Escuché parte de la conversación,
algo de un plan que habían conseguido realizar y por eso iba la cena de hoy.
Resoplé. ¿Y por qué no cenan mis padres a solas con los Malik y a mí me dejan
en casa? Abrí el armario a las seis y media de la tarde para escoger algo de
ropa para estar decente en la cena. Acabé por decidirme por unos pantalones
altos negros y una camiseta de tirantes blanca, unas cuñas negras y lista.
Alisé mi pelo con los dedos y me retoqué el maquillaje.
Cuando salí del baño lista para la
cena, el timbre de la casa sonó y corrí a abrir mientras mis padres daban los
últimos retoques a la mesa. Tosí un par de veces y fingí una sonrisa antes de
abrir la puerta y encontrarme con la sonrisa de Franklin que me estrechó con
fuerza entre sus brazos. Clare plantó dos sonoros besos en mis mejillas y Zayn
ni si quiera me miró. Me alegré, así no tendría que aguantarle en toda la cena,
aunque realmente a una parte de mí le había dolido el gesto. Escruté de lejos
el vestuario de Zayn, unos pantalones negros, camisa azul y una americana también negra, se
apoyó en la pared y echó su cabeza hacia atrás, un segundo después clavó sus
ojos marrones en los míos y yo aparté con prisas la mirada de su cuerpo. Estaba
guapísimo, como siempre. Suspiré y vi como mis padres entraban al recibidor con
una sonrisa en sus caras. Mis padres abrazaron a sus amigos y a su hijo y, ya
en el salón, ocupé mi sitio en la mesa, frente a mí Franklin ocupó asiento,
rodeado por Clare y Zayn. La cena estuvo animada por diversas bromas por parte
de Franklin y mi padre, que a mí no me hacían ninguna gracia, mientras que mi
madre reía como una tonta a mi lado, al igual que lo hacía Clare al lado de su
marido.
Terminamos la cena y, mi madre y
Clare, se fueron a la cocina para hablar temas de mujeres que serían ropa y
perfumes caros, típicos temas que no me interesaban. Yo me quedé en el salón,
pensando que Franklin, Zayn y mi padre se marcharían al estudio a hablar; sin
embargo, mi padre encendió un puro al igual que Franklin y se sentaron ambos en
cada sillón. Zayn se quedó de pie en el marco de la puerta, evitando por todos
los medios sentarse a mi lado.
-Bien Jenn, -desvié la mirada
hasta Franklin que sonreía de una forma terroríficamente aterradora. -¿Continuarás
el negocio familiar? -¿El negocio familiar? ¿A cuál de los dos se refería, a la
mafia o al marketing y publicidad? Tragué saliva, intentando que no se notara
mi nerviosismo y sonreí.
-Claro, siempre me ha apasionado
ese mundo. –Sonreí, sabiendo perfectamente de lo que hablaban. –Creo que me
adaptaría bien a eso. -Los dos hombres me miraron de arriba abajo y rieron mientras
Zayn miraba fijamente a su padre desde la puerta.
-No es su mundo, papá. No la metas
en esa mierda.
-Malik, quizá yo quiera meterme en
ese mundo. –Él me miró cabreado y yo le dediqué una mirada de asco. ¿Quién
cojones se creía para meterse en mi vida? Negó con la cabeza para después
volver a mirar a su padre.
-El mundo del marketing es muy
interesante, Zayn. – Todos los presentes en la habitación sabíamos
perfectamente que no hablábamos del marketing y, por el semblante serio de
Zayn, sabía que esa conversación era importante.
-Pues ella no se va a meter en
marketing, créeme. –Dio finalizada la conversación cuando cogió su cazadora y
salió al jardín de mi casa. Yo sonreí en forma de disculpa y, tras coger una
rebeca de mi cuarto, salí al jardín y le hice compañía en el balancín en el que
estaba sentado.
El humo de su cigarro subía hasta
el cielo donde se perdía entre las nubes, yo me recosté en el pequeño hueco y
lo miré de reojo. No manteníamos ninguna conversación, pero sabía perfectamente
que estaba así por lo que había pasado horas antes en clase.
-Zayn.
-Jenn. –Se giró para mirarme a los
ojos y me encogí de hombros.
-¿Qué te pasa?
-¿Cuándo pensabas decirme que
tienes novio?
-Cuando lo tenga. –Reí en voz
baja.
