Me tensé en la cama, apoyándome
en el cabecero. Tosí un par de veces para aclararme la voz.
-Perdón cariño, pensaba que eras
él.
-¿Te ibas a ir de fiesta con él o
algo por el estilo?
-Me ha invitado hace unos minutos
y… -Suspiré, no tenía excusa. Si me hubiera ido de fiesta con Louis no habría
llamado a Niall, pero no iba a pasar nada con él. Es como mi mejor amigo desde
el día de mi cumpleaños, nada más que eso. Niall bufó al otro lado de la línea.
-Da igual.
-¿Querías algo?
-No, nada. Hasta mañana. –Colgó sin
darme tiempo a despedirme y yo me quedé mirando la pantalla del móvil. Se había
enfadado, por semejante idiotez. Ni que él no se fuera de fiesta con sus amigos
sin avisar, imbécil. Resoplé cabreada y marqué el número de Kara.
Un toque. “A lo mejor está
dormida…” Dos toques. “O con Harry…”. La idea apareció en mi cabeza de la nada revolviéndome
el estómago y haciendo que mis tentativas de colgar se hicieran aún más intensas.
Tres toques. Y ella por fin descolgó el teléfono
-¡Hola Beca!
-¿Molesto?
-¡Para nada! ¿Qué pasa? ¿Estás
bien? –Me miré en el espejo que presidía mi cuarto y podía ver el cansancio
plasmado en mi cara.
-Sí, estoy bien. Sólo quería
hablar un rato con alguien, nada importante. ¿Cómo estás?
-Muy bien, acabo de llegar a mi
casa.
-¿Una noche divertida con Harry? –Intenté
fingir una risa pero escuché su suspiro al otro lado del auricular.
-No, justamente con Harry no. –Abrí
mis ojos de par en par y mi boca se abrió por la sorpresa.
-¿Co- cómo?
-El chico del cine. –Ella rió
mientras yo seguía perpleja en mi habitación. –Me lo he vuelto a encontrar esta
noche, me invitó a unas copas, una cosa llevó a la otra, fuimos a su casa a
tomar la última y acabamos haciéndolo en el sofá.
-No quiero detalles. –Ella volvió
a reír.
-Es que… necesitaba cambiar de
aires una noche. No quería la monotonía de la cama de Harry.
-Kara, ¿en serio?
-Sí, mañana hablaremos, ni una
palabra a Harry, ¿prometido?
-Vale. –Colgué el teléfono y me
tumbé en la cama. No me lo podía creer, la que tan enamorada estaba de él, lo
estaba engañando.
“No puedes hablar cuando tú has
hecho lo mismo”
“Ya… pero no es lo mismo.”
“¿Ah no? ¿No estás enamorada de
Niall y te acostaste con Harry? Es exactamente lo mismo, querida Beca.”
Aplasté mi cabeza contra la
almohada intentando no pensar en eso y conseguí dormirme.
Las cinco y media de la mañana. Y
yo con los ojos como platos. Podría llamar a alguien, pero me mandarían a la
mierda. Resoplé y me conecté en Twitter. El último tweet de mis amigas había
sido hacia más de 4 horas.
“Noche de insomnio, ¿alguien más?”
Enviar tweet.
Actualicé un par de veces más el Twitter
pero nada. Todos durmiendo. La vibración del móvil removió las sábanas y lo
descolgué intentando no hacer mucho ruido.
-Yo también.
-Harry…
-Quizá no eras el que esperabas
que estuviera despierto.
-No esperaba que nadie estuviese
despierto a estas horas. –Escuché su débil risa y reí yo también. – ¿Cómo estás?
-Supongo que bien. ¿Tú?
-Igual. –Nos quedamos en
silencio. Escuchaba su respiración tranquila al otro lado de la línea y me
hacía estar tranquila a mí, era como si escucharle me relajara. Tosió un par de
veces y lo escuché suspirar antes de volver a retomar la palabra.
-Yo… No sé qué decirte Beca. Dijiste
que hiciéramos como si nada hubiera pasado.
-Lo sé Harry, no te preocupes.
-Pensé que volver con ella me
ayudaría a no tenerte cada minuto en mente, pero es imposible. Pero te veo con
Niall y estás tan feliz, me encanta verte así, aunque sea con él.
-Hiciste lo mejor… -Sólo que
ahora tu novia te está poniendo los cuernos. Me mordí la lengua y respiré
profundamente, tenía la urgente necesidad de decírselo, pero al mismo tiempo no
podía hacerlo, no sólo por la promesa que le había hecho a Kara, sino porque no
me iba a creer, ¿qué motivos tiene para creerme?
-Lo mejor sería que fueras tú la
que ocupara cada noche el lado izquierdo de mi cama. –Sentí como mi pecho se
encogía y me esforcé por no llorar.
-Yo soy más del lado derecho,
Harry.
-Cambiaría mi lado de la cama por
ti. –Podía verlo sonreír ahora mismo, tumbado en su cama, con la mano detrás de
sus rizos mientras miraba al techo repleto de pósters. Yo sonreí inconscientemente,
acurrucándome en la cama y aferrando el teléfono con fuerza a mi oído mientras
escuchaba la respiración lenta y calmada de Harry en el otro lado.