domingo, 19 de enero de 2014

Capítulo 18 + Aviso.

Me senté en mi cama, dejando que el pelo mojado cayera por la camiseta de mi pijama. Sentí el móvil vibrar por toda la cama, avisándome de un nuevo mensaje. Lo abrí con prisas sólo para encontrarme un mensaje de mi padre. Bufé cabreada mientras lo leía sentada en mi cama.
“Te necesito mañana en casa, es urgente. Muy urgente. A las doce.”
“Vale.”
-A saber que mierda quiere ahora… –Murmuré para mí misma, apagué el móvil y lo dejé sobre la mesita y poniéndolo a cargar.
-¿Decías algo? –Louis apareció por la puerta de mi cuarto y sonreí mirándole de arriba abajo, iba con unos vaqueros desgastados y una camiseta negra, una foto y una frase sobre la misma.
-Que no sé qué ponerme ahora. Vas genial. –Él rio y entró en la habitación, sentándose en la cama.
-Gracias… Y tú, vaqueros y camiseta, tampoco vamos a una boda, es una discoteca. –Reí y me encogí de hombros.
-Vale. Venga, largo, tengo que cambiarme.
-Podría quedarme aquí y aconsejarte. –Enarcó una ceja y se tumbó en la cama, colocando las manos sobre su estómago.
-Louis…
-Vale, ya me salgo. –Resopló y salió de la habitación en pocos segundos, cerrando tras él la puerta. Suspiré en voz alta, pensando que el que tendría que estar en el salón esperándome era Zayn.
“Olvídalo ya…”
Comencé a sacar conjuntos que hacía mucho que no usaba y que ni si quiera recordaba que tenía. Al final me decidí por una falda con cola de sirena azul celeste y un top blanco que dejaba mi estómago al aire, me coloqué unos tacones negros y salí al baño para retocar e maquillaje y el peinado. Me mojé las puntas de mi pelo, dejando que cayeran a su aire por mi espalda y salí de allí para reunirme con Louis en el salón.
-Estás…
-Vámonos. –Cogí las llaves de la casa, el móvil y algo de dinero y lo metí todo a presión en el bolso antes de salir de la casa.

-Louis Tomlinson y acompañante. –Miré a mí alrededor mientras Louis hablaba con el portero y observé como las afueras de la discoteca estaban abarrotadas de gente fumando y hablando por encima del nivel de la música que resonaba incluso con las puertas cerradas. Miré el cartel de la discoteca, pero no logré a leer como se llamaba, ya que Louis estaba tirando de mi mano haciéndome entrar en el local.
Nos escabullíamos como podíamos entre tanta gente, intentando llegar en primer lugar a la barra y pedir algo de beber. Y, después de muchos empujones y decir varias veces perdón por pisar a unas cuantas chicas por fin llegamos.
-¿Qué quieres? –Louis gritó en mi oído y yo suspiré.
-Vodka con limón. Más vodka que limón. –Louis se alejó para mirarme, frunciendo el ceño. -¿Qué?
-Nada, nada. –Me apoyé en la barra y observé mi alrededor. Muchas chicas bailaban entre los brazos de algún tío, otras tantas bailaban solas con sus amigas y algunas otras simplemente estaban ahí paradas, observando a la gente, tal y como estaba yo. Sentí como Louis se acercaba de nuevo a mi oído y me esforcé por escuchar lo que decía. -¡Alegra esa cara, morena, estamos aquí para pasarlo bien! –Asentí dándole por completo la razón y, tras darle un sorbo a mi copa, agarré la mano de Louis y salí con él a la pista a bailar.
*Narra Zayn*
Abrí la puerta del pub y busqué un sitio donde sentarme. Suspiré, apoyándome en la barra y miré por encima de mi hombro como un par de chicos que estaban en la mesa de billar mi miraban y fruncí el ceño.
-¿Qué te pongo? –Levanté la mirada hasta la chica que estaba detrás de la barra y fingí una sonrisa.
-Ron.
-¿Solo? –Asentí y ella se dio media vuelta y se marchó a preparar mi copa. –Aquí tienes. –La chica me sonrió y se apoyó en la barra delante de mí. La miré enarcando una ceja y ella aumentó su sonrisa.
-¿Necesitas algo?
-No… ¿estás solo?
-La verdad es que eso no te interesa. –Le di un largo sorbo al ron, dejando que el alcohol quemara mi garganta y volví a poner el vaso en la barra. La chica bufó cabreada y se marchó de allí yo, simplemente, me encogí de hombros y seguí bebiendo. Escuché abrirse la puerta del local y la risa de una chica inundó todo el establecimiento y, segundos después la de un chico. El frío proveniente del exterior me heló los huesos y di un nuevo sorbo al vaso.
-Has sido un poco borde con ella. –Bufé de nuevo al escuchar una nueva voz de chica detrás de mí.
-¿Y tú eres? –Me giré para mirarla y sonreí al ver a una chica algo más baja que yo, con unos preciosos ojos marrones que me miraban directamente. Ella también sonrió y ocupó el sitio que había a mi lado.
-Soy Amy. –Abrió la boca para preguntarme el nombre pero la corté antes de que siguiera.
-No, eres preciosa. Por cierto, yo soy Zayn. –Ella sonrió y llamó a la camarera de antes para pedirle un mojito.
-¿Y por qué estás solo? No es normal.
-¿Estás intentando ligar conmigo con ese viejo truco? –Ella rio con fuerza y negó con la cabeza.
-No intento ligar contigo, sólo intento saberlo. –Reí en voz baja dándole un sorbo a mi copa.
-Digamos que intento ahogar los males. –Ella asintió y bebió de su mojito sin apartar los ojos de mí.
-Deberías buscar otra forma de ahogar los males. El alcohol no es bueno.
-Y me lo dice la chica que se ha bebido medio mojito en un segundo. –Su risa volvió a retumbar en mis oídos y, por un segundo me parecía estar oyendo reír a Jenn. Suspiré y me levanté de ahí.
-Eh, eh. –Amy agarró mi brazo haciendo que me detuviera. –Al menos despídete.
-Hasta la próxima, pre… Amy. –No pensaba llamarla ‘preciosa’, ese no era su apodo, ni el de ella ni el de ninguna chica más que Jenn. Eso se lo tendría que dejar claro a mi subconsciente. Antes de darme cuenta, los labios de Amy estaban pegados en mi mejilla y se separó mirándome con media sonrisa.
-Hasta la próxima, Zayn. –Rio con fuerza y se largó moviendo exageradamente las caderas. Resoplé estresado y me giré para encontrarme los ojos marrones que llevaba una semana sin ver. Mierda. Una semana y la echaba de menos como a nadie. Ella me miró y luego observó a la distancia a la chica, después negó con la cabeza y avanzó para irse del lugar.
-Jennifer… -Agarré su brazo antes de que saliera por completo del sitio y ella se giró para mirarme con los ojos llorosos.
-Hola Zayn. –Intentó sonreír, pero ni si quiera le salió. –Oye, creo que te esperan dentro. ¿Puedes dejarme?
-No sé qué coño has visto pero…
-Zayn, no me tienes que dar explicaciones, no estamos juntos. –Me congelé al escucharla decir eso. Sabía que no estábamos juntos, pero aún no lo tenía asumido.
-¡Jenn! –Miré como el chico que iba con ella se acercaba a nosotros y suspiré dando un paso atrás alejándome de ella.
-Adiós Zayn. –El chico rodeó su cintura y ella apoyó la cabeza en su hombro antes de salir del local.
-Te quiero, Jenn.
“¿No crees que lo tendrías que haber dicho antes, lumbreras?”

