*Narra Zayn*
Me puse la camiseta, comprobé que
llevaba la pistola cargada y me coloqué la chaqueta. Metí un paquete de
cigarros en el bolsillo y coloqué uno en mi boca.
-Me voy. –Cogí las llaves del
coche y salí hacia el garaje. Arranqué el coche y me dispuse a salir hasta que
un coche aparcó a escasos metros de mi puerta.
Observé a la chica que había
dentro y balbuceé un par de insultos antes de salir del coche, apoyándome en la
puerta de este y observando como ella también salía de su coche y se acercaba a
mí.
-Llevo algo de prisa, Amy.
¿Podemos vernos... –La miré con detenimiento y enarqué una ceja. -¿Qué te ha
pasado ahí?
-Un golpe tonto. ¿A dónde vas?
-A ver a unos amigos. –La vi
cruzarse de brazos y resoplar enfadada.
-No me mientas.
-Cuando tú dejes de mentirme a mí,
yo haré lo mismo. –Volví a entrar en el coche y bajé la ventanilla.
-No sabes con quien te estás
metiendo. –Reí con fuerza y arranqué el motor.
-Ni tú tampoco, cariño. –Aceleré y
salí de mi garaje derrapando a pocos centímetros de su deportivo.
Avanzaba sorteando cómo podía a
los coches, intentando llegar antes que ellos al lugar de encuentro. Quizá
podía tener controladas las vías de entrada o alguna mierda que se me
ocurriera; aunque lo único que tenía en mente en esos momentos era sacar con
vida a Jenn de donde quisiera que estuviera.
Vi un coche negro parado a unos
pocos metros de distancia de la carretera y me desvié, aparcando frente a este.
No veía nada del interior del coche, pero sabía que había alguien ahí, aunque
no quien buscaba.
Un chico de poco más de 23 bajó
del coche y se acercó a mi ventanilla con parsimonia.
-Están esperando en el siguiente
desvío. Bajo el puente hay un descampado, ahí te esperan.
-¿Está la chica? –Sentí la
urgencia en mi voz y me arrepentí cuando vi al chico sonreír; les había dado lo
que querían.
-Está. –Asentí y aceleré,
levantando una ráfaga de polvo con mis ruedas. Tomé el desvío que el chico me
había dicho y aceleré bajo el puente hasta llegar a un amplio terreno,
completamente vacío. Observé por el retrovisor como el coche de Josh aparecía
tras el mío. Giré poniendo mi coche frente al suyo y frené.
Salí con prisas del vehículo y me
apoyé en el capó mientras daba unas últimas caladas al cigarro que me había
encendido pocos minutos antes.
Josh bajó también e imitó mis
movimientos. Cruzó los brazos y pude diferenciar una sonrisa en su cara.
-Quería comunicarte que tu cuadro
ya está colocado en la Galería Uffizi. Nadie ha sospechado la falsificación. Y
espero que tú disfrutes los 100.000 euros que te han traspasado los italianos.
-90.000 libras de nada, Josh. No
habéis perdido tanto. –Sonreí. Pero todo
mi cuerpo se tensó en un instante y puedo asegurar que, cuando vi el deportivo
de Amy frenar justo al de Josh, todo mi cuerpo se había congelado.
Ella salió con prisas del coche y
corrió a abrazarme con fuerza. Yo, me mantenía rígido, hasta que mi cuerpo
reaccionó y agarró sus brazos.
-¿Qué narices haces aquí? –Separé
a Amy del abrazo y la miré cabreado.
-Pensaba que me estabas engañando
con otra y te seguí. ¿Qué está pasando?
-Vete de aquí, ya te lo contaré.
-Me parece muy romántica la escena
pero, ¿podemos continuar con lo nuestro? –Por el rabillo del ojo vi cómo Amy se
apoyaba en mi coche a observar la escena.
*Narra Jenn*
[Unas horas antes]
-Vamos, tienes que comer algo.
-Peter, dejame en paz un rato.
Plasta.
-Lo que yo diga, eres un clon de
mi hermana. –Rio con fuerza y dejó el plato en el suelo. -Sé que acabarás
queriéndolo, así que ahí lo tienes.
-Gracias... –Me revolví en el
suelo y suspiré de manera silenciosa.
Le di los últimos mordiscos al
filete que habían preparado y levanté la mirada cuando escuché a mi padre
hablando con Peter en la puerta. Antes de que pudiera darme cuenta, ya estaba
delante de mí, observándome con esa maldita sonrisa cínica que jamás se borraba
de su cara.
