martes, 9 de julio de 2013

Capítulo 17


-Esa mujer me intimida.
-Pues no has conocido al marido. –Rió en mi oído, haciendo que una corriente eléctrica recorriera todo mi cuerpo. –Venga, nos esperan. –Seguimos andando por el amplio salón, ante la mirada de todos. Reí en voz baja, centrando ahora la atención de Zayn. -¿Pasa algo?
-Nada, nada. –Vi como mi padre hacía gestos desde el jardín y yo tiré de la manga de Zayn. –Te reclaman, Malik. Te espero aquí. –Él asintió resignado y avanzó con rapidez hasta el jardín. Escuché las risas de las mujeres en la sala y yo me senté en uno de los sofás intentando que pasara el tiempo lo más rápido posible. Los minutos pasaban, demasiado lentos. Las nueve y media.
-Jenn, podrías acercarte a hablar con Liam. –Miré a mi madre que me sonreía y yo puse de cara de asco. –Haz lo que quieras, cariño.
-¿Puedo ir con papá? –Su cuerpo se tensó.
-Lo que quieras menos eso, están hablando temas de trabajo. –Puse los ojos en blanco y vi como Des se sentaba en el suelo cansada y su madre la regañaba. Escuché algo de un vestido carísimo y que se iba a manchar, venga hombre, es una niña de cinco años, déjala que se manche.
-Des, vente. Vamos a jugar. –La niña se levantó con una sonrisa en la cara y se sentó en mis rodillas mientras empezamos a jugar con las manos. La risa de Des era lo único que se escuchaba en la casa y lo único que me mantenía entretenida.
Las diez y cuarto. Y por fin mi padre abrió la puerta del salón dejando pasar a los demás. Venían enfadados, se les notaba en la cara. La risa de Des se cortó en cuanto vio a su padre cruzar la puerta y se abrazó a mí con fuerza.
-Tranquila, pequeña. –Zayn venía con el rostro serio y yo abracé a la niña con fuerza y ella parecía calmarse por momentos.
-Te debo una. ¿Salimos a dar una vuelta? –Asentí, levantando a Des de mis rodillas y la dejé en el sofá. Se había quedado completamente dormida. Salimos de la casa y nos paramos en el pequeño paseo que había pocos metros antes de la playa. No manteníamos conversación alguna, pero era relajante estar con él. Después de un par de minutos decidiendo que decir, decidí romper el hielo.
-¿Qué ha pasado ahí dentro?
-No quieren saber nada de la idea de que me salga de todo esto además, quieren meter a gente nueva.
-¿Gente nueva? –Él asintió.
-Gente que sustituya a los que ya están mayores para el negocio, como por ejemplo el padre de Liam o el señor Beckett. Ya es difícil encontrar a dos personas que quieran entrar en algo como es la mafia, por eso no quieren que yo me salga, es casi imposible que encuentren a una tercera persona. –Asentí interesada y me senté en una pequeña barandilla que había.
-¿Y por qué quieres salirte de esto?
-Te dije que ya te lo contaría algún día, no seas impaciente. –Reí en la oscuridad de la noche y él acompañó mi risa. –Estás preciosa esta noche. –Se acercó a mí, colocándose entre mis piernas y pude ver el brillo de su sonrisa iluminado por una pequeña farola. Acercó su frente a la mía y sonreímos. –Bueno, estás preciosa siempre. Hasta con tu cara de niña cabreada que pusiste cuando me conociste. –Puso cara rara y yo golpeé con delicadeza su hombro y escuché un débil ‘auch’ que provocó que me mordiera el labio aguantando la risa. Zayn pegó su cuerpo más al mío e hizo lo mismo con su cara. –El labio, Jenn. –Separó su cuerpo del mío con un leve movimiento.
-¿Qué te pasa? –Lo agarré del cuello de su camisa y lo volví a poner a escasos centímetros de mí.
-Jenn, si te beso ahora, no podría parar nunca de hacerlo. –Lo miré a sus ojos marrones y suspiré soltando su camisa y dejándole que se alejara. –A la mierda, si no tengo bastante con un beso pues me paso el día besándote. –Y, sin darme tiempo a reaccionar, clavó sus labios en los míos, saboreándolos con ganas. Nuestras lenguas peleaban entre ellas y yo agarré su cuello, pegándolo más a mí. No quería que hubiese ni un milímetro de separación entre ambos. Nos separamos para respirar y él hizo que nuestras narices se rozaran.
Mierda, no podía estar así. Conocía lo suficiente a los chicos como Zayn, como para saber que todo era palabrería que usaba simplemente para conseguir llevar a alguna chica a la cama. Y yo, como una gilipollas, me estaba enamorando de él y mientras que para él simplemente sería una chica de un par de días, agaché la cabeza ante mi pensamiento y suspiré disimuladamente. Sentí como colocaba una mano bajo mi barbilla y levantaba mi cabeza, haciendo que el contacto visual fuera imposible de evitar.
-¿Estás bien?
-Sí. –Besé su mejilla y me bajé de la barandilla retomando el camino a casa. –Será mejor que volvamos, es tarde. –Sabía que no me seguía, que estaba parado donde lo había dejado, así que dejé escapar un par de lágrimas por mis mejillas. Por eso mismo no quería enamorarme, no hay cosa más estúpida que eso.
Cuando llegué a la casa la fiesta o lo que fuera aquello parecía estar más animado, los hombres reían mientras las mujeres cotilleaban en la otra punta de la sala. Negué con la cabeza y empecé a subir las escaleras.
-¿Ya te acuestas?
-Sí, Liam. Buenas noches.
-Que duermas bien. –Me sonrió antes de desaparecer en la cocina y yo seguí subiendo las escaleras con rapidez. Cuando llegué a mi cuarto me quité el vestido y lo dejé sobre la mesa, tiré los tacones a la otra punta de la habitación y me metí en la cama con la ropa interior. Necesitaba dormir. Necesitaba descansar. Necesitaba aclarar mil cosas en mi cabeza.

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