Hola chicos, hmm, lo primero sé qué este y el anterior capítulo han sido malos, pero creo que los próximos van a ser mejores; lo segundo decir que la semana que viene ni la siguiente subiré por que tengo finales y no podré escribir nada, así que hasta el segundo fin de semana de febrero no subiré nada, lo siento; y lo tercero lo de siempre, que comentéis que no muerdo ni nada y casi siempre os contesto. Sólo eso, un besito.

sábado, 18 de enero de 2014

Capítulo 17.

*Narra Zayn*
-Sé de alguien que estará encantado de escuchar eso. –Asentí, sabiendo perfectamente que mi padre se refería a mi abuelo. Cogí una de las sillas de la mesa y me senté, sacando del bolsillo de mi pantalón un cigarro y encendiéndolo, mi padre retomó la lectura del periódico y yo me apoyé sobre el respaldo de la silla, dejando la mirada perdida en el cielo de Londres que se empezaba a nublar. Le di una larga calada antes de volver a abrir la boca.
-Sólo pido una cosa. –Mi padre volvió a levantar la mirada, bajado su periódico y enarcando las cejas, como pidiendo que continuara. –Quiero estar dentro de la operación con Josh.
-Zayn… -Su boca se abrió para soltarme un sermón que no iba a aguantar, así que antes de que él continuara lo interrumpí, contándole todo lo que quería.
-No he acabado. Quiero estar en esa operación y, por supuesto, quiero ser yo el que se encargue de matarlo. –Mi voz era fría, dura, a causa de toda la rabia contenida. Necesitaba ver a Josh sufriendo, necesitaba hacerle pagar muchas cosas, necesitaba verlo muerto cuanto antes, aunque sabía que no iba a ser fácil.
-Tú no has entrado a la mafia sólo para matar a Josh. –Volví a absorber el humo del cigarro ya expulsarlo unos cuantos segundos después. Tenía razón, esa no era la única razón, pero ese era un asunto que a nadie le importaba nada más que a mí.
-Créeme que sí. –Sentí mi bolsillo vibrar y saqué mi móvil de donde estaba.
“Jenn está llamando”
Colgué el teléfono casi en el acto, haciendo que todo mi cuerpo se estremeciera y un sonoro suspiro saliera de mi boca. Sólo había pasado un día sin ella y la forma en la que la echaba de menos me estaba matando, pero tenía que ser así.
-Tenías que haberlo cogido.
-No quiero hablar con ella. –Di por finalizada la conversación levantándome de allí y volviendo dentro de casa donde el olor a la comida de mi madre impregnaba todo el ambiente. Bajé al coche a recoger las maletas y subí a mi cuarto a colocar todas las cosas.
Nada había cambiado desde que me fui de ahí hacía unos cuantos meses. Dejé las maletas debajo del escritorio y me tumbé en el blanco techo y, el recuerdo del techo lleno de fotos de la que era mi casa atravesó mi cabeza. Las había despegado todas antes de irme, guardándolas en mi maleta para colocarlas en mi cuarto. Simplemente para tener algo que me recordase a ella, aunque no me hacía falta, hasta el más mínimo detalle me recordaba a ella. Bufé cabreado sentándome en el borde de la cama.
“Tienes que empezar a olvidarla. Ahora ella es el enemigo.”

