domingo, 29 de diciembre de 2013

Capítulo 12.

Salí del coche como pude, arrastrándome entre los restos de cristal que había en el suelo. Sentía como la sangre bajaba por mi frente hasta mis labios y como mi camiseta se empapaba de sangre que procedía de mi estómago.
Miré a mí alrededor y observé que me había estrellado contra una vieja tienda ya abandonada. Sobreentendí que los hombres que me seguían se habrían largado al ver que me estrellaba. Tenía cristales por todo el cuerpo pero, a pesar del dolor tenía que volver a casa como fuera.
Me levanté y empecé a andar hasta llegar a la puerta de la tienda pero, a pesar de mis esfuerzos, no podía más. Saqué el móvil del bolsillo y marqué su número. Escuché su adormilada voz que se alertó en un segundo cuando escuchó uno de mis quejidos.
-Estoy en la vieja carretera de Howley... ven a por mí. Rápido. –Y colgué, cerrando los ojos mientras mi cabeza golpeaba contra el frío suelo de la tienda.

-¡Jenn! ¡Jenn! Despierta, Jenn. –Abrí los ojos lentamente para encontrarme con los de Zayn mirándome fijamente. –Joder, pensaba que te perdía. ¿Qué ha pasado? –Los flashes que me venían a la cabeza eran Des tirada en el suelo de su casa desangrándose y como dos todoterrenos me seguían intentando matarme. Respiré hondo y miré el suelo de la ahora destrozada tienda.
-Iba muy rápido, y el suelo estaba mojado con algún líquido, supongo que aceite. Derrapé y me estrellé. –Sentía mi voz romperse a medida que iba hablando y cada vez tenía menos fuerzas.
-Vamos al hospital, hay que curarte esa herida. –Me cogió en brazos, me subió a su coche y aceleró por la carretera, haciendo que en diez minutos estuviéramos entrando por la puerta del hospital más cercano.
-Esto le va a doler, señorita. –Bufé y un segundo después sentí un líquido recorrer todo mi abdomen y, a juzgar por el escozor que me causaba, supe que era alcohol. El médico me miró y suspiró, intentando desinfectar con rapidez la herida.
-Tranquila, preciosa. En nada estaremos en casa. –Asentí y apreté con fuerza su mano cuando vi cómo el médico llamaba a una enfermera para que trajera material quirúrgico.
-No se preocupe, sólo tenemos que darle unos cuantos puntos, en diez minutos podrán marcharse. –Ahogué un grito mordiéndome el labio y sentí las lágrimas caer por mis mejillas cuando la aguja atravesó mi piel juntando las dos partes que se habían separado después del choque. Vi como la enfermera tiraba un trozo de cristal medianamente grande a la basura, era poco más de media ventanilla, y era lo que me había causado semejante herida. –Ya está. La próxima vez conduzca con más cuidado.
-No se preocupe. –Afirmé con la cabeza y salí como pude de la habitación, con Zayn agarrándome de la cintura ayudándome a andar con más rapidez.

-Estaré hecha un desastre.
-No digas tonterías, estás tan guapa como siempre. –Me sentó en el sofá, besando la herida que tenía en la frente y él se sentó a mi lado, pasando un brazo por mis hombros mientras encendía la televisión, poniendo algún canal que a ninguno de los dos interesaba. Tras varios minutos de silencio, Zayn volvió a hablar. –Deberías dejar de buscar problemas.
-Soy un imán para los problemas. –Callé un segundo. –Siempre lo he sido. –Me encogí de hombros y fijé la mirada en la televisión, aunque por el rabillo del ojo veía a Zayn sonriendo.
-Siempre lo has sido.
-Si no fuera así, nunca te habría conocido. –De su boca salió una pequeña risa y se acercó para besarme, pero antes de hacerlo se separó de mí y me miró con una sonrisa.
-Adivina que he hecho esta noche mientras no estabas.
-¿Pajearte?
-Cerda. –Reí con desgana y me apoyé en su hombro esperando que continuara. –He buscado todo lo del viaje para España. Ya tenemos hotel y visitas organizadas. –Levanté la mirada hasta él y besé su mejilla.
-Así me gusta, que hagas cosas productivas en casa. –Reí y él besó mi frente. –Voy a por algo de comer, ¿quieres?
-No, gracias. –Me levanté pero me tuve que apoyar en el sofá al mismo con rapidez si no quería volver a sentir el frío suelo en mi cara.
-¿Estás bien?
-Sólo algo mareada. –Él asintió y se levantó, cogiéndome a caballito.
-Deberías dormir.
-Lo sé, pero tengo hambre. –Bostecé y dejé caer mi cabeza en su hombro, mientras sentía su espalda retumbar a causa de su risa.
-Vamos, te llevaré a la cama.
-No estoy para fiestas, Malik.
-No para eso, pequeña pervertida. –Reí en su cuello y cerré los ojos cuando sentí el colchón doblarse bajo mi peso. –Descansa, preciosa. –Y lo último que recuerdo fue como capturaba mis labios en un corto beso.

