sábado, 9 de noviembre de 2013

Segundo corto. 'Días lluviosos'.

Louis:
Me asomé por la ventana sólo para encontrarme como el oscuro cielo de Londres estaba aún más gris que de costumbre y pude ver unos cuantos rayos en el horizonte. Genial, me esperaba un día lluvioso de no hacer absolutamente nada en casa. Me puse un chándal de los más abrigados que tenía, cogí mi portátil y un libro y me fui al salón.
Así iba a ser mi día, escuchar música y leer y, por la noche, ver alguna película mientras me atiborraba a palomitas. ¿Algún plan mejor para un día de lluvia? No lo creo.
Llevaba más de medio día con la discografía de Ed Sheeran y Coldplay sonando en mi ordenador y ya me había tragado más de la mitad del libro que había empezado a leer. Estaba sumergida en la lectura, dejándome llevar por las aventuras de la protagonista, cuando mi móvil empezó a vibrar.
“¡Odio la lluvia! ¿Qué haces?”
Reí al leer el mensaje de Louis y me retumbé en el sofá para contestarle.
“Leer y escuchar música.”
“Aburrido…”
“¿Tienes algún plan mejor?”
“Créeme que sí, nena.”
“Ya me conozco tus planes, Tomlinson.”
Bufé y cerré el libro, centrándome sólo en contestarle a los mensajes. Louis. Nuestra relación era… rara. Muy rara, éramos amigos, pero nos habíamos besado un par de veces en algunas fiestas, aunque todo era por el alcohol. Pero no habíamos parado, en todas las fiestas, siempre acabábamos igual. Suspiré y volví a coger el móvil que vibró de nuevo entre mis manos.
“Palomitas y peli, tranquila. No hablaba de nada extraño.”
“Seguro”
“Siempre piensas mal de mí; me ofendes (T/N). En diez minutos estoy en tu casa”
Dejé de contestar y me fui a mi cuarto a arreglarme. << Eh, eh, ¿arreglarte para qué? Es Louis. Te ha visto en pijama miles de veces; ¿por qué necesitas arreglarte ahora?>>
Gruñí haciendo callar a mi conciencia y me puse una sudadera y unos vaqueros algo antiguos. Arreglé mi pelo en una trenza y bajé al salón justo cuando el timbre del portal resonó.
-¿Quién es?
-Yo.
-¿Quién es yo? –Reí cuando escuché a Louis bufar a través del portero automático.
-Joder, abre, me estoy empapando. –Apreté el botón y corrí a abrir la puerta principal para dejar pasar a un Louis mojado hasta las trancas. –Mira como me he puesto por tu culpa.
-Eres un quejica. Sé un hombre, eso no es nada. –Él negó con la cabeza y entró en el piso dejando la comida y la película en la mesa del comedor.
Miré de reojo por encima de mi hombro y lo vi tiritar un poco mientras encendía la televisión y se ponía a preparar el DVD. Vale, quizá si era para tanto. Corrí hasta mi cuarto y cogí una vieja manta de viaje que tenía; volví al salón y se la puse a Louis por encima de los hombros.
-Gracias.
-Si quieres puedes ducharte o algo y yo pongo tu ropa a secar. –Me encogí de hombros y él negó con la cabeza.
-Estoy bien de verdad. –Asentí y me senté en el gran sofá justo cuando empezaba la película, “Harry Potter y el cáliz de fuego”. Adoraba esa película. Louis tomó asiento a mi lado y extendió la manta por sus piernas, tapando también una parte de las mías.
Cuando íbamos por mitad de la película un escalofrío recorrió todo mi cuerpo y Louis pareció sentirlo cuando puso la manta de tal forma para taparnos a los dos; lo miré con una sonrisa como agradecimiento y, acto seguido él agarró mi mano por debajo de la manta. Eso sí que era algo nuevo. A ver, sí es verdad que nos habíamos enrollado un par de veces y que éramos buenos amigos, pero nunca había habido cosas de parejas entre nosotros. Ni llamadas de buenas noches, ni besos de buenos días  y mucho menos, cogernos de la mano en mitad de una película.
Por el rabillo del ojo pude ver una sonrisa en el rostro de Louis cuando se dio cuenta de que no había hecho ningún amago por apartar mi mano de la suya y, la verdad, es que no pensaba hacerlo. La película acabó y nosotros seguimos así unos cuantos minutos más, hasta que todos los créditos desaparecieron de la pantalla.
-Debería irme. –Louis se levantó de un salto y recogió la película. –Te veo el lunes en clase, (T/N).
-Eh… -Vamos cerebro, piensa una excusa para que se quede un par de horas más… Pero de ahí no salía nada. Me mordí el labio inferior y miré al suelo. –Sí, te veo el lunes, Louis. –Fingí una sonrisa y lo acompañé hasta la puerta. Sus labios rozaron mi mejilla por unos segundos que a mí me parecieron eternos y sentí como el color rojo invadía mi cara cuando lo vi bajar las escaleras.
-Hoy ha sido una tarde rara… -Dije para mí misma mientras cerraba la puerta y me iba a la cocina para prepararme la cena. El timbre volvió a sonar y suspiré pensando que Louis se había dejado algo. Abrí la puerta y lo miré con media sonrisa. -¿Qué se te ha olvidado, cabeza loca?
-Esto. –Y sus labios tocaron los míos con fuerza, con ganas, con demasiadas ganas quizá. Ninguno de los dos rompió el beso hasta que no necesitamos respirar y, cuando nos separamos, ambos teníamos una sonrisa en la cara. –Escucha, paso de seguir liándome contigo solo en fiestas porque estamos borrachos. Yo quiero repetir tardes como las de hoy, o ir por el centro y besarte porque sí, porque me gusta besarte. –La sonrisa de mi cara crecía mientras escuchaba a Louis hablar. –Quiero que seas mía.
-¿Te quieres quedar a cenar? -¡¿En serio, cerebro!? Sólo a ti se te ocurriría decir eso. Louis estalló en una carcajada y asintió. –Respecto a lo otro. Me encantaría.
-Eso es lo que quería oír. –Y de nuevo, volvió a juntar sus labios con los míos en un beso más dulce que el primero, pero con las mismas ganas de siempre.