*Narra Jenn*
Abrí los ojos y me levanté, sentándome en el borde del sofá y apartando de mí todas las mantas que cubrían mi cuerpo. Lunes de nuevo. Suspiré y me levanté con desgana para ir al baño a asearme.
Cuando mi mirada se centró en el espejo, sollocé por lo bajo al ver la pinta que tenía. Mis ojos se habían vuelto completamente rojos de tanto llorar y las ojeras que ocupaban las cuencas de estos eran enormes después de pasarme todo el fin de semana sin dormir. Más que una persona parecía un zombie. Sorbí por la nariz y lavé mi cara, intentando tener mejor aspecto, aunque el intento fue en vano.
“Jenn. No va a volver, así que para de llorar y de ser un puto deshecho social.”
Suspiré, termine de arreglarme y salí de mi casa preparada para afrontar otra mierda de semana que me esperaba. Llegué a la tienda pasadas las diez y diez de la mañana y Louis ya me esperaba con un batido de chocolate y un par de donuts sobre el mostrador. Le dediqué una sonrisa amarga y pasé de desayunar, entrando directamente en el almacén.
No sé exactamente cuánto tiempo había pasado, pero estaba segura de que ya llevaba unas cuantas horas ahí abajo cuando Louis bajó y se sentó a mi lado en el sofá. Mi mirada estaba fija en la mesa dónde estaba colocada la televisión y de ahí no se movió, ni si quiera cuando escuché a Louis empezar a hablar.
-¿Cómo estás?
-Bien.
-¿Y él?
-No está. –Un leve suspiro se escapó de mis labios.
-Jenn… –Por el rabillo del ojo vi como pasaba una mano por su pelo y suspiraba frustrado. –Jenn, no puedes quedarte toda la vida así. Como alma en pena, debes salir, debes empezar una página nueva o un libro nuevo.
-El caso es que a mí me gusta este libro.
-No te puede gustar algo que te hace tanto mal. –Negué con la cabeza y la apoyé en mis manos sin dejar de mirar la mesa. –Vale, ¿qué narices tiene la mesa que no dejas de mirarla, hostia? Es fea pero, por favor, deja de mirarla ya. –Giré mi cabeza para ver cómo sus ojos azules destellaban, me dedicó una leve sonrisa y yo fui incapaz de esconder la sonrisa que atravesó mi rostro. –Esa es la sonrisa que yo quería ver.
-Gracias. –Se encogió de hombros y abrazó mi cuerpo en medio segundo.
-No tienes que darlas. Y, ahora, vamos a hacer cambios. –Me separé, mirándolo interrogante y él sonrió. –No pienso dejar que te quedes amargada en tu casa los restos de los días… da mala imagen al negocio tener a un zombie detrás del mostrador.
-Gilipollas. –Reí golpeando su hombro con poca fuerza y me recosté en el sillón esperando que me contara lo que tenía pensado.
-Por lo pronto te mudas. A mi casa. –Sonreí de medio lado enarcando las cejas, causando también una sonrisa en su rostro. –Lo sé nena, era lo que estabas deseando.
-Sí, me moría de ganas. –Él asintió, aunque yo rápidamente negué con la cabeza. –Olvídalo. No me muevo de mi casa. –Louis se cruzó de brazos y frunció el ceño, descontento con mi respuesta.
-Vale, vale. Eso no. Pero... salimos. El viernes nos vamos de fiesta a Londres. –Me miró enarcando un par de veces las cejas y reí con fuerza negando con la cabeza. –Vamos,  no te puedes negar.
-Louis…
-Te estoy diciendo de ir de fiesta, no de fugarnos del país. Vamos. –Alargó la ‘a’ y yo suspiré asintiendo. -¡Esa es mi chica! Y ahora mueve tu bonito culo hasta arriba, tienes clientes que atender.
-A la próxima referencia que hagas a mi culo te quedas sin descendencia, que lo sepas.
-¿Es que no quieres hijos, morena? –Le saqué el dedo corazón y escuché su lejana risa mientras subía las escaleras hasta la parte de arriba de la tienda.
“Puede que esta semana no sea tan mierda después de todo.”
Y quién sabe, quizá mi conciencia tenía razón. O quizá no.

Espero vuestros comentarios <3 (El capítulo ha sido un poco/bastante basura, no me lo tengáis en cuenta)

viernes, 17 de enero de 2014

Capítulo 16.

