sábado, 22 de marzo de 2014

Capítulo 30.

Avanzamos hasta estar en pleno centro del recinto; escuchaba a los niños gritar a nuestro alrededor, corriendo de una atracción a otra mientras sus padres los perseguían gritando para que dejaran de correr, estaban disfrutando como nunca de los últimos días que tenían de vacaciones; sus risas se mezclaban con los gritos de algún comerciante, que quería llamar la atención sobre su puesto, y el peculiar sonido de las atracciones.
-¿Lista? -Asentí con entusiasmo. Zayn agarró mi mano y tiró de mi paseándome por todo el parque; empezamos montándonos en la caída libre, luego en un pasadizo del terror, que más que miedo daba risa, estuvimos en la casa de los espejos, haciendo el idiota como dos niños pequeños.
-No pienso subirme ahí. -Miré la montaña rusa que tenía delante de mí y negué con la cabeza al mismo tiempo que me cruzaba de brazos.
-Vamos, nena, has hecho cosas más peligrosas que subirte a una montaña rusa.
-Me da igual.
-No me hagas obligarte. -Bufé y reí al mismo tiempo, demostrando mi ironía. -Tú lo has querido. -Sus brazos rodearon mi cadera y con un leve impulso nos sentó a ambos en uno de los carritos de la atracción.
-Te odio.
-Lástima que yo a ti no. -Colocó su brazo sobre mis hombros y me apretó contra su cuerpo antes de que el carrito comenzara a andar.

-Te toca elegir, preciosa. -Miré a mi alrededor y me encogí de hombros.
-¿La noria?
-¡Vamos! -Nos pusimos a la cola, sin mantener conversación, pero sonriéndonos como dos auténticos idiotas. Era como estar en los viejos tiempos, como si todo siguiera igual, como si Amy no existiera y tampoco Louis.
Louis.
Me mordí el labio al pensar en él y dejé escapar un pequeño suspiro antes de subir al pequeño habitáculo de la noria.
La atracción comenzó a moverse, haciendo que nosotros cada vez estuviesemos más lejos del suelo. En mi cabeza empezaron a girar, al mismo tiempo que lo hacíamos nosotros, miles de preguntas. ¿Qué sentía él? ¿Qué hacíamos juntos? ¿Estaba jugando conmigo? ¿Es todo una trampa?
Fijé la vista en el horizonte, y pensé en todos los buenos momentos que habíamos pasado y, de repente, todos los malos ocuparon mi cabeza.
¿Qué pasaría después de esta noche?
-¿Jenn, está todo bien? -Dejé de mirar las luces que decoraban el horizonte y me centré en Zayn que me miraba con el ceño medio fruncido y con los labios formando una dura línea recta.
-Sí, supongo.
-¿En qué piensas?
-En demasiadas cosas. -Enarcó una ceja interrogante y yo sacudí la cabeza dando el tema por terminado.
Terminó el viaje y bajé con prisa, alejándome tanto como pude de la noria.
-Jenn. -Su mano se apoyó con poca fuerza en mi espalda y yo negué con la cabeza.
-Llévame a casa. -Levanté la mirada para ver su mirada fija en mí. -Por favor.
-Cómo tú quieras. -Se separó de mi lado y comenzó a vagar entre la gente en dirección al aparcamiento. Yo lo seguía a varios metros de distancia, intentando cada vez más acelerar para ponerme a su nivel, pero por mucho que lo intentaba, no lo conseguía.
Llegué a la moto un par de minutos después de que él lo hiciera; Zayn ya estaba subido, con el casco puesto y la moto arrrancada, esperándome. Di un pequeño salto y me subí a la moto, abrazándome a él antes de que el aire golpeara mi cuerpo con fuerza cuando aceleró, alejándonos del parque.

-Ya puedes bajar. -Sentí su frío tono de voz clavarse con fuerza en mi pecho y me bajé al segundo, parándome frente a la  moto. -Aparta.
-¿En serio?
-¿Qué?
-¿Te enfadas tú? Genial, ¿me puedes decir por qué?
-Porque intento volver a estar como antes contigo y tú no pones nada a tu favor.
-¿Quizá porque ya nada es como antes? -Levanté la mirada fijándola en los ojos marrones de Zayn y, me percaté entonces de que él se había bajado de la moto, intimidándome tanto como era posible. -Piensalo por un maldito minuto, Zayn. Tú lo dijiste, yo no soy la misma. Tú tampoco eres el mismo. Lo que hay entre nosotros no es lo mismo, simplemente porque ya no hay nada entre nosotros. -Levanté la voz y él farfulló un par de insultos.
-¡Eres de lo que no hay, me cago en la puta, Jenn! ¿No has pensado tú que quizá hago todo esto para que vuelva a haber algo entre nosotros? ¡Joder! -Sus gritos me hicieron saltar en el sitio y retrocedí hasta que mi espalda chocó contra el capó de mi coche, evitándome alejarme más de Zayn.
-Pues... pues quizá yo no quiera que vuelva a haber nada entre nosotras.
"Mentirosa".
Observé como una diminuta sonrisa apareció en la cara de Zayn mientras él iba recortando la distancia entre nosotros.
-Vamos, Jenn. Sabes que eso no es cierto.
-Sí lo es. -Zayn rio en mi oído para acto seguido pegar sus labios en mi cuello, haciéndome estremecer. -¿Ves?
-Para. -Puse una mano en su pecho, separándolo a regañadientes de mí y lo miré directamente a los ojos. -Deberías irte.
-Sí... debería. -Volvió a sonreí y, antes de poder reaccionar, sus labios capturaron los míos. Todas mis defensas se activaron por completo, pero en vez de separarlo, siguieron besándolo, seguí besándolo. -Tengo que irme, preciosa. -Pegó su frente a la mía y besó mi mejilla antes de volver a mirarme.
-Mañana tengo un plan mejor.
-No, ni de coña. No, no, no y mil veces más no, Zayn. Lo de hoy ha sido una cosa excepci... -Su voz ronca resonó antes de que pudiera terminar de hablar.
-Shh, tranquila. Es solo una fiesta con Harry y Lea. Por los viejos tiempos. -Lo miré dubitativa unos segundos, pero acabé sonriendo, como siempre, cediendo ante él.
-Si no están ellos me largo, va en serio Malik.
-Prometo que estarán. -Asentí, antes de verlo subir a la moto y arrancarla con velocidad. -Te recojo a las ocho.
-Vete ya.
-Adiós, preciosa. -Y aceleró, girando en mitad de la calle y desapareciendo en dirección a la carretera.
"Te odio, Malik."
"Sabes que lo quieres más que a nada."
"Y por eso mismo le odio."

domingo, 16 de marzo de 2014

Capítulo 29.

