*Narra
Beca*
Nunca
me había hecho tantísima ilusión que una persona viniera a visitarme, pero él,
joder, con él era todo diferente. Cerré mis piernas alrededor de su cintura y
acaricié sus rizos fijando mis ojos en los suyos.
-Gracias.
-¿Por
qué pequeña?
-Por
esto, por haber sido capaz de venir a verme en un día de clase.
-No
podía aguantar más sin tu sonrisa, lo siento. –Reí en su cuello y él me
acarició la espalda. Empecé a besar sus labios con agilidad, mientras él
agarraba mi trasero con fuerza, apretándome contra su cintura. Lo había echado
tanto de menos, tantísimo. Me separé de sus labios un segundo para dejarme caer
en mi cama y rápidamente me acerqué a él para besarle de nuevo, con más
intensidad que antes, él se colocó encima de mí, haciendo que la temperatura de
mi cuerpo aumentara. Volví a mirar a sus ojos, perdiéndome en ellos. Le quité
la camiseta mientras él hacía lo mismo con la mía y empezaba a besar mi pecho,
acaricié su pelo mientras él se deshacía de mis shorts y de mis medias, volvió
a besarme y le desabroché los pantalones. Harry se los quitó con un leve
movimiento de piernas y los tiró al otro lado de la habitación. Bajé la mano a
sus bóxers y ahogué un grito. Mierda,
¿todo eso era de él? No recordaba todo eso de la primera vez que lo hicimos. Harry
rió al ver mi cara y me besó con fuerza antes de levantarse de la cama.
-Espera
un segundo. –Se acercó a sus pantalones y sacó un condón de la cartera. Volvió
a echarse encima de mí con cuidado de no aplastarme y me besó de nuevo con la misma
intensidad de antes. -¿Preparada? –Asentí, mordiéndome el labio y él sonrió. Me
embistió con fuerza tras ponerse el condón y grité agarrándome a las sábanas.
Él succionó mi cuello para después empezar a besarme mientras seguía con
movimientos rápidos y fuertes y yo arañaba su espalda bajo los suaves gemidos que hacía a pocos centímetros de mi oreja, sonreí.
Me levantó, sentándome en su cadera y volvió a moverse con velocidad, ahora era yo la que gemía
en su oído mientras él mordisqueaba mi lóbulo, provocando aún más mis gemidos. Empecé a moverme haciendo
círculos con las caderas y él respiraba de forma entrecortada. Grité su nombre
cuando me cogió de la cadera para volver a penetrarme por última vez con más
fuerza que las veces anteriores. Me tumbé en la cama y él se tumbó encima de mí
besando mi pecho. Ambos estábamos sudando, exhaustos, pero más felices que
nunca.
-Entonces,
¿vuelves a Inglaterra? –Lo miré mientras me besaba el cuello y suspiré. ¿Este
chico no aceptaría nunca un no por respuesta?
-Harry…
-No
hay ‘Harrys’ que valgan. Vuelve Beca. Tienes 18, podrás quedarte ahí aunque tu
hermana y tu padre vuelvan a España. Te necesitan. –Él señaló hacia atrás, a lo
que yo entendí que serían nuestros amigos y puse media sonrisa. –Te necesito. –Dijo
en un suave susurro en mi oído que hizo que se me pusieran los pelos de punta.
Se tumbó a mi lado, aferrando mi cintura con un suave abrazo y besó con
tranquilidad mi hombro.
-No
me vas a convencer. –Reí en voz baja y él suspiró, volviéndose a poner encima
de mí.
-¿No?
–Negué con la cabeza divertida y él se puso serio. –Tú lo has querido. –Y en
medio segundo empezó a hacerme cosquillas, provocando que mi risa se escuchara
en todo el piso. Pensé en lo que pensarían los vecinos, o mis amigos si aún
seguían en la puerta de mi casa y, justo cuando estaba pensando en eso, el timbre
de mi puerta resonó.
-Para,
Harry, para. Están llamando. –Él besó mis labios y se quitó de encima. Me puse
la ropa interior y su camiseta y salí a la entrada a abrir con una sonrisa en
la cara. Podía pasarme la vida así, con sus camisetas puestas después de
despertar con él al lado.
La
sonrisa se esfumó de mi cara cuando vi quien estaba al otro lado de la puerta.
Quise cerrar la puerta antes de que él entrara, pero, claramente, era más fuerte que yo y abrió la puerta de
par en par, dando un paso en el recibidor y yo retrocedí un par de pasos hasta estrellarme con la pared. Me miró de arriba abajo, y sonrió. Miré a la puerta de mi cuarto y
vi como la figura de Harry se acercaba a nosotros con cara de pocos amigos.
-¿Qué
cojones estás haciendo tú aquí? –Harry dio un paso al frente y sus rizos se
mezclaron con el pelo rubio de Lucas.
-¿Y
tú, qué haces tú aquí? –Miraba la conversación como un partido de tenis,
desviando la mirada de uno a otro, intentando controlar los movimientos de
ambos.
-Visitar
a mi novia, ¿algún problema? –Novia. Repetí la palabra como mil veces en mi
cabeza desde que salió de los labios de Harry y sonreía cada vez que la
escuchaba en mi cabeza. Su novia. Sonaba tan jodidamente bien. Parpadeé un par
de veces, volviendo a la situación y me tensé cuando vi como los puños de Lucas
se cerraban y subían a la altura de la mandíbula de Harry mientras este se
quedaba impasible.
-Tenemos
un asunto pendiente de Londres, ¿no, rizos?
Aceptas opiniones para tu novela? yo tengo una.. mata a Lucas :) jajajjajajaj
ResponderEliminarSecundo la opción del comentario anterior, tu novela sigue siendo muy asdfghjklñasdfghjklñ enserio, no dejes esta novela jamás de los jamases
ResponderEliminar