Entré con lentitud en la tienda, todavía cojeando un poco, haciendo que Louis me mirara intrigado.
-¿Qué narices te ha pasado, morena?
-Tuve un accidente de coche anoche. –Intenté una risa, pero tenía tanto dolor que se quedó en un mero quejido.
-La próxima vez que quieras llamar mi atención no lo hagas medio matándote en un coche. –Observé como sonreía y yo negué con la cabeza divertida.
-Tengo formas mejores para llamar la atención de los tíos.
-Y yo quiero verlas todas.
-En tus mejores sueños, campeón. –Ahora sí reí con ganas. Me recogí el pelo en una coleta alta y me coloqué detrás del mostrador esperando a los clientes.

-Jenn, ¿podrías ordenar esos papeles mientras yo reorganizo un poco las estanterías?
-Sí, me pongo en diez segundos. –Saqué las carpetas necesarias y empecé a archivar todas las facturas y papeles que había sobre el mostrador.
-Así que aquí es donde trabajas, ¿no, cariño? –Levanté la mirada cuando escuché la voz de mi padre y bufé cabreada cerrando de un golpe la carpeta que estaba usando.
-¿Qué haces aquí?
-Sólo venía a hablar contigo. –Me crucé de brazos esperando que siguiera. –Anoche perdí a dos de mis hombres.
-Yo tampoco estoy para tirar cohetes.
-Pero tú sigues viva.
-Por los pelos. –Resoplé, haciendo que unos cuantos mechones se despegaran de mi cara.
-Realmente lo que quería saber es si están todos muertos en la familia. –Un pequeño escalofrío me recorrió de arriba abajo al recordar la noche anterior, haciendo que se me erizase todo el cuerpo.
-To-todos.
-Una lástima lo de la niña pequeña. –Josh sonrió de medio lado. –Pero así son las cosas. –Una sonrisa completa apareció en su rostro y por un segundo tuve la sensación de que había disfrutado la muerte de la pequeña.
-Eres asqueroso, eres retorcido. Eres un cabrón sin sentimientos. –Mi mejilla izquierda comenzó a arder cuando su mano impactó contra ella.
-¡Eh! Ni se te ocurra volver a tocarla. –Louis se colocó entre mi padre y yo, apretándome con fuerza contra su espalda. –No la toques, ¿lo has entendido?
-¿Este quién es cariño, tu nuevo novio?
-Sólo soy un amigo. Pero te juro que este amigo te las hará pagar caro si le pones una mano encima de nuevo.
-Veo que tienes buenos guardaespaldas, aprendes bien de tu padre. –Y sin decir una palabra más se marchó de la tienda. Louis se giró para mirarme en cuanto mi padre había cruzado la puerta.
-¿Estás bien, Jenn? –Colocó su mano en mi barbilla, haciendo inevitable el contacto visual.
-Sí, sí. Gracias.
-No tienes que darlas. –Besó mi frente con lentitud, acercándose lo suficiente como para que el olor de su colonia se colara en mis fosas nasales. Se separó con lentitud y sonreí de medio lado. –Vuelvo en diez minutos, ¿podrás apañártelas sola?
-Seguro que sí. Vete tranquilo. –Louis asintió y salió de la tienda en el acto. Seguí ordenado papeles y, cuando terminé, observé como la gente paseaba por los alrededores.
La puerta de la tienda se abrió con un fuerte golpe, haciéndome desviar hasta ahí la mirada y una sonrisa apareció en mi cara.
-¡Sorpresa! –Reí y ayudé a Louis con las bebidas y la comida que traía. –Es como un desayuno en la cama pero en el trabajo.
-Gracias.
-He traído un par de batidos de chocolate porque no sabía que era lo que querías.
-El batido de chocolate es perfecto. –Asentí y di un sorbo al vaso. Miré toda la comida que había traído, palmeras de chocolate, croissant, donuts, gofres y demás cosas con chocolate. -¿Qué quieres, engordarme o volverme diabética? –Escuché una carcajada por parte de Louis y reí yo también en voz baja.
-Sé que te encanta.
-Realmente no. No me gusta el chocolate... pero no quería dejarte mal. –Suspiré centrando la mirada en el chocolate fundido que caía por el gofre. Levanté la mirada hasta Louis y vi como la sonrisa había desaparecido de su cara y se rascaba con lentitud la parte de atrás de su cuello. –Es broma, Louis.
-Eres de lo peor. –Reí y di un mordisco de un donut mientras miraba como Louis sonreía de medio lado.
-¿Qué? ¿Qué pasa?

-Nada, nada. –Me encogí de hombros y seguí desayunando.

4 comentarios:

  1. Nooo he podido comentar en el otro capítulo pero te lo digo en este : me ha encantado pero muy triste a la vez
    Y bueno quiero a un Louis también en mi vida jaja lo que me estraña es que Zayn no empieze a sospechar hum... Jajaja y Jenn es ti strong ehh jaajajaj
    Y a lo de respecto a lo del Liam si que sea un resucitacion rapidita jajajaxd
    Te adorooooo

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    1. Todas queremos a los nenes en nuestra vida, lo sé, lo sabes, todos lo saben. JAJAJAJJAJAJA Marchando resucitación rápida para la señorita xd <3333

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  2. Eres una mala puta! Lo sabes, lo se, TODOS LO SABEMOS! A mi no me puedes dejar así :( SHOROOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOO :' (. Quiero ver ese viaje prontito jajajaja ily bby. Feliz 2014 ♥

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    1. No, yo soy una buena puta (?) JAJAJAJAJJAJAJAJA Ya lo verás :) Feliz año! <33

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