viernes, 8 de noviembre de 2013

Primer corto.

Vale, es la primera vez que voy a hacer algo de esto, así que si no os gusta o lo que sea, decidmelo para que cambie o no sé... Bueno, el primer tema es 'COMO OS CONOCISTEIS' y aquí tenéis a cada uno de los chicos. A la gente que aviso por twitter, si no queréis que os avise para esto y sólo para los capítulos de la fic, decidmelo, ¿vale? Espero que esté bien y os guste. Espero vuestros comentarios. ¡Os quiero!
Niall:
"Voy tardísimo, como siempre; maldito despertador, joder."
Salí corriendo de mi casa, intentando esquivar a tantas personas como podía. Durante el camino recogí mi pelo en una coleta mal hecha y bufé cuando vi mi reflejo en un espejo. Estaba fatal, pero no tenía tiempo para arreglarme. Aceleré los últimos metros y entré en la antigua cafetería que acababa de abrir.
-¡Buenos días! -Intenté disimular que llegaba tarde y me puse el delantal para ponerme detrás de la barra mientras recibía una sonrisa de parte de mi compañera. Empecé a hacer los pedidos que iban llegando, la cafetería nunca había estado tan llena como hoy. Suspiré y me senté en el suelo intentando recuperar el aliento.
-¿Hola? –Escuché una voz proveniente del mostrador y me levanté mostrando una sonrisa. El chico rubio que había al otro lado me devolvió la sonrisa.
-¿Que desea? –Se me quedó mirando un momento, mordiéndose el labio. Bufé, estaba demasiado cansada para aguantar estas tonterías. -¡Eh! ¿Va a pedir algo o se va a quedar ahí mirando?
-Es que las vistas son bastante buenas. Por cierto, soy Niall.
-No, eres anormal. –Murmuré por lo bajo, pero pude ver que me había escuchado cuando vi una sonrisa de superioridad aparecer en su rostro y rodé los ojos.
-Dame un par de cafés con leche, dos de azúcar. Para llevar. –Asentí y me fui a prepararlos lo más rápido que podía. Cuando estaban listos los coloqué en sus recipientes y los llevé de nuevo a la barra.
-Aquí tiene, serán dos con cuarenta. –Él chico asintió sacando un billete de cinco de su bolsillo y me dedicó media sonrisa, de esas que matarían a cualquiera.
-Quédate con el cambio, guapa. Como propina. –Fingí una sonrisa y asentí, volviendo a la cocina para seguir preparando desayunos que mis compañeros me mandaban.
***
-¡Salgo a desayunar!
-¿Por qué no desayunas aquí?
-Porque no aguanto ni un minuto más en este antro. –Mi compañera y yo rompimos en una sonora carcajada y, dejando el delantal sobre una de las mesas, salí con prisas del establecimiento. El frío azotaba la ciudad, pero a pesar de todo, me gustaba esta época del año. Me coloqué mi bufanda y empecé a andar hasta una tienda de comida que había cerca de la cafetería hasta que una voz me sorprendió por detrás.
-Buenos días, otra vez. –Me giré para encontrarme con los ojos azules que había visto hacía una media hora detrás del mostrador.
-¿Otra vez tú? –Una sonora carcajada salió de su boca y me miró directamente a los ojos.
-Te invito a desayunar. –Me tendió uno de los cafés que yo misma había preparado y ahora la que reí fui yo.
-Creo que estará algo frío.
-Si quieres, puedo comprarte otro. –Sonreí negando con la cabeza.
-No, tranquilo, igualmente, no me gusta el café. Has fallado rubito. –Él sonrió también enarcando una ceja y yo me giré para volver a retomar mi camino.
-¡Espera! –Rodé los ojos al mismo tiempo que una sonrisa fugaz cruzaba mi rostro y me giré para volver a mirarlo.
-¿Qué quieres ahora?
-Llámame, te invitaré a un buen desayuno. Prometo que no habrá café. –Levantó su mano derecha, imitando el juramento de los scouts y yo reí. –Toma, mi número. –Me tendió un papel con unos cuantos números escritos y lo guardé en el bolsillo de mis vaqueros.
-Me debes un desayuno, Niall. –Antes de que me fuera, escuché de nuevo su voz.
-Por cierto, ¿cómo te llamas?
-Te lo diré la próxima vez que nos veamos, rubio. –Y sí, hubo una segunda vez, y una tercera, y cuarta…

