Capítulo 34

Bueno, como me habéis pedido dos capítulos y soy una niña buena, aquí los tenéis. Espero que os gusten y comentad! 

*Narra Jenn*

Llegué a casa y corrí a mi cuarto para cambiarme. Mi padre no estaba y mi madre se arreglaba en su cuarto. Entré al baño y me duché con rapidez. Dejé que el pelo mojado cayera por mi espalda y fui a mi cuarto a elegir vestido.

Acabé decantándome por uno blanco, con algo de vuelo en la falda y un cinturón negro que hacía un perfecto contraste con el color del vestido. Unos tacones negros y ya estaba lista. Mi pelo estaba casi seco así que solo pase un par de veces el secador, para después remarcar el liso con la plancha. Cogí un bolso de mano y en él metí el móvil y las llaves de casa. Mi madre se había ido hacia un par de horas, sin despedirse si quiera. Suspiré, qué familia de anormales tenía.

Escuché un coche pitar en mi puerta y salí con rapidez, encontrándome con el porsche negro de Zayn.

-¿Qué haces aquí? –Ahogué  una risa y él elevó una ceja con media sonrisa.

-¿Necesitas un chófer?

-Zayn...

-Jenn... -Ambos reímos. –Está bien, está bien. Te veo en un rato, preciosa. –Me guiño un ojo y salió derrapando dejando la marca de los neumáticos en la carretera. Volví a entrar en casa para darme los últimos retoques del maquillaje y me senté en el sofá a esperar. Unos minutos después, escuché  un nuevo pitido en la puerta de mi casa y suspiré levantándome y ajustándome el vestido.

Harry me sonreía y yo le devolví la sonrisa dejando un beso en su mejilla antes de abrocharme el cinturón. Harry aceleró y se dirigió en la misma dirección que había tomado Zayn hacía unos minutos.

Llegamos a un lujoso hotel en unos cuantos minutos y Harry fue el primero en bajarse para acto seguido abrir mi puerta y ayudarme a bajar sin arrugarme el vestido. Asentí con una sonrisa dándole así las gracias y él entrelazó sus dedos con los míos, tirando de mí con fuerza para entrar con prisas en el hotel.

Entramos a una gran sala ya ocupada por varias personas. Vi a Anne y a Will hablando animadamente con un hombre de unos sesenta y pico. Harry se acercó a ellos y, por consiguiente, me arrastró con él.

-Estás preciosa, Jennifer. –Will me estrechó la mano de forma delicada y yo le dediqué una sonrisa de agradecimiento.

-¿Tus padres vendrán? –Miré por todos lados, mis padres ya tendrían que estar aquí.

-Sí, claro. No se perderían la fiesta por nada del mundo. En unos minutos llegarán. –Will y Anne asintieron.

Harry y yo volvimos a alejarnos de la pareja hasta la mesa de las bebidas. Ambos cogimos un vaso con algo de alcohol pero ni si quiera me preocupé en saber que estaba bebiendo. La sala se fue llenando de gente, cada vez más, y yo no conocía a nadie, hasta que los Malik llegaron. La mirada de Franklin se clavó en mi mano entrelazada con la de Harry y me enseñó una sonrisa cínica. Fruncí el ceño gruñendo por lo bajo y provoqué la atención de Harry.

-¿Pasa algo?

-No, tranquilo. -Él sonrió y me abrazó con delicadeza. Este era Harry, mi Harry mejor amigo. Sonreí devolviéndole el abrazo.

-¿Qué te pasa? Vamos, Jenn, te conozco. –Negué con la cabeza y besé su mejilla.

-Te he echado de menos. –Él rió divertido.

-Vamos, te tengo que presentar a gente. –Lo miré extrañada y él empezó a moverse por la sala conmigo detrás. Conocí a sus tías, las típicas mujeres demasiado cotillas para mi gusto. ¿Y sus maridos? Hombres de cincuenta y bastantes, cuya único tema de conversación es el alcohol y el último partido de fútbol del Manchester.

Mis padres habían llegado hacía una escasa media hora y, nada más llegar mi padre se fue a hablar con Franklin y Will y mi madre se había unido a Anne y a la pandilla cotilla. Harry me había de dejado con ellas para irse él a hablar con sus tíos. Así que ahí estaba yo, aburrida como una ostra, esperando un milagro y poder salir de ahí.

-¿Me necesitas? –Reí en voz baja dándome la vuelta y me encontré a Zayn con una sonrisa.

-Urgentemente. –Él asintió y me cogió del brazo, acercándose a las demás mujeres.

-Si me disculpan, me llevo a Jenn unos minutos. –Todas asintieron dirigiéndome una mirada. Mi madre me miró asintiendo. A ella le gustaba Zayn, lo notaba. Yo le dediqué una pequeña sonrisa antes de perderme en la sala con Zayn. Fuimos sorteando personas hasta encontrarnos en el centro de la pista de baile. Miré a mí alrededor y vi como la gente se animaba y bailaban algo parecido a un vals. Zayn colocó mis manos en su cuello y, tras eso, él colocó las suyas en mi cintura. Lo miré extrañada y él sólo me guiñó el ojo.

-No me puedo creer que me vayas a obligar a bailar esto. –Ambos reímos en voz baja y seguimos moviéndonos de manera descompasada. El baile no era lo mío y mucho menos los bailes lentos. Apostaría lo que fuera a que ahora mismo quien me viera pensaría que parezco un pato mareado.

-No lo haces tan mal.

-Oh, vamos Malik. –Volví a reír. –La gente nos mira mal y, no sé si es porque estoy bailando contigo, o por lo mal que bailo. –Él apretó mi cintura con más fuerza aún, pegándome a su cuerpo. Sentí como bajaba su cara y su respiración se clavó en mi oído antes de que empezara a hablar. Una corriente eléctrica me recorrió la espalda.

-Larguémonos de aquí. Ahora. –Lo miré extrañada y él lo único que hizo fue agarrar mi mano separándome de él y echó a correr por todo el salón conmigo pegada a sus talones. Reí al escuchar los gritos de mi padre llamándome, me giré y pude ver como Harry me miraba con odio, cómo mi padre me ordenaba que volviera, los ignoré y seguí corriendo agarrada de la mano de Zayn, pasé al lado de mi madre que me dedicó una última sonrisa antes de que Zayn me parara en la puerta del gran salón.