sábado, 15 de febrero de 2014

Capítulo 21.

Mi cuerpo rebotó con poca fuerza contra el sofá de cuero y suspiré cansada, encendiendo en el acto la televisión. Comencé a cambiar canales, buscando alguno que mantuviera mi cabeza ocupada unas cuantas horas. Al final, encontré una película que habia empezado hacía un par de minutos; pegué mis rodillas a mi pecho y centré la atención en la televisión.
Al cabo de una hora estaba gritándole a la protagonista de la película, porque todas sus decisiones me parecían estúpidas.
"No grites porque tú eres igual que ella."
"Voy a acabar por odiarte."
"Sólo digo la verdad."
"Pues no quiero oírla."
"Por mucho que no quieras oírla, está ahí, empieza a aceptarlo."
Un fuerte gruñido salió de mi garganta, callando todos mis pensamientos, mientras seguía viendo como la chica dejaba escapar la única oportunidad que tenía para hacer volver a su chico.

-¡Jenn, despierta! –Abrí los ojos con rapidez, encontrándome con los ojos azules de Louis a pocos centímetros de los míos.
-Joder, Louis. –Rio levemente y se sentó en el suelo, sin romper un milímetro la distancia que existía entre ambos. -¿Cuánto tiempo he dormido?
-Cuando he llegado ya estabas dormida, así que supongo que un par de horas. –Asentí, irguiéndome en el sofá y estirándome tanto como podía.
Louis se levantó del suelo y ocupó el sitio que había dejado libre en el sofá. Nos quedamos varios minutos en silencio, cada uno absorto en sus pensamientos. No sé qué rondaría su cabeza, pero la mía sólo estaba centrada en pensar en lo mucho que habían cambiado las cosas en casi un mes. Casi un año como novios, un casi viaje a España, pelea, ruptura, nuevo compañero de casa, un trabajo como una especie de espía, su nueva novia... demasiadas cosas para mí.
Mis manos cubrieron mi cara y un lento suspiro salió de mis labios. Sentí como Louis paseaba su mano por mi espalda, supongo que intentando confortarme o hacerme sentir mejor. Aparté las manos de mi cara y lo miré con media sonrisa acercándome a él para abrazarlo no con demasiada fuerza.
-Gracias. –Susurré en su cuello, procurando que él sólo sintiera un leve soplido. Sentí sus labios en mi frente y una sensación de seguridad recorrió mi cuerpo. Suspiré profundamente y me aparté de él apenas unos centímetros. –Hoy lo he visto. –Cogí aire y bajé la mirada. –Con una chica.
-¿Su novia?
-No lo sé, la ha abrazado, y se ha ido con ella agarrada de la mano. Es una tontería que piense que son novios por eso, pero tengo ese presentimiento. –Louis asintió pensativo y yo me crucé de piernas como un indio, esperando una contestación por su parte.
-¿Qué piensas hacer ahora? –Enarqué una ceja, interrogante. –Quiero decir, ¿tienes algún plan? ¿Llamarle, buscarle, pedirle una segunda oportunidad, pasar página? –Me encogí de hombros y me levanté de un salto del sofá.
-No lo sé.
-¿No lo sabes? –Él imitó mis movimientos y se acercó a mí con parsimonia.
-No, no lo sé. Supongo que haré lo que surja.
-¿Lo que surja?
-Sí, Louis, lo que surja, ¿nunca has escuchado eso de "no sé vivir, estoy improvisando"? Pues esa es mi filosofía de vida.
-Entonces, déjame improvisar contigo. –Dio un paso hasta a mí y pegó su frente a la mía, mostrando una sonrisa, que se encontraba a poca distancia de mis labios. –Jenn hace casi un mes que no veo una sonrisa sincera en tu cara. Y yo quiero que vuelvas a sonreír como la primera vez que te vi en la tienda de mi padre. Con esa coleta alta intentando disimular que no te habías peinado. –Reí con fuerza y sentí como sus manos acariciaban lentamente mi espalda hasta detenerse en mi cintura.
-Esos días eran distintos, Louis. –Fue entonces cuando me percaté de que estábamos hablando entre susurros, como intentando que la conversación se quedara entre ambos.
-¿Que tenían de distinto? –Louis se separó de mí y pasó una mano por su pelo, antes de soltar un bufido. -¿Que estabas con un imbécil que te ha cambiado en dos días? –Bajé la mirada, hasta centrarla en la punta de mis zapatos.
-V-voy a hacer algo de cenar.
-Jenn, lo siento. No, no quería decir eso.
-Sí, sí querías decirlo. Pero da igual, quizá tengas razón. –Besé su mejilla y me alejé con rapidez hasta la cocina. No quería que Louis viese la forma en la que me habían afectado sus palabras. Me apoyé sobre la puerta de la cocina y me dejé caer hasta el suelo, escondiendo mi cara en mis rodillas y dejando que mi pelo cayera con desorden por mis piernas.
Estaba harta de esto. Me podría jugar el cuello a que él no se habría pasado ni una mísera hora llorando por mí ni por nada de lo que tuvimos y yo, yo soy la puta débil, que aún no ha superado la ruptura.
"Pues ya es hora de cambiar."
Me levanté del suelo, me sequé las lágrimas y abrí la puerta para encontrarme a Louis parado delante de ella.
-Venía a por un vaso de...
-¿Nos vamos a cenar fuera? –Hablé antes de que él pudiera acabar su frase y vi media sonrisa en su cara.
-¿Y eso?
-Me da pereza cocinar. Vamos, ponte guapo que nos vamos a la playa a cenar. –Reí y avancé con prisa hasta mi cuarto.

