Sentí como alguien golpeaba con poca fuerza mi brazo y abrí los ojos lentamente.
-No sé quién narices es, pero dile que pare con los putos mensajes, que quiero dormir. -Louis lanzó el móvil a mi cama y yo sonreí timidamente. Louis me devolvió la sonrisa y volvió al salón, donde a los pocos segundos lo escuché de nuevo roncar.
Desbloqueé el móvil para encontrarme con más de diez mensajes de la misma persona.
"Despierta, dormilona, a trabajar."
"Jenn, vamos."
"Siempre fuiste de sueño profundo."
"Si en diez segundos no te despiertas pienso coger un avion de vuelta y despertarte."
"Jenn, venga ya."
Y otros cuantos más. Me estiré en la cama y cogí el portátil que estaba bajo esta. Metí la contraseña y en medio segundo estaba en la página del banco, preparada.
Cogí los auriculares y cerré la puerta antes de llamar a Zayn y poner el manos libres.
"Por fin."
"Venga, hagámoslo rápido."
"Cuando estábamos juntos no decías eso."
"Malik."
Su risa sonó con eco en mis auriculares y yo sonreí.
"Ya están aquí, lo dejo en manos libres para que escuches todo."
"Genial."
Durante más de quince minutos estuve escuchando a Zayn hablar con alguien en italiano, así que practicamente no entendí nada de lo que decían, pero supongo que estarían hablando de la calidad del cuadro, del precio, de la localización y todas esas cosas que se suelen hablar durante un intercambio.
"Preciosa."
"Sigo aquí."
"Genial, métete en la cuenta 0009765, contraseña 000081965."
Hice lo que me pidió y en medio segundo estaba metida en la cuenta, me metí en el apartado de trasferencias y esperé la siguiente orden.
El hombre y Zayn volvieron a hablar durante unos cinco minutos más mientras yo golpeaba con poca paciencia el teclado del ordenador.
"Traspasa 90.000 libras a la cuenta 0034829."
Tosí al escuchar la cantidad de dinero que debía traspasar.
"¿90? Zayn..."
"Hazlo."
Marqué la cantidad que él me dijo con rapidez y lo mismo con el número de cuenta.
"¿Estás seguro, Malik?
"Sí."
Pulsé el botón y observé el mensaje que me decía que la transferencia había sido correcta. Suspiré aliviada.
"Hecho."
"Te debo una."
"Te la guardo."
Ambos colgamos el teléfono al segundo. Bajé la pantalla del ordenador y me tumbé en la cama mirando fijamente el techo. Un sonido me hizo desviar la mirada y Louis apareció en la puerta.
-Jenn... te buscan en la puerta. -Fruncí el ceño y él solo se encogió de hombros.
-Voy a ponerme un chándal, salgo en dos minutos. -Dejé el pelo tal y cómo lo tenía y me enfundé rápidamente una sudadera y un pantalón de chándal, cogí mis zapatillas y salí con prisa al salón, dónde solo estaba Louis sentado mirando fijamente la televisión.
-Está fuera. -Asentí y avancé hacia la puerta principal.
Todo mi cuerpo se vio atravesado por un escalofrío cuando mi mano tocó el picaporte de la puerta y un mal presentimiento golpeó mi cerebro. Respiré hondo y abrí la puerta para encontrarme de frente a Marcelo con media sonrisa. Cerré la puerta detrás de mí y di un paso hasta él, manteniendo fija mi mirada en sus ojos.
-¿Qué quieres? -Él simplemente movió la cabeza, sin borrar de su cara la sonrisa, indicándome que lo siguiera.
-Sólo serán un par de minutos. -Avanzamos hasta el pequeño bosque que había frente a la casa y, cuando habíamos andado menos de diez metros, paró en seco girándose hacia a mí.
-Marcelo, no tengo tiempo para gilipolleces.
-Tranquila, seremos rápidos. -La voz de mi padre sonó detrás de mí y me giré, colocándome de tal manera que tenía a ambos frente a mí.
"Jamás le des la espalda a tu enemigo, aunque lo veas desarmado, siempre tienen un truco bajo la manga."
