La
agarré de la cintura, pegándola lo máximo posible a mí y seguí besándola
mientras le arrebataba la camiseta y los pantalones. Y, justo cuando ella
estaba desnudándome a mí, el sonido de la puerta nos separó apenas un par de
centímetros.
-¡Chicos!
¿Estáis visibles? –Julie abrió la puerta y entró en la habitación tapándose los
ojos. Beca y yo estallamos en una carcajada.
-Puedes
mirar, Julie. Pareces idiota. –Ella se quitó las manos de los ojos y suspiró,
dándole el teléfono a Beca.
-Debes…
deberías contestar es importante. –Yo miré a Julie a la cual le temblaban las
manos y Beca cogió el teléfono, con cierta parsimonia. ¿Qué cojones estaba
pasando?
-¿Diga?
–Un terrible silencio se hizo en la habitación y de repente sólo se escucharon
los sollozos de Beca en la habitación, que acto seguido fueron acompañados por
los de Julie, que había estado todo este tiempo reprimiendo las lágrimas. –Gra-
Gracias. Iremos lo antes posible. –Colgó el teléfono y se lanzó a los brazos de
Julie que la esperaba para abrazarla. Yo miraba la escena, sin entender
absolutamente nada, sentado en un pequeño hueco de la cama. Lo único que sabía
en aquellos momentos es que los sollozos de Beca me estaban destrozando.
-¿Qué
ha pasado?
-Está…
está en coma. No saben si despertará.
-¿Pero
quién?
-¡Niall!
Maldita sea, Niall. –Beca se soltó del abrazo de Julie y se acercó a su armario,
sacando de él una maleta morada. –Vámonos. –Julie y yo la mirábamos sin
movernos del sitio y ella se secó las lágrimas y reaccionó. -¡Que nos largamos,
joder! Que volvemos a Inglaterra, que mováis vuestro jodido culo y salgáis de
aquí. –Julie asintió, sorbiendo por la nariz y salió de la habitación para
avisar a los demás.
-Es
decir… -Beca me miró esperando que hablara. –Te pido yo que vuelvas a Londres y
no me haces ni puto caso y ahora, ¿quieres volver así de rápido?
-¿Lo
estás diciendo en serio? Tu mejor amigo está en coma. No saben si despertará o
si se va a morir y a ti te la sopla. Sólo te preocupa que haya decidido ahora
volver a Londres, cuando ha ocurrido lo de Niall. Que te jodan, Harry. Sólo te
preocupas por ti y sólo por ti. –Salió del cuarto, dejándome con la palabra en
la boca. Resoplé y me miré en el espejo. Tenía los ojos rojos, maldita sea, iba
a volver a derrumbarme por ella. Pero es que había calado demasiado fuerte. Me
levanté buscando mi camiseta por el cuarto y el reflejo de mi espalda me hizo
sonreír.
‘He
is mine, bitch’. Suspiré y alcancé mi camiseta. Me la puse con rapidez y salí
de la habitación al pasillo donde todos me esperaban para irnos. Pedimos un
taxi que nos acercó en veinte minutos al aeropuerto. Nadie hablaba. Julie
sollozaba de vez en cuando y Beca la abrazaba con fuerza, secándose un par de
lágrimas que se derramaban de vez en cuando por sus mejillas.
“Señores pasajeros, estamos llegando a
Londres. Por favor, abróchense los cinturones y no se levanten de sus asientos.
Apaguen teléfonos móviles o cualquier otro aparato electrónico”.
Llegamos
a Gatwick a la hora de la cena; Beca salió disparada en busca de su maleta
mientras los demás la seguíamos con parsimonia, observándola con detenimiento.
Estaba completamente seguro que escuchaba mis dientes chirriar de la rabia.
-Beca,
deberías dormir; mañana por la mañana vamos a verlo. No te preocupes. –Julie acarició
su pelo con tranquilidad.
-Lo
mismo digo, Julie. –Me acerqué a ambas y besé la frente de Julie con
delicadeza. –Yo voy con Beca, mañana nos vemos. –Todos asintieron y se fueron
hacia la salida donde, apenas unas horas antes, habíamos aparcado el coche de
Louis. Beca y yo salimos por otra en busca de un taxi y, después de cinco
minutos buscando y tras darle la dirección de mi casa, Beca apoyó la cabeza en
mi hombro y, de nuevo, comenzó a sollozar. Yo acariciaba con tranquilidad su
mano que apretaba con fuerza la mía.
-Tranquila,
Beca.
-¿Y
si se muere? –Fue un débil hilo de voz lo que salió de su boca y sentí como un
escalofrío recorría su cuerpo. La apreté con fuerza contra mi pecho.
-Va
a salir de esta, ya verás. Conozco muy bien a ese cabrón y no dejará de dar
guerra tan pronto. –Creo que pude percibir el destello de una pequeña sonrisa
en su cara y sequé sus lágrimas.
Pagué
el taxi y subimos a mí casa, aún con el eco de los sollozos de Beca en mi
cabeza. La acosté en mi cama y, tras besar sus labios, me fui al baño a
ducharme y despejar un poco la cabeza. Al cabo de cinco minutos, cuando salí
del baño y entré en mi cuarto, Beca estaba completamente dormida en mi cama,
envuelta en mis sábanas.
Sonreí,
apoyándome en el colchón intentando no moverme mucho para no despertarla.
Respiraba con tranquilidad, como una niña pequeña. Y ahí estaba yo, como un
completo gilipollas mirándola dormir.
“Sí,
un gilipollas. Pero resulta que este gilipollas, parece ser que se ha enamorado”.
Ella
se giró hacia mi posición y abrió los ojos con dificultad.
-Ven
aquí, Harry. –Se hizo a un lado de la cama y yo me metí entre las sábanas,
abrazándola por la cintura, mientras ella besaba mi pecho y se acurrucaba en
él.
-Todo
saldrá bien. –Aunque realmente no sé si lo estaba diciendo en serio o sólo
quería convencerme a mí mismo.
Pero que le ha pasado???
ResponderEliminarLo cuento en el siguiente, tranquilidad. JAJAJAJA
Eliminaryo lo sé muajaja
ResponderEliminarASDFGHJKLÑASDÑFGHJKLÑASDFGHJKLÑ Demasiado interesante! :) Pero gracias por escribir estas historias que hacen que me traslade de mundo lo haces genial creo que ya te lo he dicho varías veces :)
ResponderEliminarSTAY STRONG NIALL.
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