miércoles, 1 de mayo de 2013

CAPÍTULO 60.



Cuando me desperté por la mañana mi móvil aún seguía descolgado, lo acerqué a mi oído y seguía escuchando la respiración tranquila de Harry al otro lado. Sonreí cuando me di cuenta de que nos habíamos quedado dormidos los dos, escuchando la respiración del otro.
-Harry… Harry, despierta. –Lo escuchaba gruñir y revolverse en la cama, era como un niño pequeño. –Harry, vamos, despierta.
-Beca, un par de minutos más… -Reí. -¿¡Beca!? –Parece que lo estaba viendo ahora mismo levantándose de un salto y buscándome por todos lados.
-Aquí, en el móvil. –Escuché su escandalosa risa al otro lado de la línea y reí yo también. –Buenos días, ricitos.
-Buenos días Beca. ¿Tienes algo que hacer hoy para el desayuno?
-Yo, Harry, mejor no.
-Sólo es un desayuno, no te voy a pedir matrimonio. Eso quizá más adelante. –Reímos y suspiré.
-Lo siento Harry, he quedado con Niall.
-Está bien. –Colgó. ¿Qué manía tenían ahora todos los chicos de colgarme después de un ‘está bien’? Bufé cabreada y salté de la cama buscando algo que ponerme. Un jersey de lana y unos pitillos con unos botines. Cogí mi móvil de nuevo y marqué el número de Niall. Después del quinto toque colgué y volví a intentarlo con el mismo resultado y así, tres veces más. Cogí mis llaves y decidí ir a su casa con un par de chocolates calientes y poder desayunar juntos. Avisé a mi hermana que estaba desayunando mientras veía la tele y me fui.
Compré un par de chocolates en la cafetería que había bajo mi casa y empecé a andar con cierta rapidez para evitar que se enfriara la bebida, llegue a su puerta en cinco minutos. Un toque. Dos. Tres. Nada. Resoplé y lo intenté una cuarta vez, la definitiva. La puerta se abrió mostrándome el perfecto cuerpo desnudo de una chica rubia, que apenas se tapaba con una toalla de baño. La miré con los ojos abiertos de par en par y ella sonreía desperezándose.
-¿Necesitas algo?
-Yo… yo… ¿está Niall?
-Sí, está durmiendo, ¿quieres que le deje algún recado? –Sonreí y di un paso dentro de la casa.
-¿En su cuarto verdad? –Ella asintió confundida. Yo sonreí. –Sólo será un segundo. –Subí las escaleras con rapidez y dejé sobre la mesita uno de los vasos de chocolate. Destapé el primero y lo vertí sobre su cara mientras sonreía y él se levantaba gritando.
-¿Qué cojones? Beca. –Se quedó blanco al verme mientras yo sonreía y destapaba el segundo vaso.
-Buenos días, Niall. –Y dicho esto, dejé caer el líquido sobre el cuerpo de Niall que se retorció en la cama a causa del calor de la bebida. Volví a bajar las escaleras y le sonreí a la chica. –Por cierto, soy la novia del chico con el que te has acostado. Bueno, ex novia claro está. –Ella sólo me miró y el sonrojo subió hasta sus mejillas.
Me controlé a mi misma y salí de la casa apretando los puños para no darle un puñetazo a la chica en esa nariz operada que tenía. Respiré profundamente cuando llegué a mi edificio y me senté en el portal dejando que las lágrimas cayeran con tranquilidad por mis mejillas. ¿Qué coño pasaba con él? ¿No sabía estar con una chica más de un día? Gilipollas. Me sequé las lágrimas cuando escuché a alguien abrir el portal y salió del edificio mi vecina del quinto, una mujer de unos cincuenta y pocos que siempre iba sonriendo, siempre. La saludé con un movimiento de cabeza que ella correspondió levantando la mano, pero apenas se movió del sitio cuando vio mis ojos rojos.
-¿Estás bien?
-Sí, tranquila.
-¿Quieres subir a mi casa a tomar un té? –Volvió a sonreír y yo asentí, dando un largo suspiro. El piso estaba precioso decorado, con muebles modernos y antiguos, era un salón amplio, mucho más amplio que el mío, que acababa en un precioso balcón. –Siéntate, en un segundo traigo la bebida. –Me senté en un pequeño sillón de orejas que tenía presidiendo la sala y ella se esfumó a la cocina. Cinco minutos después, volvió con una bandeja repleta de dulces y pastas y dos tazas de leche.
-Gracias, no se tendría que haber molestado.
-No es ninguna molestia niña, cuéntame, ¿qué te pasa? -¿Nunca habéis sentido que os podéis desahogar más con una persona que conocéis que con alguien al que conoces de toda la vida? Pues eso me pasó a mí.
Di un sorbo a mi vaso de leche y le conté a la señora todo lo que acababa de pasarme y lo que me había pasado los días anteriores, ella escuchaba atenta, asintiendo de vez en cuando, demostrándome que me escuchaba. Suspiré cuando acabé de contarle mi historia y me sequé con rapidez los mofletes que aún seguían húmedos a causa de las lágrimas.
-Pequeña sólo te puedo decir una cosa. En esa historia hay dos personas enamoradas, una de ellas eres tú y siento decirte que la otra, no es Niall. –Di un mordisco de un pastel y la miré resignada, tenía razón. –Yo también he tenido tu edad y he pasado eso, y quiero que sepas que, el chico que prefiere que otras que no sean su novia le acompañen en la cama, no merece ni una lágrima. Sin embargo, ese que se queda dormido escuchando tu respiración al otro lado del teléfono… -Ella sonrió. –Maldita sea, ¿qué haces que aún no has ido a buscar al tal Harry? No lo pierdas pequeña.
-Gracias, señora. Y por el desayuno también.
-Sabes que estoy aquí arriba para lo que quieras. –Asentí y salí del piso. La conversación con la mujer me había hecho reaccionar, pero no quería saber ahora mismo nada de Harry ni de Niall, necesitaba alejarme de todo y sabía cómo hacerlo. Bajé a mi piso y vi como mi padre se preparaba el desayuno en la cocina. El momento perfecto.
-Papá, ¿podemos hablar?
-Claro, dime. –Mojó una galleta en el café recién hecho y me miró con una sonrisa esperando a que hablara, yo sólo respiré profundamente y lo solté de golpe.
-Quiero volver a España.

4 comentarios:

  1. A ESPAÑA? A ESPAÑA? CON HARRY Y NIALL POR ELLA? JAJAJAJA OCNO CAPITULAZOO TQ:)

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  2. INCREIBLEEE!h ajxnxlalapwñ siguiente ya,me va a dar un chungo con tu novela jjajaj PD:Una de tus mafiosas

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  3. NO POR DIOS A ESPAÑA NO JODEEER

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