*Narra Jenn*
Reí al ver como Louis intentaba alcanzar uno de los marcos de fotos de la última estantería.
-¿Puedes ayudar y no reírte?
-No. Prefiero observar desde aquí. -Me apoyé en el mostrador y escuché como él resoplaba y volvía a intentar alcanzar el marco.
-Vamos, Jenn. El cliente no se va a tirar dos horas esperando. -Asentí divertida y me acerqué a donde él estaba. -Te cojo en brazos, ¿vale?
-Venga. -Sus brazos rodearon mi cintura y, antes de darme cuenta estaba sentada sobre sus hombros. Me estiré como pude y alcancé el marco. -¡Lo tengo! -En un segundo sus brazos agarraron con fuerza mi cintura y me levantó por encima de su cabeza, dejándome de nuevo sobre el suelo.
-Somos un equipo eficaz. -Reí asintiendo.
-Muy eficaz. -Louis besó mi frente y yo volví a ponerme detrás del mostrador cuando escuché la puerta abrirse y un par de mujeres entraron. Ambas me sonrieron antes de ponerse a revisar todos y cada uno de los artículos de la tienda, aun sabiendo que se irían sin comprar nada.
Me crucé de brazos, observando cada movimiento que hacían y todos parecían ya planeados. Cogían algo, miraban su precio, hablaban entre ellas y lo soltaban; y así una y otra y otra vez.
-No está bien observar a los clientes de esa manera, rubita. -La voz de Louis golpeó mi nuca y yo reí débilmente. Ambos apoyamos los codos en el mostrador y empezamos a hablar de cosas poco interesantes. De repente, un sonido nos distrajo a ambos y mi mirada se posó en mi estómago que se quejaba por el hambre. Sentí mis mejillas enrojecerse a la velocidad de la luz y Louis rió con fuerza. -En cuanto se vayan, traigo el desayuno.
-Sí, por favor. -Y, de nuevo, sonó mi estómago, aceptando la propuesta de Louis.

-¿Alguna vez pensaste que acabaríamos así? -Enarqué las cejas mientras daba un nuevo mordisco al gofre de chocolate y él me miraba fijamente.
-¿Así como? -Tosí después de hablar y él sonrió.
-Así, juntos, de pareja.
-No. -Me mordí la lengua después de responder y suspiré. -No quiero decir que sea malo que estemos así. Pero nunca imaginé que acabaríamos juntos. Mi futuro lo tenía planeado con... bueno, ya sabes, con Zayn. Pero se torció todo y ese futuro que tenía planeado se desmoronó. -Fue cuando terminé la frase, cuando me di cuenta de que tenía la mirada fija en mis rodillas. Sonreí, y levanté la mirada. -Luego llegaste tú, siempre ahí haciendo el imbécil para alegrarme un poco el día y... aquí estamos. -Escuché una pequeña risa por su parte. -¿Tú?
-Sí, siempre he sabido que acabaría conquistándote. -Golpeé su brazo con poca fuerza.
-¡Louis! -Él rió con fuerza, causando mi risa también.
-Vale, vale. Es broma. Jamás lo imaginé. -Lo miré incrédula y Louis asintió. -Es verdad. Te miraba con Zayn y lo único que pensaba era 'jamás podré tenerla, porque ella está enamorada de él.' Y de repente un día, entraste a la tienda y tu mirada había cambiado pero aun seguíais juntos y no sabía que pasaba en tu cabeza y, aunque no quería aprovecharme de ti, sabía que tenía que coger esa oportunidad. Apenas una semana después, lo dejásteis y después... bueno... aquí estamos. -Asentí, recapacitando cada palabra.
-¿Te puedo preguntar una cosa?
-Dime.
-¿Lo...? -me mordí la lengua, pensando si realmente estaba preparada para oír la respuesta a esa pregunta -¿Lo veías enamorado a él también?
-Las veces que ha entrado a la tienda sí. Jenn, sí, él te quería. No pienses que no te quería, porque no es cierto. Cualquiera que os hubiera visto en esos momentos lo habría dicho. Simplemente un día...
-Un día murió todo. -Intenté reír, pero sólo me salió un sollozo algo raro.
-Eh, ¿estás bien? Rubia, no pienses más en eso, joder. Te pones muy fea cuando estás mal.
-Tranquilo, estoy genial. -Me levanté, limpiando mi regazo de los trozos de gofre que quedaban y él imitó mis movimientos.

