volverme hacia ellos de nuevo.
Josh tenía la pistola cargada y apuntando directamente a mi cabeza. Apreté los puños con fuerza a ambos lados de mi cuerpo y sonreí.
-No tienes cojones, Josh.
-¡Jennifer! -Una sonora carcajada salió de mi garganta al ver su reacción.
-Hazlo. -Vocalicé cada letra de la palabra, tentándolo a apretar el gatillo y sonreí cuando lo vi mirarme a los ojos y dudar de lo que estaba haciendo.
-Josh, vámonos. -Marcelo colocó una mano sobre el hombro de mi padre que bajó la pistola en medio segundo. Negué con la cabeza y volví a retomar el camino a casa.
-Que os jodan. -Saqué mi dedo corazón en su dirección y salí del bosque.
Llamé un par de veces a la puerta hasta que Louis finalmente abrió y me miró intrigado cuando ya estaba dentro de la casa.
-¿Quién narices era ese viejo?
-Un cliente, le di la dirección de la casa por si necesitaba algo y ha venido a pedirme una cosa.
-¿Y a dónde habéis ido?
-A que vea unas fotos para un jarrón para su esposa. -Vi en la cara de Louis que no se había tragado ni una palabra de lo que le había dicho, pero dejó el tema a un lado y me sonrió velozmente.
-Venga, a desayunar. He hecho tostadas y café.
-Eres el mejor. -Besé su mejilla con efusividad y ambos nos quedamos en silencio.
-Raro...
-Raro... -Ambos pronunciamos la palabra al mismo tiempo y nos miramos con prisa antes de romper a reír.
Metí la pistola en mi bolso y salí con prisas de mi casa despidiéndome de Louis con un abrazo.
Desde que Marcelo apareció en la puerta de mi casa hace un mes, ese maldito cacharro no se separa de mí.
Aceleré adelantando un par de coches y aparqué en un pequeño sitio que quedaba en frente del bar. Entré con prisas y me senté junto a Lea dejando el bolso sobre mis rodillas.
-Una cocacola.
-Otra.
Hablamos durante horas, y reímos mucho más. Me informó sobre toda la gente que había dejado de ver al terminar el instituto. Hablamos de Louis, de Harry, de la última película de Bradley Cooper que acababan de sacar en dvd y del nuevo disco que Ed Sheeran estaba a punto de publicar.
Nos abrazamos con fuerza antes de volver a subirme en el coche para volver a casa. No eran más de las doce, pero la carretera estaba más vacía que nunca, permitiéndome acelerar tanto cómo quisiera.
Aparqué delante de la puerta de la cochera y observé con detenimiento la casa. Había alguien dentro. Miré por todos lados, pero el coche de Louis no estaba ahí, así que él no era.
Saqué la pistola del bolso y la coloqué en la parte trasera de mi pantalón.
Abrí la puerta y descubrí cómo la cerradura estaba forzada. Avancé por la casa, lentamente, intentando que ni un ruido alertase a quién quisiera que estuviera ahí dentro. Coloqué la mano derecha sobre la culata de mi pistola y la sujeté con fuerza, preparándome para cualquier cosa.
-Vaya, por fin has llegado.
¡COOOOMENTAD BBYS! ♡♡