
-Sencillamente no me gusta ver
sufrir a mis amigas. Lo que haga o deje de hacer el ricitos, me da igual. –Él sonrió
y me abrazó besando mi pelo con tranquilidad. La brisa de Londres erizaba mi
piel. Aunque el tacto de Niall también provocaba algunos de los escalofríos que
atravesaban mi cuerpo.
-Me subo ya, rubito. –Me levanté
y él lo hizo conmigo. Sonreí rodeando su cuello con mis brazos en impactando un
beso en sus labios, que él correspondió con millones más. Reímos.
-Buenas noches, morena.
-Hasta el lunes. –Sacudí un poco
su flequillo despeinándoselo y entré en mi edificio.
Subí las escaleras con agilidad y
abrí la puerta de mi casa observando como el salón se iluminaba por la tenue
luz de la televisión. Mi padre me miraba con una sonrisa y yo lo saludé con la
mano antes de marcharme a mi cuarto. Paré en medio del pasillo y volví sobre
mis pasos para hablar seriamente con él.
-¿Qué haces otra vez en Londres?
-Estoy cerrando un par de negocios.
-¿Cuánto tiempo?
-Dos días. El lunes me voy. –Sonreí.
–Pero puede que haya noticias nuevas a final de mes. –Me centré por recordar
que fecha era. 20 de octubre.
-¿A final de este mes o del que
viene?
-A finales de noviembre. –Asentí y
volví a andar hacia mi cuarto. Noticias nuevas. Si eso venía de la boca de mi
padre, nunca eran buenas noticias. Me puse el pijama, que realmente se basaba
en una camiseta ancha y un pantalón corto, y me metí en la cama. Había sido un
día demasiado largo.
Maroon 5 me alejó de mi profundo
sueño. Descolgué carraspeando un par de veces para volver a mi voz normal.
-¿Desayunamos?
-Julie, tía, estaba dormida.
-Pues ya te he despertado, vamos.
En diez minutos estoy allí. –Colgó antes de darme tiempo a rechistar y me
levanté de la cama.
Abrí la ventana de mi cuarto y la
lluvia y el frío viento me espabiló por completo. Me puse un jersey, unos
vaqueros y unas zapatillas de deporte. Recogí mi pelo en una coleta mal hecha,
cogí algo de dinero y, tras avisar a mi padre que estaba en el salón haciendo
un par de cuentas, salí de mi piso y me quedé esperando a Julie en mi portal, resguardándome
de la lluvia. A los pocos minutos llegó ella. Me abrazó y empezamos a andar
hasta una cafetería que había a pocos metros de mi casa.
Las mesas estaban vacías, y sólo
había un par de ancianos sentados en la barra tomándose un café y comentando el
partido de la tarde anterior. Nos sentamos en una de las mesas lejos de la
puerta y nos quitamos la capucha. A Julie se le marcaban las ojeras a pesar de
que había intentado disimularlas con un poco de maquillaje. Y a mí, supongo que
también se me notaban demasiado. Pero ninguna dijo nada, simplemente nos
sonreímos y empezamos a mirar la carta.
-¿Qué os pongo chicas?
-Dos capuchinos. Y una napolitana
de chocolate. –Julie me sonrió encogiéndose de hombros y yo reí en voz baja.
-Que sean dos. –La camarera nos
sonrió y se fue a preparar nuestro desayuno. Julie dejó la carta sobre la mesa
y se apoyó en su mano izquierda. –Cuéntame.
-Acabé llamándole yo. –Puse los
ojos en blanco y resoplé. La camarera se acercó a nuestra mesa dejando los
desayunos y le respondimos con una sonrisa. –Me mataba no hablar con él.
-¿Y bien? –Sonrió y dio un sorbo
de su capuchino.
-Me dio su Skype, estuvimos
hablando hasta las cinco. –Señaló sus ojeras y ahogué una risa.
-¿Está todo bien?
-Mejor que eso. –Sonreí bebiendo
de mi taza. Me encantaba verla así y no como estaba la noche anterior.
-¿Qué hicisteis cuando nos fuimos
Niall y yo? –Ella me miró sorprendida y mordió su napolitana.
-Harry se cabreó, así, de
repente. Nos quedamos alucinando. Ni si quiera hablaba con Kara, iba detrás de nosotros
todo el tiempo, farfullando insultos. –Me encogí de hombros poniendo los ojos
en blanco.
-Necesita un buen psicólogo.
-Adivina a quién nos encontramos.
–La miré intrigada y sonrió. –Al chico del cine. Preguntó por ti, bueno sus
palabras exactas fueron: “¿Y vuestra sexy amiga?” –Julie imitó la voz del chico
de tal manera que me hizo estallar en una carcajada.
-¿Dijo sexy?
-Bueno, no. Pero quería darle
intensidad a la historia. –Rió y yo la miré negando con la cabeza. –Bueno, nos
preguntó por ti y por poco le parte la cara Harry. Chris lo tuvo que alejar del
grupo. Se le fueron los cables.
-Lo que yo te diga, necesita un
psicólogo. –Ella asentía sonriente. Terminamos de desayunar y salimos de la
cafetería. Reíamos sin tener un porqué, mientras intentábamos no empaparnos.
Nos metimos en mi portal y nos sentamos en las escaleras de mi edificio
mientras hablábamos de las clases, los exámenes y los trabajos. Recordé mi
grupo para el trabajo, Josh, Julie, April y Rachel. La verdad es que la
profesora se había quedado agusto poniendo esos grupos.
-Ven, Beca. Sonríe. –Julie sacó
su móvil del bolsillo y enfocó la cámara hacia nosotras. Saqué mi mejor sonrisa
y escuché el sonido de la captura. –La subo a Twitter, ¿vale?
-Vale. –A los pocos segundos
tenía una mención nueva. Claramente, de ella.
-Oh… mira los enamorados. –Julie sonrió,
enseñándome un tweet de Kara que traía una foto adjunta.
“Después de una buena noche, un
buen desayuno con mi ricitos.” Y a continuación una foto de Harry comiéndosela
a besos.
Yo miré a Julie sonriendo, aunque
no sentía de verdad esa sonrisa.
-Me voy a ir a casa de tu hermano,
¿estará ocupado? –Ella me miró sorprendida. Acababa de llamar a Niall su
hermano. Sonreí asintiendo y ella rió.
-Para ti nunca. –Acompañé su risa
y subí a mi casa para avisar a mi padre que me contestó con una sonrisa, a la
que yo le puse una mueca de asco. Vamos Beca, mañana se va de nuevo.
Volví a bajar las escaleras, me
despedí de Julie que se fue corriendo en dirección a su edificio y yo empecé a
correr hacia casa de Niall.
No hay comentarios:
Publicar un comentario