[Narra
Beca]
Me
revolví en las sábanas cuando escuché la voz de Harry llamarme para que me
despertara. No tenía ganas de moverme, entonces fui consciente de lo que tenía
que hacer por la mañana. Suspiré y me estiré en la cama, abriendo los ojos y encontrándome
con la sonrisa de Harry. El sol iluminaba toda la habitación y hacía que los
rizos castaños de Harry parecieran más claros de lo que realmente son. Él se
acercó a mí y me besó la frente con un leve movimiento.
-Buenos
días, dormilona.
-Buenos
días. –Me levanté y empecé a cambiarme de ropa. Él ya llevaba puesta su
sudadera, sus vaqueros y unas converse blancas. Yo me puse un jersey de lana,
unos vaqueros y unas botas. Cogí un gorro de los muchos que él tenía, tirados
por toda su habitación, y tapé como pude mi desastroso pelo.
Salimos
de la casa con cierta prisa. Los veinte minutos que separaban Londres del
hospital se me hicieron eternos, parecían no acabar nunca. Yo miraba nerviosa
por la ventana mientras la dulce voz de Harry envolvía el ambiente del coche
siguiendo alguna canción que ponían en la radio. Era tan tranquilizador
escucharle cantar.
Cuando
llegamos al hospital Julie nos esperaba en la puerta. Se le notaban demasiado
las ojeras y los ojos hinchados de haber llorado. Ella era tan consciente como
yo de que Niall podía no salir de esta. La abracé con fuerza y sentí como si
todas mis fuerzas se hubiesen ido. Como si todo se hubiera esfumado en ese
momento. Entré con ella de la mano, ambas escoltadas por Harry, y subimos a la
planta en la que se encontraba Niall. Un médico acababa de salir de la que,
según nos habían dicho, era su habitación. Así que aceleramos el paso para
alcanzarle.
-Disculpe.
Disculpe. ¿Qué se sabe del chico de esta habitación?
-Es
un tema muy serio. –Nos miró a Julie y a mí fijamente a los ojos y entendí
perfectamente lo que aquello significaba. –Si uno de ustedes me acompaña a mi
despacho se lo explicaré con mucho gusto. –Julie retrocedió un paso, dejándome
a mí sola. Harry me miró asintiendo y yo suspiré, siguiendo al médico por el
largo y estrecho pasillo. Las paredes blancas, sólo decoradas por un par de
carteles de silencio, me eran ya demasiado familiares y, estaba completamente
segura de que habría visto alguna vez a este médico.
Entramos
a una gran habitación y me senté en una de las sillas que rodeaban la gran mesa
que presidía la estancia.
-Bien,
señorita. La situación del señor Horan es bastante grave. Tiene un traumatismo
craneoencefálico provocado por un fuerte golpe. Estos traumatismos provocan una
hemorragia cerebral que, en algunas ocasiones, conduce al coma.
-¿Cómo
ocurrió?
-Ayer
por la mañana nos llamó la novia del paciente para decirnos que se había caído
por las escaleras y que no contestaba. –La novia del paciente. Suspiré. Supongo
que se referiría a la chica rubia que conocí. Bajé la mirada intentando ocultar
un par de lágrimas mientras el doctor seguía hablando. -Cuando nuestra
ambulancia llegó lo encontraron en el suelo del salón. Cogimos su móvil y
llamamos al móvil que tenía para avisar.
-Sí,
su hermana Julie. –El hombre asintió recostándose en el asiento. -¿Saldrá del
coma?
-No
es algo que podamos asegurarle. Puede que mañana se despierte o puede que no.
-Ese
puede que no, significa que… -Tragué saliva. No era capaz de decir aquello.
-No
hay nada seguro.
-¿Podemos
verle? –El hombre asintió y se levantó del asiento invitándome a salir con un
leve gesto de muñeca. Yo sonreí cortésmente y volví por el mismo pasillo por el
que había llegado a aquel despacho.
En frente de la habitación ahora también
estaban Chris y Josh, que abrazaba a Julie, consolándola. Suspiré y me acerqué
a la puerta de la habitación antes de que alguien me lo impidiera. Me detuve
apenas un instante, vacilando entre abrir o no la puerta, pero finalmente lo
hice. Cerré la puerta detrás de mí y me acerqué con parsimonia a la camilla. No
se escuchaba una mosca en la habitación, a excepción del monitor cardíaco, que
ya era conocido para mí. Me senté en un pequeño hueco de la cama y aparté un
par de mechones que caían en la cara de Niall. Suspiré. Parecía un niño pequeño
durmiendo, tan inofensivo. Como si se fuera a despertar en cualquier momento.
-Te
caíste por las escaleras. Que torpe puedes llegar a ser, Niall, en serio. Un
pie y luego otro. No es tan difícil bajar una escalera. –Sonreí amargamente y
acaricié su mano con delicadeza. ¿Cómo una caída por las escaleras puede
ocasionar todo esto? Miré al suelo, pensando en nosotros. Y, mis ganas de
llorar aumentaron. –Niall. Sé que no me estás escuchando, pero debo decírtelo.
No te mueras. Por favor, no te mueras. No sé qué sería de todo esto sin ti.
Apenas te conozco de dos meses y, joder Niall, he estado enamorada de ti. Hemos
vivido muchas cosas juntos en tan poco tiempo, nos hemos peleado y nos hemos
reconciliado. Me has apoyado. Pero tuviste que joderlo. Ojalá algún día me
puedas decir porqué cojones lo hiciste. –Sequé un par de lágrimas y suspiré. –Pero
supongo que si lo hiciste es porque ella tiene todo lo que yo no tengo,
belleza, buen cuerpo, buen humor, gracia, inteligencia. –Me acerqué a él y besé
su mejilla sin soltar en ningún momento su mano. –Sal pronto de esta Niall. Te
necesitan. –Sonreí. –Te necesitamos.
Belén! si me matas al Niall me vas a hacer llorar y no creo que quedas hacer llorar a la chica de la que depende tu futuro en una novela jajajaj I Love Yoooou!
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