Es cierto eso que
dicen de que las desgracias nunca vienen solas. A mí, me vienen a pares. Llamé
un par de veces al timbre de mi casa y escuché el sonido sordo que me indicaba
que la puerta estaba abierta. Cuando llegué a mi piso mi hermana ya había
abierto la puerta. Así que entré, dejando a mi hermana mirándome en el salón y
me fui directa a mi habitación. Me tiré sobre la cama y rompí a llorar como
nunca lo había hecho.
-Beca. –Miré la puerta y mi hermana estaba ahí parada.
–Mañana le digo a la abuela que no te moleste y no vas a clase. Lo mereces.
-Gracias Vicky. –Cerró la puerta con suavidad y yo desarmé
la cama y me metí en ella. Harry era el único que aparecía en mi cabeza, el
poco tiempo que habíamos pasado juntos había sido suficiente. Cerré los ojos
dejando que mi mente diera vueltas ella sola y, un par de horas después, estaba
inmersa en un profundo sueño.
La canción de Maroon 5 me despertó y tanteé mi mesita en
busca de mi móvil. Ni si quiera había visto la hora que era, ni el número que
llamaba, simplemente, cuando lo encontré descolgué y suspiré en el auricular.
-¿Quién es?
-Beca…
-Hola Kara. ¿Pasa algo?
-Sólo estábamos preocupadas por ti. Hoy Harry se ha sentado
en la mesa de al lado de la tuya y nos ha preguntado por ti. Por cierto, traía
una cara horrible, con unas ojeras increíbles.
-Tranquilas, estoy bien. Hoy no me encontraba bien.
-¿Beca? Soy Julie. ¿Está todo bien con el ricitos?
-Sí, supongo. Ayer nos dimos un tiempo, para aclarar ideas.
–Escuché a Julie resoplar al otro lado de la línea y yo me incorporé en la
cama. –Julie, no me apetece hablar del tema. ¿Vale?
-Está bien, lo entiendo. Si necesitas algo mándanos un
mensaje.
-Gracias. Os quiero.
-Te queremos. –Colgué el teléfono, que acto seguido empezó a
sonar de nuevo. Era un mensaje. De Harry. Sentí de nuevo las ganas de llorar
que había sentido anoche pero lo abrí.
“¿Estás
bien? Siento lo de anoche, de verdad. Te quiero”
“¿Ves
por lo que dije que no me gustaban las promesas? Los que prometen nunca las
cumplen y tú no ibas a ser una excepción.”
“Que lo
hayamos dejado no quiere decir que no te vaya a querer siempre.”
Me dejé caer en la cama y suspiré dejando el mensaje sin
contestar. No quería hablar más del tema. Miré el reloj. Las doce y media. Al
cabo de unos diez minutos decidí levantarme y empezar a preparar la comida.
Haría algo sencillo, quizá algo de pasta. Macarrones, la comida preferida de mi
hermana. Empecé a prepararlos y, cuando ya estaban casi listos, el timbre
retumbó por todo el apartamento. Corrí a abrir y sonreí cuando vi a mi primo
ahí parado.
-¡Will! Por fin. –Le abracé con fuerza. Disfrutando del olor
de su perfume. Él me rodeo la cintura con suavidad y me besó la mejilla.
-Ya me ha contado todo Vicky esta mañana.
-Maldita cotilla. –Ambos reímos y Will entró en casa.
–Espera, que quito los macarrones del fuego. –Corrí a la cocina, apagué el
fuego y me reuní con mi primo de nuevo en el salón.
-¿Cómo estás, prima?
-No sé Will, ¿nunca has conocido a una persona y se ha
convertido en alguien muy importante en poco tiempo? –Él asintió. –Bien, pues
eso es lo que me ha pasado a mí. –Me estiré en el sofá y me tumbé sobre mi
primo que acariciaba con delicadeza mi pelo.
-No te preocupes, Beca, todo se va a arreglar. Hoy voy a
recoger a Vicky para poder ver al tal Harry.
-No la líes Will. –Él soltó una carcajada y se levantó del
sofá.
-Y pon otro plato más, que como con vosotras. –Me besó la
frente y se acercó a la puerta. –En un rato estamos aquí. –Asentí y escuché
como se cerraba la puerta. Preparé la mesa y me senté a ver el telediario, ni
si quiera prestaba atención a lo que decía la televisión, sólo mantenía la
vista fija en ella. Mi mente hacía rato que se había ido lejos, muy lejos.
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