Las palabras de Zayn se escucharon por toda mi cabeza y asentí interiormente, dándole la razón.
-¿Qué queréis? Ya os dije que no quería volver a esto.
-Pues eso no es lo que parece. -Enarqué una ceja ante las palabras de Marcelo y él aumentó su sonrisa.
-Pensábamos que no querías más mafia y vas, y te metes en esto con mi nieto. -Mi padre rió acompañando las palabras de Marcelo. -No has elegido el bando correcto.
-Discrepo.
-Jenn, te has metido con el enemigo.
-En este momento, solo vosotros sois mis enemigos. -En ese momento me arrepentí de no haber llevado la pistola conmigo.
"A partir de ahora, la pistola siempre encima."
-Jenn, no nos quieres tener como enemigos.
-Pero mucho menos como aliados.
-Está bien, cómo quieras, querida. -Josh asintió y Marcelo avanzó con lentitud hasta estar a su lado.
-Tendrás noticias nuestras.
-Espero que sea vuestra esquela. -Escupí las palabras con rabia y me giré para volver a casa, hasta que un sonido me hizo volverme hacia ellos de nuevo.
Josh tenía la pistola cargada y apuntando directamente a mi cabeza. Apreté los puños con fuerza a ambos lados de mi cuerpo y sonreí.
-No tienes cojones, Josh.
-¡Jennifer! -Una sonora carcajada salió de mi garganta al ver su reacción.
-Hazlo. -Vocalicé cada letra de la palabra, tentándolo a apretar el gatillo y sonreí cuando lo vi mirarme a los ojos y dudar de lo que estaba haciendo.
-Josh, vámonos. -Marcelo colocó una mano sobre el hombro de mi padre que bajó la pistola en medio segundo. Negué con la cabeza y volví a retomar el camino a casa.
-Que os jodan. -Saqué mi dedo corazón en su dirección y salí del bosque.
Llamé un par de veces a la puerta hasta que Louis finalmente abrió y me miró intrigado cuando ya estaba dentro de la casa.
-¿Quién narices era ese viejo?
-Un cliente, le di la dirección de la casa por si necesitaba algo y ha venido a pedirme una cosa.
-¿Y a dónde habéis ido?
-A que vea unas fotos para un jarrón para su esposa. -Vi en la cara de Louis que no se había tragado ni una palabra de lo que le había dicho, pero dejó el tema a un lado y me sonrió velozmente.
-Venga, a desayunar. He hecho tostadas y café.
-Eres el mejor. -Besé su mejilla con efusividad y ambos nos quedamos en silencio.
-Raro...
-Raro... -Ambos pronunciamos la palabra al mismo tiempo y nos miramos con prisa antes de romper a reír.
-No sé quién narices es, pero dile que pare con los putos mensajes, que quiero dormir. -Louis lanzó el móvil a mi cama y yo sonreí timidamente. Louis me devolvió la sonrisa y volvió al salón, donde a los pocos segundos lo escuché de nuevo roncar.
Desbloqueé el móvil para encontrarme con más de diez mensajes de la misma persona.
"Despierta, dormilona, a trabajar."
"Jenn, vamos."
"Siempre fuiste de sueño profundo."
"Si en diez segundos no te despiertas pienso coger un avion de vuelta y despertarte."
"Jenn, venga ya."
Y otros cuantos más. Me estiré en la cama y cogí el portátil que estaba bajo esta. Metí la contraseña y en medio segundo estaba en la página del banco, preparada.
Cogí los auriculares y cerré la puerta antes de llamar a Zayn y poner el manos libres.
"Por fin."
"Venga, hagámoslo rápido."
"Cuando estábamos juntos no decías eso."
"Malik."
Su risa sonó con eco en mis auriculares y yo sonreí.
"Ya están aquí, lo dejo en manos libres para que escuches todo."
"Genial."
Durante más de quince minutos estuve escuchando a Zayn hablar con alguien en italiano, así que practicamente no entendí nada de lo que decían, pero supongo que estarían hablando de la calidad del cuadro, del precio, de la localización y todas esas cosas que se suelen hablar durante un intercambio.
"Preciosa."
"Sigo aquí."