Apagué la televisión cuando el reloj marcó las once menos veintocinco y bostecé estirándome tanto cómo podía. Louis iba a pasarse los próximos cinco días con su familia, así que me tocaba pasar una semana de mierda y, encima, sola. Saqué un cigarro de mi bolso y me fui al balcón a fumar, mientras miraba relajadamente el mar.
-¿No te han dicho que fumar es un vicio muy malo?
-¿Y a ti no te han dicho que entrar en casa ajena es un delito? -Expulsé el humo del cigarro y me giré para mirar a Zayn.
-La ventana de tu cuarto estaba abierta.
-Eso no era ninguna invitación para ti. -Volví a darle una calada al cigarro mientras él se apoyaba en la pared y centraba la vista en el mar.
-Vengo a hablar de lo de Marcelo.
-¿Me crees? -Vi como asentía y volví a expulsar el humo y vi como ascendía.
-Sí. Hoy me he dado una vuelta por casa de tus padres y ahí estaba el coche de mi abuelo. -Se sentó en el balancín y yo le hice compañía, aun manteniendo distancia entre nosotros. -El muy cabrón está jugando con mi padre. Me cago en todo, Jenn.
-Lo... lo siento.
-Tranquila, no es tu culpa. -Me miró con una sonrisa en sus labios y yo sonreí de medio lado. -¿Dónde está tu per... -fruncí el ceño antes de que acabara la frase y él asintió. -¿Dónde está Louis?
-Con su familia. Va a pasar unos días con ellos.
-Genial, entonces puedes venir conmigo a un sitio.
-Eso si quiero yo. -Se levantó y pegó su cara a la mía, dejando sus labios a una distancia peligrosa para ambos.
-Lo estás deseando. -Y sin más arrebató el cigarro de mi mano, juntándola con la suya y tiró de mí sacándome de la casa con prisa. -Sube, preciosa. -De un salto me monté en su moto, segundos después de él y me abracé a su cintura. -Echaba de menos esta posición contigo. Aunque echo de menos también otras posturas más... horizontales.
-Malik. -Me solté del agarre y él rió con fuerza y aceleró sin darme tiempo a agarrarme de nuevo.
-¿Va a ser un viaje muy largo? -Grité a través del fuerte aire que nos golpeaba.
-Qué más da, tenemos toda la vida, preciosa. -Y sin media palabra más, aceleró aun más adelantando a un par de coches.

-Hemos llegado. -Bajé de la moto y froté un poco mis piernas intentando reactivar la circulación que había perdido a causa del largo viaje. Levanté la mirada y dejé que las luces de un parque de atracciones me cegaran, había villancicos sonando con un fuerte volumen y los gritos de los niños invadían el lugar.
-¿No es un poco tarde para que haya niños aquí?
-No seas tiquismiquis, preciosa, es Navidad. -Me encogí de hombros y lo miré.
-¿Qué hacemos aquí, Malik?
-Yo, cumplir una de las promesas que te hice, tú, disfrutar como una niña. -Avancé unos cuantos pasos y sonreí cuando recordé sus palabras de hace un año.
"Algún día prometo llevarte a un parque de atracciones el día de Navidad para que abras los regalos allí."
-Malik, navidad ya ha pasado.
-Mejor tarde que nunca. -Me giré para verlo sostener un pequeño paquete envuelto. Lo abrí con rapidez para descubrir un marco con una foto de Lea, Harry, Zayn, Liam y yo. Una sonrisa amarga se dibujó en mi cara y elevé la mirada hasta él.
-Gracias. Yo... no tengo nada para ti.
-Que pases la noche aquí conmigo es el mejor regalo, preciosa. -Agarró mi mano y tiró de mi, introduciéndonos a ambos en el parque.

¡¡Comentad!! ♡♡

viernes, 14 de marzo de 2014

Capítulo 28

*Narra Zayn*
Me asomé por la ventana para verla caminar con parsimonia hasta su coche y sonreí un segundo cuando sus ojos marrones chocaron con los míos. Esos ojos marrones por los que habría matado hace escasos meses, y por los que seguiría haciéndolo. Vi como sonreía y negaba con la cabeza antes de subirse en el coche. Aceleró por la calle dejándome mirando a la nada.
-Zayn... -Me giré para ver como Amy fruncía el ceño y se acercaba a mí con paso decidido. -Tendrías que haber dicho algo cuando me ha llamado zorra.
-No la he escuchado llamarte zorra en ningún momento.
-Ha dicho que me pega un nombre más animal. -Se cruzó de brazos y, por la arruga que decoraba su frente, sabía que estaba bastante enfadada.
-Quizá haya querido decir que eres una gatita. -Reí con suavidad y besé su frente, haciendo que todas sus facciones se relajaran. -No le hagas caso, nena. -Amy asintió con desgana y empezó a caminar hasta la puerta.
-Hoy he quedado con mi hermana. Le diré a tu madre que no prepare comida para mí, ¿te llamo esta noche?
-Claro. Yo saldré a dar una vuelta.
-Pásalo bien.
-Tú también. -Sonrió lanzándome un beso desde el umbral de la puerta y me giré hacia el piano cuando la escuché bajar las escaleras y hablar con mi madre. Tres segundos después, escuché la puerta principal cerrarse de nuevo.
Me senté en el pequeño taburete y respiré hondo antes de tocar las teclas blancas y negras del piano. Mis dedos se movieron con soltura a lo largo del teclado y un pequeño recuerdo alcanzó mi memoria cuando llegué al final de la canción.
*Flashback*
Miré de reojo como aparecía su cuerpo por el umbral de la habitación y dejé de tocar girándome para mirarla.
-Buenos días, bella durmiente.
-¿Cuánto llevo dormida?
-Un poco más de una hora.
-Tendrías que haberme despertado.
-Es que al menos cuando duermes estás callada. -La vi fruncir el ceño y una pequeña risa salió de mi garganta al verla arrugar la nari de la forma tan graciosa que ella tenía. -Es broma. Ven, siéntate aquí. -Le hice un pequeño hueco en el taburete y ella lo ocupó con prisa, dejándome percibir su olor tan particular. Sonreí cuando su colonia impregnó mis fosas nasales.
-¿Qué estabas tocando? -Su voz me alejó de mis pensamientos y bajé la mirada hasta las teclas de nuevo.
-Es algo que compuse hace un par de días.
-Vuelve a tocar. -Y como si un impulso me dirigiera, hice lo que ella me pidió. Suspiré hondo y volví a recorrer el teclado con mis dedos. La miré de reojo y vi como cerraba los ojos y disfrutaba la melodía que alternaba toques alegres con otros más decadentes. Dejé de tocar y vi como ella sonreía aún con los ojos cerrados.
-¿Y bien?
-Es... ¡es genial!
*Fin flashback*
"Estuvimos decorando esa vieja casa apenas un puto mes antes de romper."
Golpeé el piano y me levanté cabreado dirigiéndome a la ducha.
-Tom.
-Zayn. Hacía mucho que no sabía de ti. ¿Qué negocio quieres hacer?
-Ninguno. Solo salir a tomar algo. ¿Quieres?
-Por supuesto, tío. A las 8 en Dovers. -Colgué el teléfono y encendí el grifo de la ducha. Cuando pasaron apenas veinte segundos, entré en la ducha y ahí me quedé dejando que las gotas de agua golpearan mi piel.

