domingo, 14 de abril de 2013

CAPÍTULO 52


[Narra Beca]

Me estiré en la cama y sonreí girándome para chocarme con la cara de Harry. Volví a cerrar los ojos, hasta que me di cuenta de dónde estaba. Me caí de la cama por las prisas y Harry se desperezó mirándome con cara extraña.
-¿Estás bien? –Negué con la cabeza buscando entre las sábanas mi ropa interior. Cuando por fin la encontré me la puse con rapidez ante la nerviosa mirada de Harry. –Beca. –Lo ignoré y empecé a buscar mi camiseta. –Beca. ¡Beca! –Gritó tan fuerte que hizo que me cayera de culo sobre el frío mármol. Él rió y se levantó de la cama poniéndose los bóxers. –Tranquilízate, ¿quieres? –Me levanté acercándome a él con gesto enfadado.
-¿Qué me tranquilice? ¡Maldita sea, Harry! Lo hemos hecho.
-Buena deducción.
-Imbécil.
-Echaba de menos que me llamaras así. –Suspiré y me senté en la cama apoyando mi cabeza en su hombro. Yo le echaba de menos a él. Harry me abrazó y yo sonreí. -¿Estás mejor?
-Sí, supongo.
-Voy a preparar el desayuno, ahora vengo. –Me besó la frente y se marchó a la cocina. Escuché la vibración de mi móvil en el bolsillo de la chaqueta que colgaba en un borde de la cama. Era Vicky. Respiré hondo y descolgué el teléfono.
-¿Si?
-¡Beca! ¿Dónde estás?
-Tranquila, estoy desayunando. Me quedé dormida en un parque. –Miré la cama y suspiré. Sí, un parque.
-¿¡En un parque?! –La escuché reír. –Vale, le diré a la abuela que estás con Julie, pero ven pronto.
-Sí, tranquila. –Colgué y me puse una camiseta de Harry. Me acerqué a la cocina y vi a Harry preparar un par de cafés. Me apoyé en el marco de la puerta y tosí. –Harry… -Él me miró sonriendo pero, al ver mi semblante serio, la sonrisa se esfumó al instante. –No me gusta el café. –Rompí a reír y él negó con la cabeza, divertido.
-¿Leche sola? –Me encogí de hombros y me acerqué a él cogiendo una magdalena. Nos fuimos al salón y desayunamos en silencio.
Nuestras miradas se cruzaban de vez en cuando, y sentía mis mejillas cada vez más rosadas. Él simplemente sonreía.
-Te queda bastante bien mi camiseta.
-Yo… no encuentro mi ropa. –Él empezó a reír y se levantó del sofá. Yo lo miraba intrigada hasta que desapareció por el final del pasillo. Di un sorbo del vaso y él apareció casi al instante con mi ropa. -¡Gracias, ricitos!
-No me llames así, idiota. –Le saqué la lengua y él sonrió. Me cambié de ropa bajo su atenta mirada.
-Me voy ya, nos vemos el lunes. –Él sonrió y me acompañó hasta la puerta. Antes de salir del apartamento me paré en seco y me di la vuelta para clavar mi mirada en la suya. Él fingía una sonrisa, al igual que hacía yo. Resoplé y le abracé con fuerza. Él envolvió mi cintura con sus brazos y respiró con tranquilidad en mi oído.
-Todo está bien, ¿vale? Tranquila.
-Harry, parecerá una locura, pero ¿me acompañarías al cementerio? –Vi el asombro en su cara pero aceptó sin rechistar.  Le mandé un mensaje a mi hermana diciéndole a donde iba y bajé al garaje de Harry para coger la moto.
Empezamos a surcar las calles, zigzagueando entre los coches. Agarraba con fuerza la cintura de Harry y él acariciaba con suavidad mis manos con la mano libre. Tras 20 minutos de trayecto aparcó la moto en un pequeño espacio y bajé de un salto. Harry puso el seguro y me siguió por las calles del cementerio.
Paré delante de una pequeña lápida que tenía una foto de mi madre en ella. Nunca sabré porque mi padre decidió poner una foto de ella, a mí me parecía una horterada. Me acerqué a la lápida e hice el ritual de siempre. Me senté como un indio y sonreí.
-Mira mamá, este es Harry. –Me giré mirándole y me encogí de hombros. –No estoy loca.