"Genial, métete en la cuenta 0009765, contraseña 000081965."
Hice lo que me pidió y en medio segundo estaba metida en la cuenta, me metí en el apartado de trasferencias y esperé la siguiente orden.
El hombre y Zayn volvieron a hablar durante unos cinco minutos más mientras yo golpeaba con poca paciencia el teclado del ordenador.
"Traspasa 90.000 libras a la cuenta 0034829."
Tosí al escuchar la cantidad de dinero que debía traspasar.
"¿90? Zayn..."
"Hazlo."
Marqué la cantidad que él me dijo con rapidez y lo mismo con el número de cuenta.
"¿Estás seguro, Malik?
"Sí."
Pulsé el botón y observé el mensaje que me decía que la transferencia había sido correcta. Suspiré aliviada.
"Hecho."
"Te debo una."
"Te la guardo."
Ambos colgamos el teléfono al segundo. Bajé la pantalla del ordenador y me tumbé en la cama mirando fijamente el techo. Un sonido me hizo desviar la mirada y Louis apareció en la puerta.
-Jenn... te buscan en la puerta. -Fruncí el ceño y él solo se encogió de hombros.
-Voy a ponerme un chándal, salgo en dos minutos. -Dejé el pelo tal y cómo lo tenía y me enfundé rápidamente una sudadera y un pantalón de chándal, cogí mis zapatillas y salí con prisa al salón, dónde solo estaba Louis sentado mirando fijamente la televisión.
-Está fuera. -Asentí y avancé hacia la puerta principal.
Todo mi cuerpo se vio atravesado por un escalofrío cuando mi mano tocó el picaporte de la puerta y un mal presentimiento golpeó mi cerebro. Respiré hondo y abrí la puerta para encontrarme de frente a Marcelo con media sonrisa. Cerré la puerta detrás de mí y di un paso hasta él, manteniendo fija mi mirada en sus ojos.
-¿Qué quieres? -Él simplemente movió la cabeza, sin borrar de su cara la sonrisa, indicándome que lo siguiera.
-Sólo serán un par de minutos. -Avanzamos hasta el pequeño bosque que había frente a la casa y, cuando habíamos andado menos de diez metros, paró en seco girándose hacia a mí.
-Marcelo, no tengo tiempo para gilipolleces.
-Tranquila, seremos rápidos. -La voz de mi padre sonó detrás de mí y me giré, colocándome de tal manera que tenía a ambos frente a mí.
"Jamás le des la espalda a tu enemigo, aunque lo veas desarmado, siempre tienen un truco bajo la manga."
Las palabras de Zayn se escucharon por toda mi cabeza y asentí interiormente, dándole la razón.
-¿Qué queréis? Ya os dije que no quería volver a esto.
-Pues eso no es lo que parece. -Enarqué una ceja ante las palabras de Marcelo y él aumentó su sonrisa.
-Pensábamos que no querías más mafia y vas, y te metes en esto con mi nieto. -Mi padre rió acompañando las palabras de Marcelo. -No has elegido el bando correcto.
-Discrepo.
-Jenn, te has metido con el enemigo.
-En este momento, solo vosotros sois mis enemigos. -En ese momento me arrepentí de no haber llevado la pistola conmigo.
"A partir de ahora, la pistola siempre encima."
-Jenn, no nos quieres tener como enemigos.
-Pero mucho menos como aliados.
-Está bien, cómo quieras, querida. -Josh asintió y Marcelo avanzó con lentitud hasta estar a su lado.
-Tendrás noticias nuestras.
-Espero que sea vuestra esquela. -Escupí las palabras con rabia y me giré para volver a casa, hasta que un sonido me hizo volverme hacia ellos de nuevo.
Josh tenía la pistola cargada y apuntando directamente a mi cabeza. Apreté los puños con fuerza a ambos lados de mi cuerpo y sonreí.
-No tienes cojones, Josh.
-¡Jennifer! -Una sonora carcajada salió de mi garganta al ver su reacción.
-Hazlo. -Vocalicé cada letra de la palabra, tentándolo a apretar el gatillo y sonreí cuando lo vi mirarme a los ojos y dudar de lo que estaba haciendo.