-Lárgate, verte me produce ganas
de vomitar. –Tensó la mandíbula y yo tragué la comida antes de mostrarle una
extensa sonrisa.
-Levanta, te voy a llevar a un
sitio.
-Yo contigo no iría ni a la tumba.
–Aparté la mirada, centrándola en mis apretados nudillos.
-Una lástima, le diré a Zayn que
no querías verlo.
-¿Zayn?
-Ahora sí te interesa, ¿no? Vamos,
levanta. Es un camino largo. –Me levanté y me observé por un segundo. Estaba
hecha un verdadero asco.
-Sé que es mucho pedir, pero
¿podría ponerme otra camiseta al menos?
-Sí, ¿maquillaje y peluquería
también querrá la señorita?
-Sólo pido una puta camiseta, para
no ir oliendo a mierda, que para eso ya estás tú. –Grité con fuerza y vi cómo
mi padre elevaba la mano para golpear una vez más mi mejilla. Pero antes de
recibir el impacto, alguien habló.
-Yo tengo una camiseta vieja. Se
la daré para que cierre la boca. –Peter me guiñó un ojo y yo reí entre dientes.
-Rápido. –Peter agarró mi brazo y
tiró de mí sacándome de aquel zulo. Atravesamos un largo e inmaculado pasillo
hasta que llegamos a una habitación algo más pequeña que dónde yo había estado
metida las últimas semanas.
-Toma. Quizá te esté algo grande
pero...
-Es genial. ¿Dónde me cambio?
-Me salgo. Cuando estés lista sal,
estaré en la puerta. –Asentí y él salió de la habitación dándome la intimidad
que necesitaba.
Me quité la vieja camiseta con
prisas, lanzándola a una esquina de la habitación y me puse la otra. Era como
llevar un saco de patatas como ropa, pero mejor esto que nada. Anudé una de las
puntas de la camiseta, haciendo que fuera más de mi talla y salí de la
habitación.
-Lista.
-¿La otra? -Entré a cogerla y
sonreí avergonzada. –La tiraré en menos de un segundo.
-¡Será lo mejor! –Reí débilmente y
avanzamos de nuevo por el pasillo que habíamos recorrido pocos minutos antes.
Nos paramos antes de llegar a la puerta. -¿Crees que saldré? –Su mirada lo
decía todo. No lo creía, ni si quiera tenía esperanza de que volviera viva. Y,
para ser sinceros, yo tampoco lo creía.
Entré en la habitación dónde mi
padre me esperaba con los brazos cruzados.
-Venga, no podemos llegar tarde. –Dos
hombres más altos que Peter agarraron mis brazos, atando mis manos a la
espalda. La cuerda raspaba con fuerza mi muñeca pero no me iba a quejar, pues
no serviría de nada. Un tercer hombre entró y tapó mi boca con un pañuelo,
impidiendo cualquier palabra por mi parte. Mi padre comenzó a andar, seguido de
los dos hombres que habían aprisionado mis muñecas, después iba yo, acompañada
del que me había tapado la boca.
Peter corrió hasta colocarse a mi
lado. Lo miré intrigada y él sonrió.
-Espero no volver a verte, Jenn,
pero que sigas viva. –Lo miré y sonreí, pero él no pudo ver la sonrisa por
culpa del pañuelo. Aceleramos el paso hasta llegar a un todoterreno negro que
había parado en mitad del desolado terreno. Observé el lugar. Estaba en mitad
de la nada, literalmente.
Vi pasar el coche de Zayn a través
de la ventanilla y sentí como si algo en mi estómago se despertara después de
estar mucho tiempo dormido.
"No empecemos, mariposas. No
es el momento."
Aceleramos detrás de él y paramos
colocándonos frente a su coche. Lo vi salir y una sonrisa se incrustó en mi
cara. Se había afeitado, pero seguía sin conocer el término 'peinarse después
de dormir'. Aun así, estaba tan guapo como siempre. Lo vi hablar con mi padre,
pero no escuchaba nada. Intenté bajar las ventanas con la esperanza de escuchar
algo, pero lo único que recibí es un golpe en el brazo por parte del hombre que
me había tapado la boca.
"Este es gilipollas."
Observé una sonrisa en el rostro
de Zayn. Pero se borró casi en el instante que mi padre volvió a abrir la boca.
Vi cómo cambiaba todo el peso de su cuerpo a la pierna izquierda y, sabía que
todo iba mal. Aunque supe que todo se iba a poner peor cuando vi a Amy bajarse
de un coche que acababa de llegar.
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