Niall me besaba con dulzura
mientras me dejaba en la cama. Yo abracé su cuello y rodeé su cadera con mis
piernas acercándolo aún más a mí. Él empezó a besarme el cuello, deslizando sus
manos con suavidad por mi espalda, deteniéndose en el borde de mi sujetador. Lo
desabrochó en medio segundo mientras besaba mis pechos y yo me sonrojé.
Capturó mis labios en un dulce
beso y se deshizo de sus pantalones ágilmente. Me mordí el labio mientras me
apretaba contra él y sentí perfectamente la emoción de Niall. Reí en voz baja. Él
alargó el brazo y rebuscó algo en el cajón. Sacó un condón y me sonrió, mientras
yo negaba divertida. Se lo colocó y sentí como entró en mí. Arqueé la espalda
dejando escapar un leve grito mientras él se movía dentro de mí.
Sentía el sudor cayendo por mi
frente, mientras él me besaba y se movía con rapidez. Niall se acercó a mi oído
mientras respiraba agitado, pude escuchar un leve susurro pero no logré
entender lo que decía, acto seguido él gimió con delicadeza en mi oído y me
estremeció. Yo le acaricié la espalda, descargando todo el placer en esas
caricias. Volvió a moverse con rapidez y yo grité con fuerza. Miré su cara y
estaba empapada en sudor, al igual que estaba la mía, sonreí. Lo agarré del
cuello, mientras lo besaba con fuerza y dejaba que nuestras lenguas jugaran a
su antojo. Gemí cuando lo sentí salir y él besó mi frente antes de tumbarse a
mi lado y me rodeó con sus brazos, abrazándome con tranquilidad.
Me acurruqué en su pecho y el
acarició mi pelo, escuchaba su respiración tranquila en mi pecho y yo sonreía
escuchando los latidos de su corazón, iba lento, con parsimonia. Un par de
minutos después lo miré y se había quedado completamente dormido. Me levanté
con cuidado de la cama para no despertarle, me puse una sudadera de Niall, mis
bragas y salí al jardín. Dejé que las gotas de lluvia impactaran en mi cara
mientras yo sonreía. El sonido del teléfono me alejó de la tranquilidad del
momento y entré dentro de la casa corriendo para cogerlo.
-¿Diga?
-¿Quién eres? –Era la voz de una
mujer la que sonaba al otro lado del teléfono, ¿una mujer llamando a mi casa? Golpeé mi frente recordando que
era la casa de Niall y sonreí.
-Soy Beca, ¿tú?
-¡Oh, Beca! He oído hablar mucho
de ti. Perdona, soy Maura, la madre de Niall. ¿Está por ahí? –Reí avergonzada.
-Está durmiendo, ¿quiere que le
deje algún recado?
-Sólo dile que el sábado iré a
comer con él. Me encantaría que tú también estuvieras, cariño.
-Será un placer. –Sonreí. Parecía
una mujer muy simpática.
-Bueno cariño, me tengo que ir.
Hasta el sábado.
-Hasta el sábado. –Colgué el
teléfono y me quedé en silencio en el salón. ¿Qué podía hacer? Empecé a pasear
por toda la casa. Era enorme. Cuando terminé de recorrer todas las habitaciones
volví al cuarto de Niall. Seguía durmiendo como un angelito. Reí y me senté
sobre su cintura mientras repartía besos por toda su cara.
-Despierta dormilón. –Él se
retorció en la cama pero acabó abriendo los ojos. Sonrió agarrándome las
muñecas y poniéndome bajo él. –No creo que aguante de nuevo. –Él rió con
fuerza. Y me besó con fuerza. –Ha llamado tu madre. –Se quedó callado un par de
segundos hasta que reaccionó.
-¿Qué quería?
-Vendrá a comer el sábado, me ha
invitado también a mí. –Sonreí. –Así que conoceré a tu madre el sábado.
-No. –Niall se levantó de la cama
y se vistió con rapidez.
-¿Cómo que no?
-Que no conocerás a mi madre, ni
vendrá a comer. –Agarró el teléfono y empezó a marcar números con rapidez. Yo
cogí el teléfono y colgué mirándolo a los ojos.
-Niall, para. Comeremos el
sábado. Quizá tu madre quiera arreglar todo contigo. –Él resopló y se sentó en
el sofá. Yo me senté en sus piernas besando su mejilla. –Saldrá bien. Lo
prometo. –Él sonrió y besó mis dedos, mientras me hacía cosquillas.
-Te quiero españolita. -Reí, juntando mi nariz con la suya y él besó mis labios, saboreándolos con ganas y cada vez con más intensidad.
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