Los chicos
se lo tomaron igual de bien que mi hermana. Sorprendentemente bien. Julie se
pasó como cuarenta minutos diciéndome que se alegraba por mí y Kara por poco me
arranca un brazo de tanto saltar de emoción. Ni que me fuera a casar o algo.
Ahora tocaba decírselo a Gemma. Acompañé a Vicky hasta mi casa y recogí toda la
ropa que había en mi armario. Llené un par de maletas y otro par de bolsas. Y
aún quedaban cosas mías en mi habitación, pero iría otro día a por ellas.
Llegamos al
piso y recogimos la habitación, aunque después de haberla recogido. Harry
empezó a hacer la comida mientras yo recogía un poco mi ropa y la iba colocando
en el armario. Me acerqué a la cocina y vi como Harry aliñaba una ensalada. Lo
abracé por detrás y besé su espalda.
-¿Así que,
el niño me ha salido chef?
-El mejor
de todo Londres.
-Mejor,
porque yo soy la mejor de toda Inglaterra. –Él soltó una carcajada. –No te rías,
algún día te lo demostraré.
-Ahora que
vives conmigo, me lo puedes demostrar cuando quieras. –Asentí con la cabeza,
haciendo que mi nariz chocara con su espalda.
-¿Cuándo se
lo dirás a tu hermana? No quiero ser una molestia y, a lo mejor ella no quiere.
-Se lo diré
cuando venga. Y no eres una molestia, deja de decir tonterías y vete al salón.
–Se dio la vuelta y me sonrió. –La comida está lista.
Recogimos
la mesa después de haber comido y empezamos a ver lo que ponían. Series,
programas, noticias. En resumen, nada interesante. La puerta crujió y Harry se
tensó al escuchar los tacones de Gemma avanzar por el pasillo. Tenía miedo de
decírselo a su hermana. Acaricié la palma de su mano y le dediqué una sonrisa.
-Tranquilo,
¿vale? –Él asintió y sonrió cuando su hermana se apoyó en la pared
saludándonos. - ¡Hola Gemma! ¿Qué tal el día?
-Duro.
Bastante duro. Vendría bien un abrazo. –Hizo un pequeño puchero y me levanté a
abrazarla entre risas. -¿Y vosotros qué?
-Normal,
hemos a desayunar con mis abuelos y mañana iremos a que vuelvan a aceptarme en
clase. –Ella asintió escuchándome, mientras se quitaba los tacones y sonreía. –Gemma,
creo que Harry quiere decirte algo. –Harry me miró con cara de asesino y yo me
encogí de hombros, dedicándole una tímida sonrisa imperceptible para todos,
excepto para él. Harry se levantó y se acercó a su hermana que lo miraba
intrigada.
-Verás… Tú
sabes que Beca y yo estamos, ya sabes, juntos, como pareja formal, ¿no? –Gemma
asintió y yo puse los ojos en blanco. Esto iba para largo. ¿Pareja formal? Reí
interiormente, Harry que es sólo decirle que me mudo a tu piso. –Vale. Y
también sabes que la quiero, más que a cualquier otra de las chicas que he
conocido, ¿no? –De nuevo un asentimiento de Gemma y suspiré. Decidí intervenir
en la conversación, porque veía que si no, no acabaría nunca.
-Gemma, lo
que Harry quiere decir es que si no te importa que me venga con vosotros a
vivir. –Él respiró aliviado y yo sonreí esperando una respuesta por parte de la
chica.
-¡Claro que
no! Para mí eres como una hermana más, sólo que contigo me llevo bien. –Ambas
reímos y Harry le sonrió a su hermana. –Voy a cambiarme.
-¿Ves como
no era tan difícil? –Él besó mis labios y yo sonreí poniendo los ojos en blanco
y volviendo al sofá a sentarme.
-Cuando nos
casemos, serás tú quien se lo diga a mi familia. –Reí con fuerza, tumbándome en
el sofá y Harry acompañó mi risa desde la cocina.
-¿Ya estás
pensando en matrimonio, Styles? –Él asintió entrando de nuevo al salón y se
sentó en el lugar que segundos antes habían ocupado mis piernas.
-Por
supuesto, y en hijos, y en nietos. Y hasta tengo pensado el asilo en el que
envejeceremos juntos. –Negué con la cabeza divertida y estiré mis piernas sobre
su regazo. Él comenzó a hacerme cosquillas mientras el sueño invadía mi cuerpo.
La idea de casarme con Harry invadió mi cuerpo. Tener hijos con él y nietos…
Sabía que una sonrisa estaba ocupando mi cara en ese instante. Un par de
minutos más tarde, me había quedado completamente dormida.
No hay comentarios:
Publicar un comentario