Las luces del sol y los gritos de
Des y Liam en la piscina me despertaron. Me desperecé en la cama y me puse unos
shorts y una camiseta de tirantes recogiendo mi pelo en un moño y me asomé al
balcón para mirar la escena. Me apoyé en la barandilla y vi como Des corría
riéndose por el bordillo de la piscina mientras Liam la perseguía también entre
risas.
-No me pillas, tonto.
-Eres muy rápida, chiquitina. –La
niña paró en seco haciendo que Liam se cayera de culo y reprimí una carcajada.
Entonces Des miró a mi balcón y me saludó efusivamente con la mano. Yo le
devolví el saludo y Liam me miró mientras se levantaba.
-Buenos días, dormilona.
-Buenos días, Liam.
-¿Vienes? –Me encogí de hombros y
entré en mi habitación, me puse un bikini, cogí una toalla y bajé las escaleras
con rapidez para tumbarme en el césped del jardín mientras Des venía corriendo
hacia a mí con una sonrisa.
-Hola pequeñaja. –Ella me abrazó
con fuerza se sentó en mis rodillas.
-Lim, Lim, ven. –Reí al escuchar
como Des llamaba a Liam y él se acercó hasta dónde estábamos sentándose
enfrente de nosotras. –Lim me va a llevar a la playa luego.
-¿Sí? ¡Qué bien! –Aplaudí sonriendo
y ella rió con fuerza.
-¡Sí! Ven tú.
-Sí, vente, Jenn. –Levanté la
mirada para fijarla en Liam y sonreí.
-Vale. –Des gritó sonriente y yo me
eché a reír. Recogí la toalla y me levanté del césped al mismo tiempo que Des y
Liam. –Mamá, vamos a la playa, ¿vale?
-¿Aviso a Zayn de que estáis allí
cuando se levante? –Me encogí de hombros y cerré la puerta principal para
reunirme con los demás en la calle. Cuando llegamos a la playa, Des corrió
hacia el agua y yo detrás de ella.
-Enana, que no sabes nadar. ¿Dónde
vas?
-Al agua. Vamos. –La cogí en brazos
y entré con ella dentro del agua. Nunca había visto a una niña entretenerse tanto
mirando cómo rompían las olas y divirtiéndose mirando los peces que nadaban
demasiado cerca de la arena. Después estar más de media hora metidas en el
agua, salimos y nos tumbamos en la arena, dejando que los rayos de sol fueran
los que nos secaran.
-¿Qué hay entre Zayn y tú? –La voz
de Liam invadió mis pensamientos. Me levanté, apoyando mi peso en mis brazos y
lo miré confundida.
-¿A qué te refieres?
-No te hagas la idiota.
-No me hago nada. –Me senté, como
si fuera un indio.
-Me refiero, en plan, pareja.
-No hay nada entre nosotros. –Él
asintió, entendiendo a la perfección que no debía volver a sacar el tema y se
puso a jugar con los castillos de arena que estaba haciendo Des. Yo me tumbé,
enterrando mi cabeza entre mis manos y resoplé.
-Ya podíais avisar de que veníais a
la playa. – Abrí los ojos para encontrarme con la oscuridad de la toalla, pero
no me moví de mi posición.
-Yo me iba a ir ya.
–Maldito Liam. –Adiós Jenn. –Levanté la cabeza y me despedí de Liam que se
llevaba a Des en brazos, dejándome sola con Zayn. Gilipollas. Pude ver una
pequeña sonrisa en su rostro y yo vocalicé un ‘me la pagarás’.
-Buenos días, Jenn. –Se
tumbó en la toalla de Liam y colocó sus brazos detrás de la nuca, centrando la
vista en el cielo. Yo suspiré, levantándome, poniéndome en la misma posición
que él. –Hoy has madrugado.
-Como siempre.
-Iba a llevarte a desayunar
al pueblo.
-Ya lo he hecho. –Estaba
cortante. Claro que lo estaba, me había pillado por él y yo no significaría
nada para él.
-¿Puedes dejar de ser una niña
chica? –Zayn se incorporó y levantó sus Rayban para mirarme directamente a los
ojos.
-Si soy una niña chica ya
sabes por dónde puedes volver a la casa y dejarme tranquila. –Me incorporé yo
también, lanzándole una mirada de rabia, con todo el odio que tenía dentro.
-¿Ves como eres una puta
niña chica? –Suspiró y volvió a tumbarse en la toalla. Yo coloqué mi cabeza
entre mis rodillas y cerré los ojos. -¿Estás bien? Ven aquí, anda. –Zayn me
abrazó por la cintura y me abrazó con suavidad.
-Zayn. –“Eres un jodido
bipolar pero, no sé porqué, me encantas”. Me mordí la lengua y él se separó
apenas un instante para mirarme aunque yo mantenía la mirada fija en el mar. Me
quedé pensando que decirle, pero no me salieron las palabras. Negué con la
cabeza rápidamente. –Da igual, no era nada.