Niall:
Me desperté cuando escuché la melodía de mi móvil resonar con fuerza en la mesita de noche de mi cuarto; me estiré desperezándome en la cama y, a tientas, busqué y descolgué el teléfono y lo pegué a mi oído sin mirar si quiera quien era el que llamaba a esas horas.
-¿Diga? –Mi voz estaba ronca ya que me acababa de despertar, tosí un par de veces y escuché la risa de Niall al otro lado del auricular.
-Buenos días, dormilona. –Farfullé un ‘hola’ y sonreí tímidamente. –Creo que será mejor que dejemos los planes de hoy para otro día.
-¿Qué? ¿Por qué, qué ha pasado? –Me senté en la cama y apoyé la espalda en el cabecero de la cama, aún con dificultad para abrir los ojos.
-¿No te has asomado a la ventana, verdad nena? –Negué con la cabeza creyendo que él me veía y me levanté con lentitud para observar la lluvia que caía sobre la ciudad. Bufé cabreada y Niall rió de nuevo. –Por eso, mejor lo dejamos para otro día.
-¡No! –Gruñí como una niña pequeña y sonreí. –Vente a mi casa, y hacemos algo. No vamos a desaprovechar el día.
-¿Qué quieres hacer, nena? –Pude notar la perversión en su tono de voz y rompí en risas al mismo tiempo que él.
-Ya veremos, ver la tele, o alguna película.
-Vale, (T/N), en diez minutos estoy ahí. –Colgamos al mismo tiempo y corrí al baño para despejarme. Me lavé la cara, los dientes, recogí mi pelo en una coleta y me puse algo cómodo de ropa; cuando bajé a prepararme el desayuno, Niall llamó al timbre. Dejó un beso en mi mejilla cuando entró a la casa y dejó el paraguas y la chaqueta en una de las sillas del salón.
-Déjame hacer el desayuno y vemos que hacer. –Él asintió y me acompañó hasta la cocina. -¿Has desayunado?
-Sí, tranquila. –Me preparé un vaso de leche y cogí una magdalena mientras me sentaba y miraba a Niall dar vueltas por toda la cocina; miraba todas las estanterías, hasta que paró en una y sonrió. –Ya tengo plan para hoy. –Me miró y enarqué una ceja esperando que dijera su plan. -¡Vamos a hacer un pastel!
-¿Qué dices, Niall? –Reí y él asentía emocionado, mientras sacaba el paquete de harina de la estantería.
-Venga, aún me acuerdo de la receta de mi madre. ¡Vamos! –Puse los ojos en blanco y me levanté para hacerle compañía. -¡Bien!
-Eres peor que un niño. –Sonreí disimuladamente y saqué un par de cuencos y leche para hacer la masa. Empezamos a hacer las cosas necesarias, que si calentar leche, que si batir huevos…
-Tienes que hacer otra masa, venga. –Me dio un cuenco con harina y me tendió otro cartón de leche. –Ya queda menos, nena. –Suspiré y cogí un poco de harina para echársela a Niall en la cara.
-Llevas media hora diciendo eso. –Me giré para mirarlo y sonreí al ver su nariz blanca por la harina y su expresión sorprendida. -¿Qué te pasa?
-No has debido hacer eso, (T/N). –Una carcajada salió de mi boca y él cogió más harina para restregarla por toda mi cara. –Ahora estamos en paz.
-Ni de coña. Mira como me has puesto. –Volví a tirarle harina, ahora haciendo que todo su pelo quedara blanco.
-Corre. –Reí y empecé a correr por toda la cocina, intentando esquivar a Niall y que me llenara aún más de comida. Después de diez minutos corriendo, levantó sus manos de forma inocente y me miró con una sonrisa. –Venga, me rindo. Se acabó, estoy cansado.
-Siempre ganaré, Horan. –Él asintió y abrió sus brazos para darme un abrazo. Puse los ojos en blanco con una sonrisa y me acerqué a él, pegando mi cabeza en su pecho.
-Pero esta vez, gano yo. –Susurró en mi oído y acto seguido sentí como rompía un huevo en mi pelo. Gruñí y me separé de él mirándolo cabreada.
-Eres… eres… eres idiota. Eso no venía a cuento. –Me crucé de brazos y me giré para recoger las cosas fingiendo estar enfadada. Sentí sus brazos rodear mi cintura y como sus labios rozaron mi cuello hasta subir a mi oreja.
-No te enfades, (T/N). –Besó mi lóbulo y sonreí disimuladamente. –Vamos, sé que no estás enfadada. Venga. –Volvió a besarme y reí dándome la vuelta para mirarlo directamente a los ojos. –Sabía que no estabas enfadada.
-Pero tú sigues siendo idiota.
-Pero me quieres. –Reí y él besó mi nariz. –Aunque no tanto como yo a ti.

