Viernes tarde. Por fin
había llegado el viernes.
-¡Harry, sal ya del baño!
-Estoy peinándome.
-Llevas 45 minutos
peinándote, no creo que se te vayan a mover los rizos del sitio. –Volví a
escuchar cómo se echaba laca y resoplé cuando abrió la puerta. –Ya era hora,
señorito. –Entré en el baño y me di los últimos retoques al maquillaje y comencé
a vestirme.
Falda de tubo roja y
camiseta negra de tirantes. Dejé que el pelo cayera en pequeños rizos por toda
mi espalda, retoqué el pintalabios, me coloqué los tacones y salí del cuarto
para encontrarme con Harry en el salón.
-Tan preciosa como siempre.
–Reí tímidamente y le di un beso en la mejilla, dejando en esta la marca rosa
del pintalabios. -¿Lista? –Terminé de coger las últimas cosas para meterlas en
el bolso y asentí.
-Lista. –Nos despedimos de
Gemma y salimos del edificio. Aún quedaba en la calle algún empresario que
salía del bar para acabar bien la jornada y, como era normal en un viernes,
todas las calles estaban animadas por las risas de estudiantes que necesitaban
descansar después de una dura semana.
Julie estaba parada
enfrente de la puerta del pub donde habíamos quedado, mirando impaciente el
reloj. Como siempre, llegábamos tarde. La saludé con la mano y ella me devolvió
el saludo enseñándome su dedo corazón.
-Que amabilidad veo en el
ambiente.
-Joder, llegáis media hora
tarde.
-Lo sé. Es que Harry tarda
mucho en arreglarse los rizos.
-Y tú tardas años en
elegir ropa. –Julie rió por nuestra pequeña pelea y nos invitó a pasar. El pub
estaba hasta arriba, sólo se veían los brazos de la gente moviéndose al compás
de la música o intentando transportar una bebida sin derramarla encima de
alguien. Julie nos guió hasta el final de la barra, donde nos esperaban Will,
Cris, Niall y Josh.
-¿Y los demás?
-Tom y Louis están ligando,
ya sabes cómo son. –Asentí poniendo los ojos en blanco y reí. –A Chris lo
perdimos nada más entrar y Kara no ha podido venir porque está de canguro. –La
voz de Julie resonaba en mi oído por encima de la música y yo asentí
entendiéndolo todo. -¿Qué queréis?
-Yo un Martini con
Coca-Cola.
-Yo otro.
-Yo un mojito.
-Yo otro Martini.
-¿Y tú, Cris?
-Coca-Cola sólo. –Todos la
miramos extrañados y ella sólo se encogió de hombros y sonrió. Julie asintió y
llamó a un camarero dándole todos nuestros pedidos y, casi al instante, todo
estaba servido.
Las chicas empezamos a
bailar mientras los chicos hablaban y nos miraban entre risas, estaba
disfrutando de la noche. Tenía algo de especial, pero no sabría decir que, no
era como las demás, era distinta, pero para bien, era mucho mejor que todas las
noches que había salido de fiesta. Después de la tercera ronda el camarero puso
delante nuestra seis pequeños vasos de chupitos y los llenó hasta arriba.
-Invita la casa, chicos.
–Todos asentimos riendo y nos acercamos a coger uno cada uno.
-A mí no me apetece,
tomaros vosotros el mío. –Julie y yo intercambiamos una pequeña mirada y acto
seguido miramos a Cris que estaba sonriéndole a Niall.
-Van por ti, Cris. –Y,
tras decir esto y brindar, dejamos que el alcohol bajara con fuerza por
nuestras gargantas. Estaba fuerte, muy fuerte, pero estaba buenísimo.
-Cris, ¿podemos hablar un
segundo, las tres solas? –Julie me cogió de un brazo y de otro a Cris y nos
arrastró, sorteando a la gente que bailaba en la pista hasta los baños de las
chicas. En ellos sólo había un par de chicas retocándose el maquillaje y otra
que estaba hablando con su madre por móvil.
Por lo poco que pude
escuchar le estaba diciendo a su madre que estaba en casa de una chica que,
según escuché, se llamaba Zoe y que la música alta era porque uno de los
vecinos estaba haciendo una fiesta en el jardín. Sonreí, recordando como yo
también había engañado a mi madre para poder salir de fiesta hasta tarde. La
chica colgó el teléfono, se miró en el espejo y salió del baño dejándonos a
Cris, Julie y a mí, completamente solas para poder hablar con más tranquilidad.
-¿Y bien? –Julie fue la
primera en romper el hielo, dando un paso al frente, acercándose aún más a
Cris.
-¿Y bien qué? –Cris sonrió
tímidamente. Puse los ojos en blanco y me acerqué a ellas.
-Vamos Cris, ¿qué te pasa?
Estás más desanimada de lo normal, no has probado ni una gota de alcohol y no
paras de mirar a Niall con cara de idiota.
-Bueno Beca, lo de la cara
de idiota lo hace siempre. –Las tres reímos ante la respuesta de Julie, pero
rápidamente volvimos a la compostura. –Bueno, ¿qué te pasa?
-Chicas… es grave.
-¿Cómo que grave? ¿Qué te
pasa, Cris, no nos asustes? –Cris se apoyó en la pared y nos miró fijamente a
las dos, pasando la mirada de una a otra y vuelta a empezar. Se mordió el labio
inferior y bajó la mirada dejándola en el suelo al mismo tiempo que dejaba
escapar un suspiro de su boca.
-Estoy embarazada.
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