-¡Zayn, tío! Hacia mil que no te veía. -Abracé a Tom con fuerza y él golpeó un par de veces mi espalda.
-¿Vamos? -Entramos en el pub que, para ser la hora que era, ya estaba bastante lleno. Conseguimos colocarnos en un lugar al final de la barra y un camarero ya entrado en años se acercó a nosotros.
-Venga, te invito a la primera.
-Muy generoso por tu parte. -Reí y me acerqué a la barra para que el camarero escuchara el pedido. -Un whisky doble.
-Yo otro. -El hombre asintió y, en escasos segundos teníamos nuestros vasos sobre la mesa.

Había perdido ya la cuenta exacta de cuantos whiskies había tomado, pero si decía que diez no me alejaba mucho. Tom se acercó a mí con la típica sonrisa de borracho y yo gruñí sabiendo que al final tendría que encargarme de llevarlo a su casa.
-Vamos tío, volvamos. -Miré mi reljo de pulsera que acababa de marcar la una menos diez de la madrugada.
-Un rato más, Zayn.
-Vámonos. -Lo cogí del hombro y lo saqué como pude del abarrotado pub.

"Ha sido una noche de mierda."
Puse las manos detrás de la nuca y dejé salir el aire que tenía en los pulmones haciendo que mi habitación se impregnara del olor a whisky rancio. Sentía el aire golpear con poca fuerza mis persianas, pero yo no sentía frío ni tampoco calor calor. Tampoco estaba triste, ni mucho menos feliz, sentía esa presión en el pecho...
Me sentía vacío, otra vez.
Y otra vez era porque ella no estaba conmigo.

¡hola bichos! Sé que el capítulo ha sido algo corto y bastante soso, así que lo siento. Intentaré que el de mañana sea mejor. Espero vuestros comentarios!! ♡

domingo, 9 de marzo de 2014

Capítulo 27.

-¿Volvemos abajo?
-Ve yendo, ahora te alcanzo. –Louis asintió y, después de besar mi mejilla, se separó de mi lado. Escuché la puerta del ascensor cerrarse y dejé que todo el aire que tenía dentro saliera con rapidez. Apenas un segundo después una sonrisa aparecía en mi cara.
"Me ha besado".
"No jodas, que lista. ¿Lo has descubierto tú sola?"
"No fastidies este momento."
Reí en voz baja y volví a centrar la vista en la ciudad, ahora más iluminada debido a los fuegos artificiales que decoraban el cielo nocturno. Escuchaba la música del salón y mi cuerpo se mecía con calma a su ritmo.
"Es hora de volver."

Me revolví en la cama cuando escuché la melodía de mi móvil retumbar con fuerza en mis oídos. Refunfuñe enfadada y tapé mi cabeza con la almohada, intentando crear una barrera contra el sonido. Pero no dio ningún resultado.
-Apaga ya esa maldita tortura. –Louis gruñó a mi lado provocando mi risa. Me giré para cogerlo, pero en ese momento dejó de sonar. –Gracias a Dios. –Volví a tumbarme y, justo cuando volvía a conciliar el sueño esa irritante melodía sonaba de nuevo. -¡No jodas! –Arrugué la nariz al levantarme y descolgué el móvil cuando empezaba el cuarto toque.
-¿Diga? –Mi voz era ronca por culpa del sueño y de la cantidad de alcohol que había bebido el día anterior. Sí, al final mandamos a la mierda la apuesta y la sustituimos por ver quién bebía más chupitos.
-Tenemos reunión en dos horas. –Me levanté de la cama y salí del cuarto, intentando que Louis no escuchara la conversación, pero cuando me giré para mirar a la habitación, Louis volvía a estar dormido como un bebé.
-No puedo.
-Sí, créeme que sí puedes. –Y no me dio tiempo a replicar. Escuché el tono del teléfono y murmuré mil insultos entre dientes.
Volví a entrar en la habitación, tan silenciosamente como podía y cogí algo de ropa decente para la reunión.
"Esto es una mierda."