-¿Harry entonces que es?
-Un imbécil con demasiada
confianza. –Ahora fue él el que rió y provocó mi sonrisa. De nuevo se puso
serio y se acercó a mí para susurrar.
-Lo de ahí dentro…
-¿El negocio familiar?
-Por mucho que diga mi padre, tú
nunca entrarás en este mundo. Es mi mundo, no el tuyo. –Me recosté en el
balancín para recapacitar sus palabras.
-No es mi mundo. –Repetí sus
palabras con lentitud mientras miraba fijamente el fondo de mi piscina, él me
apartó un mechón de la cara, para besar mi frente y acercarme a él. Suspiré
separándome de é, librándome de su agarre y me levanté del balancín, avanzando
con paso lento de nuevo al salón.
No es mi mundo, tenía razón. Él y
yo pertenecemos a mundos tan distintos, nunca coincidiríamos en nada. Él venía
de una familia de mafiosos y, bueno, yo hasta hace una semana era la niñita de
un importante publicista londinense. Él se había criado en las calles, entre
corrupción, violencia y demás cosas típicas de la mafia, y yo, mientras, yendo
a los mejores colegios, haciendo clases
extraescolares de piano e hípica; ambos habíamos tenido todo lo que queríamos
pero, mientras él lo conseguía por la fuerza a mí me bastaba con hablar con mi
padre y darle un par de besos. Era una niña pija, por así decirlo.
Me detuve en la puerta del salón
apenas un instante para mirar de reojo al balancín y entré en la casa bajo la
atenta mirada de Zayn. En el sofá estaban mis padres y los suyos, que hablaban
animadamente de algún tema que acababa de salir en la televisión y que,
claramente, no me interesaba.
-Me voy a mi cuarto a dormir, no
me encuentro muy bien, buenas noches.
-Eh pequeñuela. –Clare se levantó
del sillón y se acercó a mí. -¿Estás bien? Tienes los ojos llorosos. –Desvié la
mirada apenas un instante al marco de la puerta del jardín dónde estaba Zayn,
dándole la última calada al cigarro mirándome fijamente a los ojos, y negué con
la cabeza.
-Estoy bien, de verdad. Sólo me
encuentro mal. –Sonreí cortésmente y avancé por el pasillo para encerrarme en
mi habitación. Ni si quiera sabía porque me había afectado tanto que él dijera
eso, resoplé, quitándome la ropa y lanzando mis cuñas a la otra punta de la
habitación. Escuché como se estrellaban sobre el cristal del armario y resoplé.
Seguro que me lo había cargado. Me puse el pijama y me metí en la cama tapando
mi cabeza con las sábanas. Escuché como alguien tocaba mi puerta y me destapé
para ver como mi madre entraba en mi cuarto con una sonrisa.
-¿Te encuentras mejor?
-No, creo que he comido demasiado y
me duele el estómago.
-¿Podrás ir a clase mañana?
-No lo sé, según como me encuentre
por la mañana. –Ella asintió, besó mi frente y volvió a dejarme sola en el
cuarto. Cogí mi móvil y abrí los WhatsApps que tenía. Un par de Zoe, otro de
Espe, y otro de Harry.
“Nena, hemos visto a Zayn y sus
padres entrar en tu casa, ¿están conociéndose las familias formalmente?”
“¡Cuéntame!”
A Espe le había salido su vena
cotilla. Respondí con un simple “amigos de la familia ya os contaré”. Y dejé su
conversación aparte.
“¿Podemos… hablar?”
Zoe parecía preocupada, así que le
dije que si era urgente o podíamos hablar mañana en clase, respondió con un
simple ‘mañana’ y no hablamos más.
“Entonces, lo de esta mañana
significa que, ¿eres mi novia?” El mensaje de Harry me dejó en shock. Después
de haberme pasado tres años enamorada de él, ahora no sabía qué hacer.
“No. Significa que tienes un morro
impresionante, Harry. Ya hablaremos”
Dejé el móvil en la mesita de noche
y cerré los ojos cuando escuché como la puerta de mi cuarto volvía a abrirse.
PERO NO LA DEJES AHIIIIIIIIIII
ResponderEliminarMe esta encantando la novela.Enserio,y lo de.la.mafia?!?! Lo nunca visto jajajaja mañana no podrias subir?Comoexcepccion?Pls.Estamos.en verano jajajaja :)Sube,gran escritora
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