sábado, 11 de mayo de 2013

CAPÍTULO 67

Cené una ensalada que había preparado mi hermana y, tras ver unos veinte minutos la televisión, me fui a mi cuarto para acostarme. Me dormí más temprano que nunca, tras leer el mensaje de Julie que decía que ya había hablado con Vicky.
El avión salía a las nueve de la mañana, así que me levanté a las seis, me arreglé, cogí la mochila que había preparado la noche anterior y salí a mi portal a esperar a que pasaran los demás a por mí. Las calles de Londres estaban desiertas, así que no tardaríamos más de una hora en llegar a Gatwick. Me apoyé en mi portal, cerrando mi chaqueta ya que el frío de madrugada se estaba haciendo presente.
Cinco minutos después el coche de Louis paraba a pocos metros de mi casa y todos me saludaban con cara de sueño. Yo me subí detrás, haciendo compañía a Kara y Julie, que se apoyaron en mi hombro cerrando los ojos y durmiendo el corto trayecto que había hasta el aeropuerto. Tom y Louis ocupaban los asientos delanteros y los tres íbamos hablando de lo que haríamos allí esa tarde, ya que la mañana siguiente estaríamos de vuelta. Chris y Josh no podían venir por unas pruebas de fútbol o algo así, la verdad es que no me acuerdo de lo que nos dijeron, pero igualmente nos comentaron que saludáramos a Beca de su parte. De Niall no tenía noticias, creo que ni si quiera se enteró de que iríamos hoy a visitarla, y la verdad, mejor que no supiera nada. No creo que hubiera aguantado mucho tiempo con él.
Una hora más tarde estábamos en el aeropuerto, buscando donde teníamos que ir para embarcar. Louis se acercó a una chica que estaba apoyada en el mostrador y esta le sonrió diciéndole algo de una salida cuatro o algo así creo que escuché, cuando la chica terminó de darle las indicaciones empezamos a seguir a Louis por uno de los muchos pasillos del aeropuerto. Cuando por fin encontramos la puerta de embarque solo quedaba media hora para que el vuelo saliera. Subimos con prisas al avión y nos sentamos en nuestros respectivos sitios, esperando a que el avión despegara.
                “Señores pasajeros, abróchense los cinturones, el avión va a hacer su despegue.”
Julie y Kara miraron por la ventana divertidas, mientras que Louis se acomodaba en su asiento con la intención de dormir un rato. Tom leía un libro y yo, cogí una revista del avión y me dispuse a leer algo que realmente no me interesaba, pero tenía que pasar las dos horas como fuera. Una azafata se nos acercó, preguntando si podía hacer algo por nosotros y, por la forma en la que Tom la estaba mirando, sabía que había algo que podía hacer por él, pero tendría que ser en una cama o, en este caso, en el baño del avión. Reí para mis adentros mientras Tom le miraba el culo cuando siguió andando por el pasillo.
 Finalmente, los cinco nos acabamos durmiendo en los asientos.
                “Señores pasajeros, anunciamos que estamos aterrizando, por favor, abróchense los cinturones y no se levanten de sus asientos hasta que el avión no haya parado por completo, esperamos hayan disfrutado del viaje”.
La mecánica voz nos despertó del sueño y todos empezamos a reírnos cuando nos dimos cuenta de que nos habíamos dormido. Me desperecé en mi asiento y Julie se rió al escucharme bostezar.
-Pareces un oso. –La miré extrañado y rompí en una carcajada que me convirtió en el centro de atención de todos los pasajeros.
 Cuando el avión por fin hizo su aterrizaje y nos dejaron salir del avión corrimos en busca de un taxi que nos llevara a la dirección que nos había dado Vicky, se suponía que era la casa de Beca y que tenía que estar allí. Media hora más tarde, llegamos a una de las calles más concurridas de Granada y observamos el lujoso edificio que era la casa de Beca. La gente paseaba tranquila por las calles, entrando en las tiendas o saliendo de ellas cargada de bolsas. Dejamos las mochilas en el suelo y miramos a Kara.
-¿Qué piso era?
-Cuarto C. –Asentí y llamé un par de veces. Su voz soñolienta respondió y carraspeé poniendo mi mejor acento español.
-El cartero, ¿es usted Beca López?
-Sí.
-Tengo una carta para usted.
-Suba. –Un sonido sordo nos indicó que la puerta estaba abierta y entramos todos entre risas.
Llamamos un par de veces al timbre de su casa, intentando no hacer ruido para que no descubriera que éramos nosotros, y ella abrió en pijama. Sus ojos se abrieron como platos cuando vio a Kara y Julie que saltaron sobre ella tirándola al suelo y las tres empezaron a reírse. Louis, Tom y yo observábamos la escena desde el rellano, sonriendo. Cuando por fin se separaron Louis la cogió en brazos y la abrazó con fuerza mientras ella reía a carcajadas y nos invitaba a pasar dentro del piso. Ya en el salón Tom repitió la misma acción que había hecho Louis segundos antes, provocando la misma risa en ella. Sólo quedaba que me saludara a mí, tragué saliva y Beca me miró sin saber qué hacer, mientras los demás nos miraban expectantes esperando que hiciéramos algo o, al menos, que dijéramos algo que rompiera aquella tensión que invadía el ambiente. Finalmente, la agarré de la cintura, con un leve movimiento, pegándola a mí y ella sonrió.
-Te he echado de menos, españolita.
-Y yo a ti, ricitos. –Y, entre risas, capturé sus labios en un dulce beso.

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