Zayn:
-¡Sí tía! Me han dicho que después de tanto tiempo por fin vienen a la ciudad a dar un concierto. Tenía unas ganas increíbles. –Mi amiga empezó a dar vueltas por toda la tienda mientras yo la escuchaba desde la sección de música “antigua”. Saqué un vinilo de The Who, pero ya lo tenía. Otro de The Beatles que también tenía y por último uno de Queen. Me puse a mirar las canciones que contenía y asentí al leer los títulos.
-Ese tiene sus mejores éxitos, es un gran disco, la verdad.
-Se llama vinilo. –Una voz masculina me sobresaltó pero no levanté la mirada de la portada y seguí observando las canciones que tenía.
-Con gran disco me refería a su contenido. Sé lo que es, por eso lo vendo. –Sonreí tímidamente cuando levanté la mirada y me encontré con un chico de pelo negro y ojos marrones que me miraba con media sonrisa. –Tienes buen gusto musical.
-Gracias. –Dejé el vinilo en su sitio y volví al lado de mi amiga que seguía hablando de la visita de su grupo favorito a la ciudad. Cuando por fin encontramos el disco que llevaba buscando toda la tarde nos acercamos al mostrador a pagar.
-Y, ¿no te llevas el vinilo? –Fijé mi mirada en sus ojos marrones y negué con la cabeza.
-Cuando ahorre más me lo compraré; será mío, eso seguro. –Ambos soltamos una pequeña risa, mientras mi amiga nos miraba con un claro gesto de interrogación en su cara. –Hasta pronto.
-Hasta la próxima.
Me pasé las siguientes semanas yendo cada día a la tienda, hablaba con el chico, que días más tarde descubrí que se llamaba Zayn, de nuestros gustos que eran muy parecidos pero a la vez muy distintos. De vez en cuando le ayudaba a recoger la tienda y otras veces le llevaba algo de comida y comíamos juntos escuchando algo de música. Era agradable estar con él, la verdad es que me caía bien… bueno, más bien me gustaba, pero ¿a quién no le gustaría un chico como él? Divertido, inteligente, simpático y con buen gusto musical.
-¡Eh, (T/N)!
-¡Zayn! –Dejé la comida en el mostrador y me senté sobre éste como solía hacer siempre.
-Adivina lo que me han contado. –Guardé silencio esperando a que continuara y no se hizo de rogar. –Van a hacer un homenaje a Queen con un musical, será pasado mañana.
-¡Eso es genial! ¿Crees que cantarán todas sus canciones, o solo las más importantes? –Di un par de mordiscos al bocadillo y él sonrió.
-¿Qué te parece si lo compruebas tú misma?
-¿Cómo?
-Tengo dos entradas, había pensado que quizá querías venir conmigo.
-¿Es algo así como una cita? –Reí y él acompañó mi risa. Con un ágil movimiento, se acercó a mí y pegó su frente a la mía, haciendo que nuestros ojos se encontraran con rapidez.
-Sólo si tú quieres que lo sea.

Liam:
Empecé a andar por el centro comercial, parándome en cada escaparate de ropa que había. Necesitaba un vestido para mi graduación y, tenía sólo cuatro días para conseguirlo. Misión imposible según mis amigas, pero no me conocían bien. Aunque la verdad, había recorrido ya todas las tiendas de ropa que conocía y no había encontrado nada, así que yo también empezaba a creer que era misión imposible.
Entré a una tienda dedicada únicamente a ropa de fiesta y empecé a mirar por todas partes, había vestidos que me encantaban, pero de ninguno encontraba mi talla.
“Esto es un desastre.”
Cogí los únicos dos vestidos que había encontrado de mi talla y que realmente habían gustado y corrí al probador para ver qué tal me quedaban.
Primer vestido, fatal. Demasiado corto para una graduación, quería llamar la atención pero no porque se me viera hasta el color de mi ropa interior. Lo dejé a un lado y probé con el segundo, esperando tener más suerte. Pero no. Yo no tenía suerte y menos a la hora de encontrar ropa.
“Esto te pasa por dejar las cosas para el último momento.”
Salí del probador, cabreada y bufé mientras daba una segunda vuelta a la tienda, esperando encontrar por algún milagro algún vestido que fuera el adecuado. Volví a coger unos tres vestidos más y entré de nuevo para ver si había acertado con alguno.
Primero descartado cuando vi la enorme raja que tenía en la espalda; el segundo descartado también, simplemente porque el color no me convencía cuando me lo vi puesto. Y el tercero, sí. Este era. Manga francesa con la espalda al aire y un color coral que iba perfecto con mis tacones negros. Lo único malo, era que me estaba algo ancho, pero no iba a perder el vestido por eso. Asomé mi cabeza por la cortina del probador y vi a un chico parado en la cortina del siguiente, supongo que esperando para ver el vestido de la chica que le hablaba a través de la cortina.
“Que buen novio, debe ser… no todos acompañan a su chica de compras.”
-Esto… perdona. –El chico se giró para mirarme y sonrió.
-Dime.
-¿Te importaría llamar a alguien que trabaje aquí, por favor? –Él sonrió y asintió alejándose unos cuantos metros para hablar con una joven que estaba parada en la caja. Lo vi volver y le sonreí en forma de agradecimiento.