Harry:
-Vale, ¿qué coño te pasa?
-¿A mí? Nada. Estoy perfectamente. –Cruzó sus brazos y se recostó en el sillón con la mirada fija en la pantalla de la televisión.
-Lo primero, me miras cuando me hables. –Apagué la televisión, haciendo que la mirada de Harry se centrara en la mía. –Y lo segundo, dime la verdad.
-No pasa nada, es muy bonito pillar a tu novia abrazándose con otro tío en la puerta de su casa mientras el tío está tocándole el culo.
-¿Pero qué película te has montado tú solo? ¡No me estaba tocando el culo! Y es mi mejor amigo, joder.
-¡Vamos, no me jodas, (Y/N)! –Harry gritó enfadado levantándose del sillón, yo puse los ojos en blanco y crucé los brazos sobre mi pecho mientras me apoyaba en la pared mirando fijamente a Harry dar vueltas por el salón. –Es que me parece increíble que niegues algo que he visto con mis propios ojos.
-¿Te quieres relajar, Harry?
-¡No! Estoy hasta las narices, así de claro, hasta las malditas narices. –Abrí los ojos de par en par y sonreí irónicamente.
-¿Estás dándote cuenta de la que estás armando sólo por un abrazo con mi mejor amigo?
-Tal y como tenía la mano puesta no creo que fuera muy de amigos. –Se levantó y pasó a mi lado sin ni siquiera mirarme.
-¿A dónde coño vas, Harry?
-Dónde sea mientras sea lejos de ti. Ya hablaremos. –Dicho eso, salió del apartamento dando un portazo y dejándome completamente sola con mis pensamientos. Me senté en el suelo y apoyé la cabeza en la pared, dejando que un par de lágrimas cayeran por mis mejillas.
¿Todo esto cómo empezó? Pues con una maldita salida al cine con mi mejor amigo. En que maldito momento se me ocurrió decirle de salir para animarle después de haber roto con su novia. Después del cine, salimos a tomar algo y, justo antes de que me dejara en casa, me abrazó en el portal. Y justo en ese momento Harry bajó del coche y nos vio. Bueno, nos habría visto si hubiésemos hecho algo malo, sólo era un abrazo. Un maldito abrazo.
Cogí mi móvil y llamé a mi mejor amigo. Bonito día, él rompe con su chica y yo rompo con el mío… espera, ¿Harry y yo habíamos roto? Según parecía sí. Después de tres toques me contestó.
-¿Qué pasa, enana?
-Hemos discutido… -Comencé a sollozar de nuevo.
-Tranquila, ¿qué ha pasado?
-Nos vio en la puerta abrazados, y se cree que lo engaño contigo, hemos discutido y se ha ido de la casa… -Volví a llorar, y apreté mis rodillas contra mi pecho.
-Relájate, (T/N). Seguro que todo se arregla, Harry te quiere y tú a él. Mañana seguro que estáis otra vez dándoos besos y esas mierdas romanticonas. –Reí pesadamente y suspiré.
-No creo… se ha enfadado muchísimo. Creo que hemos terminado. En fin, creo que me voy a dormir… hasta mañana.
-Hasta mañana. –Y colgué. Me levanté pesadamente del suelo y me fui a mi habitación a enterrar mi cabeza en la almohada mientras rompía a llorar de nuevo.

La música de mi móvil me despertó y me levanté a mirar que hora era. Las dos y veinte de la mañana. ¿Quién narices llama a estas horas? ‘Número privado’ Oh genial. Algún gracioso dando por culo.
-¿Diga?
-Sal fuera, por favor. –Esa voz ronca era demasiado conocida para mí. Colgué, me puse una chaqueta y corrí a la calle. La lluvia arreciaba con fuerza. Miré a Harry, parado debajo de toda la lluvia mirando al suelo, como si no le importara.
-Te vas a poner malo, entra. –Negó con la cabeza y levantó sus ojos verdes hasta los míos.
-Necesito decirte algo. –Me acerqué a él, dejando que toda la lluvia cayera sobre mi cuerpo. –Que yo esté aquí no significa que tú tengas que estar aquí, no quiero que te pongas mala.
-Di lo que tengas que decir. –Pude ver una pequeña sonrisa en sus labios y sonreí yo también.
-Creo que sí que deberíamos entrar. –Reí con fuerza cuando lo vi tiritar y lo cogí de la manga haciéndolo entrar en casa. –Mejor. Yo… te quería pedir perdón. He pensado que de verdad me engañabas con él o algo… pero, ya sé que no. –Volvió a bajar la mirada hasta el suelo. –Lo siento, nena.
-Tranquilo, Styles. No pasa nada. –Sonreí y me acerqué a él, apartándole los mojados rizos de la cara y él clavó sus ojos en los míos. –Está todo bien, ¿vale?
-Bien, porque creo que habría sido superior a mí perderte. –Reí tímidamente y besé su mejilla. –Te quiero.
-Yo también te quiero, Harry.