-Esta noche arréglate.
Salimos Liam, tú y yo. –Asentí. –A las seis salimos.
-¿No os pasaréis la noche
intentando llevaros a alguna a la cama, no? –Bufó cabreado.
-Todavía no te enteras. –Lo
miré de reojo y sonreí.
-¿Enterarme de qué? –Le
saqué la lengua y me levanté corriendo hacia el agua. Me sumergí entre las olas
en medio segundo y, cuando miré a las toallas, la figura de Zayn había
desaparecido. Suspiré.
-¿Me buscabas? –Zayn agarró
mi cintura, dándome la vuelta y haciendo que nuestras miradas se cruzaran.
-Que no se te suba el ego,
Malik. –Él rió a pocos centímetros de mi boca y yo simplemente puse los ojos en
blanco.
-¿Por qué no lo reconoces y
ya está?
-¿El qué?
-¿Qué te mueres por mí?
-Más quisieras, Malik. Prefiero
estar en un campo de tiro vestida de diana antes que enamorarme de ti. –Eso
seguro que sería menos doloroso. Suspiré, dándome a mí misma la razón y me
deshice de su agarre volviendo a sumergirme, alejándome de él, aunque Zayn era
más rápido y, antes de darme cuenta, me había vuelto a coger de la cintura,
apretándome de nuevo contra su pecho.
-¡Zayn! –La voz de Franklin
resonó con fuerza por toda la playa y Zayn se tensó soltándome en el acto. –Ven
aquí… tenemos… tenemos que hablar.
-Puta mierda. –Salió del
agua con rapidez y se secó con la toalla en medio segundo para irse corriendo
en dirección a la casa. Bufé cabreada y salí yo también. Empecé a andar hacia
la casa, mientras me secaba con la toalla. Cuando iba por la altura del jardín
me paré a escuchar la conversación entre Zayn y su padre.
-¿Qué te dije de Jenn?
-No estoy de acuerdo con
eso.
-Me importa una mierda que
estés de acuerdo o no, Zayn. No conviene que estés cerca de ella, así que ya
sabes. –Me quedé un par de segundos parada intentando recapacitar lo que
acababa de escuchar y sentí como me ardía la garganta y las lágrimas se
acumulaban en mis ojos.
Entré en la casa cerrando
la puerta con un golpe sordo convirtiéndome en el centro de atención de todo el
mundo y, en ese momento me di cuenta de que odiaba a todas y cada una de las personas
que había en el salón. Solté un grito de rabia y subí hasta mi cuarto, cerrando
la puerta de un portazo y poniéndole el seguro.
Me pasé las horas en mi
cuarto, con la mirada perdida en la playa. Mi madre había subido un par de
veces a hablar conmigo, pero no había contestado. Clare también lo había
intentado, maldita sea, ¿tú y tu marido queréis que Zayn se aleje de mí y
tienes la cara de venir a consolarme? En ese momento me habría encantado tener
la pistola de Zayn. Volví a tumbarme en la cama, dejando la mirada perdida en
el techo cuando de nuevo el sonido de la puerta resonó en la habitación.
-¿Qué parte de ‘dejadme en
paz’ es la que no habéis entendido, joder? –Me levanté de la cama y grité con
fuerza, escupiendo las palabras de mi boca.
-Soy Zayn.
-Tú eres el primero que
tienes que dejarme en paz. –Cogí aire. –No lo digo yo, lo dice el gilipollas de
tu padre, ¿no? Lárgate, Malik.
-Abre.
-No.
-Abre la puta puerta, Jenn.
–Escuché un golpe al otro lado de la puerta y bufé. Estrellé el despertador
contra la puerta y me tumbé en la cama, lanzando un suspiro al techo. Volví a
escuchar como llamaba a la puerta.
-¡Que te largues, hostia!
–Y no se escuchó nada más. Seguí con la mirada fija en el techo, secando las
pocas lágrimas que caían por mis mejillas y resoplé. Un ruido me hizo mirar al
balcón y grité.
-Te dije que abrieras.
-¿Cómo coño has subido
hasta ahí?
-Existe algo llamado
escaleras, ¿sabes? –Gruñí, levantándome de la cama y apoyándome en la pared, lo
más lejos posible de él. Lo miré de arriba abajo. Llevaba una camiseta blanca
que se ajustaba a cada uno de sus marcados músculos y unos vaqueros. Estaba
jodidamente sexy.
-¿Te puedes ir? Quiero
estar sola.
-La verdad es que no. –No
sé como lo hizo pero, cuando levanté la vista del suelo, él ya estaba a pocos
centímetros de mí, colocando sus brazos a ambos lados de mi cabeza,
encerrándome entre su cuerpo y la pared.
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