
Acabé rindiéndome cuando entramos
en una vieja cafetería escondida en un callejón de la ciudad. Nos sentamos en
una mesa al lado de una pequeña chimenea y revisamos la carta antes de que una
joven camarera se acercara para apuntar lo que pedíamos.
-Yo quiero un batido de
chocolate.
-Yo un cappuccino.
-Una Coca-Cola.
-Yo quiero otra Coca-Cola. –La camarera
nos sonrió y se fue a la barra para coger todo nuestro pedido.
-Bueno Will, ¿cuándo has
descubierto esta cafetería? ¿Cuándo te escapas de la universidad? –Solté una risa
divertida y mi primo me sonrió sarcásticamente.
-Hace unos años, me trajo mi
padre. –Asentí sonriente e inspeccioné el ambiente. Las mesas estaban ocupadas
por estudiantes de nuestra edad o de unos pocos años más que nosotros, algunos
estaban con unos libros sobre la mesa, otros con los portátiles y otros
simplemente, compartiendo un trozo de tarta con los amigos.
-Aquí tenéis chicos, vuestras
bebidas. ¿Queréis algo de comer? –Todas las miradas se posaron en Will que
sonrió a la camarera y pidió un par de pasteles de chocolate. Ella asintió y
volvió a la barra.
Al cabo de unos minutos la camarera
dejó sobre la mesa los pasteles y los cuatro sonreímos al ver la pinta de los
pasteles. Con uno solo habríamos comido los cuatro. Resoplé cuando me había
comido dos cucharadas del mío y le dejé lo que quedaba a Niall que me miraba
divertido mientras se comía el pastel en dos bocados.
Los chicos pagaron cuando
acabamos de comer y Julie y yo nos salimos fuera a esperarles. La temperatura
había subido varios grados desde que habíamos salido a las cinco y las calles
de Londres empezaban a llenarse de niños con bicicletas y skates que
aprovechaban los pocos días que había de sol en la ciudad. Nosotros íbamos
andando hacía ningún sitio en especial, nos paramos en un par de tiendas pero
nada me llamaba realmente la atención. Julie se probó un par de camisetas que
le quedaban realmente bien y los chicos aplaudían el pase de modelos que daba
cada vez que se probaba un conjunto nuevo. Yo reía mientras veía la escena al
otro lado del probador.
Una pequeña vibración en el
bolsillo de mi pantalón me alarmó y salí de la tienda para poder hablar con más
tranquilidad, mientras Will y Niall hacían compañía a Julie mientras esta
pagaba algunas cosas que se había probado.
-¿Diga?
-Hola Beca. –Pude escucharle
sonreír al otro lado de la línea y sonreí.
-¿Cómo estás, Harry?
-Bien, por eso te llamaba. Ya me
voy a casa. Por si ibais a venir a verme al hospital.
-Genial, me alegro de que vuelvas
a casa. Mañana nos vemos entonces ¿no?
-En el colegio no lo sé, en tu fiesta
sí. Tengo un regalito para la españolita. –Reí.
-¿Por qué todos me llamáis
españolita? Tengo un nombre.
-Un nombre precioso.
-Cállate ya y descansa. Esta
noche te mando un mensaje para ver cómo estás.
-Vale mami. –Ambos reímos y
colgué el teléfono guardándolo de nuevo en el bolsillo. Me quedé en la puerta
esperando a que los demás salieran. Un par de minutos después Julie apareció con
un par de bolsas, seguida por los chicos.
-Me ha llamado Harry, dice que ya
está en casa, que mañana irá a la fiesta, pero no sabe si irá al instituto. –Cogí
una de las bolsas de Julie para ayudarla y ella me sonrió agradecida.
-Es un fresco. –Reímos y seguimos
caminando hasta el piso de Julie; estaba sólo a un par de calles de distancia
de mi edificio. Era un bloque moderno, con vistas directas al Támesis. Se
despidió de todos y cerró la puerta del edificio.
Comenzamos a andar, mientras mi
primo y Niall comenzaban a hablar de los próximos partidos de liga, cuando
llegamos a mi edificio, Will se despidió de Niall con un apretón de manos prometiendo
que mañana le daría una paliza en la Play y, acto seguido, subió a mi piso a
hacer compañía a mi hermana.
-Nos vemos mañana, Beca.
-Adiós rubito. –Le abracé con
fuerza y me quedé en las escaleras hasta que perdí totalmente de vista su
figura entre la gente. Subí a mi piso, con la mente fija en el día de mañana.
Dieciocho. Resoplé pensando en lo rápido que pasaba el tiempo.
Me tiré en el sofá buscando un
poco de tranquilidad, mientras cerraba los ojos para descansar un poco. Las
sábanas en las que había dormido Niall la noche anterior seguían extendidas en
él y yo me acurruqué en ellas, impregnándome de su olor.
-¡Beca! –Mi hermana se echó encima
de mí despertándome de golpe. -¡Son las doce!
-¿Y qué haces aún despierta? –Mierda,
¿las doce? Busqué con la mirada el reloj del salón y confirmé lo que había
dicho mi hermana. Había estado durmiendo más de cinco horas. Joder.
-¡Felicitarte! ¡Felices
dieciocho! –Me abrazó con fuerza y yo la abracé con la misma fuerza. –Ahora sí
que eres más mayor que yo. Por mucho.
-Eh, en dos meses cumples tú los
trece y volveré a llevarte cinco años. –Ella rió satisfecha y la volví a
abrazar. –Venga, ahora a la cama. Mañana será un día duro. –Nos levantamos del
sofá y cada una se fue a su respectivo cuarto; pero antes de acostarme, revisé
el móvil ya que acababa de recibir un mensaje.
“Felices dieciocho, princesa. Sabes que aquí siempre tendrás a tu
príncipe.”
Pero, para mi
sorpresa, no fue Niall el que me lo mandó.
Soy una friki de tu novela aaah! jajajaja por cierto como te llamas? chica por favor no hagas que beca se enamore de louis q la novela esta genial ya con harry y niall, y demasiado loca/enamorada/indecisa me tienen los dos como para meter otro jajajaja si eso de novio de la hermana o alguna amiga o el mejor amigo gay jajajajajajajaja y mete al ex de beca q cree polemica y que harry le meta. Un beso guapa. Increible tu novela en serio <3
ResponderEliminarMe alegro de que te guste, ahora en un rato subo caps nuevos :) Me llamo Belén, por cierto :3
EliminarLouis como el mejor amigo gay, me encanta tu idea sí JAJAJAJA Sólo te digo que el ex de Beca tiene un papel muy importante en la novela. JAJAJAJA
Un beso cielo.