Me levanté tan rápido como pude y sequé las lágrimas que aún había en mis mejillas. Parpadeé con rapidez un par de veces intentando que mis ojos volvieran a su blanco original y, corrí a abrir cuando escuché el timbre por segunda vez.
Me paré en el pomo de la puerta, cogí aire y lo solté todo de golpe antes de abrir la puerta.
-¡Jenn! –Antes de darme cuenta estaba en los cálidos brazos de Harry, sonreí y pegué mi cara a su cuello, impregnándome del ya conocido olor de One Million tan particular en él. Me separé cuando pasaron unos cuantos segundos y lo miré frunciendo el ceño de forma interrogante.
-¿Qué haces aquí?
-Quería saber si estabais bien, después de que salierais ayer de casa como unos locos estaba preocupado, la verdad ¿Está todo bien? –No respondí, dejé la mirada fija en el mármol del suelo y me quedé parada donde estaba, ni un músculo de mi cuerpo se movía. -¿Dónde está Zayn? –Levanté la mirada centrándola en sus ojos verdes y me mordí la lengua, intentando controlar cualquier emoción. Abrí la boca para hablar pero los gritos de Lea me hicieron desviar la atención de Harry.
"Salvada por la campana."
"No por mucho tiempo."
Suspiré y abracé con fuerza a Lea que sólo me decía que me había ido a vivir a un pueblo fantasma y que no había encontrado ningún sitio bueno para desayunar, así que sólo traía unos cuantos bollos que había comprado en un supermercado cercano.
-¿Y dónde está Zayn? Quiero decirle cuatro cosas después de que jodiera la noche de karaoke. –Se soltó de mi abrazo y dejó las bolsas en el suelo. –Seguro que está durmiendo. ¡Malik, saca tu culo de la cama y ven a saludar! –El grito de Lea se escuchó por toda la casa y callé, esperando escuchar el bufido de Zayn en la lejanía, cabreado porque lo han despertado, o su risa al escuchar los estruendosos gritos de Lea, pero no se oyó nada. –Voy a tener que ir a buscarlo. –Rio con fuerza y entró en el salón, seguida por Harry y, a unos cuantos metros más, por mí.
Paró en seco cuando no llevaba más de 10 metros andados y se giró para mirarme. Suspiré agachando la cabeza, evitando cualquier mirada interrogante y me agaché para empezar a recoger los destrozos.
-Ya lo recogerás luego, Jenn. –Harry me levantó en medio segundo y me dedicó una sonrisa.
-Que lo recoja también Zayn. ¡Zayn! –El grito retumbó en mis oídos colándose hasta mi cerebro.
-¡No está! -Grité con más fuerza que ella y suspiré. –No está, se ha ido, se ha ido y no va a volver. No lo llames más porque no va a salir. Joder. –Me derrumbé contra la pared y me senté en el suelo rompiendo a llorar de nuevo.
-Jennifer, nena, ven aquí. –Harry se agachó a mi lado y me abrazó con fuerza dejando que mis lágrimas empaparan su camiseta.
-¿Cuándo se ha ido? –Sorbí por la nariz y me alejé de Harry para mirar a Lea.
-Supongo que anoche.
-¿Supones?
-Sí; anoche discutimos y yo me fui de casa y, cuando he vuelto esta mañana, él ya no estaba, ni nada suyo... –Lea se acercó a mí y acarició mi pelo con delicadeza dejando que apoyara en su hombro mi cabeza.
-Tranquila, seguro que vuelve. Ha sido una pelea tonta.
-No, no va a volver. No me merezco que vuelva.
-¿Qué has hecho, Jenn?
-Mentirle. –Cogí aire al ver la expresión de Lea. –No cómo crees. Le mentí, le escondí cosas que jamás debería haberle contado.
-Todos tenemos secretos, que queremos que sigan siéndolo. –Harry habló sereno, sin inmutarse ni un ápice y recibiendo una mirada interrogante por parte de Lea y mía, aunque sólo negó con la cabeza dando el tema por concluido.
-No digas cosas así, Jenn, no digas que no lo mereces. –Lea volvió a retomar la palabra, desviando la mirada de Harry hasta mí.
-Es la verdad, merezco que se haya ido, pero no quiero aceptarlo. –Apoyé la cabeza en la pared y respiré hondo cerrando los ojos, esperando abrirlos y ver que todo volvía a ser como era apenas una semana antes. Pero no fue así. Cuando los abrí, sólo me encontré a mis dos mejores amigos sentados en el suelo de un salón completamente destrozado y consolándome.
*Narra Zayn*
Abrí los ojos y miré el reloj de mi móvil. Las once menos veinte. Gruñí y me retorcí en la cama del viejo motel de carretera en el que me había alojado esa noche. Me senté en el borde de la cama, al mismo tiempo que pasaba una mano por mi pelo y lanzaba un suspiro al aire. Miré a mí alrededor, para encontrarme una habitación con maletas y una pared comida por la humedad.
Pagué y salí de aquel antro tan pronto como podía. Me subí al coche y mis manos se aferraron al volante antes de arrancar, pensando un sitio donde ir.
Pensé en volver a casa, arreglarlo todo, volver con la chica de ojos marrones que en casi un año había puesto mi mundo completamente patas arriba, pero descarté esa opción tan pronto como apareció por mi cabeza.
Pensé en ir a casa de Josh, pegarle un tiro, acabar con todo y volver con Jenn. Pero no, quería que mi venganza fuera lenta, dolorosa, y un simple tiro no servía para descargar todo lo que llevaba encima.
Al final, el sitio apareció en mi mente y yo solo aceleré y derrapé en la puerta del motel antes de entrar en la carretera.
-¿Cómo estás, tío? –Abrí la cancela del panteón y entré en el oscuro lugar, únicamente iluminado por cuatro velas casi gastadas. Las flores estaban secas, a excepción de un centro que parecía recién hecho. Suspiré y me apoyé en la fría pared, haciendo que un escalofrío atravesase mi cuerpo y, algo me decía que Liam ya estaba ahí listo para escucharme.
-Se acabó. Sé que te prometí que la cuidaría y lo pienso hacer, pero no estando con ella. Está metida con Josh, con su padre. –Mi mandíbula se tensó. –Con tu asesino. –Callé esperando una contestación, pero solo sentí como las hojas muertas de las flores se movían por el aire que recorría el panteón. –Sé que yo entré antes que ella, pero era para protegerla. Pero ella... –De nuevo una ráfaga de aire movió las flores. –No, tío, no es lo mismo. –Gruñí y crucé los brazos sobre mi pecho.
"Mírate, hablando con una tumba, contestándole a un puto soplo de aire, esperando que la solución a tus jodidos problemas te la de un muerto."
Suspiré, asintiendo para mí mismo y me di la vuelta para salir de aquel lugar.
-Eh, Liam, prometo venir más a menudo. –Sonreí, imaginándolo sonreír a él también y cerré la cancela de un golpe antes de salir del frío cementerio y poner rumbo al centro de Londres.
-¡Zayn! No me lo puedo creer, la segunda vez en una semana que te veo. –Reí, acompañando la sonrisa de mi madre.
-Creo que me verás durante mucho tiempo, mamá. –La sonrisa se borró de su cara y podría jurar que vi como sus ojos se cristalizaban a causa de las lágrimas, aunque supo disimularlas con facilidad.
-¿Habéis roto? –Fruncí el ceño y me encogí de hombros.
-Sólo alégrate de que vuelvo a casa. –Besé su frente y ella me envolvió en un dulce abrazo.
-No la pierdas, Zayn. Recupérala. –La escuché susurrar contra mi cuello, haciendo que una sonrisa amarga apareciera en mi cara. –Tu padre está en el jardín. –Asentí y me separé de ella para atravesar la casa y llegar al amplio jardín. La mirada de mi padre se elevó por encima de su periódico y se clavó en mí. Sabía lo que quería.
-Quiero volver a la mafia.

¡Comentad, bbys! <33

sábado, 11 de enero de 2014

Capítulo 15.

