Cuando me desperté por la mañana
mi móvil aún seguía descolgado, lo acerqué a mi oído y seguía escuchando la
respiración tranquila de Harry al otro lado. Sonreí cuando me di cuenta de que
nos habíamos quedado dormidos los dos, escuchando la respiración del otro.
-Harry… Harry, despierta. –Lo escuchaba
gruñir y revolverse en la cama, era como un niño pequeño. –Harry, vamos,
despierta.
-Beca, un par de minutos más…
-Reí. -¿¡Beca!? –Parece que lo estaba viendo ahora mismo levantándose de un
salto y buscándome por todos lados.
-Aquí, en el móvil. –Escuché su
escandalosa risa al otro lado de la línea y reí yo también. –Buenos días,
ricitos.
-Buenos días Beca. ¿Tienes algo
que hacer hoy para el desayuno?
-Yo, Harry, mejor no.
-Sólo es un desayuno, no te voy a
pedir matrimonio. Eso quizá más adelante. –Reímos y suspiré.
-Lo siento Harry, he quedado con
Niall.
-Está bien. –Colgó. ¿Qué manía
tenían ahora todos los chicos de colgarme después de un ‘está bien’? Bufé cabreada
y salté de la cama buscando algo que ponerme. Un jersey de lana y unos pitillos
con unos botines. Cogí mi móvil de nuevo y marqué el número de Niall. Después
del quinto toque colgué y volví a intentarlo con el mismo resultado y así, tres
veces más. Cogí mis llaves y decidí ir a su casa con un par de chocolates
calientes y poder desayunar juntos. Avisé a mi hermana que estaba desayunando
mientras veía la tele y me fui.
Compré un par de chocolates en la
cafetería que había bajo mi casa y empecé a andar con cierta rapidez para
evitar que se enfriara la bebida, llegue a su puerta en cinco minutos. Un
toque. Dos. Tres. Nada. Resoplé y lo intenté una cuarta vez, la definitiva. La
puerta se abrió mostrándome el perfecto cuerpo desnudo de una chica rubia, que
apenas se tapaba con una toalla de baño. La miré con los ojos abiertos de par
en par y ella sonreía desperezándose.
-¿Necesitas algo?
-Yo… yo… ¿está Niall?
-Sí, está durmiendo, ¿quieres que
le deje algún recado? –Sonreí y di un paso dentro de la casa.
-¿En su cuarto verdad? –Ella asintió
confundida. Yo sonreí. –Sólo será un segundo. –Subí las escaleras con rapidez y
dejé sobre la mesita uno de los vasos de chocolate. Destapé el primero y lo
vertí sobre su cara mientras sonreía y él se levantaba gritando.
-¿Qué cojones? Beca. –Se quedó blanco
al verme mientras yo sonreía y destapaba el segundo vaso.
-Buenos días, Niall. –Y dicho
esto, dejé caer el líquido sobre el cuerpo de Niall que se retorció en la cama
a causa del calor de la bebida. Volví a bajar las escaleras y le sonreí a la
chica. –Por cierto, soy la novia del chico con el que te has acostado. Bueno,
ex novia claro está. –Ella sólo me miró y el sonrojo subió hasta sus mejillas.
Me controlé a mi misma y salí de
la casa apretando los puños para no darle un puñetazo a la chica en esa nariz
operada que tenía. Respiré profundamente cuando llegué a mi edificio y me senté
en el portal dejando que las lágrimas cayeran con tranquilidad por mis
mejillas. ¿Qué coño pasaba con él? ¿No sabía estar con una chica más de un día?
Gilipollas. Me sequé las lágrimas cuando escuché a alguien abrir el portal y
salió del edificio mi vecina del quinto, una mujer de unos cincuenta y pocos que
siempre iba sonriendo, siempre. La saludé con un movimiento de cabeza que ella
correspondió levantando la mano, pero apenas se movió del sitio cuando vio mis
ojos rojos.
-¿Estás bien?
-Sí, tranquila.
-¿Quieres subir a mi casa a tomar
un té? –Volvió a sonreír y yo asentí, dando un largo suspiro. El piso estaba
precioso decorado, con muebles modernos y antiguos, era un salón amplio, mucho
más amplio que el mío, que acababa en un precioso balcón. –Siéntate, en un
segundo traigo la bebida. –Me senté en un pequeño sillón de orejas que tenía
presidiendo la sala y ella se esfumó a la cocina. Cinco minutos después, volvió
con una bandeja repleta de dulces y pastas y dos tazas de leche.
-Gracias, no se tendría que haber
molestado.
-No es ninguna molestia niña, cuéntame,
¿qué te pasa? -¿Nunca habéis sentido que os podéis desahogar más con una
persona que conocéis que con alguien al que conoces de toda la vida? Pues eso me
pasó a mí.
Di un sorbo a mi vaso de leche y
le conté a la señora todo lo que acababa de pasarme y lo que me había pasado
los días anteriores, ella escuchaba atenta, asintiendo de vez en cuando, demostrándome
que me escuchaba. Suspiré cuando acabé de contarle mi historia y me sequé con
rapidez los mofletes que aún seguían húmedos a causa de las lágrimas.
-Pequeña sólo te puedo decir una
cosa. En esa historia hay dos personas enamoradas, una de ellas eres tú y
siento decirte que la otra, no es Niall. –Di un mordisco de un pastel y la miré
resignada, tenía razón. –Yo también he tenido tu edad y he pasado eso, y quiero
que sepas que, el chico que prefiere que otras que no sean su novia le
acompañen en la cama, no merece ni una lágrima. Sin embargo, ese que se queda
dormido escuchando tu respiración al otro lado del teléfono… -Ella sonrió. –Maldita
sea, ¿qué haces que aún no has ido a buscar al tal Harry? No lo pierdas
pequeña.
-Gracias, señora. Y por el
desayuno también.
-Sabes que estoy aquí arriba para
lo que quieras. –Asentí y salí del piso. La conversación con la mujer me había
hecho reaccionar, pero no quería saber ahora mismo nada de Harry ni de Niall,
necesitaba alejarme de todo y sabía cómo hacerlo. Bajé a mi piso y vi como mi
padre se preparaba el desayuno en la cocina. El momento perfecto.
-Papá, ¿podemos hablar?
-Claro, dime. –Mojó una galleta
en el café recién hecho y me miró con una sonrisa esperando a que hablara, yo
sólo respiré profundamente y lo solté de golpe.
-Quiero volver a España.
A ESPAÑA? A ESPAÑA? CON HARRY Y NIALL POR ELLA? JAJAJAJA OCNO CAPITULAZOO TQ:)
ResponderEliminarPaciencia, sh... pueden pasar tantas cosas..JAJAJAJAJA <3
EliminarINCREIBLEEE!h ajxnxlalapwñ siguiente ya,me va a dar un chungo con tu novela jjajaj PD:Una de tus mafiosas
ResponderEliminarNO POR DIOS A ESPAÑA NO JODEEER
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