Las horas después del
recreo fueron lo más parecido a una sala de tortura, y el tiempo no estaba a mi
favor. Nunca tres horas se habían parecido tanto a tres años. Gracias al cielo,
el profesor de matemáticas no había venido y nos dejaron salir una hora antes.
Recogí mi mesa en un abrir y cerrar de ojos y salí al patio junto a Julie.
No habíamos hablado en todo
el día de lo que había pasado la tarde anterior y sabía perfectamente que ella
se moría por hablar de eso, así que me apoyé en la verja y le sonreí esperando
que iniciara la conversación que había esperado toda la mañana.
-Beca, quizá te parezca
extraño esto pero… ¿te dijo algo de mí tu primo cuando me fui? –Yo la miré
confundida, haciendo como si no supiera de que hablaba. –Ya sabes…
-Déjame que piense, Juls –me
acaricié la barbilla, como si realmente estuviera recordando algo de la tarde
anterior. –No recuerdo nada.
-Bueno, lo suponía.
-Ah, sí, espera. –La sonrisa
se hizo presente en su rostro y sonreí yo también. –Me preguntó si tenías
novio. Pero es un detalle sin importancia.
-¿Sin importancia? Maldita
seas españolita. –Julie me apretó contra la verja y yo me quejé de dolor. A lo
lejos pude ver como Harry y Tom se acercaban sonriendo hasta nuestro lado.
-Las violaciones las hacéis
fuera del colegio. –Harry se cruzó de brazos a pocos metros de nosotras
sonriendo mientras observaba la escena.
-Vamos ricitos, todos
sabemos que te gustaría ser yo en estos momentos. –Julie sonrió mientras se
alejaba de mí y me permitía volver a respirar. Casi en el acto yo le lanzaba
una mirada cortante a Julie que entendió a la perfección. -¿Queríais algo?
-Nada, nada. ¿Nerviosa para
tu fiesta de cumpleaños, Beca? Sólo quedan un par de días.
-Me pone más nerviosa el
examen de mañana. –Resoplé mirando hacia la puerta del colegio. ¿Cuánto quedaba
para que saliera Vicky? Harry me miró esperando otra contestación. -¿Qué
esperas que te diga? ¿Qué me pones nerviosa tú? No, Harry, yo no soy de decir
mentiras. –Julie y Tom rieron mientras Harry se sacudía los rizos y volvía a
posar sus ojos en los míos.
-Lo que tú digas. –Pude ver
perfectamente el reflejo de una sonrisa en la cara de Harry.
-Ricitos, no te pases, que
tienes a Kara suspirando por tus huesos. –Julie agitó uno de los rizos de Harry
y éste le lanzó una mirada asesina.
-Cuidado Julie, no vayas a
tocar los rizos del señorito, que se despeina.
-Sabes que a ti te dejo
tocarlos, Beca. Siempre que estés en mi cama y con menos ropa. –Levanté mi mano
para estrellarla en su cara pero él interceptó mi movimiento y agarró mi muñeca
con delicadeza.
-Gilipollas. –Levanté mi
dedo corazón y él me guiñó un ojo.
-Hasta mañana, Julie, a ti
Beca, te veré en mis sueños.
-Pues mantén la mano
alejada de tu entrepierna después de esos sueños. –Julie y yo estallamos en una
sonora risa cuando acabé la frase y las dos chocamos las palmas de nuestras
manos en señal de victoria.
-No entiendo como hace dos
semanas podías estar saliendo con ese completo imbécil.
-Era joven y alocada. No
sabía lo que hacía. –Subí mis brazos señalando al cielo y suspiré. -¿Porqué me
pusiste a tal idiota en mi camino, señor? –Julie reía divertida ante mi dramatización, aunque
su risa se cortó apenas un segundo después.
-Oh, santo cielo. –Yo seguí
con la mirada su punto de vista y me sorprendí aún más que ella. ¿Qué coño…? –Dime
que ese es un chico nuevo en el colegio, y que viene a nuestra clase y que, oh
madre mía.
-No. No viene a nuestra
clase. Y no, no es nuevo en la escuela. –Julie me miraba esperando una
explicación pero lo único que hice fue avanzar hasta él. Cuando apenas estábamos
a dos metros me detuve delante de él y fijó su mirada en mis ojos. Una sonrisa
salió de su cara.
-¿Qué crees que estás
haciendo aquí?
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