-Bien, pues mañana puedes venir a por él. –Asentí agradecida cuando terminé de pagar y recogí mi monedero, metiéndolo de nuevo en el bolso. Salí de la tienda con una sonrisa en mi cara hasta que sentí como alguien tocaba mi hombro.  Me giré para encontrarme al chico del probador.
-Perdona. Sólo quería decirte que te he visto en la tienda con el vestido y… estás preciosa con él.
-Eh… gracias. –Lo miré extrañada pero no pude evitar sonreír ante su cumplido.
-A mí, estas cosas no se me dan bien pero… soy Liam y, según he escuchado mañana vendrás a por el vestido, podríamos quedar después y tomar algo.
-¡Liam! –Miré por encima de su hombro para ver como una chica se acercaba a él y suspiré negando con la cabeza.
-No creo que le haga mucha gracia a tu chica, la verdad.
-¿¡Ella!? Es mi prima, tenemos una boda en unas semanas y tenía que comprarse algo, así que la acompañé. –Sentí como mis ojos se abrían de par en par y mis mejillas se sonrojaban. Él rompió en una tímida risa y yo la acompañé. -¿Entonces?
-Llámame. –Intercambiamos números en un abrir y cerrar de ojos y sonreí. –Por cierto, soy (T/N).
-Te veo mañana, preciosa. –Besó mi mejilla y se fue con su prima que lo miraba con una sonrisa desde la puerta de la tienda. Me giré para volver a casa y supe que yo también llevaba una sonrisa de idiota pegada en la cara, y que no se quitaría en unos días.

Louis:
Conecté mis auriculares y empecé a correr por el amplio parque mientras sentía el fresco aire de primavera acariciar con suavidad mi cara. Por fin hacía buen tiempo para salir a hacer ejercicio fuera de casa. Descargué toda la tensión acumulada por los exámenes mientras daba un par de vueltas al lago central del parque; de reojo miraba a las madres con sus hijos dándoles de comer a los patos que habitaban allí y una sonrisa cruzó mi cara.
Después de más de una hora corriendo paré a descansar apenas diez minutos. Me senté en un banco y dejé que los rayos del sol incidieran sobre mi piel poco bronceada; la música seguía resonando en mis auriculares y yo seguía el ritmo de la música golpeando el suelo con el pie. Entonces alguien me tapó el sol haciendo que abriera los ojos de golpe y me quitara los auriculares con prisas.
-¿Necesitas algo?
-La verdad es que no.
-Entonces aparta, me tapas el sol. –El chico rió y se sentó a mi lado. Miré de reojo para ver que, realmente era un chico bastante guapo. Tenía unos ojos azules que hacían un bonito contraste con su pelo castaño claro. Sonreí disimuladamente y volví a cerrar los ojos, ahora ya sin música en mis oídos.
-¿Qué te parece una carrera? –Abrí los ojos de nuevo y lo miré enarcando una ceja en forma de interrogación. –Sí, he visto que has estado corriendo por aquí y he pensado… ¿por qué no?
-Está bien, si deseas morder el polvo. –El chico soltó una carcajada y se levantó de un salto del banco, hice lo mismo y lo miré con una sonrisa.
-Vamos, una carrera, dos vueltas al lago y acabamos aquí.
-Pan comido. –Guardé mis auriculares y apreté aún más mi coleta evitando que me estorbara el pelo.
-Antes, presentémonos formalmente. Soy Louis, Louis Tomlinson.
-Encantada, Louis, soy (T/N), y te voy a dar una paliza corriendo. –Media sonrisa apareció en su rostro mientras ambos nos apretábamos las manos en forma de saludo.
-Hagamos esto más interesante. –Le dejé continuar, interesada por lo que iba a decir. –Si tú ganas, te invito a cenar esta noche. Si tú pierdes, tú me invitas a comer mañana.
-¿Y yo que gano entonces? Porque con esas dos opciones salgo perdiendo. –DE nuevo Louis rió y yo mostré una pequeña sonrisa.
-Una cita con el genial corredor Louis Tomlinson. –Bufé rodando los ojos y me puse en el improvisado punto de salida.
-Prepara el dinero para esta noche, Louis. Y sígueme si puedes. Listos, ¡ya! –Y salí corriendo tan rápido como podía. Antes de darme cuenta Louis estaba a mi lado. Nos adelantábamos uno a otro en varias ocasiones, pero nada se decidió hasta que tocamos el banco. -¡He ganado! Te lo dije Louis.
-Perdona, ha sido un empate.
-Ni de coña. –En realidad sí que había sido un empate, pero no me apetecía reconocerlo.
-Sabes que sí. –Sonreí y negué con la cabeza.
-No.
-Vamos, (T/N), sabes que sí.
-Bueno, vale. Entonces, ¿apuesta anulada?
-Ni de coña, guapa. Cenamos hoy y comemos mañana. A las nueve en la puerta del parque, ven arreglada. –Y dicho eso, besó mi mejilla y se marchó a través del parque. Lo único que puedo decir es que fue la mejor apuesta que he hecho en mucho tiempo.

