miércoles, 3 de abril de 2013

CAPÍTULO 41



-Tendrías que quedarte aquí a vivir. Mi madre nunca está, además tienes derecho.
-Sabes que no puedo. Tengo que cuidar a mis hermanos pequeños. -¿Vivir con él? ¿Qué broma de mal gusto era esta? Me alisé la camiseta y entré dando saltos en el jardín interrumpiendo la conversación.
-Hola Niall. ¡Julie! –La miré fingiendo una sonrisa. -¿Qué haces aquí? –Ella se encogió de hombros y miró a Niall de reojo.
-Que te cuente él. –Sonrió y me abrazó mientras yo ocupaba la hamaca que ella había dejado vacía. Centré la mirada en las nubes que se movían lentamente a causa de la brisa. Niall se sentó a mi lado sonriendo.
-¿Y bien? –No me molesté en mirarle a la cara. Esperaba una explicación para pedirle a Julie que se fuera a vivir con él. Es como si yo le pidiera a Harry que viviera conmigo, no es razonable.
-Julie es la hija del marido de mi madre. –Me levanté de la hamaca y le miré a los ojos sorprendida. –Mi madre está con su padre en otra casa aquí no vienen casi nunca, y en su casa se pasan un día cada tres meses.
-Julie… ¿vive sola?
-Con sus dos hermanos pequeños. –Suspiré y me arrepentí al instante de haber desconfiado de ellos. Le abracé con fuerza y él acarició mi brazo. –Bueno, ¿qué haces aquí? ¿Venías a por algo? –Golpeé mi frente sacando del bolsillo de la chaqueta los dos tickets que me había dado mi primo.
-Mañana tengo un paseo a caballo por Manchester, para dos.
-Iré encantado.
-No te estaba pidiendo que vinieras. Quería saber si a Louis le gustaría… -Lo miré seria mientras él se levantaba de la hamaca ofendido. No aguanté más y estallé en una sonora carcajada. –Eres idiota.
-Y tu tonta. Voy a por algo de beber, ahora vuelvo. –Asentí mientras me acercaba a la piscina y observaba el dibujo que había en el fondo hecho con azulejos. Era un bonito delfín azul con las sombras destacadas en blanco. Luego fijé la mirada en las casas de alrededor, dándome cuenta de que, la más cercana, estaba a unos 200 metros.
De repente sentí como alguien enrollaba sus brazos alrededor de mi cintura y besaba con delicadeza mi cuello provocándome escalofríos. Yo me di la vuelta con rapidez. Él sonreía y yo lo hice instantáneamente.
-¿Nunca te he dicho que me encanta tu sonrisa? –Reí, recordando la primera vez que me lo dijo y él apretó su agarre acercándome más a él. Sentía que el rubor de mis mejillas cada vez era mayor.
Él me apartó un mechón del pelo y lo colocó detrás de mi oreja mientras depositaba un beso debajo de esta, y luego otro en la mejilla, y en la comisura de mis labios, hasta que, por fin llegó a mis labios. Enganché mis brazos detrás de su cuello mientras saltaba para engancharme en su cintura. Rió en mis labios y entró dentro de la casa conmigo en brazos.
¿Hacía calor en Londres o era que mi temperatura corporal había ascendido por momentos? Resoplé separándome un segundo de la boca de Niall mientras él se pasaba la mano por su pelo rubio. Una sonrisa se dibujó en mi cara mientras buscaba de nuevo su boca y, antes de darme cuenta, él ya había tirado lejos su camiseta y nos había tumbado a los dos en el sofá. De repente, yo tampoco tenía camiseta. Los besos descendieron hasta mi vientre llegando al filo de mis pitillos y yo me estremecí. La ropa sobraba entre nosotros dos, ambos lo sabíamos, y nos queríamos deshacer de ella cuanto antes. Las supras de Niall volaron por el salón y desabrochó su cinturón justo cuando el timbre de su casa resonó.
-No jodas. –Miré la puerta del salón y agarré a Niall del cuello acercándolo a mí. –No abras. Por favor. –Lo besé bajando las manos hasta sus vaqueros medio desabrochados y él no se quejó hasta que volvió a sonar el timbre, esta vez con más insistencia.
-¡Oh vamos hombre! No hay nadie en casa. –Niall gritó desde el salón y yo rompí a reír mientras él se subía el vaquero y se dirigía a la puerta. Yo me tapé con un cojín intentando disimular que sólo llevaba un sujetador.
-¿Qué coño haces Niall? Venimos a comer y a jugar. –La voz de Chris se extendió por el salón y yo empecé a notar de nuevo el rubor de mis mejillas.
-No, no paséis.
-¿Por qué… -Tom y Chris estaban dentro del salón cuando yo sonreí avergonzada mientras intentaba cubrirme como podía. –Hostia. Interrumpimos. –Todos estallamos en una carcajada y Tom me tiró la camiseta que, sin saber por qué, había acabado casi en la puerta de la cocina. Me la puse con rapidez y Niall hizo lo mismo con la suya.
-Tíos, seguid. Nosotros… comemos en casa de Harry. –“Sí, por favor, largaos”. Tenía la necesidad de sentir a Niall mucho más cerca que habíamos estado antes, pero sonreí y negué con la cabeza intentando ser educada.
-Me voy a mi casa, tranquilos. Niall, mañana…
-A las siete estoy en tu casa. –Asentí despidiéndome de todos y salí de la lujosa casa en dirección a mi piso.
Cuando por fin llegué miré mi reflejo en el pequeño espejo de mi cuarto. Aún sentía los besos de Niall en mi cuello y, volvieron los escalofríos, mientras me dejaba caer en mi cama deseando que Chris y Tom no hubieran llamado en ese momento.

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