-Josh, vámonos. -Marcelo colocó una mano sobre el hombro de mi padre que bajó la pistola en medio segundo. Negué con la cabeza y volví a retomar el camino a casa.
-Que os jodan. -Saqué mi dedo corazón en su dirección y salí del bosque.
Llamé un par de veces a la puerta hasta que Louis finalmente abrió y me miró intrigado cuando ya estaba dentro de la casa.
-¿Quién narices era ese viejo?
-Un cliente, le di la dirección de la casa por si necesitaba algo y ha venido a pedirme una cosa.
-¿Y a dónde habéis ido?
-A que vea unas fotos para un jarrón para su esposa. -Vi en la cara de Louis que no se había tragado ni una palabra de lo que le había dicho, pero dejó el tema a un lado y me sonrió velozmente.
-Venga, a desayunar. He hecho tostadas y café.
-Eres el mejor. -Besé su mejilla con efusividad y ambos nos quedamos en silencio.
-Raro...
-Raro... -Ambos pronunciamos la palabra al mismo tiempo y nos miramos con prisa antes de romper a reír.
Metí la pistola en mi bolso y salí con prisas de mi casa despidiéndome de Louis con un abrazo.
Desde que Marcelo apareció en la puerta de mi casa hace un mes, ese maldito cacharro no se separa de mí.
Aceleré adelantando un par de coches y aparqué en un pequeño sitio que quedaba en frente del bar. Entré con prisas y me senté junto a Lea dejando el bolso sobre mis rodillas.
-Una cocacola.
-Otra.
Hablamos durante horas, y reímos mucho más. Me informó sobre toda la gente que había dejado de ver al terminar el instituto. Hablamos de Louis, de Harry, de la última película de Bradley Cooper que acababan de sacar en dvd y del nuevo disco que Ed Sheeran estaba a punto de publicar.
Nos abrazamos con fuerza antes de volver a subirme en el coche para volver a casa. No eran más de las doce, pero la carretera estaba más vacía que nunca, permitiéndome acelerar tanto cómo quisiera.
Aparqué delante de la puerta de la cochera y observé con detenimiento la casa. Había alguien dentro. Miré por todos lados, pero el coche de Louis no estaba ahí, así que él no era.
Saqué la pistola del bolso y la coloqué en la parte trasera de mi pantalón.
Abrí la puerta y descubrí cómo la cerradura estaba forzada. Avancé por la casa, lentamente, intentando que ni un ruido alertase a quién quisiera que estuviera ahí dentro. Coloqué la mano derecha sobre la culata de mi pistola y la sujeté con fuerza, preparándome para cualquier cosa.
-Vaya, por fin has llegado.
Desde que Marcelo apareció en la puerta de mi casa hace un mes, ese maldito cacharro no se separa de mí.
Aceleré adelantando un par de coches y aparqué en un pequeño sitio que quedaba en frente del bar. Entré con prisas y me senté junto a Lea dejando el bolso sobre mis rodillas.
-Una cocacola.
-Otra.
Hablamos durante horas, y reímos mucho más. Me informó sobre toda la gente que había dejado de ver al terminar el instituto. Hablamos de Louis, de Harry, de la última película de Bradley Cooper que acababan de sacar en dvd y del nuevo disco que Ed Sheeran estaba a punto de publicar.
Nos abrazamos con fuerza antes de volver a subirme en el coche para volver a casa. No eran más de las doce, pero la carretera estaba más vacía que nunca, permitiéndome acelerar tanto cómo quisiera.
Aparqué delante de la puerta de la cochera y observé con detenimiento la casa. Había alguien dentro. Miré por todos lados, pero el coche de Louis no estaba ahí, así que él no era.
Saqué la pistola del bolso y la coloqué en la parte trasera de mi pantalón.
Abrí la puerta y descubrí cómo la cerradura estaba forzada. Avancé por la casa, lentamente, intentando que ni un ruido alertase a quién quisiera que estuviera ahí dentro. Coloqué la mano derecha sobre la culata de mi pistola y la sujeté con fuerza, preparándome para cualquier cosa.
-Vaya, por fin has llegado.
¡COOOOMENTAD BBYS! ♡♡