sábado, 30 de marzo de 2013

CAPÍTULO 36


-¡Cumpleaños feliz, cumpleaños feliz, te deseamos todos, cumpleaños feliz! –Los gritos de mi primo me despertaron entre risas y sus saltos encima de la cama hicieron que saliera de ella casi en el acto. -¡Felicidades, fea!
-Gracias. –Me vestí con rapidez y salí al salón. Aún eran las 7 y media, así que decidí quedarme un rato más en casa. Abrí mi móvil, descubriendo de nuevo el mensaje de la noche anterior. Resoplé con fuerza y lo eliminé de la bandeja de entrada. Mi primo se acercó a mí con una bandeja llena de pasteles y un vaso de leche.
-Este es tu primer regalo. –Aplaudí emocionada y le besé la mejilla. –El otro te lo daré esta noche en la fiesta. –Asentí mientras me metía un pastel de chocolate en la boca y mi primo estallaba en risas.
-Ven a las 1 y media al instituto, que hoy tampoco tenemos clase a última. –Él asintió despeinándome y se levantó del sofá al mismo tiempo que yo. Bajamos las escaleras y nos despedimos cuando ya estábamos en la calle.
Empecé a andar con parsimonia hasta la puerta del colegio. Iba bastante pronto, por lo que me quedé en la verja esperando a Julie y a los demás. Un coche rojo paró a pocos metros de mí y de él salió Harry, que andaba con muletas; me acerqué a ayudarlo mientras saludaba fugazmente a su madre, que me miró con una sonrisa. Ya sabía de dónde había sacado los preciosos ojos verdes.
-Felicidades, Rebeca. –Besó mi mejilla y yo sonreí sonrojada. Unos segundos después alguien se echó encima de mí mientras cantaba el cumpleaños feliz a voces.
-Felicidades, Beca. –Chris, Josh y Tom me saludaron a la vez y yo bajé a Julie de mi espalda. Ella rió y me abrazó con fuerza. Entramos en clase unos minutos antes de que el profesor entrara, y centré mí vista por unos instantes en el sitio vacío de Niall.
-Está preparando la fiesta, tranquila. –Miré a Josh y le saqué la lengua mientras él reía divertido.
Nunca un día de clase se había pasado tan deprisa. Salí de clase y me dirigí a las escaleras donde me esperaba mi primo con Vicky. Los miré sorprendida y Will se encogió de hombros mientras saludaba a mis amigos.
-¿Te has salido una hora antes?                              
-Sí, así nos vamos a comer todos juntos. –Asentí y me fui a despedir de todos.
-Hasta las ocho. No lleguéis tarde. –Levanté la mano para despedirme y empezamos a andar hacia el apartamento. Mis abuelos nos esperaban para irnos a comer, así que Vicky y yo dejamos las mochilas y bajamos a la cochera a por el coche de mi abuelo.
Recorrimos un par de kilómetros hasta llegar a un bonito restaurante situado a las afueras de la ciudad; cuando todos estábamos sentados y habíamos pedido ya la comida mi abuela sonrió sacando de su bolso un pequeño estuche y me lo dio.
-Toma pequeña, no es mucho, pero era de tu madre. –Abrí en estuche y vi un pequeño colgante de un delfín bañado en oro. Sonreí, dejando escapar un par de lágrimas.
-Gracias abuela, es precioso. –Volví a guardar el colgante sabiendo que lo estrenaría esta noche en la fiesta.
-Y esto es de mi parte, cariño. –Mi abuelo sacó un par de papeles de su cartera y me los entregó. –Es la inscripción de la autoescuela, empiezas el mes que viene.
-¿En serio? Gracias abuelo. Ya podré conducir tu coche. –Toda la mesa rompió a reír.
-Me toca. –Vicky sacó un pequeño paquete perfectamente envuelto. Yo alargué mi mano para cogerlo. Cuando conseguí desenvolverlo pude ver un precioso marco de fotos con una foto de mi hermana y mía de hacía unos años. Ella tendría un par de años y yo la tenía en brazos. Mientras observábamos una jirafa. Nos echamos esa foto en el zoo de Madrid en una de las excursiones que hacíamos con nuestros padres. Sonreí.
-Va directa a mi mesita de noche. –Ella rió

Volvimos a casa y yo me metí en la ducha para prepararme, quedaban todavía unas horas para la fiesta pero, conociéndome, sabía perfectamente que si no empezaba ya no llegaría a tiempo. Cuando terminé de ducharme, secarme el pelo y pintarme las uñas el reloj marcaba las seis y media. Resoplé. Todavía tenía que elegir la ropa que me pondría, así que recurrí a la experta.
-¿Vicky? –Llamé un par de veces y asomé mi cabeza por un pequeño hueco de la puerta, ella levantó la vista de su portátil y me sonrió.
-La ropa. –Asentí sonrojándome y ella soltó una pequeña carcajada. Entramos en mi habitación y me senté en la cama mientras ella sacaba todos mis conjuntos más arreglados.
Acabamos decidiéndonos por una falda con un estampado de flores y una camiseta blanca de manga corta. Encima llevaría una chaqueta negra. Y de zapatos, unos tacones negros que me compré a principios de septiembre.
Di una vuelta sobre mí misma dejando a mi hermana ver el resultado y ella aplaudió. Me puse un poco de rímel y brillo de labios, colonia. Y el colgante de mi madre. Cogí un bolso negro compañero a los zapatos y en él metí el móvil, las llaves de casa y un poco de dinero. Por último cogí una mochila donde metí un pijama para dormir en casa de Niall.
Las ocho menos cuarto y mi primo acababa de tocar el timbre, así que me despedí de mi hermana, que se fue a casa de mis abuelos, y me fui con Will a casa de Niall.
-Estás preciosa prima. –Me ruboricé agarrando su mano con fuerza.
-Tú también Will. Me sé de alguien que se va a volver loca al verte. –Reímos. –Estoy nerviosa, ¿te lo puedes creer?
-Tranquila, voy a estar aquí. –Suspiré tranquilamente.
-Gracias. –Paramos frente a la puerta de Niall y llamé un par de veces al timbre. Golpeé el suelo con la punta del tacón un par de veces hasta que por fin abrió la puerta y yo abrí la boca sorprendida.

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