Capítulo 20

 Liam se sentó detrás conmigo, y me abrazó con fuerza mientras su mano paseaba por mi pelo con demasiada tranquilidad. Los minutos pasaban y las luces que se reflejaban en las ventanillas cada vez eran menos abundantes, transformando el camino de vuelta a casa en un cruce por una carretera medio abandonada. Cuando llegamos a la casa, bajé del coche la primera y me alejé hasta el paseo marítimo.

-Jenn, ¿dónde vas?

-Voy a dar una vuelta, luego voy. –Escuché la aprobación de Liam a lo lejos y seguí andando con la mirada fija en el suelo. Me senté en un banco cuando escuché unos pasos acercándose a mí y, a los pocos segundos, Zayn se sentó a mi lado.

-¿Qué problema tienes, joder? –Levanté la mirada y reí irónicamente.

-¿Y tú? ¿Qué jodido problema tienes para que a una hora me trates bien y a la siguiente te falte tiempo para tirarte a otra? ¡Explícamelo, porque no lo entiendo, Malik!

-Tú, joder. Tú eres el maldito problema. –Abrí los ojos sorprendida esperando una explicación. –Tú eres el maldito problema de que no duerma ninguna noche, de que vaya a clase cada día cuando antes ni si quiera me veían el pelo, de que esté todos los días diciéndole a mis padres de celebrar cualquier gilipollez con los tuyos sólo para verte. Tu sonrisa también es el problema. Y tus ojos. Y tu cuerpo. Lo peor es que no te das cuenta de lo peligroso que es para ti el simple hecho de estar hablando conmigo ahora mismo. Con cada paso que das para acercarte a mí, yo doy dos para alejarme, sólo para protegerte.

-¿Protegerme? ¿Lo de enrollarte con esa zorra esta noche era para protegerme?

-Te largaste de repente. Me giré un segundo y, cuando iba a hablarte, te habías esfumado. Lo siguiente que vi fue como te ponías a hablar con un chico y empezaste a bailar con él. No podía aguantar la escena así que cogí a la primera que se me acercó y la besé. Necesitaba alejar la cabeza de ti y del baile con el tío ese.

-¿Pero por qué Malik? ¡Dime una maldita razón coherente! –El tono de mi voz se elevó por encima de lo normal y suspiré intentando tranquilizarme.

-Porque no soportaría que otro te vuelva loca. –Y agarró mi cara, juntando sus labios con los míos. Yo enredé mis dedos en su pelo y seguí besándolo con ganas; sus manos se colaron dentro de mi camiseta paseándose con parsimonia por toda mi espalda mientras yo dejaba escapar un par de suspiros que provocaban la risa suave de Zayn. Me cogió en brazos, y yo me agarré a él con fuerza pensando que, si me separaba de él, lo perdería y no lo permitiría.

Me tumbó en la arena y apartó un par de mechones de mi cara antes de volver a buscar mis labios con ganas. Se colocó encima de mí, apoyando los brazos a ambos lados de mi cara y, fijó sus ojos en los míos. Los besos aumentaron de intensidad, haciendo que la temperatura de mi cuerpo también aumentara. Le quité la camiseta, acaricié su pelo mientras él se deshacía de mi vestido con un leve movimiento, él besó mi pecho pero rápidamente volvió a mis labios; le desabroché los pantalones con rapidez, y pude ver todas las ganas que tenía de mí; las mismas que tenía yo de él. Zayn se los quitó con un leve movimiento de piernas y los tiró al lado del resto de la ropa. Bajé la mano a sus bóxers y ahogué un grito. Mierda, ¿todo eso era de él? ¿Y dónde coño lo guarda? Lo miré extrañada y, él rió al ver mi cara besándome con fuerza.

-Espera. –Se acercó a sus pantalones y sacó un condón de la cartera. Volvió a echarse encima de mí con cuidado de no aplastarme y me besó de nuevo con la misma intensidad de antes. -¿Lista? –Asentí, mordiéndome el labio y él sonrió mojándose los labios mientras me miraba a los ojos.

Besó mis labios antes de embestirme con fuerza tras ponerse el condón y reprimí un grito introduciendo mis manos en la arena, buscando donde descargar toda la adrenalina que me provocaban sus embestidas. Cerré mis piernas alrededor de su cintura, queriendo tenerlo dentro más tiempo. Él succionó mi cuello para después empezar a besarlo hasta bajar a mi pecho, mientras seguía con movimientos rápidos y fuertes y yo arañaba su espalda bajo los suaves gemidos que Zayn dejaba en mi oído y que provocaban aún más mis ganas de él. Me levantó, sentándome en su cadera y volvió a moverse con velocidad, sus besos bajaron hasta mi vientre y mi excitación cada vez era mayor, al igual que la suya. Yo gemía en su oído mientras él dejaba pequeños mordiscos en mi cadera y volvió a subir a mis labios para saborearlos con ganas. Antes de volver a tumbarme bajo él, me moví haciendo círculos con las caderas y él respiraba de forma entrecortada sonriéndome. Su nombre salió de mi boca entre gemidos cuando me cogió de la cadera para volver a penetrarme por última vez con más fuerza que las veces anteriores. Y él besó mi frente con dulzura antes de tumbarse en la arena a mi lado.

Apoyé la cabeza en su pecho y el acarició mi brazo fijando la mirada en el cielo. Podría pasarme así horas con él. Por primera vez en semanas estábamos bien, sin discutir. Pero, como siempre, mi conciencia tenía que hablar.

“¿Habrá significado algo para él?”

“Cállate ya, ¿quieres?”

Escuchaba su respiración tranquila y como subía y bajaba su vientre a causa de esta. Sonreí, cuando sentí sus labios sobre mi pelo y como su brazo me atraía más a él. El tiempo pasaba rápido, cuando a mí me habría gustado detenerlo en ese instante. Antes de darme cuenta eran las dos de la mañana. Zayn también miró la hora en su móvil y ambos nos levantamos al mismo tiempo buscando la ropa. Cuando acabé de vestirme, me senté en la arena, dejando la mirada perdida en el mar.

-¿Pasa algo, Jenn? –La voz de Zayn se coló en mis pensamientos y sus brazos envolvieron mis caderas.

-¿Qué? No, no, sólo tengo sueño. –Sonreí y besó mi cuello al mismo tiempo que levantaba mi cuerpo como si fuera una pluma, estrechándome entre sus brazos.

-Descansa. –Besó mis labios y empezó a andar en dirección a la casa. Me acurruqué en su pecho y, lo último que recuerdo de la noche, fue la cara que pusieron todos al vernos entrar en el salón.