Llamé al timbre de mi casa un par de veces antes de que mi padre abriera la puerta fingiendo la mayor sonrisa que jamás había visto. Avanzamos en silencio hasta el despacho de mi  padre. Farfullé en voz baja y me giré para mirarlo directamente a los ojos.
-Recuerdo que te dije que no quería saber nada más de ti.
-Yo no he convocado esto. –Lo miré frunciendo el ceño y me giré cuando escuché unas pisadas detrás de mí.
-Buenos días, Jennifer. –Tragué saliva al ver al viejo hombre andando hacia a mí con cierta lentitud, pero con paso decidido.
-Bu-buenos días, Marcelo.
-Ya veo que acabaste yéndote al lado oscuro. –Su risa invadió toda la casa y un escalofrío involuntario recorrió mi cuerpo. Ocupó asiento en una de las sillas que había alrededor de la mesa del despacho y mi padre y yo imitamos sus movimientos. Los tres manteníamos un silencio sepulcral, solo escuchando el fuerte aire golpear los ventanales de mi antigua casa.
-¿Se puede saber para qué nos hemos reunido? –Noté la dureza en mi voz, pero no me arrepentía de haber usado ese tono. Sentí los ojos de mi padre fijos en mí, y yo resoplé mostrando mi enfado.
-Como supondrás, es una cuestión de trabajo. –Crucé los brazos en mi estómago y suspiré.
-No puede ser de trabajo porque mi padre ya no trabaja contigo. –Levanté la mirada para ver la terrorífica sonrisa de Marcelo y pude sentir como el pavor se apoderaba de todo mi cuerpo. -¿Josh?
-Dejé de trabajar con Franklin, no con Marcelo.
-Pero él trabaja con Franklin.
-Eso es lo que él se piensa. –Miré asombrada a ambos hombres y me revolví en mi silla. –La cuestión por la que te he llamado es simple, querida. –El hombre me miró en silencio unos pocos segundos antes de seguir hablando. –Necesito que sigas trabajando con tu padre. Lo estabas haciendo tan bien. –Se acomodó en la silla, apoyando ambas manos sobre su estómago. –Nadie desconfía de una joven atractiva como tú. –Apreté mis manos formando dos puños y él rio en voz baja. –Eso es todo, Jennifer. Vuelves al negocio.
-No.
-¿Perdona?
-Verás, Marcelo. Quizá no estés acostumbrado a que escuchar un no por respuesta porque todo el mundo está acojonado por si le pegas un tiro, pero esa es mi respuesta. No. Y créeme, tendrás que hacerlo muy bien para pegarme un tiro.
-No me tientes, querida. –Me levanté de la silla, apoyando las manos sobre la mesa y acercándome tanto como podía a él.
-Antes de que tú me pegues un tiro, yo ya he disparado cinco veces. Tú juegas bien, pero yo juego mejor. –Y sin decir media palabra más, me di la vuelta y me largué de allí. Avancé con prisa hasta mi coche y arranqué, acelerando de tal forma que estoy segura de que dejé las huellas del neumático sobre el asfalto.
"¿Debería decírselo a Zayn?"
"Ya no somos enemigos, ahora somos como dos bandos contra Josh."
"Quizá él no se crea eso."
"Pues tendrá que hacerlo."
Sorteé los coches y me salté un par de semáforos antes de frenar en seco en la puerta de la casa de los padres de Zayn.
"Espero que esté aquí."
Llamé al timbre y golpeé el suelo un par de veces con la punta de mis converse.
-¿Jenn? –Franklin dio un paso atrás y me miró de arriba abajo.
-Ho-hola. Em... ¿está Zayn?
-Sí, pero está... está...
-Está con su novia, lo imaginaba. No importa. –Franklin asintió y se retiró de la puerta dejándome pasar. Clare salió de la cocina y pude ver como su cara palidecía.
-Buenos días, Clare. –Sonreí cálidamente y ella imitó mi gesto, avanzando y abrazándome con poca fuerza.
-Eh... Jenn, ¿quieres que lo avise? –Asentí.
-Lo esperaré en la sala del piano, ¿puedo?
-Por supuesto. –Clare sonrió. –Esta es tu casa, ya lo sabes. –Subí las escaleras detrás de Franklin y me desvié hacia la salita cuando llegamos al piso de arriba.
Toqueteé las teclas del piano, creando melodías sin sentido alguno.
-Feliz año, preciosa. –Una involuntaria sonrisa apareció en mi cara al escuchar su ronca voz recién levantada. Me giré y un impulso me atravesó para correr y abrazarlo con fuerza. Pero me controlé a mí misma y sólo levanté la mano saludándolo.
-Hola, Zayn.
-¿Querías algo? Me ha dicho mi padre que...
-Que quería hablar contigo. Sí. –Tragué saliva y me moví por la habitación intentando no mantener mucho contacto visual con él.
-¿Y bien?
-Eh... –Seguí dando vueltas en la habitación buscando la forma de decir lo que quería decirle.
-¿Vas a tardar mucho, Jenn?
-¿Tienes prisa para escuchar a tu novia cantar en la ducha? –La risa de Zayn golpeó mis tímpanos y una sensación indescriptible ocupó mi cuerpo.
-Va, Jenn.
-Tu abuelo está con mi padre. –Lo solté de golpe, con la mirada centrada en el suelo.
-¿Cómo? –Levanté la vista hacia él y pude ver el enfado en su cara.
-Tu abuelo, Marcelo, está en esta mierda con mi padre.
-¿Y por qué me lo cuentas? –Me encogí de hombros; realmente no sabía porque había ido a contárselo.
-Creo que necesitabas saberlo. Ya no trabajo con mi padre...
-¿Y se supone que me lo tengo que creer? Jenn, no estoy para tus mierdas. Seré gilipollas pero no tanto, así que largate a dar por culo a otro sitio. Con Louis, por ejemplo, seguro que tu perrito faldero te espera en casa. –Me acerqué a él cabreada, y antes de que él pudiera reaccionar, mi brazo encerró su cuello pegándolo contra la pared con fuerza.
-No te consiento que lo llames de ninguna mala manera, ¿me oyes? Así que no me toques las narices. Créeme si quieres y si no pues que te jodan. Yo te he avisado. –Hablaba en un susurro, pretendiendo que solo me escuchara él, pero sonando tan intimidatoria como podía. Lo solté y pude ver una sonrisa en su cara.
-No sabes lo guapa que estás cuando te enfadas.
-Que te jodan, Malik.
-¿Hola? –Una débil voz me hizo mirar sobre mi hombro para ver a una chica mirar la situación con cara rara.
"Oh, genial."
-¿Quién eres tú?
-Jennifer.
-Yo soy Amy. –La miré torciendo el gesto y sonreí de medio lado.
-Bonito nombre, pero no te pega mucho. –Miré de reojo a Zayn que observaba la escena con los brazos cruzados, apoyado en la pared y media sonrisa en su cara.
-¿Y qué nombre me pega según tú?
-Algo más... animal. –Reí con fuerza cuando vi su gesto de enfado y me acerqué a Zayn. –Hasta la próxima, Zayn. Dile a tu padre lo que te he dicho. –Amy avanzó hasta el lado del chico y me miró con gesto de superioridad. Avancé hasta la puerta y me giré antes de salir de la habitación mostrándole mi dedo del medio a Amy.
-¿No te quedas a comer, Jenn?
-No, creo que ya tienes demasiados invitados. –Besé la mejilla de Clare y salí de la casa con poca prisa.