Liam:
-¡No aguanto la lluvia! –Liam rió con fuerza agarrando mi mano y nos cubrió a ambos con su paraguas. -¡Mira mi pelo! Odio este tiempo, lo odio.
-Vamos, no seas más quejica. Pareces una niña pequeña. –Farfullé algunas palabras que ni yo misma entendí y me refugié tanto como podía en el pequeño paraguas. -¿Vienes a comer a mi casa?
-Sí, ¿por qué no? –Empezamos a andar en silencio, sólo escuchando como las gotas de lluvia golpeaban con rabia el paraguas y el asfalto de la calle. Llegamos a su casa diez minutos más tarde. Dejé la mochila en la puerta y corrí a ponerme al lado de uno de los radiadores intentando entrar en calor. El frío que había causado la lluvia me había calado hasta los huesos, escuché el timbre del microondas y supe que Liam había acabado de preparar la comida.
-¿Tienes frío?
-No, sólo estoy empapada por culpa de esa horrible lluvia y hace un frío que mantendría con vida a un oso polar pero, estoy bien.
­-Eres idiota, (T/N). –Ambos reímos y me fui con él hasta la cocina para empezar a comer. Almorzamos entre risas, contándonos cualquier cosa de las clases; Liam estaba un curso por encima del mío, pero nos habíamos hecho amigos desde pequeños y, hace algo menos de un año empezamos a salir en plan ‘pareja oficial’. Liam… Liam era el chico que cualquier chica querría para ella sola, atento, gracioso, cariñoso, amable… el novio perfecto, por resumirlo de alguna manera.
-¿Y ahora qué? Saldríamos a dar una vuelta pero el maldito tiempo no nos deja.
-Para de quejarte por la lluvia, eso no va a hacer que cambie el tiempo.
-Ya, pero puedo intentarlo–Liam sonrió y se sentó en el sofá, golpeando el cojín que había a su lado para que me sentara ahí. Sonreí y le hice compañía, echando sobre él mis piernas y tumbándome por completo en el sofá.
-Venga vamos a ver una peli, elige la que quieras. –Dije un título al azar y Liam se levantó a ponerla con rapidez; un par de minutos después, ambos estábamos sumergidos en la trama de la película. Y, al cabo de media hora, me quedé completamente dormida en el sofá. –Nena, despierta.
-No, cinco minutos más. –Liam rió con fuerza y abrí los ojos lentamente para encontrarme su sonrisa a pocos centímetros de mi cara.
-Es tarde, (T/N); tengo que llevarte a casa. –Suspiré y me levanté estirándome en el sofá. Recogí mis cosas y salí al porche de la casa. Seguía lloviendo y, al parecer, no tenía ninguna intención por dejar de hacerlo. Corrí hasta el coche de Liam y me subí intentando no mojarme demasiado. Él hizo lo mismo y arrancó el coche derrapando en el suelo.
-Gracias por la tarde de hoy, Liam. A decir verdad, las tardes de lluvia no son tan malas. –Reí y me bajé del coche lista para correr hasta mi portal. Cuando mis pies tocaron el suelo empecé a correr hasta que escuché la voz de Liam a mí espalda y paré en mitad de la calle para girarme y mirarlo, apenas estaba a unos cuantos metros de mí. -¿Qué pasa?
-Puedo mejorar aún más esta tarde. –Y sin decir una palabra más, juntó sus labios con los míos en un dulce beso mientras dejábamos que la lluvia nos mojara, aunque eso ya ¿a quién le importaba?

Zayn:
-Vamos coge todo ya, al final se nos hará de noche. –Reí desde la cocina, terminé de coger la comida y me reuní con Zayn en el pasillo del apartamento.
-Ya podemos irnos.
-¡Por fin! –Me arrebató las pesadas bolsas de las manos y se dirigió con rapidez hasta el coche, yo lo seguí y me subí en el asiento de copiloto al mismo tiempo que encendía la radio y él arrancaba el coche.
El camino hasta donde quisiera que nos dirigiéramos no era largo, o eso me pareció a mí cuando sentí que el coche frenaba y Zayn se bajaba de él. Miré a mí alrededor para encontrar que estaba en un precioso campo a las afueras de la ciudad.
-¿Y qué hacemos aquí, Zayn?
-¡Un picnic! –Lo miré sorprendida y mis ojos se abrieron de par en par cuando lo miré.
-¡Imposible! Esto es demasiado cursi para ti, Zayn. –Su risa se clavó en mi oído, provocando también la mía.
-Venga, es una cita original.
-¿Una cita? Yo no quería una cita contigo. –Puse cara seria y la sonrisa se borró de su cara al mismo tiempo.
-Yo... pensé que te haría ilusión hacer algo diferente… -Su mano viajó hasta su nuca y miró al suelo. Mi risa rompió la tranquilidad del lugar y corrí a abrazarle.
-Vamos idiota, sabes que es broma.
-Eres cruel. –Negué con la cabeza y dejé que una sonrisa atravesara mi rostro.
-Sólo un poco.
-Bastante.
-No exageres, Zayn. Venga, vamos a comer. –Cogí las bolsas de comida y me senté en el césped para que segundos después, él me hiciera compañía y empezáramos a comer con más rapidez que nunca. 
Cuando acabamos, empezamos a hacernos bromas y estupideces, muy típico de nosotros. Me apoyé en un árbol, intentando recuperar el aliento después de haber estado un rato corriendo, hasta que sentí unas manos agarrar mi cintura y levantarme del suelo pegando mi espalda a su pecho.
-Vamos a divertirnos un rato, (T/N). –Reí con fuerza cuando me giró y juntó sus labios con los míos con fuerza.
Mis piernas se enroscaron en su cintura y su mano se posó en mi espalda, pegándome tanto como podía a él. Los besos subieron de intensidad y podía sentir como Zayn reía sobre mis labios justo cuando sentí una gota de agua en mi nariz y, segundo después, miles de ellas sobre mi piel. Me separé de Zayn y miré al cielo, él repitió mi acción.
-¡Venga, no me jodas! –Zayn gritó mirando al cielo y soltó su agarre, permitiendo que mis pies tocaran de nuevo el suelo. La lluvia continuó cayendo, cada vez con más fuerza, y ambos corrimos hasta el coche para resguardarnos. –Puto tiempo. –Reí con fuerza y apreté su mano.
-Anda, volvamos antes de que llueva con más fuerza. –Él simplemente asintió y volvió a arrancar el coche para dirigirnos de nuevo al centro de la ciudad. Zayn paró en frente de mi casa y se bajó para acompañarme a la puerta. –Gracias por la cita tan original, Zayn. –Besé su mejilla y sonreí.
-Quizá… -su mano se apoyó en mi cintura, pegándome más a él. –Quizá podríamos acabar lo que empezamos en el campo. –Reí contra sus labios para después besarlo y, ambos entramos en casa sin romper el beso.

viernes, 8 de noviembre de 2013

Primer corto.