Perdón por no subir ayer, pero es que no tuve nada de tiempo, ya sabéis, ventajas de estar en segundo de bachiller y tal :-) Bueno, eso que lo siento y nada más, ¡disfrutad y comentad!
Abrí los ojos poco a poco, observando la habitación iluminada por la tenue luz que entraba por la ventana. Me senté en la cama, apoyando la cabeza en el cabecero y abracé mis rodillas, fijando la mirada en el gran armario que había frente a la cama.
"Tienes que levantarte."
Resoplé y busqué mi móvil para mirar la hora. Las ocho y diez.
"Un ratito más."
Volví a tumbarme en la cama y cerré los ojos, pero lo único que se repetía una y otra vez era la pelea del día anterior con Zayn. Respiré hondo y me levanté de la cama. Sentí el frío suelo bajo mis pies y un escalofrío recorrió mi cuerpo; empecé a andar por la habitación, buscando una forma de pasar el tiempo.
Salí del cuarto y empecé a andar por la casa, sin rumbo alguno, bajé al salón y de ahí al baño, dónde lavé mi cara, quitando de ella los pocos restos de maquillaje que quedaban, peiné mi enredado pelo como pude y salí dirigiéndome a la cocina.
Empecé a rebuscar por todos los muebles buscando un vaso, donde poder echarme el zumo que había encontrado después de cinco minutos rebuscando en la nevera, y algo dulce que pudiera acompañar.
-Este tío es que no come ni una maldita magdalena.
­-Están en el cajón de abajo. –Salté en el sitio cerrando de un golpe el armario y Louis rompió en una sonora carcajada.
-No… no quería despertarte, lo siento. –Miré el cajón que me había dicho y saqué un paquete de magdalenas de chocolate. –Gracias.
-Tranquila, no importa. –Se acercó a mí cogiendo él también una magdalena y se apoyó en la pared mientras le daba un mordisco y me miraba fijamente. -¿Estás mejor?
-No lo sé. –Suspiré y di un largo trago al zumo. –En fin, todas las parejas discuten, al día siguiente las cosas se hablan y todo está solucionado. –Dejé el vaso en la encimera y miré a Louis con una sonrisa.
-Seguro que lo arregláis. –Asentí, poco convencida, pero asentí, recibiendo por parte de Louis una cálida sonrisa.
-Voy a vestirme y me voy.
-Te espero en el salón. –Besó mi mejilla y se marchó al salón, dónde a los pocos segundos ya se escuchaba el sonido de algún programa de televisión matutino.

-Me voy. –Asomé mi cabeza por la puerta del salón y Louis desvió su mirada desde la televisión hasta a mí. En medio segundo estaba de pie y a mi lado, envolviéndome en un cálido abrazo.
-Si pasa algo, lo que sea, llámame. Y ya sabes que te puedes quedar aquí siempre que lo necesites.
-Gracias, yo… gracias. –Él sólo besó mi cabeza y apretó aún más el abrazo.
-Nos vemos el lunes, morena. –Rio con fuerza cuando le saque el dedo corazón y empecé a andar con dirección a mi casa.

Abrí con suavidad la puerta de la casa, cerrándola tras de mí intentando no hacer ruido y dejé las llaves encima de la mesa que había en la entrada. Avancé hasta el salón, observando como todo estaba en completa calma. Miré el reloj que había sobre uno de los muebles.
“Las diez menos cuarto, es temprano. Seguirá durmiendo.”
Una tímida sonrisa apareció en mi cara, al mismo tiempo que yo negaba con la cabeza. Dejé la chaqueta sobre el sofá y recorrí todo el pasillo hasta llegar a nuestra habitación. Abrí la puerta lentamente, procurando no molestarle; sin embargo, la cama estaba perfectamente hecha y el cuarto perfectamente recogido.
“¿Dónde narices estás, tío?”
Fui hasta el baño, pero ahí tampoco estaba. Empecé a recorrer todas y cada una de las habitaciones de la casa, pero no había nadie en ninguna de ellas. Decidí llamarlo, quizá se haya ido temprano para buscarme, ni si quiera le dije que iba a pasar la noche fuera.
-El móvil al que llama está apagado o fue... –Colgué antes de dejar terminar al contestador automático y me dejé caer con rabia sobre la cama. Y, al centrar la mirada en el techo, la realidad me golpeó con fuerza. No había ni una sola foto, todo había desaparecido mostrando de nuevo el color inmaculado del techo. Me levanté rápidamente y abrí el armario con fuerza. Ni una camiseta, ni un pantalón, nada suyo.
-No. –Abrí sus cajones, sólo para encontrarme con la nada. –No. Por favor. –Sollocé en silencio. –Joder, joder. ¡Zayn! –Grité, esperando una contestación, pero lo único que recibí fue el sonido de las olas en la lejanía.
De nuevo fui al salón, observando por todos lados. No había nada suyo, todo se lo había llevado, sólo quedaban un par de marcos de fotos y un par de discos. Me senté en una silla y escondí mi cara entre las manos.
*Flashback*
Escuché un ruido en la ventana, haciendo que me desconcentrara de mi lectura; miré hacia ella pero no vi nada, entonces, me levanté y abrí el balcón asomándome tanto como podía a él. Y, entonces, fue cuando vi el destello de un cigarro bajo el árbol. Zayn.
-¿Qué haces aquí?
-Vengo a rescatarte, preciosa.
-¿Qué pasa? ¿Te crees un héroe, Malik? –Reí débilmente, apoyando mis manos en el balcón y centrando la mirada en su figura.
-Nunca lo he sido, pero por ti, me replantearía el serlo.
-Lárgate, Zayn, te van a pillar.
-No me pienso largar hasta que tú no estés subida en la moto, aunque me tenga que pasar toda la noche durmiendo bajo el árbol. –Reí en voz baja y me acerqué tanto como pude a la barandilla del balcón. –Salta, preciosa.
-Como me caiga te mato. –Me senté en la barandilla y cerré los ojos al mismo tiempo que escuchaba su risa y, en medio segundo, él me tenía agarrada y pegada a su pecho.
-Nunca dejaría que te cayeras, Jenn. –Besó mi nariz y me sentó en la moto cerrando el casco bajo mi barbilla y dejando un rápido beso en mis labios antes de arrancar la moto y salir derrapando de mi jardín.
*Fin flashback*
Sollocé y dejé caer la cabeza en el respaldo de la silla. Centré la cabeza en el techo y sentí como la vista se me nublaba con rapidez, así que  cerré los ojos intentando controlar de alguna manera las lágrimas y, entonces una chispa de rabia recorrió todo mi cuerpo, haciendo que me levantara de un golpe y comenzara a arrasar con todo lo que tenía por delante.
El florero de cristal que tenía sobre la mesa golpeó con fuerza el suelo, destrozándose en mil pedazos y a él lo acompañaron muchos más objetos de decoración que había por el salón. Cogí los dos únicos marcos de fotos que había dejado y los estrellé con fuerza contra la pared, haciendo que todos los pedazos cayeran al suelo.
-Mierda. –Me agaché a recoger los cristales que había sobre la foto y observé la imagen. Era de nuestro viaje a Roma. Observé la otra foto y éramos nosotros dos, también en Roma. Sólo había dejado eso. De nuevo sentí las lágrimas recorrer mis mejillas y lancé un grito de frustración. Puse las dos fotos sobre la mesa y empecé a buscar algo donde poder guardarlas, fui hasta la que ahora era mi habitación y empecé a rebuscar por los cajones, hasta que el timbre de la casa me alejó de mis pensamientos. Levanté la mirada hasta la cama y un solo pensamiento atravesó mi cabeza.