-Estoy hasta arriba. –Me recosté en la silla del restaurante y suspiré cuando observé el plato vacío.
-No sé cómo has podido comerte todo ese marisco tú sola.
-Tenía hambre. –Los dos reímos al unísono. Pagamos la cuenta y salimos del restaurante. Hablábamos de todo y de nada, de cosas de la tienda, de cualquier idiotez que se nos pasaba por la cabeza, hasta de las comidas familiares de navidad.
Íbamos andando sin rumbo hasta que mis pies tocaron la fría arena de la playa y una sonrisa apareció en mi cara. Antes de darme cuenta estaba en brazos de Louis que corría en dirección al agua.
-Cómo me metas ahí, despídete de tener hijos. –Susurré contra su oído haciendo que parara en seco y reí, haciendo que mi risa retumbara en su cuello. Me bajó casi en el acto y observé como la luna se reflejaba casi sin fuerza en el agua.
-¿Volvemos?
-Vamos.

Sentí el timbre de la puerta resonando con fuerza y me levanté con demasiada prisa, intentando que el sonido no despertara a Louis. Cuando llegué a la puerta, el ruido del timbre destrozaba mis tímpanos. Abrí la puerta para encontrarme con mi padre.
-Vamos. –Susurró lo suficientemente alto como para que lo escuchara y yo sólo asentí, siguiéndolo a través de la carretera. Subimos una pequeña pendiente, perdiéndonos entre los árboles.
Miré detrás de mí, no segura de si sabría volver a mi casa. Entonces un grito, me hizo mirar delante de mí.
Dos hombres peleaban. Uno de ellos estrelló el cuerpo del otro contra el suelo, haciendo que un grito desgarrador saliera de su garganta. Mi vista se adaptó como pudo a la oscuridad del lugar y, pude distinguir quienes peleaban.
-Josh. –Me giré para verlo sonreír, disfrutando del espectáculo. –Para esto.
-Tranquila, disfruta. –Negué con la cabeza y volví la vista hasta Zayn y uno de los hombres de mi padre.
-Zayn, para, esto acabará mal. –Mi voz no eran más que susurros y, por mucho que quisiera, no podía subir más el volumen. –Zayn, por favor. –Avancé hasta ponerme a pocos centímetros de él, pero aun así no me escuchaba. Mis ojos se abrieron de par en par cuando vi a ambos sacar una pistola y mis piernas reaccionaron colocándose en medio de ambos.
-Ni se te ocurra disparar esa pistola. –Miré directamente a los ojos del hombre, intentando parecer lo más intimidadora posible. Me giré para mirar entonces a Zayn y, acto seguido, un disparo retumbó por el descampado. Cerré los ojos al escuchar el ruido y, cuando volví a abrirlos para verle, tenía media sonrisa en su rostro y se estaba encendiendo un cigarro. Mi mano se apoyó en mi vientre, intentando controlar la hemorragia que había causado la bala.
-Zayn...
-Estás con ellos, no iba a tener compasión contigo, no eres distinta a tu padre. –Sentí mis ojos cerrarse lentamente, mientras yo luchaba por tenerlos abiertos.
-Te qui...
-Ahórrate tus mierdas, Jennifer. –Volvió a elevar la pistola hasta a mí y cerré los ojos con fuerza cuando un nuevo disparo salió del cañón.

El despertador sonó con fuerza, haciendo que me levantara de la cama con la respiración agitada. Me senté en la cama, sintiendo como todo mi cuerpo temblaba por el sueño. Como acto reflejo mi mano se apoyó en mi vientre, buscando alguna hemorragia, pero no había nada.
-Sólo ha sido un sueño. –Murmuraba para mí misma, intentando convencerme, aunque no daba mucho resultado.
"Pero quizá él sí que me pegaría un tiro si se presentara la situación. Soy de los "malos", estoy contra él no con él."
Miré al techo, observando cómo aún quedaban restos de las fotos que había colgadas.
"Quizá no, quizá siga manteniendo lo de que arriesgaría su vida por ti."

Bufé riendo ante mis pensamientos, y me volví a tumbar en la cama.

¡Comentad, bbys! <3

4 comentarios:

  1. Me gusta, me gusta, ME GUSTAAA! Amo cuando hay un millon de problemas y la historia no es tan asi en plan feliz, amor, empalagoso, cursi etc amo tu historiaa!!! *se para y aplaude*

    ResponderEliminar
  2. Muchaaaas gracias cielo, eres amor que lo sepas. Y gracias por comentar ♡

    ResponderEliminar