El despertador sonaba con más fuerza que nunca, o al menos
eso me pareció a mí. Lo apagué de un fuerte golpe y salí, farfullando, de mi
cama. Mi hermana entraba una hora más tarde por lo que seguía durmiendo. Me
puse unos vaqueros y una camisa azul que me había comprado el día de antes de
dejar España. Alisé mi pelo con los dedos intentando que se quedara algo
decente pero no lo conseguí, así que farfullé un par de palabrotas frente al
espejo y lo dejé como un caso perdido; cogí la mochila, el móvil y las llaves y
me fui hacia la pizzería.
-Llegas tarde. –Se levantó del bordillo con la mirada fija
en mí, iba a empezar a disculparme cuando una sonora carcajada salió de su
boca. –Era broma, tendrías que verte la cara.
-Imbécil. –Sonreí y empecé a andar seguida por Harry. Sentía
su frío aliento en mi cuello y diversos escalofríos recorrían mi cuerpo de vez
en cuando. No habíamos mantenido ninguna conversación en todo el trayecto,
suspiré justo cuando escuché los gritos de sus amigos provenientes del patio
del colegio. Eran iguales que en España, siempre dando la nota. De repente me
convertí en el centro de las miradas justo cuando Harry me agarró del hombro y
se acercó a mi oído.
-Tranquila, no muerden. –Me había quedado petrificada en
medio de la calle, miré hacia el lado y me encontré con su sonrisa que hizo que
se destensaran todos los músculos. Continué andando pegada a Harry hasta llegar
a sus amigos.
-Beca, estos son Josh, Chris, Tom y Niall. –Sonreí saludando
a todos con la mano mientras ellos me miraban de arriba abajo con una sonrisa.
-¿Otra más para la colección, Harry? –Niall interrumpió mis
pensamientos con esa pregunta, así que sonreí y me dispuse a contestar antes
que Harry.
-No soy ningún objeto, imbécil. –Y mi mano se clavó en su
mejilla provocando las risas de sus amigos. Pude ver un destello de rabia en
sus ojos. Me asusté, claro que lo hice, como no lo iba a hacer pero no permití
que se notara, a pesar de que, casi un segundo después, su cara estaba a menos
de dos centímetros de la mía.
-¿Me vas a pegar o es que quieres besarme y no sabes cómo
hacerlo? –Reí divertida fijando mis ojos en unos preciosos ojos azules. Me
recordé a mí misma que tenía que respirar cuando él iba apartando poco a poco
su cara de la mía.
-Venga Beca, no la líes más. –Harry me cogió del hombro y me
alejó de sus amigos.
-Así que, ¿una más de tu colección? –Me solté rápidamente de
su agarre protector y me puse frente a él. -¿Qué eres de esos que cada noche
tienen a una distinta en su cama? –Su cara se tensó rápidamente y la sonrisa se
esfumó en apenas un segundo.
-No, no soy así, sólo he tenido un par de novias más que mis
amigos y por eso han dicho eso.
-Tranquilo Harry, no me importa, sólo quería reírme de ti un
rato.
-Estúpida. –Sonreí acercándome a la puerta de clase mientras
él se apoyaba en la pared.
-Me voy a clase y tú también tendrías que hacerlo. –Rió ante
mi observación y yo entré en el aula. Kara y Julie estaban hablando en sus
sitios y en la otra punta de la clase estaban las chicas pijas de ayer. Apenas
me miraron un segundo y retiraron la vista. Sonreí y me senté con mis amigas.
-¡Buenos días, Rebeca!
-Hola Julie. Hola Kara. –Julie sonreía a través de sus gafas
de pasta y Kara tomó rápidamente la palabra.
-¿Y bien? ¿No hay nada que contar? –Yo las miré sorprendida
e intenté disimular los coloretes que me habían salido en apenas dos segundos.
-No, que yo sepa. –Kara y Julie empezaron a reír y yo me uní
a ellas en el acto. –Fue muy raro, me lo encontré ayer en Hide Park y hoy me ha
acompañado a clase, nada más.
-Ya, hemos visto la pelea con el rubio hormonado. –Las dos
chicas siguieron con las risas.
-Se llama Niall. –Kara me miró y sonrió.
-Bueno pues Niall. –Íbamos
a seguir hablando cuando Josh, Harry y Niall entraron en clase, la sonrisa se
había esfumado de su rostro. Intercambié una fugaz mirada con Josh, pero la
apartó rápidamente centrándola en su cuaderno mientras entraba el profesor.
Las horas de clase se pasaron tan rápido como el día
anterior, y antes de darme cuenta ya estaba recogiendo las cosas de mi mesa.
Cuando levanté la vista de mi mochila toda la clase se había ido, sólo quedaba
su figura en el marco de la puerta.
-Hola rubito.
-Beca. –Un escalofrío recorrió mi espina dorsal cuando mi
nombre salió de su boca. Me acerqué a él y sonreí saliendo del aula.
-¿Qué pasa?
-Quería pedirte perdón por lo de antes; no debí insinuar que
eras un objeto. –Niall estaba a mi lado
antes de que me diera cuenta. Miré hacia su mejilla y me sonrojé.
-Yo también debería pedir perdón. ¿Te dolió mucho? –Hice un
amago de acariciarle la mejilla pero me obligué a mi misma a parar.
-Tranquila no fue nada. –Los rayos de sol me cegaron cuando
salimos al patio. Mi hermana empezó a silbarme para captar mi atención y,
finalmente, lo consiguió.
-Rubito, me voy.
-Hasta el lunes, Beca. –Y me estrechó entre sus brazos justo
al mismo tiempo que una corriente de electricidad recorría cada recoveco de mi
cuerpo.
No hay comentarios:
Publicar un comentario