-¿Qué? –Lo miré a los
preciosos ojos verdes y vi como sonreía. -¿No estás bromeando, no?
-¿Eso es un sí? –Sacudí
mi cabeza separándome de él y suspiré bajando la mirada, centrándola en mis
converse vaqueras. Él puso su mano en mi barbilla, haciendo que levantara la
mirada y volver a retomar el contacto visual. –Eh, tranquila. Es muy
precipitado. Lo sé. –Me abrazó de nuevo con la misma ternura de antes. –Sólo… piénsalo.
–Sus susurros me hicieron sonreír y asentí poco convencida. –Vamos a casa,
anda.
Retomamos el camino,
de nuevo sin mantener conversación alguna. La proposición de Harry me había
dejado completamente helada. ¿Irme con él a vivir? Sería de las mejores cosas
que me pasaran pero había miles de factores en los que tenía que pensar. Mis
abuelos, mi hermana… mi padre. ¿Qué diría mi padre si llega un día a casa y
Vicky le suelta: “Beca está viviendo con su novio”? Resoplé, bueno, realmente
no creo que le importe mucho que viva o no viva en esa casa ya que no pasa en
ella ni un tercio de año.
-Beca, ¿estás bien? –Miré
a mi derecha y respondí a la pregunta de Harry con una sonrisa. Él asintió y abrió
la puerta del edificio, dejándome pasar primero. –No quiero que te sientas
presionada ni nada, de verdad. Si me dices que no, no importa. Lo entendería,
soy un completo desastre. –Me acerqué a
él con una sonrisa y enredé mis dedos en su pelo. Él sonrió haciendo que
salieran a la luz sus hoyuelos, sus perfectos hoyuelos.
-¿Sabes qué pasa?
Que me encanta que seas un desastre. –Él rió en voz baja y besó la punta de mi
nariz.
-Entremos, que Gemma
estará cabreada porque llegamos tarde a cenar. –Puso los ojos en blanco y yo
reí. Gemma. Tampoco había pensado en ella a la hora de mudarme aquí; la verdad
es que en el par de horas que nos conocíamos habíamos encajado a la perfección
y nos llevábamos bastante bien pero… Siempre tiene que haber algún pero que lo
fastidie todo.
El olor a risotto
impregnaba todo el salón y la entrada. Aspiré con fuerza y sonreí. Si sabía tan
bien como olía, la cena estaría riquísima.
“Chicos, he salido. Tenéis la cena en la cocina y la
casa para vosotros solos. Por favor, no rompáis ningún sofá ni ningún colchón,
que son caros.”
Empecé a reírme yo
sola mientras reía la nota de Gemma y Harry se acercó abrazándome por la
cintura y poniendo su cabeza en mi hombro mientras leía él también.
-Que bien me conoce
mi hermana… -Las palabras salieron en un susurro casi inaudible y yo me giré para
mirarlo a los ojos. Sonreía maliciosamente y yo noté como el rubor de mis
mejillas aumentaba.
-Cállate Styles. –Él
rió.
-Siéntate, voy a por
la cena. –Asentí y me senté en un extremo de la mesa mientras esperaba que
Harry trajera los platos con la comida. –Aquí está. Risotto para mí. –Colocó su
plato y volvió a marcharse a la cocina mientras yo me ponía un vaso de agua. –Y
risotto para la señorita Styles. –Me atraganté con el agua y lo miré
sorprendida. ¿Señorita Styles? Él rió con fuerza sentándose en frente de mí. –Tendrías
que verte la cara.
-Imbécil.
-Como tú. –Y dimos
por finalizada la conversación empezando a comer. De vez en cuando nos gastábamos
alguna broma, pero la mayoría del tiempo lo pasamos en silencio, sonriéndonos
como dos idiotas cada vez que se cruzaban nuestras miradas. Nos sentamos en el
sofá cuando terminamos y empezamos a hablar sobre el futuro, ni si quiera sabía
en qué quería trabajar Harry, pero lo mejor es que ni si quiera él sabía que
quería. Estuvimos jugando en el sofá como dos niños pequeños, haciéndonos bromas
y, entre broma y broma, se escapaba algún beso.
-Voy a limpiar esto –señalé
la mesa con la cabeza y puse los ojos en blanco. –Ahora vengo. –Recogí los dos
platos y me fui a la cocina a limpiar; pobre Gemma, después de hacernos la
cena, también tendría que limpiar todo. Negué con la cabeza contestándome a mí
misma y abrí el grifo. Justo al mismo tiempo, sentí como Harry rodeaba mi
cintura con sus manos y empezaba a besarme el cuello, provocando que se me
erizara la piel. –Estate quieto.
-Hmmm… no. –Siguió besándome
mientras yo reía en voz baja. Me giró en medio segundo subiéndome a la encimera
y, entonces, volvió al ataque con los besos, ahora en mis labios. La intensidad
de éstos subía por momentos y, para que negarlo mis ganas de él, aún más. Fue ahí
cuando me di cuenta de cuál era la respuesta a la respuesta que me había hecho
esa tarde.
-Harry.
-¿Hmm...? –Apenas despegó
sus labios de los míos para contestar y yo sonreí.
-Sí. –Abrió los ojos
como platos y una sonrisa se dibujó en su cara.
-¿Sí?
-Sí. –Él rió y me
cogió en brazos, abrazándome con fuerza mientras yo reía aún más fuerte. Me
había dado cuenta de que no podría estar sin esos momentos de juegos, de bromas
y de risas, igual que no podía vivir sin sus besos, ni sus caricias, no podría
vivir con todo eso sólo los fines de semana, los necesitaba cada día. Besó mis
labios con más fuerza que antes y, de un salto, me subí a su cintura, mientras
él me presionaba con fuerza contra su pecho, intentando que los centímetros
fueran milímetros y que los milímetros, no existieran para nosotros.
Oins! ASDFGHJKLÑASDFGHJÑKLASDFGHJÑKLASDFGHJÑKLASDFGHJÑLKASDFGHJÑLAKSDFGHJÑLASDFGHJÑLADFGHJÑKLASDFGHJÑLAKSDFGHJÑLAKSJDFGHJÑLASDFGHLÑAJDKFGHJÑKLASDFFGHJÑLASDFGHJÑLKASDFGHJKLÑASDGJLÑ JOPE QUE BONITOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOO SE VAN A VIVIR JUNTOS!! ASDFGHJLÑ SUBE EL SIGUIENTE PRONTO QUE MUERO DE AMOR
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