miércoles, 27 de marzo de 2013

CAPÍTULO 31.


Niall estaba parado delante de mí intentando retomar el aliento. Me hice a un lado para dejarle pasar y él se sentó en el suelo de la entrada apoyándose en la pared.
-Existen sofás, ¿sabes? -Reí con suavidad, pero el me miró fijamente negando con la cabeza.
-Tengo prisa.
-¿Qué ha pasado?
-Harry. –Ahora fui yo la que clavó mis ojos en los suyos y pude ver un destello de tristeza. –Está en el hospital, llevo mandándote mensajes y llamándote más de 2 horas. –Golpeé mi frente con fuerza, se me había olvidado cargar el móvil.
-¿Qué le ha pasado?
-Esta tarde le ha atropellado un coche. –Me llevé la mano a la boca y sentí una punzada en el estómago.
-Vámonos. –Cogí una sudadera y agradecí no haberme quitado los vaqueros del colegio. Escribí una nota a mi hermana diciéndole lo que había pasado, cogí las llaves de mi casa y salí del apartamento con Niall.
Las calles estaban desiertas, no había nadie por Londres, excepto nosotros, que buscábamos desesperadamente un taxi. Por fin vimos uno al final de mi calle y corrimos a cogerlo. Niall le dio la dirección del hospital y el taxi arrancó casi en el acto. Media hora después ambos entramos por las puertas del hospital.
Sentía las lágrimas a punto de salir y ni si quiera sabía por qué, Niall me abrazó con dulzura mientras subíamos en el ascensor. La planta de Harry estaba desierta; miré mi reloj y marcaba algo más de las 1 y media de la mañana.
-Aquí es. Según me ha dicho Tom, la madre se fue hace un rato, Josh está dentro. –Asentí y llamé un par de veces a la puerta. Abrí y pude ver a Josh sentado en frente de Harry con la mirada centrada en un videojuego, negué divertida y le saludé con la mano. Mi mirada se centró ahora en Harry que estaba completamente dormido, suspiré y me acerqué a él.
-Nosotros esperamos fuera ¿vale Beca? –Sonreí a Josh y a Niall que cerraron la puerta con delicadeza, intentando no hacer mucho ruido. Me senté en la cama con cuidado y suspiré.
-Maldita sea, Harry. Primero me salvas de morir atropellada y dos semanas más tarde te atropellan a ti. ¿Sabes que hay formas menos dolorosas de suicidarse? –Sonreí recordando a Harry diciéndome esas palabras el día que me invitó a comer.
-No me copies las frases, Beca. –Levanté la vista hasta sus ojos y lo vi sonreír. Agarré su mano y empecé a jugar con sus dedos. Él me apretó la mano con fuerza.
–Ahora de verdad, Harry, ¿no hay formas menos dolorosas de morir? –Ambos soltamos una pequeña risa y él miró el techo de la habitación. -¿Estás bien? ¿Cómo ha sido?
-No sé, todo demasiado rápido. Estaba cruzando la calle y lo siguiente que recuerdo es que estaba en la ambulancia. –Resoplé dejando caer un par de lágrimas que Harry atrapó en mi mejilla. –No llores, tonta. Estoy bien.
-Me has asustado. –Las palabras salieron de mi boca en un pequeño susurro.
-Estoy aquí, no te vas a librar de mí tan pronto. –Sonreí y le abracé dejando que él acariciara mi pelo.
-Me voy fuera, ¿vale? Si necesitas algo, avisa. –Me levanté de la cama pero antes de que pudiera recorrer unos pocos metros él me agarró del brazo, haciendo que me diera la vuelta hasta mirarle de nuevo.
-Ver como la chica que quieres se va con otro. –Lo miré extrañada sin saber a qué se refería. –No es una forma menos dolorosa, pero sí que es una buena forma de morir.

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