Vale, es la primera vez que voy a hacer algo de esto, así que si no os gusta o lo que sea, decidmelo para que cambie o no sé... Bueno, el primer tema es 'COMO OS CONOCISTEIS' y aquí tenéis a cada uno de los chicos. A la gente que aviso por twitter, si no queréis que os avise para esto y sólo para los capítulos de la fic, decidmelo, ¿vale? Espero que esté bien y os guste. Espero vuestros comentarios. ¡Os quiero!
Niall:
"Voy tardísimo, como siempre; maldito despertador, joder."
Salí corriendo de mi casa, intentando esquivar a tantas personas como podía. Durante el camino recogí mi pelo en una coleta mal hecha y bufé cuando vi mi reflejo en un espejo. Estaba fatal, pero no tenía tiempo para arreglarme. Aceleré los últimos metros y entré en la antigua cafetería que acababa de abrir.
-¡Buenos días! -Intenté disimular que llegaba tarde y me puse el delantal para ponerme detrás de la barra mientras recibía una sonrisa de parte de mi compañera. Empecé a hacer los pedidos que iban llegando, la cafetería nunca había estado tan llena como hoy. Suspiré y me senté en el suelo intentando recuperar el aliento.
-¿Hola? –Escuché una voz proveniente del mostrador y me levanté mostrando una sonrisa. El chico rubio que había al otro lado me devolvió la sonrisa.
-¿Que desea? –Se me quedó mirando un momento, mordiéndose el labio. Bufé, estaba demasiado cansada para aguantar estas tonterías. -¡Eh! ¿Va a pedir algo o se va a quedar ahí mirando?
-Es que las vistas son bastante buenas. Por cierto, soy Niall.
-No, eres anormal. –Murmuré por lo bajo, pero pude ver que me había escuchado cuando vi una sonrisa de superioridad aparecer en su rostro y rodé los ojos.
-Dame un par de cafés con leche, dos de azúcar. Para llevar. –Asentí y me fui a prepararlos lo más rápido que podía. Cuando estaban listos los coloqué en sus recipientes y los llevé de nuevo a la barra.
-Aquí tiene, serán dos con cuarenta. –Él chico asintió sacando un billete de cinco de su bolsillo y me dedicó media sonrisa, de esas que matarían a cualquiera.
-Quédate con el cambio, guapa. Como propina. –Fingí una sonrisa y asentí, volviendo a la cocina para seguir preparando desayunos que mis compañeros me mandaban.
***
-¡Salgo a desayunar!
-¿Por qué no desayunas aquí?
-Porque no aguanto ni un minuto más en este antro. –Mi compañera y yo rompimos en una sonora carcajada y, dejando el delantal sobre una de las mesas, salí con prisas del establecimiento. El frío azotaba la ciudad, pero a pesar de todo, me gustaba esta época del año. Me coloqué mi bufanda y empecé a andar hasta una tienda de comida que había cerca de la cafetería hasta que una voz me sorprendió por detrás.
-Buenos días, otra vez. –Me giré para encontrarme con los ojos azules que había visto hacía una media hora detrás del mostrador.
-¿Otra vez tú? –Una sonora carcajada salió de su boca y me miró directamente a los ojos.
-Te invito a desayunar. –Me tendió uno de los cafés que yo misma había preparado y ahora la que reí fui yo.
-Creo que estará algo frío.
-Si quieres, puedo comprarte otro. –Sonreí negando con la cabeza.
-No, tranquilo, igualmente, no me gusta el café. Has fallado rubito. –Él sonrió también enarcando una ceja y yo me giré para volver a retomar mi camino.
-¡Espera! –Rodé los ojos al mismo tiempo que una sonrisa fugaz cruzaba mi rostro y me giré para volver a mirarlo.
-¿Qué quieres ahora?
-Llámame, te invitaré a un buen desayuno. Prometo que no habrá café. –Levantó su mano derecha, imitando el juramento de los scouts y yo reí. –Toma, mi número. –Me tendió un papel con unos cuantos números escritos y lo guardé en el bolsillo de mis vaqueros.
-Me debes un desayuno, Niall. –Antes de que me fuera, escuché de nuevo su voz.
-Por cierto, ¿cómo te llamas?
-Te lo diré la próxima vez que nos veamos, rubio. –Y sí, hubo una segunda vez, y una tercera, y cuarta…