-Zayn… 

domingo, 5 de enero de 2014

Capítulo 14.

Cerró la puerta del coche con un fuerte golpe haciéndome saltar en el asiento. Sorbí por la nariz y observé sus movimientos antes de entrar en la casa.
"Sabías que este momento iba a llegar, no sé porque te sorprendes."
"Cállate, hostia."
Me desabroché el cinturón y salí del coche, siguiendo el mismo camino que Zayn hasta dentro de la casa.
Las luces del salón estaban encendidas, dejándome ver a Zayn sentado en el borde del sofá, con la cabeza entre las manos y la mirada fija en el suelo.
-¿Por qué? –Su voz era fría, lo suficientemente alta como para que retumbara en mis oídos, y lo suficientemente aterradora como para hacer que mis rodillas temblaran.
-Zayn... yo...
-Sólo dime porqué, Jennifer. Dime porqué narices te metiste en todo esto, porqué te uniste a tu padre. ¿Te tengo que recordar que fue él quien te pensaba secuestrar en Irlanda, o que fue él quien le pegó un tiro a Liam? ¿Necesitas que te lo recuerde? –No sabía que estaba llorando, hasta que sentí como mis mejillas se humedecían. Levanté la mirada hasta él y vi cómo se había levantado del sofá para mirarme directamente a los ojos desde una de las esquinas del salón. Sus brazos se cruzaban en su cintura y su mandíbula estaba tensa.
-Eres un hipócrita. –Tragué saliva y limpié las lágrimas de mis mejillas mientras comenzaba a andar hacia él. –Tú también estabas metido en esto con mi padre.
-Hasta que mataron a Liam. –Reí irónicamente y dejé de andar cuando estaba a pocos metros de él.
-¿Te piensas que soy imbécil, Zayn? ¿Y todas esas noches que salías sin decir nada, y cuando volvías a casa con un ojo morado o una costilla medio rota? –Clavé mi dedo en su pecho. –Después de la muerte de Liam seguiste trabajando para él. No lo niegues, Zayn.
-Sólo lo hice por una razón. –Asentí con desgana, sin apartar la mirada de sus ojos café.
-¿Ah sí? ¿Cuál?
-¡Protegerte! –Su voz golpeó con rabia mis tímpanos. –Nos habían descubierto, tu padre iba a por ti, necesitaba protegerte. Te quería a ti y te quería sana y salva, no quería ir a visitarte cada día a un puto cementerio. No podía perderte, eres lo único bueno que tengo en la vida, no podía dejar que me arrebataran lo que más me hace falta. Pero tú no, tú tienes que meterte en esta mierda sola, sin protección, arriesgándote a que te pase cualquier cosa.
-Zayn... si entré en este puto mundo fue para que dejaras todo contacto con mi padre. No quería ponerte en peligro; un día podrías no volver a casa y no quería que eso pasara. Si entré en la mafia fue para sacarte a ti de esto. –Negó con la cabeza y suspiró.
-No sabes lo que haces, Jennifer. No tienes ni una jodida idea de lo que haces. Te crees que sabes de la vida en la que estas metida y no. Esto te viene grande, te viene enorme.
-No me jodas, Zayn. He vivido muchas cosas estando contigo, creo que puedo afrontar estar en la mafia por mí sola. –Escuché una risa por su parte y se agachó para poder situar su cara a centímetros de la mía.
-Te vas a hundir en la mierda, y yo no estaré ahí para ayudarte.
-En ningún momento te he pedido tu ayuda. No te necesito, Zayn. –Su cara se congeló, al igual que todo mi cuerpo al recapacitar las palabras que había dicho.
-Ya sabes dónde está la puerta si no me necesitas. Yo tampoco necesito ver tu cara de asesina cada día. Eres mierda, Jenn. Has caído tan bajo como tu padre, incluso más que él, Josh al menos nunca mató a una cría.
-Eres un cabrón. Y tú estás tan abajo como yo, tú también le pegaste un tiro a una cría, ¿lo recuerdas, Zayn? –Bufé cabreada apartándome de él y dirigiéndome a la puerta de la casa.
-Zorra. –Antes de salir a la calle me giré para enseñarle mi dedo corazón y, acto seguido, cerré la puerta tras de mí con un fuerte portazo.
Me senté en la entrada y apoyé la cabeza en la puerta cerrando los ojos y dejando que todas las lágrimas que había estado aguantando cayeran por mis mejillas. Grité al aire, y seguí llorando mientras pegaba mis piernas a mi pecho y me abrazaba a mí misma con fuerza.
Dentro no escuchaba nada, ni un movimiento, ni una palabra. Todo estaba en calma. Suspiré y me levanté limpiando mi trasero con lentitud antes de empezar a andar.
"Lo has perdido."
"Sólo ha sido una pelea, mañana estaremos bien."
"Deja de intentar auto convencerte y abre los ojos. Mañana no habrá un estaremos, porque ni si quiera habrá un 'nosotros'."
Sollocé, dándole la razón a mi conciencia y me senté en uno de los bancos cercanos a la plaza central del pueblo. No tenía donde ir, no podía volver a casa después de todo lo que había soltado. Suspiré y agaché la cabeza, sacando mi teléfono móvil del pantalón y buscando su número.
-¿Diga? –Su adormilada voz causó una leve sonrisa en mí.
-Hola, Louis. –Sorbí por la nariz. -¿Te he despertado?
-Tranquila, ¿estás bien?
-Sí... yo... me preguntaba si me podías decir tu dirección.
-Claro, sólo tienes que bajar la calle de la tienda. Cuarta puerta a la izquierda.
-Gracias. –Colgué antes de que pudiera decir cualquier otra cosa y volví a retomar el camino.
"Cuarta puerta. Una. Dos."
Conté mentalmente hasta llegar a una puerta blanca que daba paso a lo que parecía una preciosa casa de pueblo. Llamé un par de veces al timbre y sonreí amargamente cuando vi a Louis abrir la puerta. Tenía el pelo hecho un desastre y los pantalones del pijama lo suficientemente bajos como para ver más de lo que verías normalmente; se puso la camiseta en medio segundo, pero eso no impidió que tuviera una perfecta visión de su cuerpo trabajado en el gimnasio. Suspiré y elevé la mirada hasta sus ojos azules.
-¿Puedo quedarme aquí una noche?
-Y toda la vida si quieres. –Sonrió y avancé hasta encontrarme envuelta en un dulce abrazo que dejó pegado en mi ropa el aroma de Louis. -¿Qué ha pasado, Jenn?
-Una pelea tonta. –Fingí una sonrisa y él asintió, cerrando la puerta e invitándome a entrar hasta el salón.
-¿Quieres un vaso de chocolate, un té, palomitas, helado de chocolate...? He oído que es bueno para la depresión. –Reí débilmente y negué con la cabeza.
-No gracias, estoy bien.
-Iré a por uno de mis pijamas. –Desapareció en el acto dejándome sola con mis pensamientos, únicamente ocupados por Zayn.
Nos habíamos dicho cosas tremendas, había sido la peor de nuestras peleas, pero habíamos pasado por muchas, la superaríamos como habíamos hecho con las demás. Antes de darme cuenta, Louis volvía a entrar por la puerta del salón con un pijama en la mano.
-Es el más pequeño que tengo, supongo que te estará bien. El baño está en frente, por si quieres cambiarte.
-Gracias. –Cogí el pijama y avancé con prisa hasta el baño. Me miré en el espejo una vez me había puesto el pijama y suspiré. La camiseta me estaba como diez tallas más grandes, y el pantalón más de lo mismo. Tenía el pelo hecho un desastre y los ojos totalmente rojos de llorar. Respiré hondo, alisé mi pelo con los dedos tanto como pude y me lavé la cara antes de salir del baño para encontrarme con Louis esperando en las escaleras.
-Ven, te enseñaré tu cuarto. –Asentí y lo seguí por las escaleras hasta llegar a un amplio cuarto; las paredes estaban pintadas de un relajante azul que iba a juego con el edredón de la cama.
-Gracias, Louis. –Sonreí como pude y él se encogió de hombros antes de acercarse a mí y levantarme la cara para clavar su mirada en la mía.
-Lo que sea por ti, morena. –Besó mi frente con parsimonia al mismo tiempo que una de sus manos acariciaba el pelo que caía por mi espalda. Se separó apenas unos centímetros y volvió a sonreír. –Descansa.
-Buenas noches.

