miércoles, 27 de marzo de 2013

CAPÍTULO 32



Sonreí de la forma más forzada que podía y salí de la habitación dejándome caer en una de las sillas que había en el pasillo. Josh se sentó a mi lado y me dio un pequeño vaso de café. Sonreí en señal de agradecimiento y di un sorbo.
-¿Te vas a quedar a dormir? –Niall se agachó hasta ponerse a mi altura y poder mirarme directamente a los ojos. Me encogí de hombros.
-¿Qué han dicho los médicos?
-Qué está bien, por eso se ha ido la familia, él mismo nos ha dicho que no hace falta que estemos aquí. –Asentí y me levanté de la silla dejando el café en una papelera cercana. Cuando salimos a la calle se empezaba a notar aún más el frío de la noche. Metí las manos dentro de los bolsillos de la sudadera mientras Niall iba a pedir un taxi.
-Creo que sería mejor llamar y que nos mandaran uno. –Escuchaba el traqueteo de mis dientes a causa del frío.
-Entra en el hospital, no quiero que mueras de hipotermia, yo voy a llamar un taxi. –Entré en el hospital de nuevo y me quedé tras las puertas observando como Niall se movía de un lado a otro mientras hablaba por teléfono.
Al cabo de unos cinco minutos me avisó con la mano y salí corriendo a la vez que un taxi paraba a pocos metros de la entrada del hospital. Niall dio la dirección de mi casa y nos sentamos en la parte de atrás. Suspiré apoyando la cabeza en su hombro mientras él me agarraba la mano. No estaba pendiente de nada, ni si quiera me di cuenta de que estábamos en mi casa hasta que Niall no se movió para pagar al taxista.
-¿Quieres subir? –Niall sonrió asintiendo y yo abrí la puerta del edificio dejando que él pasara primero, repitiendo la acción con la puerta de mi piso. –Siéntate, ¿quieres algo para entrar en calor?
-Sí, pero para eso tienes que estar tú aquí cerca. –Aguanté la risa y le saqué la lengua mientras me iba a la cocina a por un vaso de leche.
-Imbécil.
-Sí, pero te encanto. –La figura de Niall apareció en el marco de la puerta asustándome.
-No te lo creas tanto, rubito. –Él puso los ojos en blanco y se acercó a donde yo estaba. -¿Quieres?
-No, de verdad. –Sonreí llevando el vaso de leche al salón mientras era escoltada por Niall.
-Me intimidas, ¿sabes? –Él rió con fuerza y yo le di un puñetazo en el hombro. –Cállate, mi hermana está durmiendo.
-Perdón, perdón. –Di un trago del vaso y miré a Niall que había cerrado la boca en una línea recta. –Beca, tenemos que hablar.
-Nunca viene nada bueno después de esa frase. ¿Qué pasa?
-Es que… -de repente una sonrisa fugaz apareció en su rostro. –No tengo llaves de mi casa. Iba a quedarme a dormir en casa de Josh, pero como vine contigo… ¿puedo dormir contigo? –Me tapé la boca para ahogar una sonora carcajada.
-Sí, puedes. –Él sonrió agradecido y yo me levanté para irme a mi habitación. Cuando llegué sentí el aliento de Niall en la nuca. Sonreí. –Puedes dormir en el sofá.
-Eso no tiene gracia. -¿Cuándo habíamos acortado tanto la distancia entre nosotros? Él sonreía y yo podía escuchar perfectamente mi respiración nerviosa.
-Niall. Al sofá.
-Un beso de buenas noches al menos ¿no? –Negué con la cabeza manteniendo la mirada fija en la suya. Pero él colocó una mano en mi cintura acercándome aún más a él. –Buenas noches, princesa. –Y posó sus labios en los míos antes de que pudiera rechazarlo de nuevo. 

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