-No creo que lo estés. –Él se sentó a mi lado y me agarró la mano. –Hola señora, encantado. –Dejé escapar un par de lágrimas. –Eh, tranquila. Ella no querría verte así. –Me abrazó y yo me refugié en su pecho, encontrando la tranquilidad en el sonido de su corazón. -¿Quieres que te espere fuera? –Asentí limpiándome las lágrimas. Él se levantó, le sonrió a la tumba de mi madre como una cordial despedida y se marchó por donde habíamos llegado minutos antes.
-¿Qué narices hago? ¡Maldita sea! ¿Por qué no me puede gustar uno solo? No los dos. Mamá, ¿qué hago? –Resoplé.
“Oh sí genial, Rebeca. Que normal. Hablas con una tumba esperando que te de la solución a tus malditos problemas amorosos. Claro, que esperas ¿qué salga tu madre y te diga que con Harry estás mejor que con Niall, o que Niall te ha hecho sentir como hace mucho no te sentías? Claro, espera, ahora te manda Dios también a Cupido y le preguntas a él.”
“Te quieres callar, imbécil. Quizá hablando con mi madre encuentre una jodida solución.”
“Ah, ¿quieres una solución? ¿La quieres? Corre a la maldita puerta del cementerio y besa con todas tus fuerzas a Harry.”
“Claro. Todo muy lógico. ¿Y qué coño hago con Niall?”
“Ah, ¿hablas del que te dejó llorar sola en un baño, del que te echó en cara que no le contaras que mamá está muerta y del que te dejó tirada en un bar para bailar con Rachel? ¿Hablas de él?”
“No, hablo del que vino a mi casa en mitad de la noche sólo para verme, del que me ha hecho reír tantas veces, del que me organizó una fiesta de cumpleaños y del que, después de una discusión, me dijo que quería besarme.”
“Si al final vas a hacer lo que te da la gana, ¿por qué narices me preguntas que hacer? Eres insufrible.”
Resoplé levantándome del suelo, me despedí de mi madre y empecé a andar en dirección a la puerta principal del cementerio donde me esperaba Harry apoyado en la moto. Sonrió cuando me vio llegar y se subió a su moto. Acto seguido yo repetí la acción.
Tras veinte minutos de carretera y cinco minutos más entre las calles de Londres, Harry paró la moto frente a mi casa. Me bajé de un salto, dejando el casco en el manillar de la moto. Suspiré y miré a los ojos verdes de Harry, sabía que estaba sonriendo porque se le marcaban los hoyuelos a pesar del casco. Intenté sonreír y lo único que me salió fue un sollozo imperceptible.
-Harry, nada de lo de anoche ocurrió, ¿vale? Sólo somos amigos. –Pude ver como la sonrisa de su cara desaparecía y yo seguí hablando sin mirarle a los ojos. Sabía que si lo hacía rompería a llorar y no podía permitírmelo. –Un desliz, un error, llámalo como quieras, pero no debimos hacerlo. Intenta olvidarlo, como voy a hacer yo. Recordándolo solo nos haremos daño mutuamente. Yo… Anoche no existió, ¿vale? –Resoplé y subí las escaleras de mi casa mientras escuchaba chirriar los neumáticos de la moto contra el asfalto. Cerré la puerta y me apoyé contra ella respirando profundamente. 
Sabía que acababa de cambiar todo entre nosotros.

3 comentarios:

  1. Aqui la comentadora X.
    AMOH A VER. QUE LA XIQUILLA HAGA TRIOS TODAS LA NOCHES Y PUNTO. NENAAAA QUE SON NIALL Y HARRY CHIQUILLAAAAAAAAA!ocno Pues que eso. Aaaaah y quiero que Louis y ella se vayan por ahi de fiesta, ni se lien ni nada, simplemente se lo pasen cojonudamente bien. Y ya esta.
    UN BESO DE NUUUTRIAAAAA <3
    Con X de Xoped. JAJAJAJAJAJAJAJAno

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  2. aaaaaay pobre harry. ...
    y pobre niall joderrr asdfgkgbrb es que me gustan los dos tanto!!

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  3. Ahxbslalwbeñ Como escribes,mafiosaaaaa abxnslals JAJAJAJAJAJA SIGUIENTE<3 PD: Una de tus mafiosas

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