jueves, 28 de febrero de 2013

CAPÍTULO 17


Es cierto eso  que dicen de que las desgracias nunca vienen solas. A mí, me vienen a pares. Llamé un par de veces al timbre de mi casa y escuché el sonido sordo que me indicaba que la puerta estaba abierta. Cuando llegué a mi piso mi hermana ya había abierto la puerta. Así que entré, dejando a mi hermana mirándome en el salón y me fui directa a mi habitación. Me tiré sobre la cama y rompí a llorar como nunca lo había hecho.
-Beca. –Miré la puerta y mi hermana estaba ahí parada. –Mañana le digo a la abuela que no te moleste y no vas a clase. Lo mereces.
-Gracias Vicky. –Cerró la puerta con suavidad y yo desarmé la cama y me metí en ella. Harry era el único que aparecía en mi cabeza, el poco tiempo que habíamos pasado juntos había sido suficiente. Cerré los ojos dejando que mi mente diera vueltas ella sola y, un par de horas después, estaba inmersa en un profundo sueño.
La canción de Maroon 5 me despertó y tanteé mi mesita en busca de mi móvil. Ni si quiera había visto la hora que era, ni el número que llamaba, simplemente, cuando lo encontré descolgué y suspiré en el auricular.
-¿Quién es?
-Beca…
-Hola Kara. ¿Pasa algo?
-Sólo estábamos preocupadas por ti. Hoy Harry se ha sentado en la mesa de al lado de la tuya y nos ha preguntado por ti. Por cierto, traía una cara horrible, con unas ojeras increíbles.
-Tranquilas, estoy bien. Hoy no me encontraba bien.
-¿Beca? Soy Julie. ¿Está todo bien con el ricitos?
-Sí, supongo. Ayer nos dimos un tiempo, para aclarar ideas. –Escuché a Julie resoplar al otro lado de la línea y yo me incorporé en la cama. –Julie, no me apetece hablar del tema. ¿Vale?
-Está bien, lo entiendo. Si necesitas algo mándanos un mensaje.
-Gracias. Os quiero.
-Te queremos. –Colgué el teléfono, que acto seguido empezó a sonar de nuevo. Era un mensaje. De Harry. Sentí de nuevo las ganas de llorar que había sentido anoche pero lo abrí.
                “¿Estás bien? Siento lo de anoche, de verdad. Te quiero”
                “¿Ves por lo que dije que no me gustaban las promesas? Los que prometen nunca las cumplen y tú no ibas a ser una excepción.”
                “Que lo hayamos dejado no quiere decir que no te vaya a querer siempre.”
Me dejé caer en la cama y suspiré dejando el mensaje sin contestar. No quería hablar más del tema. Miré el reloj. Las doce y media. Al cabo de unos diez minutos decidí levantarme y empezar a preparar la comida. Haría algo sencillo, quizá algo de pasta. Macarrones, la comida preferida de mi hermana. Empecé a prepararlos y, cuando ya estaban casi listos, el timbre retumbó por todo el apartamento. Corrí a abrir y sonreí cuando vi a mi primo ahí parado.
-¡Will! Por fin. –Le abracé con fuerza. Disfrutando del olor de su perfume. Él me rodeo la cintura con suavidad y me besó la mejilla.
-Ya me ha contado todo Vicky esta mañana.
-Maldita cotilla. –Ambos reímos y Will entró en casa. –Espera, que quito los macarrones del fuego. –Corrí a la cocina, apagué el fuego y me reuní con mi primo de nuevo en el salón.
-¿Cómo estás, prima?
-No sé Will, ¿nunca has conocido a una persona y se ha convertido en alguien muy importante en poco tiempo? –Él asintió. –Bien, pues eso es lo que me ha pasado a mí. –Me estiré en el sofá y me tumbé sobre mi primo que acariciaba con delicadeza mi pelo.
-No te preocupes, Beca, todo se va a arreglar. Hoy voy a recoger a Vicky para poder ver al tal Harry.
-No la líes Will. –Él soltó una carcajada y se levantó del sofá.
-Y pon otro plato más, que como con vosotras. –Me besó la frente y se acercó a la puerta. –En un rato estamos aquí. –Asentí y escuché como se cerraba la puerta. Preparé la mesa y me senté a ver el telediario, ni si quiera prestaba atención a lo que decía la televisión, sólo mantenía la vista fija en ella. Mi mente hacía rato que se había ido lejos, muy lejos. 

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