Salté sobre la cama, haciendo que uno de los brazos de Louis me rodeara y él sonrió aún con los ojos cerrados.
-Buenos días, nena. –Me acerqué a su boca y lo besé con lentitud. Sus brazos me abrazaron con fuerza, pegándome a él

-Buenos días, bello durmiente.

viernes, 7 de marzo de 2014

Capítulo 26.

La recepción del hotel estaba adornada con la más típica decoración navideña y, en el centro del gran salón había un gran árbol de navidad decorado con grandes luces bajo el cual varias personas se estaban echando fotos. Sonreí y agarré con fuerza la mano de Louis.
-Vamos a hacernos una foto. –Tiré con fuerza de la mano de Louis pero él ni si quiera se movía de su sitio
-Yo te la hago. –Lo miré fingiendo estar cabreada, pero media sonrisa apareció en mi rostro, haciendo que él también sonriera.
-No, venga, quiero una contigo. –Me acerqué a una chica que tendría un par de años más que yo. –Perdona, ¿nos sacas una foto? –Ella simplemente sonrió antes de coger mi móvil y elevarlo esperando a que nos colocásemos. La mano de Louis apretó mi cintura, acercándome a él y mis labios se juntaron con su mejilla justo al mismo tiempo que escuchaba el obturador de la cámara sonar. Me separé de Louis con lentitud y me acerqué a la chica agradeciéndole con una sonrisa que hubiera sido nuestra fotógrafa. Fijé la mirada en el teléfono y sonreí al ver el resultado de la foto.
-Mira, si hasta pareces un niño bueno y todo. –Miré de reojo a Louis que miraba embobado la foto y reí con fuerza antes de besar de nuevo su mejilla. –Nos espera una gran fiesta ahí dentro.
-¿Vamos? –Asentí y empezamos a andar hacia la gran sala en la que había mesas colocadas al estilo de barras de bar, unos cuantos camareros se paseaban por la habitación con copas de champán sobre una bandeja mientras que otros cuantos esperaban tras las mesas, dispuestos a servir las bebidas.
Avancé hasta la barra improvisada más cercana y me dispuse a pedir algo de beber justo cuando Louis apareció a mi lado, agarrando mi mano y enarcando una ceja.
-¿Qué haces?
-Iba a pedir algo para beber.
-No.
-¿Cómo?
-Que no. No vas a beber nada esta noche. –Me crucé de brazos mirándolo interrogante al mismo tiempo que él me dejaba ver una sonrisa. –Cero alcohol, Jenn.
-¿Qué apostamos a que acabo bebiendo?
-Lo que quieras, nena. –Reí débilmente y Louis acompañó mi risa.
-Si bebo algo, serás mi criado durante un mes.
-Si no bebes, serás mi criada dos meses. –Alargué el brazo y ambos estrechamos la mano sellando el pacto. Louis agarró mi cintura, separándome de la barra y colocándome prácticamente en el centro del salón.
Miré a mi alrededor para sólo ver a hombres ricachones que hablaban con otros mientras se fumaban un puro y reían como locos sobre algún chiste que para los demás tendría poca gracia. Miré a Louis, y vocalicé un '¿dónde me has traído?' que provocó una risa por su parte. Señaló una parte de la habitación y vi un grupo de gente de nuestra edad riendo, bailando y bebiendo. Louis agarró mi mano y avanzó con rapidez hacia ellos.
-¡Hombre! El mismísimo Louis Tomlinson se ha dignado a venir. –Uno de los chicos rio con fuerza, golpeando el brazo de otro de los chavales que bebía junto a él.
-No me perdería esto por nada, lo sabes. –Louis soltó mi mano para darle un cálido apretón a su amigo. -Chicos, está es Jenn. –Sonreí saludando tímidamente con la mano a los chicos que me miraban divertidos. Se presentaron uno a uno, aunque nunca llegué a recordar sus nombres.
Las horas pasaban, mientras las doce de la noche cada vez se acercaban más y Louis reía cada vez con más ganas junto a sus amigos. Suspiré un par de veces, antes de observar un ascensor al final de la habitación. Me puse de puntillas acercándome al oído de Louis.
-Ahora vengo. –Él me miró y pude ver un rasgo de preocupación en su mirada; sonreí, negando con la cabeza y señalando el ascensor. Louis pareció entenderlo cuando sonrió y soltó mi mano, dejándome ir.
Me apoyé en la barandilla, dejando que una suave brisa descolocara de su sitio mi pelo. Respiré hondo y me abracé a mí misma, separándome de la barandilla y dejando la mirada perdida en las luces que decoraban el London Eye y todo el centro de la ciudad. Observé como la gente andaba con prisas por las desiertas calles de Londres, buscando un lugar donde poder celebrar la entrada del nuevo año.
-Bonito, ¿verdad? –Salté en el sitio al escuchar a Louis a mis espaldas y él sonrió acercándose a mí.
-¿Vienes a controlar que no beba? –Reímos al mismo tiempo, mientras él apoyaba los brazos en la barandilla.
-Va a ser medianoche ya. –Suspiré, dándole la espalda a la ciudad. -¿Estás bien?
-Con ganas de terminar el año. Este ha sido una verdadera mierda.
-El que viene será un gran año. –Se acercó a mi oído y lo pude sentir sonreí en mi oreja. –Te lo prometo. –Sonreí y me giré de nuevo, mirando la ciudad mientras se escuchaba a la gente del hotel empezar la cuenta atrás.
10, 9, 8...
-Ya están con la cuenta atrás. –Louis sonrió, asintiendo ante mi comentario.
7, 6, 5...
-Te tienes que sentir afortunada por pasar los últimos minutos y los primeros del año junto a mí, rubia. –Reí irónicamente, moviéndome para mirar a Louis directamente a los ojos.
-Creído. –Sonrió de medio lado, colocando sus manos en mi cintura.
3, 2, 1...
Y justo cuando escuché a la gente gritar "¡Feliz año nuevo!" noté los labios de Louis presionando los míos con dulzura, sus brazos estrechaban mi cintura mientras los míos se enredaban en su cuello, pegándolo a mí.
-Has perdido la apuesta. –Dije, al separarnos un poco para coger aire. Él sonrió mientras mis dedos recorrían lentamente su cuello.
-No has bebido alcohol, rubia.
-Sabes a champán. –Reí débilmente y él puso una mueca de indignación.
-Eso no vale. –Sus labios besaron mi nariz, haciendo que mis mejillas se tornaran de un rojo oscuro y agradecí la oscuridad del lugar para que él no lo notara.
-Sí vale, Tomlin... –No me dio tiempo a terminar la frase cuando sus labios estaban otra vez sobre los míos; noté como sus labios se curvaban en una sonrisa al ver cómo le correspondía el beso.
-Feliz año nuevo, nena. –Sus labios chocaban con los míos mientras hablaba.
-Feliz año nuevo, Louis.