Zayn:
-¡Sí tía! Me han dicho que después de tanto tiempo por fin vienen a la ciudad a dar un concierto. Tenía unas ganas increíbles. –Mi amiga empezó a dar vueltas por toda la tienda mientras yo la escuchaba desde la sección de música “antigua”. Saqué un vinilo de The Who, pero ya lo tenía. Otro de The Beatles que también tenía y por último uno de Queen. Me puse a mirar las canciones que contenía y asentí al leer los títulos.
-Ese tiene sus mejores éxitos, es un gran disco, la verdad.
-Se llama vinilo. –Una voz masculina me sobresaltó pero no levanté la mirada de la portada y seguí observando las canciones que tenía.
-Con gran disco me refería a su contenido. Sé lo que es, por eso lo vendo. –Sonreí tímidamente cuando levanté la mirada y me encontré con un chico de pelo negro y ojos marrones que me miraba con media sonrisa. –Tienes buen gusto musical.
-Gracias. –Dejé el vinilo en su sitio y volví al lado de mi amiga que seguía hablando de la visita de su grupo favorito a la ciudad. Cuando por fin encontramos el disco que llevaba buscando toda la tarde nos acercamos al mostrador a pagar.
-Y, ¿no te llevas el vinilo? –Fijé mi mirada en sus ojos marrones y negué con la cabeza.
-Cuando ahorre más me lo compraré; será mío, eso seguro. –Ambos soltamos una pequeña risa, mientras mi amiga nos miraba con un claro gesto de interrogación en su cara. –Hasta pronto.
-Hasta la próxima.
Me pasé las siguientes semanas yendo cada día a la tienda, hablaba con el chico, que días más tarde descubrí que se llamaba Zayn, de nuestros gustos que eran muy parecidos pero a la vez muy distintos. De vez en cuando le ayudaba a recoger la tienda y otras veces le llevaba algo de comida y comíamos juntos escuchando algo de música. Era agradable estar con él, la verdad es que me caía bien… bueno, más bien me gustaba, pero ¿a quién no le gustaría un chico como él? Divertido, inteligente, simpático y con buen gusto musical.
-¡Eh, (T/N)!
-¡Zayn! –Dejé la comida en el mostrador y me senté sobre éste como solía hacer siempre.
-Adivina lo que me han contado. –Guardé silencio esperando a que continuara y no se hizo de rogar. –Van a hacer un homenaje a Queen con un musical, será pasado mañana.
-¡Eso es genial! ¿Crees que cantarán todas sus canciones, o solo las más importantes? –Di un par de mordiscos al bocadillo y él sonrió.
-¿Qué te parece si lo compruebas tú misma?
-¿Cómo?
-Tengo dos entradas, había pensado que quizá querías venir conmigo.
-¿Es algo así como una cita? –Reí y él acompañó mi risa. Con un ágil movimiento, se acercó a mí y pegó su frente a la mía, haciendo que nuestros ojos se encontraran con rapidez.
-Sólo si tú quieres que lo sea.

Liam:
Empecé a andar por el centro comercial, parándome en cada escaparate de ropa que había. Necesitaba un vestido para mi graduación y, tenía sólo cuatro días para conseguirlo. Misión imposible según mis amigas, pero no me conocían bien. Aunque la verdad, había recorrido ya todas las tiendas de ropa que conocía y no había encontrado nada, así que yo también empezaba a creer que era misión imposible.
Entré a una tienda dedicada únicamente a ropa de fiesta y empecé a mirar por todas partes, había vestidos que me encantaban, pero de ninguno encontraba mi talla.
“Esto es un desastre.”
Cogí los únicos dos vestidos que había encontrado de mi talla y que realmente habían gustado y corrí al probador para ver qué tal me quedaban.
Primer vestido, fatal. Demasiado corto para una graduación, quería llamar la atención pero no porque se me viera hasta el color de mi ropa interior. Lo dejé a un lado y probé con el segundo, esperando tener más suerte. Pero no. Yo no tenía suerte y menos a la hora de encontrar ropa.
“Esto te pasa por dejar las cosas para el último momento.”
Salí del probador, cabreada y bufé mientras daba una segunda vuelta a la tienda, esperando encontrar por algún milagro algún vestido que fuera el adecuado. Volví a coger unos tres vestidos más y entré de nuevo para ver si había acertado con alguno.
Primero descartado cuando vi la enorme raja que tenía en la espalda; el segundo descartado también, simplemente porque el color no me convencía cuando me lo vi puesto. Y el tercero, sí. Este era. Manga francesa con la espalda al aire y un color coral que iba perfecto con mis tacones negros. Lo único malo, era que me estaba algo ancho, pero no iba a perder el vestido por eso. Asomé mi cabeza por la cortina del probador y vi a un chico parado en la cortina del siguiente, supongo que esperando para ver el vestido de la chica que le hablaba a través de la cortina.
“Que buen novio, debe ser… no todos acompañan a su chica de compras.”
-Esto… perdona. –El chico se giró para mirarme y sonrió.
-Dime.
-¿Te importaría llamar a alguien que trabaje aquí, por favor? –Él sonrió y asintió alejándose unos cuantos metros para hablar con una joven que estaba parada en la caja. Lo vi volver y le sonreí en forma de agradecimiento.

-Bien, pues mañana puedes venir a por él. –Asentí agradecida cuando terminé de pagar y recogí mi monedero, metiéndolo de nuevo en el bolso. Salí de la tienda con una sonrisa en mi cara hasta que sentí como alguien tocaba mi hombro.  Me giré para encontrarme al chico del probador.
-Perdona. Sólo quería decirte que te he visto en la tienda con el vestido y… estás preciosa con él.
-Eh… gracias. –Lo miré extrañada pero no pude evitar sonreír ante su cumplido.
-A mí, estas cosas no se me dan bien pero… soy Liam y, según he escuchado mañana vendrás a por el vestido, podríamos quedar después y tomar algo.
-¡Liam! –Miré por encima de su hombro para ver como una chica se acercaba a él y suspiré negando con la cabeza.
-No creo que le haga mucha gracia a tu chica, la verdad.
-¿¡Ella!? Es mi prima, tenemos una boda en unas semanas y tenía que comprarse algo, así que la acompañé. –Sentí como mis ojos se abrían de par en par y mis mejillas se sonrojaban. Él rompió en una tímida risa y yo la acompañé. -¿Entonces?
-Llámame. –Intercambiamos números en un abrir y cerrar de ojos y sonreí. –Por cierto, soy (T/N).
-Te veo mañana, preciosa. –Besó mi mejilla y se fue con su prima que lo miraba con una sonrisa desde la puerta de la tienda. Me giré para volver a casa y supe que yo también llevaba una sonrisa de idiota pegada en la cara, y que no se quitaría en unos días.

