jueves, 13 de junio de 2013

CAPÍTULO 85

*Narra Beca*

Me desperté envuelta en los brazos de Harry y volví a cerrar los ojos, intentando volver a dormir, pero fue imposible. Harry se movió en la cama, soltando mi cintura y dándome la espalda, murmuró algo en sueños y un ronquido es escuchó en la habitación haciendo que me riera en voz baja procurando no despertarle. Miré el reloj de la mesita que marcaba las diez de la mañana y cerré los ojos. Necesitaba dormir al menos media hora más para poder ser persona.
-¡Beca! ¡Beca! ¡Beca! –Los gritos de Harry y sus saltos en la cama hicieron que me revolviera entre las sábanas y enterré mi cabeza en ellas, protegiéndome de la luz que entraba por las ventanas. -¡Despierta dormilona! Tenemos que hablar con tus abuelos, y tu hermana.
-Cinco minutitos más, Harry… -Parecía una niña chica que no quería irse a clase un lunes. Harry rió en voz baja y se acercó a mí, destapándome, para empezar a besar toda mi cara. Yo reía, divertida, ante el intento de Harry de despertarme y él, parecía divertirse también.
-Vamos, niña pequeña. ¡Hoy te mudas a mi casa! –Abrí los ojos con lentitud para encontrarme con los suyos a pocos centímetros. Mi mirada se paseó hasta su sonrisa y sonreí yo también.
-¿No tendrías que estar en clase? –Le saqué la lengua y él se recostó en la cama, poniendo las manos en su nuca.
-Mañana iré y, ya de paso vas tú, para que vuelvas a entrar. –Asentí, pensando cómo le diría al director que vuelvo a clase. Resoplé. Seguramente me haría pagar una “tarifa extra” por la readmisión, pero lo veía lógico. Me levanté de la cama y me vestí, miré a Harry que llevaba una camiseta de manga corta blanca y unos vaqueros desgastados y, cómo no, sus converse blancas.
-¿Vamos ahora  a hablar con mis abuelos? –Él asintió y me agarró de la mano, saliendo del edificio con rapidez. -¿A qué viene tanta prisa, ricitos?
-No quiero que te arrepientas y cambies de opinión. –Me detuve en seco, haciendo que él también parara mirándome y le dediqué una sonrisa.
-No voy a cambiar de opinión. Tranquilízate.  –Él asintió y yo besé su mejilla con rapidez, volviendo a retomar el paso hasta casa de mis abuelos.
Un par de llamadas al portero automático y el ruido sordo nos indicó que podíamos entrar, subimos las escaleras con demasiada lentitud y, cuando llegamos al piso, llamé un par de veces al timbre central. La dulce voz de mi abuela envolvió el rellano y yo sonreí abrazándola con fuerza. Harry hizo lo mismo antes de entrar al salón y estrecharle la mano a mi abuelo para, acto seguido hacerle compañía en el sillón. Yo me quedé en la cocina con mi abuela, preparando café, tostadas y churros para todos.
-Abuela, tengo que hablar contigo. –Levantó la vista de su cafetera y me sonrió dedicándome una sonrisa maternal. –Verás, Harry me ha dicho que me vaya con él y, bueno, yo ya tengo 18 años, entonces, libremente he decidido que sí. Sólo quería decírtelo, porque a partir de ahora tendrás que cuidar a Vicky.
-¡Claro que sí, cariño! –Mi abuela miró al salón desde la puerta de la cocina y asintió para sí misma. –Harry me parece un chico perfecto para ti, te cuida, es atento. Se ve que te quiere pequeña. No te preocupes por Vicky, la cuidaremos. –Yo sonreí y aplaudí emocionada como si fuera una niña chica provocando así la risa de mi abuela. El timbre nos desvió de la conversación y mi abuela fue a abrir. Escuché su risa en la entrada y corrí para abrazarlo.
-¡Will! Joder, desde que estás con Julie no te veo el pelo. –Él rió pasando una mano por su nuca y volvió a abrazarme.
-Te he echado de menos, enana. –Yo lo apreté con fuerza, dejando un beso en su mejilla. – ¡Hola Harry! –Ambos chocaron sus manos y empezaron a hablar con mi abuelo de algún tema que sólo les interesaba a ellos.
Mi abuela y yo terminamos de hacer el desayuno y dejamos todo en la mesa del comedor. Harry y Will se puede decir que prácticamente se abalanzaron sobre la comida bajo la mirada divertida de mis abuelos y mía. Parecía dos idiotas peleándose por la misma tostada, cuando había veinte iguales en el plato. Al final, acabaron por tomarse la mitad cada uno. Lo que yo diga, niños pequeños.
Will, Harry y yo salimos de la casa después de haber pasado allí toda la mañana y parte del mediodía, y comenzamos a andar hasta un parque cercano al colegio. Will quería recoger a Julie y, ya que estábamos allí, saludaría a los chicos, que  no los había visto desde hacía un par de días en el hospital, y a mi hermana, además, así aprovecharía y le daría la noticia.
-Will, ¿cómo te va con Julie? –Se encogió de hombros, mi primo nunca había sido chico de expresar sus sentimientos, pero por el brillo de sus ojos sabía que todo iba como debía ir. Nunca había visto a dos personas que fueran tan perfectas el uno para el otro.
-Sólo sé una cosa. –Harry y yo lo miramos interesado y él sonrió. –Que la quiero. –Sonreí, fingiendo limpiarme una lágrima de emoción y ambos rompieron en risas. –Anda vamos, estos estarán al salir. –Asentimos y andamos hasta la puerta del colegio. Efectivamente, los primeros en salir fueron los de cursos más bajos que el mío, así que supuse que a la primera que vería sería a mi hermana. Y ahí estaba.
-¡Vicky! –La saludé con la mano y ella se acercó a mí sonriente. –Te tengo que dar una noticia…
-¡No quiero sobrinos tan pronto! –La ocurrencia de mi hermana sólo provocó la tos nerviosa de Harry y una fuerte carcajada por parte de Will.
-Eres imbécil. –Negué con la cabeza y suspiré. –Me voy a mudar. Voy a vivir con Harry. –La mirada de mi hermana vagó de mí a Harry y de Harry a mí de vuelta antes de romper en una sonora risa y empezar a aplaudir.

-¡Eso es genial! ¡Me alegro! –Me abrazó con fuerza y yo reí ante su reacción.

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