¡¡Espero los comentarios!! <3

sábado, 1 de marzo de 2014

Capítulo 25.

Miré fijamente en sus ojos y una chispa de rabia saltó dentro de mí.
-¿Cómo has entrado?
-Por la puerta principal. -Enarqué una ceja esperando una explicación. -Ya sabes lo que dicen, más sabe el diablo por viejo que por diablo.
-Josh lárgate de mi casa o juro que llamaré a la policía. Esto es hallanamiento. -Rio con fuerza, aun sentado sobre mi cama y se cruzó de brazos, sin mostrar ni una mínima intención de moverse de ahí.
-Venía a desearte feliz navidad, hija.
-Dije que no quería saber nada más de ti.
-Tranquila. Me voy a ir, sólo contéstame una última cosa, ¿estás segura que quieres rechazar el trabajo de asesinar a Franklin?
-Sí.
-Esa no era la respuesta correcta.
-¿Quieres saber lo que es una respuesta correcta para mí? Pegarte un tiro ahora mismo. -Cogí aire y apreté los puños antes de volver a hablar. -Lo sencillo que sería dispararte y tirarte al mar, nadie sabría nada y el mar borraría mis huellas. -Di un paso al frente, acercándome peligrosamente a él. -Eres un político, tienes muchos enemigos, ¿quién sospecharía de tu hija? -A pesar de intentar sonar lo más amenazadora posible, una sonrisa apareció en los labios de mi padre. Se levantó de la cama y alisó su traje antes de comenzar a andar hacia mi dirección.
-Eres tan amenazadora como un perrito para mí. Te recuerdo que tengo mis espaldas cubiertas y a 5 tiradores apuntándote en estos momentos; un movimiento extraño y -imitó el sonido de una pistola, ampliando aun más su sonrisa -¿ninguno queremos eso, verdad? -Tragué saliva y mi mirada se desvió con lentitud hasta la ventana, intentando encontrar entre las sombras alguno de los hombres de los que hablaba mi padre.
"¿Y si es un farol?"
"¿Y si no lo es?"
-Lárgate. No te quiero en mi casa.
-Hasta la próxima.
-No habrá próxima. -Escuché la puerta de mi cuarto abrirse y me giré antes de que mi padre saliese por completo. -Sal por detrás, que no te vea Louis.
-Sabía que acabarías dejándolo con el mierda de Zayn, no es más que un desperdicio de persona.
-Todavía te puedo pegar un tiro, Josh. No jueges con fuego. -Mi padre avanzó, sin prestarme atención y yo seguí con cautela sus movimientos desde mi cuarto hasta que lo vi salir por la cocina y desapareció por completo de mi vista.

*Narra Zayn*
-¿Te han gustado los regalos, Zayn? -Amy sonrió desde mi regazo y yo asentí, también con una sonrisa en mi cara.
-Han sido geniales, gracias de nuevo Am. -Ella rio y negó con la cabeza. -¿Qué te han parecido los tuyos?
-¡Los mejores! No me esperaba para nada el bolso. Pero mucho menos la colonia con el peluche.
-Me alegro, Amy. -Sonreí y centré la mirada en la televisión, mientras mi mano se paseaba con parsimonia sobre el pelo de Amy. Pero, aunque mis ojos estaban centrados en la televisión, mi cabeza tenía cosas mejores en las que pensar. O mejor dicho, alguien mejor en quien pensar.
"¿Habrá pasado las navidades con Louis?"
"Pues seguro que sí. Y ella está feliz, eso es lo que importa aquí. No se te ocurra joderla ahora."
"No tenía que haberle dicho que pasé página. No era cierto."
"Tenías que hacerlo para que ella pudiera pasarla y seguir con su vida."
-¿Zayn? -Bajé la mirada y Amy me miraba intrigada. -¿Estás bien? Te has quedado muy callado de repente.
-Sí, tranquila estoy genial. -Sonreí y a ella pareció convencerle mi sonrisa porque dio el tema por terminado.
-Me voy a ir a dormir. No tardes mucho, anda. -Asentí, ayudándola un poco a levantarse. -Feliz navidad, cariño. -Capturó mis labios en un dulce beso que respondí con ganas.
-Feliz navidad, Amy. -La vi marcharse por el pasillo y me acomodé como pude en el sofá hasta que al final me quedé dormido.

