lunes, 27 de mayo de 2013

CAPÍTULO 73


[Narra Beca]

Me revolví en las sábanas cuando escuché la voz de Harry llamarme para que me despertara. No tenía ganas de moverme, entonces fui consciente de lo que tenía que hacer por la mañana. Suspiré y me estiré en la cama, abriendo los ojos y encontrándome con la sonrisa de Harry. El sol iluminaba toda la habitación y hacía que los rizos castaños de Harry parecieran más claros de lo que realmente son. Él se acercó a mí y me besó la frente con un leve movimiento.
-Buenos días, dormilona.
-Buenos días. –Me levanté y empecé a cambiarme de ropa. Él ya llevaba puesta su sudadera, sus vaqueros y unas converse blancas. Yo me puse un jersey de lana, unos vaqueros y unas botas. Cogí un gorro de los muchos que él tenía, tirados por toda su habitación, y tapé como pude mi desastroso pelo.
Salimos de la casa con cierta prisa. Los veinte minutos que separaban Londres del hospital se me hicieron eternos, parecían no acabar nunca. Yo miraba nerviosa por la ventana mientras la dulce voz de Harry envolvía el ambiente del coche siguiendo alguna canción que ponían en la radio. Era tan tranquilizador escucharle cantar.
Cuando llegamos al hospital Julie nos esperaba en la puerta. Se le notaban demasiado las ojeras y los ojos hinchados de haber llorado. Ella era tan consciente como yo de que Niall podía no salir de esta. La abracé con fuerza y sentí como si todas mis fuerzas se hubiesen ido. Como si todo se hubiera esfumado en ese momento. Entré con ella de la mano, ambas escoltadas por Harry, y subimos a la planta en la que se encontraba Niall. Un médico acababa de salir de la que, según nos habían dicho, era su habitación. Así que aceleramos el paso para alcanzarle.
-Disculpe. Disculpe. ¿Qué se sabe del chico de esta habitación?
-Es un tema muy serio. –Nos miró a Julie y a mí fijamente a los ojos y entendí perfectamente lo que aquello significaba. –Si uno de ustedes me acompaña a mi despacho se lo explicaré con mucho gusto. –Julie retrocedió un paso, dejándome a mí sola. Harry me miró asintiendo y yo suspiré, siguiendo al médico por el largo y estrecho pasillo. Las paredes blancas, sólo decoradas por un par de carteles de silencio, me eran ya demasiado familiares y, estaba completamente segura de que habría visto alguna vez a este médico.
Entramos a una gran habitación y me senté en una de las sillas que rodeaban la gran mesa que presidía la estancia.
-Bien, señorita. La situación del señor Horan es bastante grave. Tiene un traumatismo craneoencefálico provocado por un fuerte golpe. Estos traumatismos provocan una hemorragia cerebral que, en algunas ocasiones, conduce al coma.
-¿Cómo ocurrió?
-Ayer por la mañana nos llamó la novia del paciente para decirnos que se había caído por las escaleras y que no contestaba. –La novia del paciente. Suspiré. Supongo que se referiría a la chica rubia que conocí. Bajé la mirada intentando ocultar un par de lágrimas mientras el doctor seguía hablando. -Cuando nuestra ambulancia llegó lo encontraron en el suelo del salón. Cogimos su móvil y llamamos al móvil que tenía para avisar.
-Sí, su hermana Julie. –El hombre asintió recostándose en el asiento. -¿Saldrá del coma?
-No es algo que podamos asegurarle. Puede que mañana se despierte o puede que no.
-Ese puede que no, significa que… -Tragué saliva. No era capaz de decir aquello.
-No hay nada seguro.
-¿Podemos verle? –El hombre asintió y se levantó del asiento invitándome a salir con un leve gesto de muñeca. Yo sonreí cortésmente y volví por el mismo pasillo por el que había llegado a aquel despacho.
 En frente de la habitación ahora también estaban Chris y Josh, que abrazaba a Julie, consolándola. Suspiré y me acerqué a la puerta de la habitación antes de que alguien me lo impidiera. Me detuve apenas un instante, vacilando entre abrir o no la puerta, pero finalmente lo hice. Cerré la puerta detrás de mí y me acerqué con parsimonia a la camilla. No se escuchaba una mosca en la habitación, a excepción del monitor cardíaco, que ya era conocido para mí. Me senté en un pequeño hueco de la cama y aparté un par de mechones que caían en la cara de Niall. Suspiré. Parecía un niño pequeño durmiendo, tan inofensivo. Como si se fuera a despertar en cualquier momento.
-Te caíste por las escaleras. Que torpe puedes llegar a ser, Niall, en serio. Un pie y luego otro. No es tan difícil bajar una escalera. –Sonreí amargamente y acaricié su mano con delicadeza. ¿Cómo una caída por las escaleras puede ocasionar todo esto? Miré al suelo, pensando en nosotros. Y, mis ganas de llorar aumentaron. –Niall. Sé que no me estás escuchando, pero debo decírtelo. No te mueras. Por favor, no te mueras. No sé qué sería de todo esto sin ti. Apenas te conozco de dos meses y, joder Niall, he estado enamorada de ti. Hemos vivido muchas cosas juntos en tan poco tiempo, nos hemos peleado y nos hemos reconciliado. Me has apoyado. Pero tuviste que joderlo. Ojalá algún día me puedas decir porqué cojones lo hiciste. –Sequé un par de lágrimas y suspiré. –Pero supongo que si lo hiciste es porque ella tiene todo lo que yo no tengo, belleza, buen cuerpo, buen humor, gracia, inteligencia. –Me acerqué a él y besé su mejilla sin soltar en ningún momento su mano. –Sal pronto de esta Niall. Te necesitan. –Sonreí. –Te necesitamos.

1 comentario:

  1. Belén! si me matas al Niall me vas a hacer llorar y no creo que quedas hacer llorar a la chica de la que depende tu futuro en una novela jajajaj I Love Yoooou!

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