Louis:
Conecté mis auriculares y empecé a correr por el amplio parque mientras sentía el fresco aire de primavera acariciar con suavidad mi cara. Por fin hacía buen tiempo para salir a hacer ejercicio fuera de casa. Descargué toda la tensión acumulada por los exámenes mientras daba un par de vueltas al lago central del parque; de reojo miraba a las madres con sus hijos dándoles de comer a los patos que habitaban allí y una sonrisa cruzó mi cara.
Después de más de una hora corriendo paré a descansar apenas diez minutos. Me senté en un banco y dejé que los rayos del sol incidieran sobre mi piel poco bronceada; la música seguía resonando en mis auriculares y yo seguía el ritmo de la música golpeando el suelo con el pie. Entonces alguien me tapó el sol haciendo que abriera los ojos de golpe y me quitara los auriculares con prisas.
-¿Necesitas algo?
-La verdad es que no.
-Entonces aparta, me tapas el sol. –El chico rió y se sentó a mi lado. Miré de reojo para ver que, realmente era un chico bastante guapo. Tenía unos ojos azules que hacían un bonito contraste con su pelo castaño claro. Sonreí disimuladamente y volví a cerrar los ojos, ahora ya sin música en mis oídos.
-¿Qué te parece una carrera? –Abrí los ojos de nuevo y lo miré enarcando una ceja en forma de interrogación. –Sí, he visto que has estado corriendo por aquí y he pensado… ¿por qué no?
-Está bien, si deseas morder el polvo. –El chico soltó una carcajada y se levantó de un salto del banco, hice lo mismo y lo miré con una sonrisa.
-Vamos, una carrera, dos vueltas al lago y acabamos aquí.
-Pan comido. –Guardé mis auriculares y apreté aún más mi coleta evitando que me estorbara el pelo.
-Antes, presentémonos formalmente. Soy Louis, Louis Tomlinson.
-Encantada, Louis, soy (T/N), y te voy a dar una paliza corriendo. –Media sonrisa apareció en su rostro mientras ambos nos apretábamos las manos en forma de saludo.
-Hagamos esto más interesante. –Le dejé continuar, interesada por lo que iba a decir. –Si tú ganas, te invito a cenar esta noche. Si tú pierdes, tú me invitas a comer mañana.
-¿Y yo que gano entonces? Porque con esas dos opciones salgo perdiendo. –DE nuevo Louis rió y yo mostré una pequeña sonrisa.
-Una cita con el genial corredor Louis Tomlinson. –Bufé rodando los ojos y me puse en el improvisado punto de salida.
-Prepara el dinero para esta noche, Louis. Y sígueme si puedes. Listos, ¡ya! –Y salí corriendo tan rápido como podía. Antes de darme cuenta Louis estaba a mi lado. Nos adelantábamos uno a otro en varias ocasiones, pero nada se decidió hasta que tocamos el banco. -¡He ganado! Te lo dije Louis.
-Perdona, ha sido un empate.
-Ni de coña. –En realidad sí que había sido un empate, pero no me apetecía reconocerlo.
-Sabes que sí. –Sonreí y negué con la cabeza.
-No.
-Vamos, (T/N), sabes que sí.
-Bueno, vale. Entonces, ¿apuesta anulada?
-Ni de coña, guapa. Cenamos hoy y comemos mañana. A las nueve en la puerta del parque, ven arreglada. –Y dicho eso, besó mi mejilla y se marchó a través del parque. Lo único que puedo decir es que fue la mejor apuesta que he hecho en mucho tiempo.