-Estas fiestas estoy engordando como nunca.
-Pues el día dos de enero al gimnasio conmigo.
-Eso es pasado mañana, Louis. -Resoplé con desganas mientras desenvolvía el tercer bombón de la tarde.
-Pues claro, hay que empezar ya. -Miré a Louis, sentado en el sillón de enfrente, pasando el rato con el móvil hasta que una sonrisa decoró su rostro.
-No me gusta nada esa sonrisita. -Reí en voz baja al mismo tiempo que él dejaba el móvil sobre la mesa y se levantaba.
-Voy a mear y ahora te cuento.
-No necesitaba tanta información. -Grité cuando escuché la puerta del baño cerrarse y, a pesar de la distancia, escuché como una estruendosa carcajada resonaba en casi toda la casa.
-Ya estoy aquí.
-Las manos...
-No seas cerda, que me las he lavado. -Asentí poco convencida.
-¿Y bien? Cuéntame.
-¿Qué día es hoy?
-31.
-Es decir...
-Nochevieja.
-Exacto. Y unos amigos me han mandado un mensaje de una fiesta que hay en un hotel de Londres así que, ¿qué te parece si vamos a disfrutar de una buena nochevieja?
-Pues genial. ¿A qué hora nos vamos?
-Ya.
-¿Ya? Si no son más de las cinco, Louis.
-Ya verás, vistete. -Se acercó a mi oído apartando un par de mechones de mi oreja. -¡Vamos! -El grito resonó con fuerza en mi tímpano.
-Si no me dejas sorda, mejor. -Le saqué el dedo corazón y salí del salón hacia mi cuarto, mientras su risa resonaba por el pasillo.
-Ropa elegante, rubita.
-Ya lo sé, imbécil. -Resoplé y empecé a mirar la poca ropa elegante que tenía en el armario. Saqué un par de faldas, cantidad de pantalones de fiesta, hasta que por fin encontré unos cuantos vestidos. De entre todos los que tenía elegí un par que eran los que más me llamaban la atención.
Uno era granate, todo de encaje, con manga francesa y un cinturón negro para contrastar el color del vestido.
El otro verde azulado, de palabra de honor, la espalda al aire y un lazo que coronaba el final de la espalda.
Me coloqué frente al espejo, poniéndome ambos vestidos por encima y al final me acabé decantando por el granate.
Encendí la plancha mientras empezaba a maquillarme y entonces una duda atravesó mi mente.
-¿Louis? ¿Louis? -Salí de mi cuarto y me dirigí al salón, pero no había nadie. Solo una nota.
"En media hora te recojo. Ponte guapa, más de lo que ya eres, si es que eso es posible."
Negué con la cabeza y volví a mi cuarto a terminar el maquillaje. Ricé las puntas del pelo, guardé lo más necesario en un pequeño bolso de fiesta, me coloqué los tacones y salí a la puerta segundos después de que un coche pitara. Louis salió del coche y me sonrió de medio lado.
-¿Traje y corbata? ¿Dónde vamos, Louis?
-Ya te lo he dicho, un hotel de la capital.
-Seguro. -Me agarró de la mano, ayudándome a subir en el coche y antes de cerrar la puerta se acercó a mí.
-Estás preciosa, Jenn. -Y cerró, al mismo tiempo que yo sentía mis mejillas sonrojarse y una sonrisa incontrolable aparecía en mi cara. Fijé la mirada entonces en el retrovisor, haciéndome abrir los ojos de par en par cuando vi a Zayn apoyado en su moto a pocos metros de distancia.
"¿Qué narices?"
Saqué la cabeza por la ventana antes de que Louis arrancara y Zayn sólo sonrió, montándose en la moto, arrancando y derrapando, carretera abajo, desapareciendo de un segundo a otro.
-¿Estás bien?
-¿No has visto a Zayn cuando venías?
-¿A Zayn? -Miró por el espejo retrovisor. -No había nadie cuando he llegado, Jenn.
-Sería alguien parecido. -Sonreí forzosamente y él se encogió de hombros.
"Querido subconsciente, si esto es una broma, no tiene ni puta gracia."

Las luces se iban encendiendo poco a poco por la ciudad y yo las miraba como una niña pequeña. No había una fiesta que más me gustara que navidad y Londres por fin estaba decorada como cada año. Retorcí el final de mi vestido y escuché a Louis reir en su asiento.
-Tranquila, solo es una fiesta de fin de año. No te van a comer. -Reí débilmente y asentí. El reloj del coche marcaba las 6 menos diez de la tarde.
-Louis, ¿me vas a decir a donde vamos?
-Está bien. Primero te voy a llevar a cenar y luego, a la fiesta.
-Louis, eso va a ser mucho dinero.
-Voy a acabar convenciéndote, así que no te hagas la difícil, Jenn. -Lo vi sonreír mientras mantenía fija la mirada en la carretera. Una canción de Maroon 5 sonaba en la radio y yo la tarareaba al mismo tiempo que Louis me seguía el ritmo golpeando el volante.
-Mesa para dos. A nombre de Tomlinson. -La joven muchacha asintió y comenzó a guiarnos por el restaurante hasta una mesa decorada con una pequeña vela en el centro.
-Disfruten de la cena. -Ambos agradecimos a la chica y nos sentamos uno en frente de otro.
-Tiene pinta de ser caro.
-Jenn...
-Vale. -Fingí que mi boca era una cremallera e hice como si la cerrara y él sonrió complacido por la respuesta. Repasé la carta por encima y levanté la mirada hasta Louis que leía concentrado el menú. -¿Quieres algo especial? -Él enarcó una ceja y sonrió de medio lado al mismo tiempo que yo fruncía el ceño, entendiendo por completo ese gesto. -Louis. -Golpeé con poca fuerza su pierna con el tacón y él rio divertido.
-Es broma, fierecilla. ¿Qué te parece solomillo?
-¿Para dos?
-Exacto. -Asentí, aceptando su propuesta y él llamó a la camarera que tomó nota con rapidez.
Pasamos la cena hablando de navidades pasadas, de tradiciones de cuando erámos pequeños, de gente que solo veíamos en esta época del año. Louis me contó que sus padres se separaron en Navidad, pero su padre siempre había intentado que fueran fiestas especiales para él.
-¿Nos vamos ya? La fiesta ha empezado hace media hora o así. -Terminó de pagar y se levantó con poca prisa del asiento.
-Claro. -Agarré su mano y salimos del restaurante. El hotel no estaba muy lejos del sitio así que decidimos ir andando, intentando, tanto como podíamos, contrarrestar el frío de finales de diciembre en Londres.

Espero los comentarios!! <3