-Tendrías que quedarte aquí a
vivir. Mi madre nunca está, además tienes derecho.
-Sabes que no puedo. Tengo que
cuidar a mis hermanos pequeños. -¿Vivir con él? ¿Qué broma de mal gusto era
esta? Me alisé la camiseta y entré dando saltos en el jardín interrumpiendo la
conversación.
-Hola Niall. ¡Julie! –La miré fingiendo
una sonrisa. -¿Qué haces aquí? –Ella se encogió de hombros y miró a Niall de
reojo.
-Que te cuente él. –Sonrió y me
abrazó mientras yo ocupaba la hamaca que ella había dejado vacía. Centré la
mirada en las nubes que se movían lentamente a causa de la brisa. Niall se
sentó a mi lado sonriendo.
-¿Y bien? –No me molesté en
mirarle a la cara. Esperaba una explicación para pedirle a Julie que se fuera a
vivir con él. Es como si yo le pidiera a Harry que viviera conmigo, no es
razonable.
-Julie es la hija del marido de
mi madre. –Me levanté de la hamaca y le miré a los ojos sorprendida. –Mi madre
está con su padre en otra casa aquí no vienen casi nunca, y en su casa se pasan
un día cada tres meses.
-Julie… ¿vive sola?
-Con sus dos hermanos pequeños. –Suspiré
y me arrepentí al instante de haber desconfiado de ellos. Le abracé con fuerza
y él acarició mi brazo. –Bueno, ¿qué haces aquí? ¿Venías a por algo? –Golpeé mi
frente sacando del bolsillo de la chaqueta los dos tickets que me había dado mi
primo.
-Mañana tengo un paseo a caballo
por Manchester, para dos.
-Iré encantado.
-No te estaba pidiendo que
vinieras. Quería saber si a Louis le gustaría… -Lo miré seria mientras él se
levantaba de la hamaca ofendido. No aguanté más y estallé en una sonora
carcajada. –Eres idiota.
-Y tu tonta. Voy a por algo de
beber, ahora vuelvo. –Asentí mientras me acercaba a la piscina y observaba el
dibujo que había en el fondo hecho con azulejos. Era un bonito delfín azul con
las sombras destacadas en blanco. Luego fijé la mirada en las casas de
alrededor, dándome cuenta de que, la más cercana, estaba a unos 200 metros.
De repente sentí como alguien
enrollaba sus brazos alrededor de mi cintura y besaba con delicadeza mi cuello provocándome
escalofríos. Yo me di la vuelta con rapidez. Él sonreía y yo lo hice instantáneamente.
-¿Nunca te he dicho que me
encanta tu sonrisa? –Reí, recordando la primera vez que me lo dijo y él apretó
su agarre acercándome más a él. Sentía que el rubor de mis mejillas cada vez
era mayor.
Él me apartó un mechón del pelo y
lo colocó detrás de mi oreja mientras depositaba un beso debajo de esta, y
luego otro en la mejilla, y en la comisura de mis labios, hasta que, por fin
llegó a mis labios. Enganché mis brazos detrás de su cuello mientras saltaba
para engancharme en su cintura. Rió en mis labios y entró dentro de la casa
conmigo en brazos.
¿Hacía calor en Londres o era que
mi temperatura corporal había ascendido por momentos? Resoplé separándome un
segundo de la boca de Niall mientras él se pasaba la mano por su pelo rubio. Una
sonrisa se dibujó en mi cara mientras buscaba de nuevo su boca y, antes de
darme cuenta, él ya había tirado lejos su camiseta y nos había tumbado a los
dos en el sofá. De repente, yo tampoco tenía camiseta. Los besos descendieron
hasta mi vientre llegando al filo de mis pitillos y yo me estremecí. La ropa
sobraba entre nosotros dos, ambos lo sabíamos, y nos queríamos deshacer de ella
cuanto antes. Las supras de Niall volaron por el salón y desabrochó su cinturón
justo cuando el timbre de su casa resonó.
-No jodas. –Miré la puerta del
salón y agarré a Niall del cuello acercándolo a mí. –No abras. Por favor. –Lo besé
bajando las manos hasta sus vaqueros medio desabrochados y él no se quejó hasta
que volvió a sonar el timbre, esta vez con más insistencia.
-¡Oh vamos hombre! No hay nadie
en casa. –Niall gritó desde el salón y yo rompí a reír mientras él se subía el
vaquero y se dirigía a la puerta. Yo me tapé con un cojín intentando disimular
que sólo llevaba un sujetador.
-¿Qué coño haces Niall? Venimos a
comer y a jugar. –La voz de Chris se extendió por el salón y yo empecé a notar
de nuevo el rubor de mis mejillas.
-No, no paséis.
-¿Por qué… -Tom y Chris estaban
dentro del salón cuando yo sonreí avergonzada mientras intentaba cubrirme como
podía. –Hostia. Interrumpimos. –Todos estallamos en una carcajada y Tom me tiró
la camiseta que, sin saber por qué, había acabado casi en la puerta de la
cocina. Me la puse con rapidez y Niall hizo lo mismo con la suya.
-Tíos, seguid. Nosotros… comemos
en casa de Harry. –“Sí, por favor, largaos”. Tenía la necesidad de sentir a
Niall mucho más cerca que habíamos estado antes, pero sonreí y negué con la
cabeza intentando ser educada.
-Me voy a mi casa, tranquilos.
Niall, mañana…
-A las siete estoy en tu casa. –Asentí
despidiéndome de todos y salí de la lujosa casa en dirección a mi piso.
Cuando por fin llegué miré mi
reflejo en el pequeño espejo de mi cuarto. Aún sentía los besos de Niall en mi
cuello y, volvieron los escalofríos, mientras me dejaba caer en mi cama
deseando que Chris y Tom no hubieran llamado en ese momento.
No hay comentarios:
Publicar un comentario