Harry:
Era el primer día en la Universidad. ¿Y lo peor? Es que era en un país distinto. Bueno, realmente eso no era nada malo, me encantaba viajar; pero iba a estar un año separada de mi familia, sólo los vería en vacaciones y a través de una maldita pantalla de ordenador. Suspiré, cogí la carpeta llena de folios, el estuche y salí del apartamento con cierta tranquilidad. Conecté mis auriculares y empecé a andar por las calles de la ciudad; empapándome por ese ambiente tan desconocido pero tan agradable para mí. Un chico golpeó mi hombro, haciendo que me desequilibrara.
-Mira por donde andas. –Me giré para mirar unos rizos alejarse.
-Quizá deberías mirar tú, gilipollas. –Lo vi girarse y le dediqué unas bonitas vistas de mi dedo central para después seguir andando hasta la facultad. Llegué un par de minutos antes de que el profesor entrara en clase y empezara las presentaciones que se dan en todos lados el primer día de clase. Cogí algunos apuntes, sobre los materiales necesarios para el curso o los libros que tendría que comprar, el horario y poco más.
-Podéis salir, espero veros mañana. –Después de dos horas de charla y sin mediar media palabra más, el profesor salió de clase y, al mismo tiempo, todos los alumnos nos levantamos y salimos del gran auditorio. Todos tenían ya grupos formados y eso que sólo era el primer día. Suspiré y salí del campus pensando en mis cosas.
De nuevo alguien chocó conmigo, haciendo que todas mis cosas se cayeran al suelo. Definitivamente hoy no era mi día.
-¿Tú otra vez? Deberías ponerte gafas.
-Y tú largarte antes que te de una hostia. –Bufé recogiendo mis cosas y me alejé de aquel chico. De verdad, tenía una hostia bien dada ese chico, ¿no le habían enseñado nunca lo que es pedir perdón cuando chocas con alguien? Imbécil. Seguí andando hasta mi bloque cuando escuché a alguien gritar detrás de mí.
-¡Espera! Tú. –Esa voz ronca otra vez. Me giré y bufé cabreada.
-¿Qué quieres? ¿Por qué no me dejas tranquila, tío? –Él sonrió y me extendió un par de folios con cosas dibujadas.
-Creo que esto es tuyo. –Sonrió y se metió en las manos en los bolsillos. –Siento lo de esta mañana… y lo de hace un rato también. –Ambos reímos y guardé los folios en la carpeta.
-Gracias. Yo también lo siento… por lo de gilipollas y tal. –Él rió y empezó a andar acercándose a mí.
-No problema, nena. ¿Vas a algún lado en especial? –Enarqué una ceja y negué con la cabeza.
-A mi piso de alquiler, el sitio más especial del mundo. –Resalté mi tono de ironía y él de nuevo rompió a reír. Su risa sonaba a gloria, es de esas que te gustaría escuchar cada día al levantarte. Sonreí y empecé a andar.
-¡Espera, espera! Te acompaño. –Él comenzó a andar a mi lado, ambos callados, sin ningún tema de conversación. –Soy Harry.
-Enhorabuena.
-¿Te llamas enhorabuena? Es un nombre muy raro… –Reí con ganas dejando de caminar de repente y él me miró extrañado. -¿Qué? ¿Qué he dicho?
-Déjalo. –Intenté recuperar el aliento después de la risa y volví a andar a su lado. –Soy (T/N).
-Ese nombre si es más normal… -Se rascó la nuca y empezamos a hablar de temas al azar de la facultad. Harry estaba en el último curso, o tendría que estar en el último curso, pero había repetido uno porque según él se cogió un año sabático.
-Bueno, hasta el próximo choque, Harry. –Abrí la puerta del bloque, pero antes de entrar, Harry agarró mi muñeca girándome hasta él.
-¿Qué te parece si te recojo esta tarde y vamos a tomar algo? O quizá otro día… cuando tú puedas.
-Debería empezar a estudiar ya, con lo lenta que soy, tardaré la vida en estudiarme los temas para los semestrales. –Una sonrisa apareció en su rostro.
-Podría ser tu tutor si quieres, he pasado por tu curso y sé que hay que hacer. –Reí en voz baja. Sólo puedo decir que fue el mejor tutor durante ese curso y los siguientes.

sábado, 2 de noviembre de 2013

Tráiler segunda parte

¡Hola caracolas! Espero que os guste el tráiler y que os deje con intriga para lo que viene; además, decir que lo de la votación esa de ayer, ha ganado la segunda opción, así que, haré eso. A partir de la semana que viene, cada día del fin de semana pues pondré un "imagina" y espero que os guste y tal.
Aviso que el fin de semana del 22 de noviembre, no subiré nada, porque estaré estudiando para mis preciosos finales, que tengo que sacar buena nota para ir a WWAT. Así que el fin de semana de antes o el de después pues haré doble subida o algo, no sé. Dicho eso, aquí está el tráiler:
PD: Gracias a mi Eljena por decirme las canciones que poner. ¡T kiero teta! <3 Y a mi prima por los títulos en inglés, que sigo sin saber ponerlos, me siento idiota.

viernes, 1 de noviembre de 2013

¡Holaaaaaaaaaaaa!

Hola bicharracos, la Little ha vuelto al blog. Echaba de menos escribir cositas por aquí.
Empiezo diciéndoos que miles de gracias por leer la novela y por comentarla (a los que comenten), a los que no lo hagan pues bueno, espero que lo hagáis más en la segunda temporada. En serio, gracias por el apoyo, los comentarios dándome vuestra opinión, gracias por haber hecho esos 75 capítulos posibles, porque sin vosotros habría dejado de escribir la fic hace mucho tiempo. Pero tranquilos, me habéis demostrado que os gusta, y va a haber historia para mucho. A los que me decís que gracias a esta historia os evadíais del mundo y esas cosas, gracias, no sabéis lo mucho que eso significa para mí al menos.
Y después de haber sido una blanda durante un poquito, voy con un tema más importante. Noviembre. Por lo pronto, mañana o pasado subiré el tráiler de la segunda temporada, en la que os digo que hay nuevos personajes, nuevas historias y muchas cosas que espero os gusten. Y además, ya dije que no iba a dejar noviembre sin subir nada y he pensado dos opciones:
1- Subir cosas de Jenn y Zayn que no hayan salido en la novela... algo así como capítulos inéditos. Su primera cita oficial, y esas cosas.
2- Hacer como pequeños cortos/imaginas de los chicos. Por ejemplo: Cómo nos conocimos. Y hacer ese imagina de Niall, Louis, Liam, Zayn y Harry; no sé si me explico bien... sería algo así como un imagina, con un mismo tema, pero con cada uno de los chicos.
Entonces necesito vuestra ayuda y para eso quiero que comentéis diciendo que preferís, si la primera opción o la segunda, para saber que empiezo a hacer. Así que me lo decís por aquí, o por twitter (@LittleNialler__) o por WA quien lo tenga... (No sé por que os pongo el twitter, cuando supuestamente ya lo tenéis, pero bueno)
Dicho todo esto, me despido. Dejadme vuestra opinión de que debo hacer aquí debajo... si no me decís nada pues no escribo nada hasta diciembre y fin, no voy a ir diciéndoos cosas ni nada, tranquis. Bueno, pues nada más, un besazo de parte de la Lil. Os quiero.