sábado, 28 de diciembre de 2013

Capítulo 11.

-La ventana del salón tiene una pequeña rendija abierta, puedes forzar eso y entrar por ahí.
-¿Y vosotros?
-Sólo entraremos si vemos que tardas mucho en salir de ahí. –Asentí. –Esta es tu arma. Ya tiene el silenciador puesto. –Volví a asentir guardándola en la parte trasera de mi pantalón y avancé hasta la ventana del salón. –Eh guapita. -Me giré poniendo cara de asco. –Sal de ahí sin que te vea la pequeña.
-Lo haré. –Me acerqué con prisas a la ventana y de un salto conseguí llegar a la ventana.
"¿Una rejilla? Dime tu a mi dónde coño ves la rejilla que está abierta."
Suspiré y golpeé con la suela de la bota el cristal, haciendo que se rompiera en mil pedazos que cayeron sobre la alfombra del salón.
"Bien, acabas de despertar a toda la casa."
Entre en el salón, pisoteando todos los cristales y avancé con cuidado, con la mano pegada a mi pistola y mirando a todos los lados.
"Al dormitorio."
Asentí y empecé a andar, recordando todas las veces que había recorrido esa casa cuando venía de visita con mi padre.
"Cuarta puerta a la derecha."
Me moví con rapidez, intentando no hacer ruido; si no se despertaban, no tendría ningún problema.
Abrí la puerta con sigilo y miré la cama. Ahí sólo había una persona, y por la forma del cuerpo no era Michael. Mierda. Me congelé con la pistola levantada hacia el cuerpo de la persona, un suspiro salió de mi boca y guardé la pistola, cerrando la puerta y retrocediendo hasta el pasillo de nuevo.
"No puedo matarla. No me ha hecho nada, joder. No puedo disparar a sangre fría."
Resoplé de nuevo y me apoyé en la pared, mientras intentaba poner en orden todos mis pensamientos.
"Si no lo haces puede que el que acabe mal sea Zayn. Un disparo y te largas."
"No. No puedo."
-Que sorpresa, mira, ¿a quién tenemos aquí? La hija de Josh. Hacía tiempo que no te veía. –Me giré para encontrarme a Michael apuntándome directamente con una pistola. Tragué saliva y me despegué de la pared, retrocediendo un par de pasos alejándome tanto como podía de él y sacando de nuevo la pistola de mi pantalón. –No tengas miedo, guapa. No te voy a hacer nada. –Cargó la pistola y bufé.
-Los cojones. –Y sin pensarlo un segundo más, cargué la pistola y apreté el gatillo. Lo vi caer, mientras la sangre brotaba en su estómago y mis ganas de vomitar aumentaron por segundos.
-¿Michael? –Mierda. Me giré hasta la puerta del cuarto que se abrió de golpe al mismo tiempo que su esposa salía al pasillo y veía la escena.
-Lo siento. –Y tras pronunciar eso, volví a cargar y apreté el gatillo por segunda vez, haciendo que la mujer cayera sobre el cuerpo del hombre.
"Soy una mierda."
Suspiré y volví a cruzar el pasillo para salir de allí de una maldita vez. Tenía que vomitar, lo necesitaba. Me sentía como una jodida mierda.
-¿Jenn? –Me giré y sentí como todo mi cuerpo tembló al verla ahí parada. –Hola. –Sonrió, y se acercó a mí con prisas para abrazarme.
-¿Que narices haces despierta, enana? –Sorbí por la nariz intentando disimular que estaba llorando y me separé de su abrazo.
-Tenía que ir al baño. –Escuché una débil risa por su parte y sonreí amargamente.
-Anda vuelve a dormir pequeña. –Besé su frente y ella asintió.
-Adiós, Jenn. –Y empezó a alejarse dando saltitos mientras tarareaba una canción. Puse un pie en la ventana y el sonido de su voz se apagó, para escucharse acto seguido un golpe sordo contra el suelo.
No.
Me giré y la vi tirada en el suelo, mientras un charco de sangre empezaba a cubrir su cuerpo.
No.
Intenté correr hasta ella pero una mano me lo impidió.
-Nos vamos.
-¿La has matado?
-Te dije que no te podía ver. Nos vamos, los hombres de Michael vienen de camino. –Parpadeé un par de veces, intentando contener las lágrimas y salté por la ventana con un ágil movimiento.
-Lo siento pequeña. –Y salí corriendo de ahí. Cogí al hombre que había disparado a Des por el cuello y cargué la pistola contra su frente. -¡¿Quién mierda eres para matar a una cría!? –Grité con rabia, apretando con fuerza la pistola contra su sien. -¡Eres un mierda!
