miércoles, 10 de julio de 2013

Capítulo 18

Las luces del sol y los gritos de Des y Liam en la piscina me despertaron. Me desperecé en la cama y me puse unos shorts y una camiseta de tirantes recogiendo mi pelo en un moño y me asomé al balcón para mirar la escena. Me apoyé en la barandilla y vi como Des corría riéndose por el bordillo de la piscina mientras Liam la perseguía también entre risas.
-No me pillas, tonto.
-Eres muy rápida, chiquitina. –La niña paró en seco haciendo que Liam se cayera de culo y reprimí una carcajada. Entonces Des miró a mi balcón y me saludó efusivamente con la mano. Yo le devolví el saludo y Liam me miró mientras se levantaba.
-Buenos días, dormilona.
-Buenos días, Liam.
-¿Vienes? –Me encogí de hombros y entré en mi habitación, me puse un bikini, cogí una toalla y bajé las escaleras con rapidez para tumbarme en el césped del jardín mientras Des venía corriendo hacia a mí con una sonrisa.
-Hola pequeñaja. –Ella me abrazó con fuerza se sentó en mis rodillas.
-Lim, Lim, ven. –Reí al escuchar como Des llamaba a Liam y él se acercó hasta dónde estábamos sentándose enfrente de nosotras. –Lim me va a llevar a la playa luego.
-¿Sí? ¡Qué bien! –Aplaudí sonriendo y ella rió con fuerza.
-¡Sí! Ven tú.
-Sí, vente, Jenn. –Levanté la mirada para fijarla en Liam y sonreí.
-Vale. –Des gritó sonriente y yo me eché a reír. Recogí la toalla y me levanté del césped al mismo tiempo que Des y Liam. –Mamá, vamos a la playa, ¿vale?
-¿Aviso a Zayn de que estáis allí cuando se levante? –Me encogí de hombros y cerré la puerta principal para reunirme con los demás en la calle. Cuando llegamos a la playa, Des corrió hacia el agua y yo detrás de ella.
-Enana, que no sabes nadar. ¿Dónde vas?
-Al agua. Vamos. –La cogí en brazos y entré con ella dentro del agua. Nunca había visto a una niña entretenerse tanto mirando cómo rompían las olas y divirtiéndose mirando los peces que nadaban demasiado cerca de la arena. Después estar más de media hora metidas en el agua, salimos y nos tumbamos en la arena, dejando que los rayos de sol fueran los que nos secaran.
-¿Qué hay entre Zayn y tú? –La voz de Liam invadió mis pensamientos. Me levanté, apoyando mi peso en mis brazos y lo miré confundida.
-¿A qué te refieres?
-No te hagas la idiota.
-No me hago nada. –Me senté, como si fuera un indio.
-Me refiero, en plan, pareja.
-No hay nada entre nosotros. –Él asintió, entendiendo a la perfección que no debía volver a sacar el tema y se puso a jugar con los castillos de arena que estaba haciendo Des. Yo me tumbé, enterrando mi cabeza entre mis manos y resoplé.
-Ya podíais avisar de que veníais a la playa. – Abrí los ojos para encontrarme con la oscuridad de la toalla, pero no me moví de mi posición.
-Yo me iba a ir ya. –Maldito Liam. –Adiós Jenn. –Levanté la cabeza y me despedí de Liam que se llevaba a Des en brazos, dejándome sola con Zayn. Gilipollas. Pude ver una pequeña sonrisa en su rostro y yo vocalicé un ‘me la pagarás’.
-Buenos días, Jenn. –Se tumbó en la toalla de Liam y colocó sus brazos detrás de la nuca, centrando la vista en el cielo. Yo suspiré, levantándome, poniéndome en la misma posición que él. –Hoy has madrugado.
-Como siempre.
-Iba a llevarte a desayunar al pueblo.
-Ya lo he hecho. –Estaba cortante. Claro que lo estaba, me había pillado por él y yo no significaría nada para él.
-¿Puedes dejar de ser una niña chica? –Zayn se incorporó y levantó sus Rayban para mirarme directamente a los ojos.
-Si soy una niña chica ya sabes por dónde puedes volver a la casa y dejarme tranquila. –Me incorporé yo también, lanzándole una mirada de rabia, con todo el odio que tenía dentro.
-¿Ves como eres una puta niña chica? –Suspiró y volvió a tumbarse en la toalla. Yo coloqué mi cabeza entre mis rodillas y cerré los ojos. -¿Estás bien? Ven aquí, anda. –Zayn me abrazó por la cintura y me abrazó con suavidad.
-Zayn. –“Eres un jodido bipolar pero, no sé porqué, me encantas”. Me mordí la lengua y él se separó apenas un instante para mirarme aunque yo mantenía la mirada fija en el mar. Me quedé pensando que decirle, pero no me salieron las palabras. Negué con la cabeza rápidamente. –Da igual, no era nada.