-Hasta mañana.

sábado, 4 de enero de 2014

Capítulo 13.

-Morena, ¿vienes? –Miré a Louis abriéndome la puerta del almacén.
-Paso, tengo que hacer todo este papeleo, no quiero que tu padre me despida.
-Si salieras conmigo no te despediría. –Me guiñó un ojo y sonrió ampliamente mientras yo suspiraba.
-Louis...
-Vale, vale, no he dicho nada. –Levantó las manos de forma inocente y ambos reímos. –Ya sabes dónde estoy, morena.
-¡Que me llamo Jenn!
-Tranquilízate... morena. –Escuché su risa en la distancia, yo suspiré apartando un par de mechones de mi cara y volví a centrarme en las facturas que había sobre el mostrador.

Levanté la mirada para encontrarme a Zayn parado en la puerta de la tienda, con media sonrisa en su cara. Una sonrisa atravesó mi cara y me crucé de hombros mirándolo divertida.
-¿Se va a hacer costumbre venir a recogerme al trabajo?
-Me da a mí que sí. –Sonreí y negué con la cabeza.
-Aviso a Louis y nos vamos. –Entré en el almacén y reí con fuerza cuando vi a Louis concentrado como nunca en un videojuego. -¡Eh! –Paró el juego para mirarme y reí. –Me voy, ha venido Zayn a por mí.
-¿Le vas a contar lo del hombre ese? –Se levantó hasta ponerse a mi lado y me levantó la barbilla para poder mirarme la mejilla. Suspiró y rozó con cuidado donde me había pegado mi padre, haciéndome saltar en el sitio a causa del dolor.
-N-No.
-Jennifer. –Frunció el ceño y yo resoplé alejándome un par de pasos de él.
-No. No tiene que enterarse porque no ha pasado nada. Fin. Hasta mañana. –Salí del almacén para reunirme de nuevo con Zayn, mirando de reojo como Louis salía del almacén y mantenía la mirada fija en mí al mismo tiempo que negaba con la cabeza.
-Eh, ¿estás bien, enana? –Levanté la mirada hasta Zayn y asentí.
-Perfectamente. –Apreté su mano con fuerza, acelerando el paso para llegar cuanto antes a la casa.

