Me separé lo suficiente
como para mirarle a los ojos y crucé mis manos alrededor de su cuello mientras
él me cogía por la cintura. Él sonreía y yo le correspondí con otra sonrisa.
Podía estar así horas siempre que fuera él a quién estuviera abrazando.
-A dormir, Niall. –Fue un
susurro imperceptible, pero él negó con la cabeza.
-El sofá es muy incómodo.
-Haberte acordado de traer
las llaves. -Él me acercó aún más hasta el punto que nuestras narices se
rozaron. –Vamos, es tarde.
-Idiota.
-Sí, pero te encanto. –Le saqué
la lengua separándome de él y abrí el armario para coger un par de mantas que
darle.
-Más de lo que crees. –Los dos
sonreímos. Niall se acercó a mí, me besó la frente con ternura y, acto seguido,
cogió las mantas y se fue al salón.
Yo me eché en mi cama y
escondí la cabeza entre las sábanas. ¿Qué narices se supone que me pasa? Las
palabras de mi primo volvieron a resonar en mi cabeza. “Nunca es tarde para
enamorarse”. Pero… ¿de verdad estaba enamorada de Niall? Es cierto que teníamos
una conexión, que lo que él me provocaba no lo había sentido en mi vida. Es
verdad que cuando él está cerca me tiemblan las piernas. Resoplé con fuerza y
saqué la cabeza de las sábanas encontrándome con los ojos de Niall. Ahogué un
grito y él rió en voz baja.
-¿Qué quieres ahora,
idiota? –Él se tumbó a mi lado fijando la mirada en el techo. –No, ni de coña.
Fuera. Al sofá.
-Parezco un perro que se ha
portado mal.
-Es que eres un perro que
se ha portado mal. –Él se incorporó poniendo una sonrisa pícara y se tiró encima
de mí, agarrándome las manos por encima de la cabeza.
-No quieras que me porte
mal contigo. –Él besó mi nariz y se levantó de la cama cogiendo una de mis
almohadas. Me incorporé y él volvió al salón con la almohada a la espalda.
Volví a taparme y cerré los ojos intentando dormir un poco.
-¡Despierta! ¡Despierta!
¡Despierta! –La voz irritante de Vicky me sacó de mi profundo sueño.
-¿Qué hora es?
-Las 7 y media. Pero la
pregunta es, ¿qué hace Niall en el sofá desayunando? –Me desperecé y me levanté
de mi cama.
-Ayer no tenía llaves y
tuvo que dormir aquí. No hay más. –Entré en el cuarto de baño para lavarme los
dientes y arreglarme la cara y, cuando salí, Vicky ya me había sacado el
conjunto para clase. Pantalones cortos, medias, botines, y una camisa. La miré
disgustada. –Voy a clase, no a un pase de modelos.
-Póntelo. –Negué con la
cabeza y cambié la camisa por una camiseta ancha que tenía y los botines por
unas converse. –Haya tú.
-Hasta luego, Vicky. –Cogí mis
cosas y salí al salón donde Niall ya me estaba esperando. Sonreí y le seguí
hasta la puerta del piso. Empezamos a andar hacia el instituto sin mediar
palabra. Suspiré un par de veces hasta que vi el pelo negro de Julie en el
sitio de siempre. La saludé con la mano, pero ella estaba demasiado ocupada
mirando como mi mano derecha estaba agarrada a la izquierda de Niall. Yo ni si
quiera me había dado cuenta del detalle, reí en voz baja y Julie empezó a
aplaudir emocionada.
-¡Ya sabía yo que vosotros
dos acababais juntos!
-Julie. –Niall la miró como
diciéndole que se callara y yo los miré a los dos divertida.
-¿Qué sabes tú que yo no
sepa, Julie?
-Nada, no sabe nada. –Los tres
empezamos a reír a carcajadas antes de entrar en clase. Kara estaba sentada en
su sitio habitual, pero Harry no ocupaba el asiento contiguo, por lo que deduje
que aún seguiría en el hospital. Yo me senté al lado de Josh y Julie y Niall
delante de nosotros. Tom llegó un par de minutos después y se sentó en la banca
de detrás de Josh.
-Bien chicos. Que empiece
el examen. –El profesor empezó a repartir los folios de examen y yo sacudía el
bolígrafo, nerviosa. Respiré profundamente antes de empezar a escribir y miré
las preguntas del examen. Me las sabía a la perfección, así que sólo tenía que
plasmarlas en el papel.
El timbre nos avisó de que
el examen había terminado. Entregué los folios al profesor y volví a mi sitio al
mismo tiempo que Kara. Ella sonreía, pero podía ver perfectamente que estaba
preocupada. Yo me senté donde tendría que ir Harry y la abracé.
-Eh, tranquila. Harry está
bien. –Ella me miró sorprendida y me devolvió el abrazo.
-Cuando ayer lo vi, lleno
de tubos. Nunca lo he pasado tan mal. –Está claro que nunca has visto como
muere una persona a la que quieres. Forcé una sonrisa.
-Tranquila, él está bien.
-Beca. Sé que él aún te
quiere… -Su voz se quebró antes de terminar la frase.
-Eh, a ti te quiere mucho
más. Me lo dijo ayer. –Sequé un par de lágrimas que se habían escapado de sus
ojos y ella me sonrió amargamente.
Está bien. Era mentira, él
nunca me había dicho eso, pero supongo que él pensaba así y una mentira piadosa
para alegrar a tu amiga no tiene ninguna importancia, ¿no?
No hay comentarios:
Publicar un comentario