jueves, 1 de agosto de 2013

Capítulo 33

*Narra Zayn*

Me retorcí en la cama, girándome para poder observar como dormía. Su respiración era calmada y se clavaba con suavidad en mi espina dorsal. Su brazo estaba delicadamente colocado sobre mi cadera, pegándome por completo a ella. Resoplé. La conversación que habíamos mantenido unas horas antes me había dejado jodido.
El móvil vibró en la mesita de noche y yo me levanté con cuidado de no despertarla. Descolgué el teléfono y salí de la habitación sin hacer ningún ruido, dirigiéndome al despacho de mi padre.
-¿Qué quieres?                                                              
-Dime que Jenn está contigo. –Liam parecía realmente preocupado al otro lado de la línea y yo suspiré sentándome en la silla giratoria de mi padre.
-Está conmigo.                                                                
-Josh está como loco. Ha movilizado a media mafia para buscarla. –Rápidamente su tono preocupado cambió por el tono protector más propio de un padre. -¿Qué le has hecho?
-Nada, cálmate. Me llamó ella anoche. –Mi tono de voz disminuyó. –No me puedo creer lo que quería hacerle Josh.
-Me lo ha contado mi padre. –Suspiró en el auricular. –Tenemos que protegerla; yo quiero tan poco como tú que entre en esto. –Asentí en la habitación, creyendo que Liam podía verme. –Eh, Zayn, ¿estás bien? Te noto ausente.
-Lo quiere, tío. Quiere a Harry. –Escuché una risa en el teléfono. -¿Qué pasa?
-Aún no sabes que son sus padres la que la obligaron a salir con el estúpido de Styles. Pareces nuevo en esta mierda. Adivina de qué trabaja su padre. –Me quedé pensado medio segundo hasta que una idea rozó mi cerebro. Will Styles. Alto cargo en el actual gobierno, dinero y muchísima influencia en Inglaterra. Todo tenía sentido.
-Claro, hostia. –De nuevo escuché la irritante risa de Liam, aunque esta vez una sonrisa apareció en mi rostro.
-¿Qué pasa, tío? Parece que te jodió eso de que quiere a Harry –noté el sarcasmo en sus palabras -¿acaso te has enamorado de ella? –Me acojonaba la respuesta, y me acojonaba aún más tener que aceptarla. Miré al frente y vi a Jenn salir de mi cuarto con mi camiseta puesta, en la puerta de la habitación se acomodó el pelo y miró a todos lados. Cuando se encontró con mi mirada, me dedicó una sonrisa y se acercó al despacho. Mis ojos se centraron en recorrer todo su cuerpo y, por primera vez, miraba a una chica, queriendo que fuera mía, cada día, cada noche, cada segundo.
-Sí, Payne. Hasta las trancas.
-Lo sabía. –Ella se sentó en mi regazo y me quitó el teléfono de mis manos. Vocalicé un ‘Liam’ y ella sonrió asintiendo.
-¡Liam! –Se quedó callada, escuchando la respuesta de Liam y, al segundo contestó. –Bien, ayer por la tarde te llamé, pero tenías el teléfono desconectado. ¿Dónde estabas? –De nuevo silencio, aunque por la cara que puso supe que le había dicho algo que no entendía.
-Dame anda. –Cogí el móvil y lo puse en manos libres permitiéndome escuchar la conversación. -¿Qué le has dicho, Liam?
-Que ayer por la tarde estaba cogiendo un avión.
-¿Dónde estás? –Jenn se quedó callada escuchando nuestra conversación con atención.
-Roma. –Me tensé de inmediato, si Liam había ido allí, yo también tendría que ir en pocos días.
-¡¿Por qué no me has llevado?! Capullo. –La risa de Jenn rompió toda la tensión y yo la miré. Su sonrisa era inocente, aunque ella sabía tan bien como yo que Liam no estaba allí para hacer turismo.
-Roma es aburrida, cariño. –Ahora fue la risa de Liam la que retumbó en toda la habitación. –Pero algún día seguro que vienes –se quedó callado un segundo, analizando lo que acababa de decir. –Sí, seguro que algún día vienes. Zayn, quita el altavoz un segundo. –Hice lo que me pidió y coloqué el teléfono en mi oído. Jenn se levantó de mis rodillas y encendió una vieja radio, dejando que una canción de algún grupo actual sonara por la casa.
-¿Qué pasa?
-Deberías traerla. Cuando tu familia se entere querrá conocerla. –La miré de soslayo, bailaba al compás de la música y, cada vez que subía las manos, me permitía ver su ropa interior de encaje negro. Me estaba volviendo loco.
-Déjate de gilipolleces, Liam. Nos vemos en un par de días. –Colgué el teléfono y me acerqué a Jenn rodeando con mis brazos su cuerpo y haciéndola girar hasta quedar frente a mí. Jenn rió con fuerza y colocó sus brazos alrededor de mi cuello, se movía por toda la habitación, llevándome a mí con ella. El espacio se redujo entre nosotros (aún más si es que eso era posible) cuando una pared le impidió sus movimientos y la dejó encerrada entre mi cuerpo y la pared.
-¿Por qué no me has dicho que tu padre te ha obligado a estar con Styles? –Las palabras salieron con rapidez de mi boca, pillándola con las defensas bajas. Sus ojos se abrieron como platos, atónita ante mi pregunta.
-Yo… yo… Mi padre me dijo que mantuviera ese detalle en secreto. –Tragó saliva y esquivó mi mirada. Suspiré.
-¿Hay algo más que tenga que saber? –Negó con la cabeza, aún con la vista en el suelo. –Es hora de que vuelvas a casa, Jenn. –Me separé de ella. Y empecé a andar hasta mi cuarto para coger las llaves de la moto. No llevaba ni medio metro andado cuando me cogió de la camiseta haciéndome girar y capturó mis labios en un beso.
-¿Me llevarás a Roma? –Ella sonrió, apartándose de mí apenas un centímetro.
-¿Sólo me has besado para que te lleve a Roma? –Me aparté de ella ofendido y Jenn explotó en una sonora carcajada. La cogí de la cintura, volviendo a pegarla a mi cuerpo y aparté un par de mechones de su cara antes de acercarme a su oído. –Te compraré una casa en Roma si tanto te gusta la ciudad. –Mis susurros hicieron que se erizara su piel. Sonreí y besé su cuello.
-Esto no es lo correcto.
-Lo correcto es aburrido, Jenn. –Sonreí besándo sus labios por última vez y la observé entrar a mi cuarto para ponerse su sudadera y sus vaqueros.

-Déjame aquí, si mis padres ven que me has traído la hemos liado. –Asentí frenando la moto a un par de calles de la suya y bajé después de ella colocando el caballete.
-Siempre podemos decir que te encontré y te mantuve sana y salva. Seré como un héroe. –Levanté mis brazos al cielo, imitando la postura de Superman y ella rió.
-Mejor no nos arriesgamos. Me debes un viaje a Roma. –Me abrazó con fuerza.
-Y todo lo que tú quieras, preciosa. –Besé su pelo y echó a andar hasta su casa. Me monté en la moto y aceleré, alcanzándola rápidamente. –Si pasa algo, lo que sea, me llamas. Voy a estar dando vueltas por aquí.
-Lárgate ya, Malik. –Reímos y aceleré la moto dejándola atrás, aunque seguía viendo como avanzaba a través del espejo retrovisor.

No hay comentarios:

Publicar un comentario