Harry:
Era el primer día en la Universidad. ¿Y lo peor? Es que era en un país distinto. Bueno, realmente eso no era nada malo, me encantaba viajar; pero iba a estar un año separada de mi familia, sólo los vería en vacaciones y a través de una maldita pantalla de ordenador. Suspiré, cogí la carpeta llena de folios, el estuche y salí del apartamento con cierta tranquilidad. Conecté mis auriculares y empecé a andar por las calles de la ciudad; empapándome por ese ambiente tan desconocido pero tan agradable para mí. Un chico golpeó mi hombro, haciendo que me desequilibrara.
-Mira por donde andas. –Me giré para mirar unos rizos alejarse.
-Quizá deberías mirar tú, gilipollas. –Lo vi girarse y le dediqué unas bonitas vistas de mi dedo central para después seguir andando hasta la facultad. Llegué un par de minutos antes de que el profesor entrara en clase y empezara las presentaciones que se dan en todos lados el primer día de clase. Cogí algunos apuntes, sobre los materiales necesarios para el curso o los libros que tendría que comprar, el horario y poco más.
-Podéis salir, espero veros mañana. –Después de dos horas de charla y sin mediar media palabra más, el profesor salió de clase y, al mismo tiempo, todos los alumnos nos levantamos y salimos del gran auditorio. Todos tenían ya grupos formados y eso que sólo era el primer día. Suspiré y salí del campus pensando en mis cosas.
De nuevo alguien chocó conmigo, haciendo que todas mis cosas se cayeran al suelo. Definitivamente hoy no era mi día.
-¿Tú otra vez? Deberías ponerte gafas.
-Y tú largarte antes que te de una hostia. –Bufé recogiendo mis cosas y me alejé de aquel chico. De verdad, tenía una hostia bien dada ese chico, ¿no le habían enseñado nunca lo que es pedir perdón cuando chocas con alguien? Imbécil. Seguí andando hasta mi bloque cuando escuché a alguien gritar detrás de mí.
-¡Espera! Tú. –Esa voz ronca otra vez. Me giré y bufé cabreada.
-¿Qué quieres? ¿Por qué no me dejas tranquila, tío? –Él sonrió y me extendió un par de folios con cosas dibujadas.
-Creo que esto es tuyo. –Sonrió y se metió en las manos en los bolsillos. –Siento lo de esta mañana… y lo de hace un rato también. –Ambos reímos y guardé los folios en la carpeta.
-Gracias. Yo también lo siento… por lo de gilipollas y tal. –Él rió y empezó a andar acercándose a mí.
-No problema, nena. ¿Vas a algún lado en especial? –Enarqué una ceja y negué con la cabeza.
-A mi piso de alquiler, el sitio más especial del mundo. –Resalté mi tono de ironía y él de nuevo rompió a reír. Su risa sonaba a gloria, es de esas que te gustaría escuchar cada día al levantarte. Sonreí y empecé a andar.
-¡Espera, espera! Te acompaño. –Él comenzó a andar a mi lado, ambos callados, sin ningún tema de conversación. –Soy Harry.
-Enhorabuena.
-¿Te llamas enhorabuena? Es un nombre muy raro… –Reí con ganas dejando de caminar de repente y él me miró extrañado. -¿Qué? ¿Qué he dicho?
-Déjalo. –Intenté recuperar el aliento después de la risa y volví a andar a su lado. –Soy (T/N).
-Ese nombre si es más normal… -Se rascó la nuca y empezamos a hablar de temas al azar de la facultad. Harry estaba en el último curso, o tendría que estar en el último curso, pero había repetido uno porque según él se cogió un año sabático.
-Bueno, hasta el próximo choque, Harry. –Abrí la puerta del bloque, pero antes de entrar, Harry agarró mi muñeca girándome hasta él.
-¿Qué te parece si te recojo esta tarde y vamos a tomar algo? O quizá otro día… cuando tú puedas.
-Debería empezar a estudiar ya, con lo lenta que soy, tardaré la vida en estudiarme los temas para los semestrales. –Una sonrisa apareció en su rostro.
-Podría ser tu tutor si quieres, he pasado por tu curso y sé que hay que hacer. –Reí en voz baja. Sólo puedo decir que fue el mejor tutor durante ese curso y los siguientes.

2 comentarios:

  1. Hola de nuevo :)) jajaj bueno pues a mi me gusta mucho estos imaginas lo que más me ha gustado a sido el de Liam y Louis jajaj yo creo que lo más originales nose
    Muchas gracias por subir :) un kiss

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