-Esta tarde tengo que ir a Londres. ¿Quieres bajar conmigo? –Lo miré a través de la puerta de la cocina y asentí con entusiasmo. -Pues ve vistiéndote. –Corrí hasta el cuarto viendo que ponerme, hasta que sentí unas manos posarse sobre la herida que me había hecho la noche anterior.
Un escalofrío recorrió mi espina dorsal, al mismo tiempo que una sonrisa atravesaba mi cara y miraba nuestro reflejo en el espejo del armario.
-También podemos quedarnos aquí. –Besó mi cuello. –E ir a Londres más tarde. –Ahora besó mi hombro causando mi risa. –O ya vamos mañana si eso. –Me cogió en brazos, girándome para hacer que lo mirara a la cara y besó con fuerza mis labios.
Lo sentí sonreír contra mis labios cuando vio que le devolvía el beso y me tumbó en la cama, colocándose encima de mí. Sus dedos recorrieron mi piel desnuda, provocando que se me erizara la piel.
-Nunca me cansaré de decirte lo preciosa que eres. –Reí y besé la nariz de Zayn.
-Y yo nunca me cansaré de decirte que eres un mentiroso. –Ahora rio él antes de volver a besarme. Escuché como sus pantalones caían al suelo, seguidos de su camiseta y la ropa interior de ambos.
Sus brazos pegaron mi cintura a la suya y sus labios impidieron que cualquier gemido saliera de mi boca. Sus manos apretaron mis caderas mientras las mías recorrían sus brazos y, el único sonido que nos acompañaba era el de nuestras respiraciones agitadas.

-Deberíamos irnos. –Reí y besé con lentitud su hombro.
-Hmmm.
-Vamos Zayn, quiero bajar a Londres y estar allí unas horas. –Suspiró y se levantó con desgana.
-No sé para qué te digo nada de bajar a la capital.
-Porque me quieres. –Besé el tatuaje de su cuello. –Vamos, vístete. –Cogí mi ropa interior y me la puse como un rayo, y apenas un minuto después estaba completamente vestida. –Eres muy lento.
-Eso no lo decías en la cama hace unos minutos. –Mis ojos se abrieron de par en par y le lancé un cojín que se estrelló directamente contra su pecho aún desnudo. Su risa resonó en toda la habitación, provocando mi risa también.

*Narra Zayn*
Frené frente a los almacenes Harrods y ella se bajó con prisa, intentando no parar mucho el tráfico.
-Luego iremos a casa de Harry. –Asentí y saludé con la mano a Lea que nos miraba desde la puerta.
-Te recojo allí, ¿vale? –Jenn sonrió mientras asentía y yo aceleré perdiéndome entre el tráfico y aun viendo su figura por el espejo retrovisor.
Llegué a la casa de mis padres en quince minutos y me encontré con el volvo negro de mi tío aparcado delante de mi puerta. Frené tras él y salí del coche, observando el volvo desde lejos.
"¿Qué coño hará él aquí? Eran temas importantes pero… ¿tanto?"
Entré con prisas, dejando un rápido beso en la mejilla de mi madre que estaba en la cocina preparando café y subí tan rápido como pude al despacho de mi padre. Abrí la puerta con un golpe, haciendo que todas las miradas se centraran en mí. Pasé una mano por mi nuca y sonreí con desgana. Saludé a los presentes con la mirada y me senté frente a mi padre, fijando la mirada en él y apoyando mis brazos en el escritorio de caoba que presidía la habitación.
-¿Y bien? –Encendí un cigarro, y di una larga calada esperando que me contestara.
-Josh tiene a gente nueva. –Mi mirada se desvió hasta mi tío que hablaba con tranquilidad, cruzando los brazos sobre su pecho.
-¿Gente nueva? –Gruñí por lo bajo y mi tío asintió.
-Es rápida, y no tiene una pizca de sentimientos.
-¿Rápida? ¿Me estáis diciendo que el nuevo reclutamiento de Josh es...?
-Una chica. –Mi tío acabó la frase por mí y yo fruncí el ceño al mismo tiempo que enarcaba una ceja. –Sí, y es buena, ayer acabó con toda la familia Smith. –Sentí como un nudo se cerraba en mi estómago y tosí un par de veces.
-¿Con… toda?
-Sí, Des también. Zayn tienes que estar en el entierro. –Mi tío habló seriamente, sin mover la mirada de los libros que ocupaban las estanterías del despacho de mi padre.
-¿Cuándo es?
-Mañana. –Asentí y di la última calada al cigarro. Me levanté mirando la hora.
-Tengo que ir a recoger a Jenn. –Me despedí de mi tío con un fuerte apretón de manos y miré a mi padre, que todavía no había dicho una palabra desde que había llegado. –Una última cosa, ¿se sabe quién es la chica?
-Zayn... –Mi padre clavó la mirada en la mía y suspiró. –Será mejor que te sientes.

*Narra Jenn*
La risa de Harry retumbaba por toda la habitación al ritmo de la música. Lea y yo simplemente lo mirábamos y reíamos con fuerza. La peluca rubia se movía de un lado a otro en su cabeza haciendo la escena más ridícula de lo que ya era.
-Os toca chicas.
-¿Que cantamos, Jenn? –Negué con las manos mientras Lea se levantaba y le quitaba la peluca a Harry para ponérsela ella. -¡Vamos, no seas aburrida! –Me levanté justo cuando el timbre de la casa resonó con fuerza.
-Yo abro, vosotras decidid vuestro dúo. –Ambas reímos mientras mirábamos en la pantalla que canción cantaríamos. Mi atención se centró en Harry, escuchando la conversación. –Eh, Zayn. Pasa, las chicas van a cantar algo. –Miré como Zayn entraba con rapidez al salón y se dirigía directamente hacia a mí, haciéndome retroceder un par de pasos.
-Nos vamos. Ya. –Su brazo agarró con fuerza mi muñeca y salimos de la casa mientras Lea observaba la escena y Harry le gritaba cosas que no lograba entender a Zayn.
Me subió al coche y observé sus movimientos, asustada. Algo había pasado, algo malo. Aceleró con fuerza, derrapando por la calle. Miré como la velocidad del coche aceleraba, adelantando a los coches por las calles.
-Zayn, frena. –Él no escuchaba y sólo aceleraba más. -¡Zayn! ¡Zayn, frena, joder!

-¡Cierra la puta boca, ¿quieres?! –Sus gritos resonaron en el coche y yo me abracé a mí misma en el asiento, intentando aguantar las lágrimas.