-No te creas mejor que yo. Tú también eres una asesina. –Una parte de mi cerebro se activó, dándose cuenta de que aquel hombre tenía razón. Era una asesina, como él, como mi padre. Aparté la pistola de su cabeza y suspiré, mientras escuchaba como se acercaban unos cuantos coches.
“Joder, los hombres de Michael.”
Un coche iluminó toda la casa y lo único que pude hacer fue esconderme detrás de una fuente que decoraba la entrada. Genial. Cuatro hombres se bajaron de los dos coches y apuntaron a los dos hombres de mi padre.
-Vaya. ¿Qué tenemos aquí? No esperábamos visita hoy. –Uno de los hombres rio con fuerza, haciendo que un escalofrío recorriera mi espina dorsal.
-Tendremos que darles el recibimiento que merecen, ¿no crees? –Otro hombre habló. Respiré hondo y me asomé detrás de la fuente como pude, intentando observar la escena.
Uno de ellos golpeó en la cara al que minutos antes había asesinado a Des y, acto seguido otro, disparó a su pierna haciendo que cayera al suelo. Mientras, otros dos, golpeaban al segundo hombre que me acompañaba hasta que no se pudo mantener en pie. Y, entre los cuatro, tiraron a ambos a la piscina.
Dos disparos. Uno para cada uno, haciendo que la cristalina agua de la piscina se tiñera de rojo.
"Sal de aquí ya si no quieres acabar tú también en el fondo de esa puta piscina."
Hice caso a mi cerebro y empecé a correr en dirección al coche. Arranqué con prisa viendo por el retrovisor como los cuatro hombres se giraban para mirarme y se dirigían también hacia sus coches.
"Ah genial. No vas a acabar en la piscina, vas a acabar asesinada en mitad de la carretera."
Apreté el acelerador y derrapé saliendo del cortijo con tanta prisa como pude. Aún sentía las lágrimas acumulándose en mis ojos por la muerte de Des. Tenía seis años. Y ahora... cerré los ojos un segundo, intentando aislarme de lo que acababa de pasar. Sentí como perdía el control del coche a causa de la velocidad que llevaba y frené apenas un segundo volviendo a recuperar el control.
Por el espejo retrovisor vi como los dos coches se acercaban y volvía a acelerar, intentando perderlos por cualquier medio. Con un rápido volantazo cambié de sentido y pasé a su lado intentando como podía dispararles a las ruedas pero sólo me gané un par de disparos en la puerta del coche y que ellos también giraran para seguir persiguiéndome.
Volví a cambiar de sentido y ellos lo hicieron al mismo tiempo que yo. Esto iba a costarme trabajo. Aceleré aún más.
120.
140.
150.
Un golpe en la parte de atrás del coche hizo que bajase la velocidad, pero volví a aumentarla. De nuevo otro golpe. Y otro. Y otro más. Hasta que perdí el control total del coche y empezó a girar a través de la carretera hasta que lo sentí estrellarse con una cristalera enorme.

Sentí como los cristales cortaban mi piel mientras yo gruñía de dolor. 

4 comentarios:

  1. OMG PEDAZO DE CAP.OMG ME ENCANTA CMO ESCRIBES Y LA NOVELA ME ENCANTAN CUANDO TIENE MOMENTOS DE TENSION EN SERIO.Y ME GUSTA QUE SEAN MAS LARGOS DE LO HABITUAL.BESOS

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    1. Muchas gracias, de verdad, me alegro que te guste. Besos y gracias por comentar <3

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  2. TE JURO QUE YO TE MATO! Eres odiosa! Como me haces estas cosas? No te ajunto jum! ME CAGO EN TOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOO POBRE DES, CON EL CARIÑO QUE LE TENÍA. Pues lo dicho me enfado y me voy PD: Te veo en el próximo cap PD2: En el fondo de mi corazón todavía te quiero :p

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    1. No me mates, joder, si no os quedáis con la intriga de saber qué pasará. JAJAJAJAJA Pd: te espero en el próximo capítulo. PD2: se que me quieres, yo a ti también :) <3

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