domingo, 3 de febrero de 2013

CAPÍTULO 2



El despertador sonaba con más fuerza que nunca, o al menos eso me pareció a mí. Lo apagué de un fuerte golpe y salí, farfullando, de mi cama. Mi hermana entraba una hora más tarde por lo que seguía durmiendo. Me puse unos vaqueros y una camisa azul que me había comprado el día de antes de dejar España. Alisé mi pelo con los dedos intentando que se quedara algo decente pero no lo conseguí, así que farfullé un par de palabrotas frente al espejo y lo dejé como un caso perdido; cogí la mochila, el móvil y las llaves y me fui hacia la pizzería.
-Llegas tarde. –Se levantó del bordillo con la mirada fija en mí, iba a empezar a disculparme cuando una sonora carcajada salió de su boca. –Era broma, tendrías que verte la cara.
-Imbécil. –Sonreí y empecé a andar seguida por Harry. Sentía su frío aliento en mi cuello y diversos escalofríos recorrían mi cuerpo de vez en cuando. No habíamos mantenido ninguna conversación en todo el trayecto, suspiré justo cuando escuché los gritos de sus amigos provenientes del patio del colegio. Eran iguales que en España, siempre dando la nota. De repente me convertí en el centro de las miradas justo cuando Harry me agarró del hombro y se acercó a mi oído.
-Tranquila, no muerden. –Me había quedado petrificada en medio de la calle, miré hacia el lado y me encontré con su sonrisa que hizo que se destensaran todos los músculos. Continué andando pegada a Harry hasta llegar a sus amigos.
-Beca, estos son Josh, Chris, Tom y Niall. –Sonreí saludando a todos con la mano mientras ellos me miraban de arriba abajo con una sonrisa.
-¿Otra más para la colección, Harry? –Niall interrumpió mis pensamientos con esa pregunta, así que sonreí y me dispuse a contestar antes que Harry.
-No soy ningún objeto, imbécil. –Y mi mano se clavó en su mejilla provocando las risas de sus amigos. Pude ver un destello de rabia en sus ojos. Me asusté, claro que lo hice, como no lo iba a hacer pero no permití que se notara, a pesar de que, casi un segundo después, su cara estaba a menos de dos centímetros de la mía.
-¿Me vas a pegar o es que quieres besarme y no sabes cómo hacerlo? –Reí divertida fijando mis ojos en unos preciosos ojos azules. Me recordé a mí misma que tenía que respirar cuando él iba apartando poco a poco su cara de la mía.
-Venga Beca, no la líes más. –Harry me cogió del hombro y me alejó de sus amigos.
-Así que, ¿una más de tu colección? –Me solté rápidamente de su agarre protector y me puse frente a él. -¿Qué eres de esos que cada noche tienen a una distinta en su cama? –Su cara se tensó rápidamente y la sonrisa se esfumó en apenas un segundo.
-No, no soy así, sólo he tenido un par de novias más que mis amigos y por eso han dicho eso.
-Tranquilo Harry, no me importa, sólo quería reírme de ti un rato.
-Estúpida. –Sonreí acercándome a la puerta de clase mientras él se apoyaba en la pared.
-Me voy a clase y tú también tendrías que hacerlo. –Rió ante mi observación y yo entré en el aula. Kara y Julie estaban hablando en sus sitios y en la otra punta de la clase estaban las chicas pijas de ayer. Apenas me miraron un segundo y retiraron la vista. Sonreí y me senté con mis amigas.
-¡Buenos días, Rebeca!
-Hola Julie. Hola Kara. –Julie sonreía a través de sus gafas de pasta y Kara tomó rápidamente la palabra.
-¿Y bien? ¿No hay nada que contar? –Yo las miré sorprendida e intenté disimular los coloretes que me habían salido en apenas dos segundos.
-No, que yo sepa. –Kara y Julie empezaron a reír y yo me uní a ellas en el acto. –Fue muy raro, me lo encontré ayer en Hide Park y hoy me ha acompañado a clase, nada más.
-Ya, hemos visto la pelea con el rubio hormonado. –Las dos chicas siguieron con las risas.
-Se llama Niall. –Kara me miró y sonrió.
-Bueno pues Niall.  –Íbamos a seguir hablando cuando Josh, Harry y Niall entraron en clase, la sonrisa se había esfumado de su rostro. Intercambié una fugaz mirada con Josh, pero la apartó rápidamente centrándola en su cuaderno mientras entraba el profesor.
Las horas de clase se pasaron tan rápido como el día anterior, y antes de darme cuenta ya estaba recogiendo las cosas de mi mesa. Cuando levanté la vista de mi mochila toda la clase se había ido, sólo quedaba su figura en el marco de la puerta.
-Hola rubito.
-Beca. –Un escalofrío recorrió mi espina dorsal cuando mi nombre salió de su boca. Me acerqué a él y sonreí saliendo del aula.
-¿Qué pasa?
-Quería pedirte perdón por lo de antes; no debí insinuar que eras  un objeto. –Niall estaba a mi lado antes de que me diera cuenta. Miré hacia su mejilla y me sonrojé.
-Yo también debería pedir perdón. ¿Te dolió mucho? –Hice un amago de acariciarle la mejilla pero me obligué a mi misma a parar.
-Tranquila no fue nada. –Los rayos de sol me cegaron cuando salimos al patio. Mi hermana empezó a silbarme para captar mi atención y, finalmente, lo consiguió.
-Rubito, me voy.
-Hasta el lunes, Beca. –Y me estrechó entre sus brazos justo al mismo tiempo que una corriente de electricidad recorría cada recoveco de mi cuerpo.

No hay comentarios:

Publicar un comentario