-Esta noche arréglate. Salimos Liam, tú y yo. –Asentí. –A las seis salimos.
-¿No os pasaréis la noche intentando llevaros a alguna a la cama, no? –Bufó cabreado.
-Todavía no te enteras. –Lo miré de reojo y sonreí.
-¿Enterarme de qué? –Le saqué la lengua y me levanté corriendo hacia el agua. Me sumergí entre las olas en medio segundo y, cuando miré a las toallas, la figura de Zayn había desaparecido. Suspiré.
-¿Me buscabas? –Zayn agarró mi cintura, dándome la vuelta y haciendo que nuestras miradas se cruzaran.
-Que no se te suba el ego, Malik. –Él rió a pocos centímetros de mi boca y yo simplemente puse los ojos en blanco.
-¿Por qué no lo reconoces y ya está?
-¿El qué?
-¿Qué te mueres por mí?
-Más quisieras, Malik. Prefiero estar en un campo de tiro vestida de diana antes que enamorarme de ti. –Eso seguro que sería menos doloroso. Suspiré, dándome a mí misma la razón y me deshice de su agarre volviendo a sumergirme, alejándome de él, aunque Zayn era más rápido y, antes de darme cuenta, me había vuelto a coger de la cintura, apretándome de nuevo contra su pecho.
-¡Zayn! –La voz de Franklin resonó con fuerza por toda la playa y Zayn se tensó soltándome en el acto. –Ven aquí… tenemos… tenemos que hablar.
-Puta mierda. –Salió del agua con rapidez y se secó con la toalla en medio segundo para irse corriendo en dirección a la casa. Bufé cabreada y salí yo también. Empecé a andar hacia la casa, mientras me secaba con la toalla. Cuando iba por la altura del jardín me paré a escuchar la conversación entre Zayn y su padre.
-¿Qué te dije de Jenn?
-No estoy de acuerdo con eso.
-Me importa una mierda que estés de acuerdo o no, Zayn. No conviene que estés cerca de ella, así que ya sabes. –Me quedé un par de segundos parada intentando recapacitar lo que acababa de escuchar y sentí como me ardía la garganta y las lágrimas se acumulaban en mis ojos.
Entré en la casa cerrando la puerta con un golpe sordo convirtiéndome en el centro de atención de todo el mundo y, en ese momento me di cuenta de que odiaba a todas y cada una de las personas que había en el salón. Solté un grito de rabia y subí hasta mi cuarto, cerrando la puerta de un portazo y poniéndole el seguro.
Me pasé las horas en mi cuarto, con la mirada perdida en la playa. Mi madre había subido un par de veces a hablar conmigo, pero no había contestado. Clare también lo había intentado, maldita sea, ¿tú y tu marido queréis que Zayn se aleje de mí y tienes la cara de venir a consolarme? En ese momento me habría encantado tener la pistola de Zayn. Volví a tumbarme en la cama, dejando la mirada perdida en el techo cuando de nuevo el sonido de la puerta resonó en la habitación.
-¿Qué parte de ‘dejadme en paz’ es la que no habéis entendido, joder? –Me levanté de la cama y grité con fuerza, escupiendo las palabras de mi boca.
-Soy Zayn.
-Tú eres el primero que tienes que dejarme en paz. –Cogí aire. –No lo digo yo, lo dice el gilipollas de tu padre, ¿no? Lárgate, Malik.
-Abre.
-No.
-Abre la puta puerta, Jenn. –Escuché un golpe al otro lado de la puerta y bufé. Estrellé el despertador contra la puerta y me tumbé en la cama, lanzando un suspiro al techo. Volví a escuchar como llamaba a la puerta.
-¡Que te largues, hostia! –Y no se escuchó nada más. Seguí con la mirada fija en el techo, secando las pocas lágrimas que caían por mis mejillas y resoplé. Un ruido me hizo mirar al balcón y grité.
-Te dije que abrieras.
-¿Cómo coño has subido hasta ahí?
-Existe algo llamado escaleras, ¿sabes? –Gruñí, levantándome de la cama y apoyándome en la pared, lo más lejos posible de él. Lo miré de arriba abajo. Llevaba una camiseta blanca que se ajustaba a cada uno de sus marcados músculos y unos vaqueros. Estaba jodidamente sexy.
-¿Te puedes ir? Quiero estar sola.

-La verdad es que no. –No sé como lo hizo pero, cuando levanté la vista del suelo, él ya estaba a pocos centímetros de mí, colocando sus brazos a ambos lados de mi cabeza, encerrándome entre su cuerpo y la pared.

No hay comentarios:

Publicar un comentario