martes, 21 de mayo de 2013

CAPÍTULO 72



La agarré de la cintura, pegándola lo máximo posible a mí y seguí besándola mientras le arrebataba la camiseta y los pantalones. Y, justo cuando ella estaba desnudándome a mí, el sonido de la puerta nos separó apenas un par de centímetros.
-¡Chicos! ¿Estáis visibles? –Julie abrió la puerta y entró en la habitación tapándose los ojos. Beca y yo estallamos en una carcajada.
-Puedes mirar, Julie. Pareces idiota. –Ella se quitó las manos de los ojos y suspiró, dándole el teléfono a Beca.
-Debes… deberías contestar es importante. –Yo miré a Julie a la cual le temblaban las manos y Beca cogió el teléfono, con cierta parsimonia. ¿Qué cojones estaba pasando?
-¿Diga? –Un terrible silencio se hizo en la habitación y de repente sólo se escucharon los sollozos de Beca en la habitación, que acto seguido fueron acompañados por los de Julie, que había estado todo este tiempo reprimiendo las lágrimas. –Gra- Gracias. Iremos lo antes posible. –Colgó el teléfono y se lanzó a los brazos de Julie que la esperaba para abrazarla. Yo miraba la escena, sin entender absolutamente nada, sentado en un pequeño hueco de la cama. Lo único que sabía en aquellos momentos es que los sollozos de Beca me estaban destrozando.
-¿Qué ha pasado?
-Está… está en coma. No saben si despertará.
-¿Pero quién?
-¡Niall! Maldita sea, Niall. –Beca se soltó del abrazo de Julie y se acercó a su armario, sacando de él una maleta morada. –Vámonos. –Julie y yo la mirábamos sin movernos del sitio y ella se secó las lágrimas y reaccionó. -¡Que nos largamos, joder! Que volvemos a Inglaterra, que mováis vuestro jodido culo y salgáis de aquí. –Julie asintió, sorbiendo por la nariz y salió de la habitación para avisar a los demás.
-Es decir… -Beca me miró esperando que hablara. –Te pido yo que vuelvas a Londres y no me haces ni puto caso y ahora, ¿quieres volver así de rápido?
-¿Lo estás diciendo en serio? Tu mejor amigo está en coma. No saben si despertará o si se va a morir y a ti te la sopla. Sólo te preocupa que haya decidido ahora volver a Londres, cuando ha ocurrido lo de Niall. Que te jodan, Harry. Sólo te preocupas por ti y sólo por ti. –Salió del cuarto, dejándome con la palabra en la boca. Resoplé y me miré en el espejo. Tenía los ojos rojos, maldita sea, iba a volver a derrumbarme por ella. Pero es que había calado demasiado fuerte. Me levanté buscando mi camiseta por el cuarto y el reflejo de mi espalda me hizo sonreír.
‘He is mine, bitch’. Suspiré y alcancé mi camiseta. Me la puse con rapidez y salí de la habitación al pasillo donde todos me esperaban para irnos. Pedimos un taxi que nos acercó en veinte minutos al aeropuerto. Nadie hablaba. Julie sollozaba de vez en cuando y Beca la abrazaba con fuerza, secándose un par de lágrimas que se derramaban de vez en cuando por sus mejillas.
Señores pasajeros, estamos llegando a Londres. Por favor, abróchense los cinturones y no se levanten de sus asientos. Apaguen teléfonos móviles o cualquier otro aparato electrónico”.
Llegamos a Gatwick a la hora de la cena; Beca salió disparada en busca de su maleta mientras los demás la seguíamos con parsimonia, observándola con detenimiento. Estaba completamente seguro que escuchaba mis dientes chirriar de la rabia.
-Beca, deberías dormir; mañana por la mañana vamos a verlo. No te preocupes. –Julie acarició su pelo con tranquilidad.
-Lo mismo digo, Julie. –Me acerqué a ambas y besé la frente de Julie con delicadeza. –Yo voy con Beca, mañana nos vemos. –Todos asintieron y se fueron hacia la salida donde, apenas unas horas antes, habíamos aparcado el coche de Louis. Beca y yo salimos por otra en busca de un taxi y, después de cinco minutos buscando y tras darle la dirección de mi casa, Beca apoyó la cabeza en mi hombro y, de nuevo, comenzó a sollozar. Yo acariciaba con tranquilidad su mano que apretaba con fuerza la mía.
-Tranquila, Beca.
-¿Y si se muere? –Fue un débil hilo de voz lo que salió de su boca y sentí como un escalofrío recorría su cuerpo. La apreté con fuerza contra mi pecho.
-Va a salir de esta, ya verás. Conozco muy bien a ese cabrón y no dejará de dar guerra tan pronto. –Creo que pude percibir el destello de una pequeña sonrisa en su cara y sequé sus lágrimas.
Pagué el taxi y subimos a mí casa, aún con el eco de los sollozos de Beca en mi cabeza. La acosté en mi cama y, tras besar sus labios, me fui al baño a ducharme y despejar un poco la cabeza. Al cabo de cinco minutos, cuando salí del baño y entré en mi cuarto, Beca estaba completamente dormida en mi cama, envuelta en mis sábanas.
Sonreí, apoyándome en el colchón intentando no moverme mucho para no despertarla. Respiraba con tranquilidad, como una niña pequeña. Y ahí estaba yo, como un completo gilipollas mirándola dormir.
“Sí, un gilipollas. Pero resulta que este gilipollas, parece ser que se ha enamorado”.
Ella se giró hacia mi posición y abrió los ojos con dificultad.
-Ven aquí, Harry. –Se hizo a un lado de la cama y yo me metí entre las sábanas, abrazándola por la cintura, mientras ella besaba mi pecho y se acurrucaba en él.
-Todo saldrá bien. –Aunque realmente no sé si lo estaba diciendo en serio o sólo quería convencerme a mí mismo.

5 comentarios:

  1. Pero que le ha pasado???

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  2. ASDFGHJKLÑASDÑFGHJKLÑASDFGHJKLÑ Demasiado interesante! :) Pero gracias por escribir estas historias que hacen que me traslade de mundo lo haces genial creo que ya te lo he dicho varías veces :)

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